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Sunday, December 23, 2007

ARTICULOS

8 de septiembre, 2000
Pescado fresco en Cuba: un alimento fantasma

POR: Héctor Maseda, Grupo Decoro
Los cubanos no comemos pescado fresco hace más de dos años. Las pescaderías que distribuyen ese nutritivo alimento, a precios y cantidades normados, sólo reciben cuotas reducidas de ese producto congelado con destino a las personas que padecen ciertas enfermedades, acreditadas por medio del certificado médico correspondiente y la dieta autorizada por el director general del hospital donde se atiende.
En medio de esta realidad socio-alimentaria sorprende el anuncio hecho por el Ministerio de la Industria Pesquera de Cuba (MIP) de acometer "un programa industrial para el procesamiento del pescado de agua dulce y de mar, encaminado a reportar beneficios multilaterales para la población y la economía".

Tal parece que estamos en presencia de una broma. Por cierto, de muy mal talante. ¿De qué pescado hablan? ¿No será que están pensando en el jurel chileno enlatado que recibimos los cubanos de a pie, en calidad del per cápita mensual, y que pretenden sacarlo de sus latas y reelaborarlo en forma de hamburguesas, medallones, croquetas y picadillo mezclado con soya?

Durante cuatro décadas se ha mantenido en el país la distribución de este manjar, de manera regulada y en cantidades insuficientes. En muy pocas ocasiones y por espacios muy breves han podido ofrecerlo en venta no racionada.

Lo cierto es que funcionarios de ese organismo afirman que aumentan la flota y perfeccionan continuamente las técnicas de pesca, especializan e incrementan los recursos humanos y materiales de que disponen, extienden las zonas de captura y la duración de las campañas.

Pero continúa la escasez de pescado y no pueden eliminar su distribución por la libreta de productos alimenticios.

También anuncian que mejorarán el surtido en las pescaderías especializadas. Es posible que en esos establecimientos se puedan adquirir algunas especies de escama, pero a precios astronómicos y fuera del alcance de la inmensa mayoría de la población.

Quizás estén esperanzados en repetir el milagro llevado a cabo por Jesucristo hace dos milenios, en Tiberias, a orillas del Mar de Galilea, donde multiplicó panes y peces y logró alimentar una multitud de cinco mil personas en una ocasión, con tan sólo unos panes y algunos peces, según se lee en el Nuevo Testamento. Todo es posible aunque no todos tengamos las facultades del Mesías. La Fe no debe perderse nunca.

Mientras tanto, el cubano medio tendrá que conformarse con lo poco que le asigna el Estado para su magra alimentación. De lo que sí no debe caberle dudas a nadie es que el pescado fresco se ha convertido en un producto alimenticio en franca desaparición de los medios familiares en la Mayor de las Antillas.

Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.

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