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Sunday, August 09, 2009

Comentario de lector:

Margarita at 4:14 PM

1 comments:
onesimo said...
is pretty and beutifulcasi no entiendo el inglespero es hermosa su vida gracias a jehova nuesttro creador,tiene todo que mas puede pedir
9:09 AM

Preguntas que es recomendable hacer al médico:

Si nos van a realizar una operación o administrar un tratamiento que pudiera incluir un producto sanguíneo, debemos asegurarnos de tener debidamente cumplimentada la documentación legal necesaria para no recibir transfusiones( por ejemplo, el poder en el que designamos un representante). También conviene plantear las siguientes preguntas al doctor:

-Sabe todo el equipo médico implicado que soy testigo de Jehová y que no permito bajo ningún concepto que se me administren transfusiones de sangre( sangre completa, glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas ni plasma)?.

-Contiene el producto que me está recomendando alguna fracción sanguínea?. Si es así, cuál es exactamente su composición?. En qué cantidad se administraría, y de qué modo?.

Si mi conciencia me permite aceptar esta fracción sanguúnea, qué riesgos médicos correré?. Qué otras opciones tengo?.

Antes de tomar cualquier decisión, expongamos nuestras inquietudes a Jehová, quien promete dar la sabiduría necesaria a todo el que "siga pidiendo con fe". ( Santiago 1:5,6).

( Puede también consultar el video y otras publicaciones sobre la santidad de la sangre y de la vida de la Watch Tower.).

Procedimientos médicos:

Dos técnicas quirúrgicas habituales son la hemodilución y la recuperación de sangre. La hemodilución consiste en desviar parte de la sangre, sustituirla por un expansor del plasma y luego reintroducirla en el cuerpo. Y la recuperación de sangre es el proceso por el que, durante una operación, se recoge de las heridas y cavidades la sangre que pierde el paciente, se lava o se filtra y luego se le reinfunde. Dado que la aplicación de estas técnicas puede variar de un doctor a otro, el cristiano debe preguntar a su médico qué pretende hacer en su caso.
A la hora de tomar decisiones sobre procedimientos como los anteriores, debemos preguntarnos: " Si desviaran parte de mi sangre fuera del cuerpo e incluso se interrumpiera su flujo durante un tiempo, me permitiría mi conciencia educada por la Biblia seguir considerando que esta sangre es parte de mí, y que por lo tanto, no es necesario derramarla sobre el suelo"?( Deut. 12:23-24). Se quedaría tranquila mi conciencia si durante un procedimiento médico extrajeran parte de mi sangre, la modificaran y la devolvieran a mi cuerpo?".Comprendo que si rechazo todas las técnicas médicas que impliquen el uso de mi propia sangre me estoy negando a aceptar procedimientos como los análisis de sangre, la hemodiálisis y el empleo de la bomba de circulación extracorpórea?.
El cristiano debe decidir por sí mismo cómo permitirá que se maneje su sangre durante un procedimiento quirúrgico. Y lo mismo ocurre con las pruebas y terapias que impliquen extraer y reinyectar una pequeña cantidad de sangre, tal vez después de haberla modificado.

( Tomado de Manténganse en el Amor de Dios, editado por Watch Tower Bible...., págs 215-218).

Los cuatro jinetes del Apocalipsis:

Domingo 9 de agosto
¡Ay de la tierra[!] (Rev. 12:12.)
En el libro de Revelación se representa a Jesús montado en un caballo blanco y recibiendo una corona (Rev. 6:1-8). Se dice de él que sale “venciendo y para completar su victoria”. A continuación, el relato muestra que le siguen varios jinetes en caballos de distintos colores. Proféticamente, tales jinetes representan la guerra, la escasez de alimentos y las epidemias. De hecho, estamos viendo el cumplimiento de esta profecía ahora, en nuestro propio tiempo. El capítulo 12 de Revelación da más detalles respecto a la instauración del Reino de Dios en los cielos. Por ejemplo, nos habla de una batalla que se pelea en la región invisible. Satanás y sus fuerzas demoníacas son arrojados a la Tierra. El relato nos dice que, en ese momento, el Diablo siente gran cólera, “sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo” (Rev. 12:7-12). Está claro, pues, que tras la instauración del Reino de Cristo en los cielos habría un período marcado por calamidades cada vez mayores para la Tierra y sus habitantes.

La gran muchedumbre u otras ovejas:

Sábado 8 de agosto
¡Miren!, una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas (Rev. 7:9).
Para los años treinta era evidente que ya se había empezado a recoger a las “otras ovejas” (Juan 10:16). Primero fueron miles, luego centenares de miles, y ahora incluso se cuentan por millones las personas que se han puesto de parte de la adoración pura. Actualmente hay más de 6.700.000. Al liberar a su pueblo de Babilonia la Grande, Jehová abrió la puerta para el espectacular crecimiento que hoy vemos por todo el mundo. Todavía queda pendiente otro acto de liberación, uno cuyos efectos se verán en toda la faz de la Tierra. Con una imponente manifestación de poder, Jehová eliminará a todos sus adversarios, liberando así a su pueblo para que entre en un nuevo mundo de justicia. Imagínese la alegría de ver el fin de la maldad y los comienzos de la era más gloriosa de toda la historia. ¡Será algo maravilloso! (Rev. 21:1-4.)