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Friday, November 12, 2010

Gracias a Senda y a todos los amigos. Que Jehová los bendiga a todos:


Silvio Rodríguez y Angola: ( Tomado de La Pupila Insomne):

Silvio Rodríguez: “La oportunidad de irme a Angola”


Silvio Rodríguez en Angola (Detalle de video)
Silvio Rodríguez en Angola (Detalle de video)
Este 11 de noviembre se cumplieron 35 años de la independencia de Angola, alcanzada y defendida con la contribución de cientos de miles de combatientes internacionalistas cubanos.
Es una buena ocasión para publicar esta carta en que uno de ellos argumenta sus razones para hacerlo.
La Habana, 15 de diciembre de 1975
Cro. Alfredo Guevara:
Presidente del ICAIC
Primero un saludo y, sin rodeos, al grano: quiero que me des la oportunidad de irme a Angola. La argumentación creo que es obvia, la que podrá ofrecer cualquier revolucionario. Por otra parte, en mí, una gente que se formó en los años de la epopeya de Che y que más tarde, buena parte de su trabajo lo ha inspirado el internacionalismo, se hace necesidad casi angustiosa esta experiencia.
Me gustaría ir como combatiente, pero supongo que tú no puedes decidir semejante cosa. Así que sólo te pido que hagas lo posible por incluirme en la lista de los cineastas que por el ICAIC puedan ir. Creo que en este sentido puedo ser útil en la elaboración de textos y, por supuesto, en música y canciones.
Te informo que haré todo lo posible por esta decisión. El camino está meditado y escogido con serenidad y sin romanticismo.
Con un abrazo fraterno,
(Silvio Rodríguez)

Tomado del libro Y si fuera una huella, de  Alfredo Guevara
Artículos relacionados en La pupila insomne:


Ensayo de Adela Soto sobre la Literatura Hispanoamericana:

                                                                                   MIAMI-FLORIDA 2010




TEMAS A TRATAR

1.-INTRODUCCION
2 DEFINICION DE LITERATURA HISPANOAMERICANA
3.- EVOLUCION DEL IDIOMA
4.-LA DOBLE HERENCIA INDIGENA ESPAÑOLA
5.-LOS ESTUDIOS LITERARIOS COLONIALES.
6-. LA NARRATIVA
7.- FUNCIÓN E IMPORTANCIA DE LA LITERATURA HISPANOAMERICANA POR PAISES.
8.-CONCLUSIONES
9.-BIBLIOGRAFIA
10.-AGRADECIMIENTOS

                                           
INTRODUCCION

Comenzaremos con explicar que en la Literatura Hispanoamericana tratamos con el habla de los países americanos, donde sus residentes practican el idioma español. Tenemos dos países excepcionales: el Paraguay donde junto con el español se reconoce un idioma verdaderamente americano, el guaraní, como lengua oficial.
El otro caso es los Estados Unidos de América. A pesar de ser el inglés la lengua oficial, residen en él más hablantes de la lengua española que en la mayoría de las otras naciones y también es donde muchos de los más notables escritores de América Hispana en algún momento de su vida han radicado.
La literatura Hispanoamericana tiene sus comienzos con la llegada de las tres carabelas de Colón. Cierto que en el Nuevo Mundo existían civilizaciones con culturas propias bien definidas. Desafortunadamente la mayoría de éstas fueron erradicadas. Aunque algunas han logrado sobrevivir. Y todas, de una forma u otra, han influenciado las literaturas de nuestra América Hispana.
Por lo que La literatura hispanoamericana es la literatura de los pueblos de habla hispana de NorteaméricaSudamérica,Centroamérica y el Caribe, escrita en lengua española, sobre todo la publicada desde los años posteriores a la segunda mitad del siglo XIX hasta la actualidad.
 Surge con la llegada de calla camello a finales del siglo XIX, del modernismo de José MartíRubén DaríoJosé Asunción Silva, apartándose de un canon literario específicamente europeo, y encuentra ya sus señas de identidad en el periodo colonial y en elRomanticismo, cuando a principios del siglo XIX se liberaron las distintas repúblicas hispanoamericanas, proceso que termina finalmente en 1898 con la pérdida por parte de España de sus colonias insulares de Cuba y Puerto Rico en América, y Filipinasen el Asia.
Es habitual considerar que el momento de mayor auge de la literatura hispanoamericana surge con el denominado boom a partir de 1940 y que se corresponde con la denominada literatura del realismo mágico, o real-maravillosa.
 Al respecto José Donoso ofrece una clara explicación del fenómeno en su obra autobiográfica Historia personal del Boom.
Para ser mucho más amplia en mi introducción puedo decir que el individuo tiene 2 formas que se complementan para conocer los hechos relevantes del pasado: historia y literatura
La literatura enriquece el conocimiento de una etapa de la historia con el pensamiento y el sentir de los hombres y mujeres.
Por lo que la literatura hispanoamericana ha adquirido su plena autonomía tras alcanzar la independencia y ha dado origen a obras de una incomparable originalidad y de una indiscutible calidad en el marco de la literatura universal.
Importadora inicialmente de cultura (renacimiento, barroco), no tardará Hispanoamérica en convertirse en exportadora de aquélla.
Como ya les comenté la primera manifestación de este fenómeno es el modernismo, sin confines aún señalados, y la última lo sería el denominado fenómeno "boom" de la narrativa hispanoamericana, producido a partir de los años sesenta
En el primer punto, se explica como su nombre lo indica el limite que tiene el idioma español, es decir  en países se habla, por lo que se verán los principales países en su mayoría sudamericanos, y también como en cada país se habla de diferente forma, ya que cada región va adoptando sus diferentes palabras y sus inigualables significados para cada expresión.
En la evolución del idioma, trato de la historia de nuestro idioma español, además incluyo un cuadro que me pareció importante y es donde nuestro idioma ha tenido tres grandes etapas, una antes de la llegada de los españoles, la literatura prehispánica y la literatura hispánica. También expongo las definiciones de lenguaje ya que este es la parte principal de la evolución del idioma .
En Función e importancia de la literatura hispanoamericana, describo el gran impacto que ha tenido nuestra literatura en todo el mundo, relatando sus comienzos y logros dentro de los diferentes países de habla hispana.
Hago énfasis en la narrativa y su desarrollo dentro de los diferentes países y el auge en estos momentos que ha tomado en el mundo en general, para un mejor conocimiento de este género apreciado por todos.
DEFINICION DE LITERATURA HISPANOAMERICANA
Quienes tenemos algún conocimiento sobre literatura, sabemos que cualquier reflexión sobre la literatura hispanoamericana establece de inmediato una doble característica aparentemente contradictoria: la unidad y la diversidad; la unidad de las letras hispanoamericanas viene dictada por la comunidad del idioma, por el hecho radical de compartir el español como lengua común.
En cuanto a la diversidad, puede decirse que es una de las consecuencias históricas de la formación de las nacionalidades en América. De ahí que en el contexto latinoamericano la clasificación literaria por grupos nacionales pierda de vista las afinidades entre movimientos, la confluencia de estilos, la idéntica preocupación por una temática, la unidad, en suma, de un hecho literario que se expresa en una misma lengua con una portentosa gama de peculiaridades regionales
La exposición, sin embargo, obliga a mantener un orden, pero éste, por su mismo carácter convencional, no implica, al menos en este caso, jerarquización alguna.
Cabe anotar que la denominación de literatura hispanoamericana se concentra en la literatura producida en lengua española, a diferencia de la iberoamericana que, además de incluir la producción europea, reconoce el aporte peninsular (portugués y español) en la conformación de estas literaturas.
Común entre estas literaturas hispanas en América son sus comienzos en las crónicas de los conquistadores y los catecismos de los evangelizadores.
 Avanzan a un período de transformación, afectado por la influencia española, donde la conciencia criolla se desarrolla en identidad nacional. Y de ahí en adelante es donde se ponen interesantes.
Volverán a ocurrir transformaciones, de reflexión cultural, pero cada una de ellas, con cierta influencia de sus vecinos, toma su propio camino. Se vuelven a consolidar en el Modernismo, para sólo después retornar de nuevo a sus rumbos ya trazados.
Las circunstancias y estímulos que contribuyeron al desarrollo de estas literaturas son tan variados como las tierras del Nuevo Mundo, y tan numerosos como su población.
EVOLUCION DEL IDIOMA
Nuestro idioma el español se practica en varios países sudamericanos, a esta conjunción se le llama, prehispánico. Su historia comenzó durante el siglo XVI, en la época de la conquista, se pude dividir en grandes rasgos y en cuatro periodos.
Durante el periodo colonial fue un simple apéndice de la que se escribía en España, pero con los movimientos de independencia que tuvieron lugar a comienzos del siglo XIX, entro en un segundo periodo dominado por temas patrióticos.
En la etapa de consolidación nacional que siguió al periodo anterior, experimento un enorme auge, hasta que alcanzó su madurez a partir de la década de 1910, llegando a ocupar un significativo lugar dentro de la literatura universal.
Por lo qué el lenguaje es una manera de pensar, estructurar un contenido, la lengua se refiere a la capacidad humana de organizar, construir y estructurar sus experiencias en forma lingüística para transmitirlos gracias a una cristalización de sistemas. El habla es el momento concreto en que una lengua se realza por medio del hablante.
LA DOBLE HERENCIA INDÍGENA-ESPAÑOLA
Al llegar los españoles al nuevo continente, son dos culturas las que sobresalen por su riqueza en costumbres, su organización y sus testimonios literarios: la literatura náhuatl perteneciente a los pueblos del Valle del Anáhuac y la maya perteneciente a los de la Península de Yucatán, Guatemala, Belice y parte de Honduras.
La literatura náhuatl abarcaba todos los aspectos de la vida, pues tenía como fin retener de memoria todo el saber acumulado por las generaciones anteriores tanto ideas religiosas, mitos, rituales, adivinaciones, como cuestiones de medicina, historia y derecho; además comprendía una gran parte de retórica, de poesía épica y lírica.
En la literatura maya destacan los manuscritos en la lengua maya, rescatados y traducidos por viajeros europeos, se cuentan la Biblia Quiché, el Memorial de Tecpan Atitlán y, sobre todo, el Popol Vuh, También en esta cultura sobresalieron en la arquitectura y por crear un lenguaje escrito basado en glifos1492- descubrimiento de América
LOS ESTUDIOS LITERARIOS COLONIALES.
Como es lógico, en la búsqueda de nuevas formas de afrontar el referente literario, se plantearon nuevas formas de abordaje a través de estudios de varias disciplinas afines.
Un caso que ilustra este problema son los estudios literarios coloniales. Walter Mignolo plantea esa problemática en su artículoLa lengua, la letra, el territorio (o la crisis de los estudios literarios coloniales). Parte de la problemática de configurar un corpus de obras de estudio y de definir los parámetros que se usarían para hacer la selección.
Tal problema se inicia con la perspectiva de críticos anteriores, como Enrique Anderson Imbert, que afirma que la literatura en América sólo la conforman aquellos textos que hacen "uso expresivo de la lengua española en América". Descarta las producciones en lenguas indígenas, los escritores hispanoamericanos que escribieron en latín como Rafael Landívar, en francés como Jules Supervielle o César Moro, o en inglés como Guillermo Enrique Hudson.
Por el contrario, la complejidad idiomática de las colonias y las confrontaciones de culturas basadas en la oralidad y en la escritura hacen del período colonial un contexto ideal para estudiar tanto las culturas y variables idiomáticas como el espectro de interacciones discursivas.
 La crisis aludida en el título se entiende como el reconocimiento, por parte de los investigadores, "de que la relevancia de la circulación de discursos en el Nuevo Mundo y entre el Nuevo Mundo y Europa para la comprensión del periodo va más allá de lo escrito (puesto que importan las tradiciones orales y las escrituras no alfabéticas) y de lo escrito en castellano por hispanos" (Mignolo,).
 En esta revisión de los estudios coloniales se ven cuatro proyecciones que contribuyen a examinar la imagen heredada de la literatura colonial. La primera comienza antes de 1980. Se refiere a los estudios de neolatín y los estudios de la literaturanáhuatl, en la época del México colonial.
 La segunda proyección es un esfuerzo por justificar la atribución de propiedades estéticas o culturales a un conjunto de textos, que nos resulta hoy obvia, aunque no sus rasgos literarios.
A la vez es un esfuerzo por ahondar en el origen de la literatura latinoamericana en el siglo XVI, con estudios como el de Enrique Pupo-Walker, que se esfuerza por encontrar las propiedades literarias en los escritos del Inca Garcilaso de la Vega y conjugar lo imaginario y lo retórico con lo literario en el pensamiento histórico, estudiando el uso de técnicas narrativas en discursos historiográficos.
 También hay que mencionar los trabajos de Noé Jitrik sobre Colón y de Beatriz Pastor en sus estudios del discurso narrativo. Estas investigaciones tienen dos elementos en común, que son el crear un espacio crítico sobre la naturaleza de lo literario y lo hispanoamericano, y proyectar las técnicas del análisis literario hacia el análisis de discursos no-literarios.
La tercera proyección u orientación a que se refiere Mignolo, es el interés en buscar las constantes más que la especificidad de un discurso, y por otro lado las normas retóricas que regían la producción literaria y la lectura de discursos entre los siglos XVI y XVII. Finalmente, la cuarta orientación se centra en la interacción entre las fronteras idiomáticas y el discurso hegemónico.
Tanto la descripción como la puesta en escena del discurso requieren un “contexto de descripción” cuya configuración no la elabora la Historia, sino que la postula el investigador, como medio de adentrarse en esa compleja cultura de las lenguas precolombinas.
Estos ejemplos nos muestran el desplazamiento del área de estudios de la literatura hispanoamericana hacia el discurso de la colonia. También nos invitan a examinar los límites de la noción de literatura hispanoamericana, y nos exigen una revisión de la noción de “literatura” y de lo “hispanoamericano”.
LA NARRATIVA
Otro género que debemos tocar en este ensayo es la narrativa, la que a partir de comienzos de siglo, la novela latinoamericana en español ha experimentado un enorme desarrollo que ha pasado por tres fases: la primera, dominada por una gran concentración en temas, paisajes y personajes locales se vio seguida por otra en la que se produjo una extensa obra narrativa de carácter psicológico e imaginativo ambientada en escenarios urbanos y cosmopolitas, para llegar finalmente a una tercera en la que los escritores adoptaron técnicas literarias contemporáneas, que condujeron a un inmediato reconocimiento internacional y a un continuo y creciente interés por parte del mundo literario.
La narrativa de carácter regional tuvo en el argentino Ricardo Güiraldes, autor de Don Segundo Sombra (1926), la culminación de la novela de gauchos; al colombiano José Eustasio Rivera creador de La vorágine (1924), de la novela de la jungla y al venezolano Rómulo Gallegos Freire, autor de Doña Bárbara (1929), de la novela de las planicies. La revolución mexicana inspiró a novelistas como Mariano Azuela, autor de Los de abajo (1915), y a Gregorio López, que escribió El indio (1935).
 La situación de los indígenas atrajo el interés de numerosos escritores mexicanos, guatemaltecos y andinos, como el boliviano Alcides Arguedas, que trató el problema en Raza de bronce (1919), y el peruano Ciro Alegría, autor de El mundo es ancho y ajeno (1941), mientras que el diplomático guatemalteco Miguel Ángel Asturias, que recibió en 1966 el Premio Lenin de la Paz y en 1967 el Premio Nobel de Literatura, se reveló como un excelente autor de sátiras políticas en su obra El señor presidente (1946).
En Chile, Eduardo Barrios se especializó en novelas psicológicas como El hermano asno (1922), y Manuel Rojas se alejó de la novela urbana y cultivó una especie de existencialismo en Hijo de ladrón (1951). Otros escritores, entre los que se cuenta María Luisa Bombal, autora de la novela La última niebla (1934), cultivaron el género fantástico.
En Argentina, Manuel Gálvez escribió una novela psicológica moderna acerca de la vida urbana, Hombres en soledad (1938). En este país, así como en Uruguay, se desarrolló una rica corriente narrativa donde se hacía gran énfasis tanto en los aspectos psicológicos como fantásticos de la realidad.
 Así, el argentino Macedonio Fernández abordó el absurdo en Continuación de la nada (1944), mientras que Leopoldo Marechal escribió una novela simbolista, Adán Buenosayres (1948), y Ernesto Sábato una novela existencial, El túnel (1948).
 Jorge Luis Borges, por otro lado, fue en sus comienzos un poeta ultraísta y, más tarde, se convirtió en el escritor más importante de la Argentina moderna, especializado en la creación de cuentos (Ficciones, 1945), traducidos a numerosos idiomas.
Colaboró en varias ocasiones con Adolfo Bioy Casares y despertó el interés por la novela policiaca complicada y por la literatura fantástica. Bioy Casares fue pionero en el terreno de la novela de ciencia-ficción con La invención de Morel (1940), y el uruguayo Enrique Amorim inauguró la novela policiaca larga con El asesino desvelado (1944.
 Otro de los escritores que obtuvieron inmediato reconocimiento internacional por su brillantez y originalidad fue el argentino Julio Cortázar, en especial debido a su anti novela experimental Rayuela (1963). Entre los autores uruguayos centrados en la novela psicológica urbana se encuentran Juan Carlos Onetti con El astillero (1961) y Mario Benedetti con La tregua (1960).
La nueva novela mexicana evolucionó a partir del crudo realismo como consecuencia de la influencia de escritores como James Joyce, Virginia Woolf, Aldous Huxley y, especialmente, John Dos Passos y William Faulkner. Con un escenario y una trama de carácter local, a la que añadieron nuevas dimensiones psicológicas y mágicas, José Revueltas escribió El luto humano (1943) y Agustín Yáñez Al filo del agua (1947).
Juan Rulfo escribió en un estilo similar su Pedro Páramo (1955), mientras que Carlos Fuentes, en La región más transparente (1958), alterna lo puramente fantástico y psicológico con lo regional, y Juan José Arreola, autor de Confabulario (1952), destaca por sus fantasías breves, de carácter alegórico y simbólico.
 Otros novelistas han experimentado con técnicas multidimensionales, como, por ejemplo, Vicente Leñero, creador de Los albañiles (1964), y Salvador Elizondo, que escribió Farabeuf (1965).
Entre los restantes novelistas latinoamericanos que han escrito en español y que han conseguido reconocimiento internacional, el antiguo regionalismo ha sido superado por nuevas técnicas, estilos y perspectivas extremadamente variadas.
La etiqueta estilística realismo mágico se puede aplicar a muchos de los más destacados narradores —aquellos capaces de descubrir el misterio que se esconde tras los acontecimientos de la vida cotidiana.
El novelista cubano Alejo Carpentier añadió una nueva dimensión mitológica a la novela ambientada en la jungla en Los pasos perdidos (1953), al tiempo que su compatriota José Lezama Lima consiguió crear en Paradiso (1966) un denso mundo mitológico de complejidad neobarroca.
Por otro lado, el peruano Mario Vargas Llosa descubrió a sus lectores variadas perspectivas escondidas en el aparentemente cerrado mundo de una academia militar en La ciudad y los perros (1962), mientras que el colombiano Gabriel García Márquez, galardonado con el Premio Nobel en 1982, se dio a conocer internacionalmente con su novela Cien años de soledad (1967), en la que, a través de una mágica e intemporal unidad, logró transcender el ámbito puramente local en el que se desarrolla la trama narrativa.
Con la obra de estos escritores, la novela latinoamericana escrita en español no sólo alcanzó su mayoría de edad, sino que parece estar atrayendo la atención de un público internacional cada vez más numeroso.
FUNCIÓN E IMPORTANCIA DE LA LITERATURA HISPANOAMERICANA POR PAISES.

Literatura Argentina

Jorge Luis Borges (1899), que alcanzó la fama internacional con el “boom” de los años sesenta, es un escritor que estuvo ligado, ya en los años 20, a los movimientos vanguardistas del momento.
Su reconocido magisterio entre tantos escritores latinoamericanos contemporáneos no debe hacer olvidar su obra anterior a laSegunda Guerra Mundial, aunque en parte se haya revalorizado tras el “boom”, ni el medio literario del que surge. Borges se inicia como poeta con Fervor de Buenos Aires (1923), Luna de enfrente (1925) y Cuaderno San Martín (1929) y se revela al mismo tiempo como extraordinario ensayista en Inquisiciones (1925) y Evaristo Carriego (1930) Posteriormente se convierte en uno de los grandes escritores latinoamericanos con Historia universal de la infamia (1935), El jardín de senderos que se bifurcan (1941),Ficciones (1944), El Aleph (1952), El hacedor (1960) y El informe de Brodie (1970), a los que hay que sumar los volúmenes de ensayos Historia de la eternidad (1936) y Otras inquisiciones (1952).
Con respecto al medio en que aparece Borges es importante consignar los nombres de Macedonio Fernández (1874-1952), Museo de la novela de la Eterna (1967), Leopoldo Marechal (19001970), de la misma generación que Borges, Adán Buenosayres (1948), novela y Oliverio Girondo (18911967), Veinte poemas para ser leídos en el tranvía (1922).
Junto a otros escritores agrupados en la revista Martín Fierro y que integraron el Grupo Florida, hay que mencionar a Leónidas Barletta como uno de los principales exponentes del Grupo Boedo, con una estética menos vanguardista y más ligada a las cuestiones sociales. Un caso aparte es Ricardo Güiraldes (18861927), que con Don Segundo Sombra (1926) corona la novela de la tierra en Argentina.
Un escritor de importancia en el periodo de entreguerras, y que recoge con fidelidad el ambiente crítico y desesperado de la época, es Roberto Arlt (19001942), autor de novelas como El juguete rabioso (1927), Los siete locos (1929) y Los lanzallamas(1931), en las que el habla porteña adquiere una categoría expresiva novedosa y literariamente original.
Enrique Amorim (19001960), uruguayo integrado en la literatura argentina, se caracteriza por sus obras de tema rural, El paisano Aguilar (1934), El caballo y su sombra (1941). Nicolás Olivari (1900-1966), poeta tremendista y atormentado, aporta en este período los volúmenes de poesía La musa de la mala pata (1936), Diez poemas sin poesía (1938), Poemas rezagados (1946) y los libros de relatos La mosca verde (1933) y El hombre de la navaja y de la puñalada (1933).
Mientras que Raúl González Tuñón (19051974), que combina tanto la estética de Boedo como la de Florida, se destaca como poeta en El violín del diablo (1926), La calle del agujero en la media (1930), La rosa blindada (1936) y La muerte en Madrid(1939). El poeta Fernando Guibert (1912-1983), llamado "acosador del lenguaje", logra romper con las fórmulas de la lengua abriendo nuevos niveles de percepción poética con Poeta al pie de Buenos Aires (1953) y su poema cosmogónico Ahora Vamos(1983).
La tradición fantástica que inaugura Borges tiene especial influencia en narradores como Adolfo Bioy Casares (1914) y Silvina Ocampo (1905). Tras la novela La invención de Morel (1940), Bioy publica, dentro de la línea argentina borgiana, una serie excelente de cuentos que reunirá en 1972 en Historia fantásticaVictoria Ocampo (18931979), hermana mayor de Silvina, es una notable ensayista, Testimonios (193519421946), y desempeña un papel de gran importancia como editora al fundar en1931 la revista Sur, que dará a conocer, entre otros, al propio Borges.
Al margen del entorno de Borges se mueven Manuel Mujica Láinez (19101984), Bomarzo (1962) y Antonio di Benedetto (1922),Zama (1956), junto a los que cabe citar a un grupo de narradores dedicados, sobre la condición humana. Tal es el caso deEduardo Mallea (19031982), mediante técnicas realistas, a una angustiada indagación sobre la condición humana:
 La bahía del silencio (1940), Todo verdor perecerá (1941), Rodeada está de sueño (1943), Ernesto Sabato (1911), novelista que adquirió renombre en los años sesenta, pese a no ser uno de los protagonistas del “boom”. Su trilogía El túnel (1948), Sobre héroes y tumbas (1961) y Abaddón el exterminador (1974) constituye un ejemplo de novela total y es una de las muestras más sólidas de la narrativa argentina contemporánea.
Julio Cortázar (19141984) es, junto con Borges y Sabato, uno de los escritores de mayor renombre de la literatura hispanoamericana. En su narrativa confluyen tanto la herencia de Borges, Marechal y Macedonio Fernández como la de una tradición europea en la línea de la literatura fantástica surrealista. Sus mejores cuentos se encuentran en los volúmenesBestiario (1951), Final del juego (1956) y Las armas secretas (1959), mientras que su novela central, que ha gozado de una enorme influencia entre los jóvenes narradores hispanoamericanos, es Rayuela (1963). Entre éstos, y en el ámbito argentino, han sobresalido Juan José Saer (1938), El limonero real y Manuel Puig (1932), La traición de Rita Hayworth (1968) y Boquitas pintadas (1969).

Literatura boliviana

El boliviano Alcides Arguedas (18791946) es autor de una de las obras fundacionales de la novelística hispanoamericana contemporánea: Raza de bronce (1919), novela que constituye un documento esencial sobre el indigenismo. La narrativa boliviana se centra en los años treinta en la dramática guerra del Chaco, tratada por Augusto Céspedes (1904) en el volumen de relatos Sangre de mestizos (1936). Otro gran escritor es Adolfo Costa du Rels (1891), cuyas novelas, Tierras hechizadas (1931), El embrujo del oro (1942), Los Andes no creen en Dios (1937), describen el mundo de los mineros del estaño.
Cabe destacar la influyente figura de Jaime Sáenz que marcó el devenir literario boliviano de los últimos decenios del siglo XX. Además de la importante aportación de Marcelo Quiroga Santa Cruz a la narrativa contemporánea en Bolivia.
Tras el llamado "Boom Latinoamericano" ha surgido en Bolivia una nueva generación de narradores cuyos principales representantes son : Ramón Rocha MonroyJuan Claudio LechínGary Daher Canedo, Edmundo Paz Soldán, Gonzalo Lema, Wolfango Montes Vanucci, Giovanna Rivero, Homero Carvalho, Claudia Peña, Eduardo Scott, entre otros.

Literatura colombiana

La Época de la Colonia o Época Hispánica estuvo influenciada culturalmente por lo religioso. Para aquel entonces, mediados del Siglo XVI, se empezaban a establecer los primeros asentamientos urbanos, alrededor de las instituciones gubernamentales españolas. El capital económico, político y cultural era propiedad de una pequeña élite, por lo cual la creación de textos literarios provenía en exclusiva de las clases altas.
Los intelectuales españoles y criollos se enfrentaron a un nuevo mundo listo para ser retratado, por eso las primeras manifestaciones literarias sirven mayormente como crónicas, donde se da cuenta de las tradiciones, los quehaceres cotidianos y los hechos heróicos del nuevo continente.
Se destacan:
  • Juan de Castellanos (Sevilla1522 - Tunja1607) Sacerdote español, residente en Tunja por más de cuarenta años, autor del más extenso poema jamás escrito en lengua española, las Elegías de Varones Ilustres de Indias.
  • Juan Rodríguez Freyle. (Bogotá, 1566 - 1642) Autor de la monumental obra crónica ‘‘El Carnero ‘‘. De familia acomodada, hizo estudios en el seminario pero no se recibió como sacerdote. Hizo parte de las guerras de pacificación indígena. En la etapa final de su vida se dedicó a la agricultura.
  • Francisco Álvarez de Velasco y Zorrilla (Bogotá1647 - Madrid1708) era hijo de un oidor neogranadino y de la hija de un oidor de Quito. Desde muy temprano recibió formación religiosa y ejerció la vida política. Su obra fue recogida en el libroRhytmica Sacra, Moral y Laudatiria.
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  •  Al contrario de Domínguez Camargo, era un gran admirador de Francisco de Quevedo y era reticente con respecto algongorismo, con la excepción de Sor Juana Inés de la Cruz a quien le escribió desconociendo que había muerto. Velasco y Zorrilla asume el nuevo lenguaje americano -sus modismos- con orgullo, por lo que se ha ganado el reconocimiento como 'primer poeta americano'. También se le atribuye ser precursor del neoclasicismo.
  •  
  •  Se destaca su poema Vuelve a su quinta, ah friso, solo y viudo en donde relata el triste reencuentro del hombre viudo con su hogar y cómo la ausencia de su amada transforma el ambiente para el que llega y para los que están.

Literatura guatemalteca

El guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1899 - 1974) es otra de las grandes figuras de la literatura hispanoamericana del siglo XX. Poeta en sus inicios, escribe en 1925, Rayitos de estrellas, obra a la que le siguen Sonetos (1936), Sien de alondra (1949) yEjercicios poéticos en forma de soneto sobre temas de Horacio (1951). Pero es en el campo novelístico donde Asturias se muestra como un innovador original, abandonando determinismos de tipo naturalista y concibiendo una novela de la tierra insertada en una estructura novelesca muy actualizada.
 El Señor Presidente, traducida a varios idiomas, es su primera obra narrativa (iniciada en 1922, no verá la luz hasta 1946). Otras novelas relevantes de Asturias son Hombres de maíz (1949) y la trilogía formada por Viento fuerte (1950), El Papa verde(1954) y Los ojos de los enterrados (1955), que constituye un alegato contra los abusos de las compañías bananerasestadounidenses que operan en el Caribe. Asturias ha cultivado también el relato en Week end en Guatemala (1957), en el que trata de la caída de Jacobo Arbenz, así como en El Alhajadito (1961) y en Mulata de tal (1963).

Literatura nicaragüense

En Nicaragua, el enraízamiento de una vigorosa corriente vanguardista en los años veinte eleva el tono general de la poesía, filtrando la herencia modernista de Rubén Darío.
Un poeta importante es Pablo Antonio Cuadra (1912), dinamizador de la revista Vanguardia desde 1928, y cuya obra, a partir de sus Canciones de pájaro y señora (1929 - 1931), se extiende hasta los años setenta con Poemas nicaragüenses (1930 - 1933),Canto temporal (1943), Himno de horas a los ojos de Nuestra Señora (1946 - 1954), Poemas con un crepúsculo a cuestas (1949 - 1956) y Cantos de Cifar (1971). Ernesto Cardenal (1925), sacerdote profundamente vinculado al sandinismo, es autor de una poesía inspirada en ideales revolucionarios, Hora cero (1956), Salmos (1964), Homenaje a los indios americanos (1970) y Canto Nacional. Otro escritor ex-sandinista es Sergio Ramírez(1942) que ha escrito, entre otras, las novelas Castigo Divino (1988) o El cielo llora por mí (2008), novelas policíacas ambientadas en ciudades nicaragüenses ambas, y que, como todas sus producciones han recibido numerosos premios.
Su novela más reconocida es Margarita está linda la mar, ficción muy entretejida con la historia de la india y en la que la ciudad de Leóncito tiene un llamado protagonismo. Gioconda Bellí (Managua, Nicaragua, 9 de diciembre de 1948), escritora.
Es una de las más populares escritoras nicaragüenses. Entre sus obras destacan "Línea de fuego" y "La mujer habitada", entre otras muchas. Comenzó a escribir poesía, siendo premiada por sus poemas en 1970. Se opuso a la dictadura del general Somoza. Esto le valió verse obligada a emprender el exilio rumbo a México y Costa Rica. Fue durante años refugiada política.
Destaca como autora de poesía y de novela. Primero con obras poéticas como Línea de Fuego, Truenos y Arco Iris y De la costilla de Eva. Más tarde, en 1988, publicó una exitosa novela, titulada La mujer habitada. También escribió la novela "El Infinito en la palma de la mano" la cual fue premiada en el 2008 con el Premio Biblioteca Breve de Novela.

Literatura salvadoreña

En El Salvador, el escaso desarrollo de la novela no ha impedido la existencia de dos sólidos cuentistas: Salvador Salazar Arrué(1899 - 1976), El señor de la burbuja (1923), Cuentos de barro (1933), y Álvaro Menéndez Leal (1930), que ha publicado entre otros, Cuentos breves y maravillosos (1963), Una cuerda de nylon y oro y otros cuentos breves y maravillosos (1970)y Revolución en el país que edificó un castillo de hadas (1971).

Literatura dominicana

En la literatura dominicana sobresalen nombres como Salomé Ureña de Enríquez, José Joaquín Pérez, Angulo Guridi, poetas siglo XIX; en el siglo XX destacan Fabio Fiallo, Otilio Vigil Díaz, Domingo Moreno Jiménez, Pedro Mir, Aida Cartagena Portalatin, Manuel Del Cabral Tomas H. Franco, Franklin Mieses Burgos, como poetas, Juan Bosch (cuentista) Pedro Henríquez Ureña y Joaquín Balaguer (Ensayistas); en la novela sobresalen Manuel de Jesús Galván, Juan Bosch, Marcio Veloz Maggiolo, entre otros.

Literatura hondureña

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, destacan escritores como Froylán Turcios (1875-1943) y el poeta modernista,Juan Ramón Molina(1875-1908). Polígrafo e historiador de reconocida trayectoria continental, resulta ser don Rafael Heliodoro Valle (1891-1959). Con la novela Prisión Verde, ambientada en los campos bananeros de la costa norte del país y escrita por el novelista Ramón Amaya Amador (1916-1966), se inaugura en Honduras la literatura del realismo social.
A partir de los años 60's y 70's, los poetas Óscar Acosta (1933) (premio Casa de las Américas), Rigoberto Paredes (1948), José Adán Castelar (1941) y José Luis Quesada (1948), junto a narradores como Julio Escoto `, Eduardo Bähr-libro, "El cuento de la guerra"- y Ernesto Bondy Reyes (1947)-libro, "La mujer fea y el restaurador de obras", entre otras y otros literatos de cierta importancia que no se mencionan aquí.
Helen Umaña es una de las pocas escritoras hondureñas que ha enfocado su labor literaria hacia el ensayo y la crítica literaria, aparte de la historiadora Leticia de Oyuela, quien ha escrito ensayos sobre pintura y publicado diferentes libros sobre la historia de Honduras.
De los autores del presente, se puede hablar de nuevos valores en la poesía, como César Indiano con su libro Azul maligno, aunque él practica más el género narrativo con mejor suceso. Roberto Quesada, novelista y cuentista, es una de las tres figuras más descollantes de la literatura hondureña actual, del cual podemos destacar su novela Los barcos, junto a otros jóvenes escritores más que, al igual que Quesada, se abren paso en Estados Unidos y Europa respectivamente.
Entre ellos se encuentra la poeta y editora Amanda Castro, del mismo modo que no pasa inadvertido -por la ironía satírica de sus propuestas- el escritor y columnista de prensa, Armando García.

Literatura chilena

Dos grandes poetas de la literatura hispanoamericana aparecen en Chile, afirmándose en el momento en que cede el creacionismo de Vicente Huidobro (1893 – 1948). Estos poetas son Gabriela Mistral (1889 – 1957) y Pablo Neruda (1904 – 1973), ambos Premio Nobel de Literatura en 1945 y 1971, respectivamente.
La obra poética de Gabriela Mistral, Desolación (1922), Ternura (1925), Lagar (1954), está hecha de fuerza y de pasión, y a pesar de su descuidada forma es poseedora, en su canto al amor y a su Chile natal, de un alto lirismo.
Pablo Neruda es uno de los grandes poetas de América Latina en el siglo XX. Su obra incorpora corrientes muy variadas y presenta una riquísima gama de matices líricos y épicos.
Al neo romanticismo inicial de Crepusculario (1920 – 1923) y Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1923 – 1924), le sigue una hermética etapa expresionista y surrealista, Residencia en la tierra (1925 – 1931 y 1931 – 1935), superada por la épica de España en el corazón (1937) y Canto general (1950). La obra nerudiana culmina en los cinco volúmenes del Memorial de Isla Negra (1964).
 La poesía chilena tiene, asimismo, a un excelente poeta en Nicanor Parra (1914), con sus singulares “antipoemas”, Poemas y antipoemas (1954), Versos de salón (1962).
La narrativa chilena contemporánea tiene sus antecedentes en las novelas naturalistas de Eduardo Barrios (1882 – 1963) yJoaquín Edwards Bello (1886 – 1968), y prosigue a través de la línea realista de Manuel Rojas (1896 – 1973), cuyo eco social se halla también en Fernando Alegría (1918).
Carlos Droguett une al realismo una mayor preocupación por la forma, Eloy (1960), y Enrique Lafourcade (1927), satiriza al régimen de Rafael Leónidas Trujillo en La fiesta del rey Acab (1959).
Con José Donoso (1924) la narrativa chilena alcanza su mayor brillantez, en obras tales como El lugar sin límites (1966) y El obsceno pájaro de la noche (1970), donde presenta el mundo degradado de la alta burguesía de su país.
 El gran poder de fabulación de Donoso se muestra, asimismo, en una novela posterior de largo alcance: Casa de campo (1978). Entre los narradores posteriores a José Donoso merece ser citado Jorge Edwards (1931), El peso de la noche (1965), Las máscaras (1967).
Roberto Bolaño es el último gran escritor. Su obra póstuma "2666" dice ser la culminación de su estilo literario que se mezcla con la crónica.
No obstante, existen muchos otros escritores que merecen una mención por su aporte a las letras chilenas. Podemos citar las novelas de Roberto Ampuero, que en su mayoría son de tipo policial, con el detective cubano Cayetano Brulé como protagonista.
Otro novelista muy cotizado es Jorge Marchant Lazcano, que hace una feliz combinación de lo histórico con lo costumbrista. Pero si de espías y acción se trata, Sebastián Edwards lo hace bastante bien en su primera intentona literaria. Su novela "El misterio de las Tanias" resultó ser un éxito de ventas.
Para el que quiera conocer un poco más sobre el norte de Chile y la vida de los mineros, la solución está en leer a Hernán Rivera Letelier. Este autor no solamente es un gran conocedor de aquel entorno, sino que sabe retratarlo con suma nitidez, en una prosa que entretiene e ilustra.
Marcela Serrano es la creadora de una literatura de sesgo más bien feminista, con algunos tintes policiales, como en "Nuestra señora de la Soledad". En poesía destacan Juan Cameron y Juan Antonio Huesbe, ambos poseedores de una lírica muy potente y con un cierto dejo de protesta.

Literatura cubana.

La literatura en Cuba comienza al divisar la isla el almirante y no poder contener su admiración y con la frase “La tierra más hermosa que ojos humanos han visto” dio inicios a lo que llegaría a ser una de las literaturas más afluentes del Nuevo Mundo.

 Por mala suerte nos quedó muy poco de los tiempos de los areitos. Unas escasas palabras, incluyendo el nombre Cuba, las que los poetas han tratado de preservar.

Es bueno destacar que la literatura cubana es una de las más prolíficas, relevantes e influyentes de América Latina y de todo el ámbito de la lengua española, con escritores de gran renombre como José MartíGertrudis Gómez de AvellanedaJosé María HerediaNicolás Guillén (Poeta Nacional de Cuba), José Lezama LimaAlejo Carpentier (propuesto para Premio Nobel de Literatura y posteriormente fue Premio Cervantes 1977), Guillermo Cabrera Infante (Premio Cervantes 1997), Virgilio Piñera yDulce María Loynaz (Premio Cervantes 1992), entre tantos otros.
La literatura de habla hispana en el territorio cubano, se inicia con la conquista y colonización española. Los conquistadores traían consigo cronistas que redactaban y describían todos los acontecimientos importantes, aunque con puntos de vista españoles y para un público lector español. El más importante cronista que llegó a Cuba en el siglo XVI fue Fray Bartolomé de Las Casas, autor, entre otras obras, de “Historia de las Indias”.
La primera obra literaria escrita en la isla data del siglo XVII, cuando en 1608Silvestre de Balboa y Troya de Quesada (1563 - 1647) publica Espejo de Paciencia, un poema épico-histórico en octavas reales, que narra el secuestro del obispo Fray Juan de las Cabezas Altamirano por el pirata Gilberto Girón.
La poesía inicia, pues, la historia de las letras cubanas, que no registra otras obras importantes durante el siglo XVII.
No fue hasta 1739 que aparece en Sevilla la primera obra teatral escrita por un cubano: "El príncipe jardinero y fingido Cloridano", de Santiago Pita, comedia de una bien lograda imitación de las expresiones artificiosas de la época, con ocasionales reminiscencias de Lope de Vega, Calderón de la Barca y Agustín Moreto.
A pesar de que las letras insulares ya contaban con un Espejo de Paciencia, escrito más de siglo y medio atrás, la verdadera tradición poética cubana comienza con Manuel de Zequeira y Arango y Manuel Justo de Rubalcava, a finales del siglo XVIII. Esto se puede afirmar no sólo por la calidad que alcanzaron en sus respectivas obras, sino por su tipicidad insular ya distante de lo español.
El canto a la naturaleza autóctona iba siendo el tono y el tema primado de la poesía de Cuba; los poemas inaugurales con mayor calidad son la oda "A la piña", de Zequeira, y la "Silva cubana", de Rubalcava
El siglo XIX cubano contó, además, con filósofos e historiadores como Félix Varela, José Antonio Saco y José de la Luz y Caballero que prepararon la generación de la independencia. Surgió también una novela antiesclavista con Cirilo Villaverde, Ramón de Palma y José Ramón Betancourt. Asimismo floreció una literatura de costumbres con José Victoriano Betancourt y José Cárdenas Rodríguez y un romanticismo tardío con la “reacción del buen gusto”:
Rafael María de Mendive, Joaquín Lorenzo Luaces y José Fornaris. En la crítica merece recordarse a Enrique José Varona.
El siglo XX se inicia con una República mediatizada por la ocupación norteamericana. Cuba ha salido de una cruenta Guerra de Independencia, y la literatura cubana, en la primera mitad de ese siglo, va estar marcada por el influjo de dos grandes escritores: Julián del Casal y José Martí, los primeros modernos.
En la década de 1990 surge una nueva corriente en la lírica cubana que rompe con el coloquialismo de la generación anterior y explora formas estróficas tradicionales y el verso libre en sus posibilidades rítmicas y expresivas, en concordancia con la obra de autores anteriores como José Kozer.
El canon de la nueva poesía aparece en la revista independiente Jácara [2], en particular en un número de 1995 que hace una antología de la generación. Son numerosos los jóvenes autores que participan de la renovación de las letras cubanas, apartándose de la política y ensayando una lírica más diáfana y universal.
Entre otros, destacan: Luis Rafael, Celio Luis Acosta, José Luis Fariñas, Ásley L. Mármol, Aymara Aymerich, David León, Arlén Regueiro, Liudmila Quincoses y Diusmel Machado

Literatura ecuatoriana

La mayor contribución del Ecuador a la poesía hispanoamericana contemporánea se da a través de la obra de Jorge Carrera Andrade (1902), cuya mejor lírica, que a menudo acoge un tono impresionista, está presente en El estanque inefable (1922), El tiempo manual (1935), Biografía para uso de los pájaros (1937), Registro del mundo (1940), Hombre planetario (1959) y Poesía última (1968).
En los años treinta la narrativa ecuatoriana atravesó una fase de espléndida creación gracias a la obra del Grupo de Guayaquil, que se caracteriza por su inquietud social, cabe destacar entre otros a los escritores Joaquín Gallegos Lara (19111947), Enrique Gil Gilbert (19121973) y José de la Cuadra (19031941), este último autor de varios volúmenes de cuentos, Repisas (1931),Horno (1932), Guásinton (1938) y de la novela Los sangurimas (1934).
Pero el escritor más célebre de esta época es Jorge Icaza (1906), cuya obra se encuadra en la narrativa indigenista. Su novelaHuasipungo (1934), que trata de la explotación a que el blanco somete al indio, es mundialmente conocida. Una temática indigenista es la que inspira igualmente las novelas Huairapamuchcas (1948) y Seis veces la muerte (1953).
 La narrativa posterior sigue bajo la influencia de Jorge Icaza y el Grupo de Guayaquil. Más allá de esta influencia cabe citar aAdalberto Ortiz (1914), quien describe los problemas del negro y del mestizo en JuyungoHistoria de un negro (1943), La mala espalda (1952) y El espejo y la ventana (1967), y a Pedro Jorge Vera (1915), autor de novelas, Los animales puros (1946) y cuentos, Luto eterno y otros relatos.

Literatura mexicana

Hacia los años treinta del siglo XX, la novela de la revolución mexicana se halla en su auge. El primero en iniciar esta corriente narrativa había sido Mariano Azuela (1873 - 1952) con una novela internacionalmente conocida y que constituye uno de los hitos de la literatura latinoamericana del siglo XX: Los de abajo (1915).
Por medio de un crudo realismo, Azuela presentaba en esta novela una antítesis entre dos personajes, Demetrio Macías y Luis Cervantes, como representación de los ideales populares de la revolución, que mueren, al igual que el protagonista, y del pragmatismo oportunista que termina por adueñarse de la situación, tergiversando los propios fines revolucionarios.
El impacto de Los de abajo sólo puede ser comprendido si se atiende al hecho de que crea toda una modalidad narrativa, que perdurará hasta mediados del siglo XX. Una relación esquemática de la novelística de la Revolución mexicana debería incluir las siguientes obras:
El águila y la serpiente (1928) y La sombra del caudillo (1929) de Martín Luis GuzmánApuntes de un lugareño (1932) yDesbandada (1934) de José Rubén Romero (1890 - 1952); ¡Vámonos con Pancho Villa! (1931) y Se llevaron el cañón para Buchimba (1934) de Rafael F. MuñozEl resplandor (1937) de Mauricio Magdaleno y finalmente, la pentalogía Memorias de Pancho Villa, que redacta Martín Luis Guzmán entre 1938 y 1951.
Por la misma época en que se desarrolla esta narrativa de la revolución, la poesía mexicana se orienta decididamente hacia el vanguardismo. José Juan Tablada (1871 - 1945) introduce los haikais tras un viaje al Japón e influenciado por Guillaume Apollinaire, compone poemas ideográficos.
 Sus libros constituyen un repertorio de formas hasta entonces desconocidas en la literatura de México: Al sol y bajo la luna(1918), Un día... (1919), Li Po y otros poemas (1920), El jarro de flores (1922), La feria (1928). Manuel Maples Arce (1898), publica en 1922 Andamios interiores, que es como un manifiesto de la estética del estridentismo.
 La renovación poética toma como punto de referencia la revista Contemporáneos, que aglutina a poetas como José Gorostiza(1901 - 1973), Canciones para cantar en las barcas (1925), Muerte sin fin (1939); Xavier Villaurrutia (1903 - 1950), Nostalgia de la muerte (1939), y otros.
Octavio Paz (1914) se da a conocer como poeta en 1933 con Luna silvestre. Publica más tarde Entre la piedra y la flor (1941), A la orilla del mundo (1942), un libro de poemas en prosa, ¿Águila o sol? (1951), Semillas para un himno (1954) y La estación violenta (1958), libros que en 1960 reúne en Libertad bajo palabra. A este primer ciclo poético le siguen otros dos:
 Salamandra (1962) y Ladera este (1969). Tras dar a conocer dos textos de poesía óptica, Topoemas y Discos visuales (1968), Paz compila en un cuarto ciclo su última producción poética, Pasado en claro (1975).
En sus ensayos, Octavio Paz ejerce un magisterio que, sin duda, es el más influyente en la actual literatura mexicana. Los temas de que trata son múltiples: literarios:
 Las peras del olmo (1964), Cuadrivio (1965); históricos: Conjunciones y disyunciones (1969), La búsqueda del comienzo (1974); de moral, política, arte, etc.: Puertas al campo (1966), El mono gramático (1974), Los hijos del limo (1974); sin olvidar su ensayo sobre la esencia de lo mexicano:
El laberinto de la soledad (1950). El conjunto de esta producción ha convertido a Octavio Paz en un fecundo ensayista de la literatura latinoamericana.
La lírica mexicana actual, muy influida por Paz, cuenta con nombres como los de Alí Chumacero (1918), Jaime García Terrés(1924) y Marco Antonio Montes de Oca (1932).
Hacia mediados del siglo XX surge, en el campo de la narrativa, una generación de transición entre los novelistas de la revolución y la generación joven de narradores contemporáneos. Dos nombres son fundamentales en este momento: Agustín Yáñez (1904 - 1980) y Juan Rulfo (1918).
 El primero con, Al filo del agua (1947), rebasa técnica y estilísticamente la novelística anterior, con lo que establece el punto de partida para la modernización del género. Posteriormente, Yáñez aporta dos nuevos títulos: La tierra pródiga (1960) y Las tierras flacas (1962).
Con tan sólo dos obras Juan Rulfo se consagra como maestro de la literatura latinoamericana contemporánea. En los relatos deEl llano en llamas (1953) aparecen en las áridas tierras de Jalisco, donde "los muertos pesan más que los vivos".
Con una lengua prodigiosa, parca y concisa, y desde un punto de vista impersonal, Rulfo hace desfilar en una sucesión de encuadres impresionistas, la acción es escasa, la realidad de unas gentes al borde de la desesperación. El clima de los relatos es de alucinación, pues no hay ropaje alguno que enmascare la miseria.
 En la novela Pedro Páramo (1955) utiliza idénticos procedimientos para contar una historia que está prendida por la fatalidad.
De la misma generación que Rulfo es Juan José Arreola (1918), autor de dos volúmenes de cuentos, Varia invención (1949) yConfabulario (1952), y de la novela La feria (1963). José Revueltas (1914 - 1976) aporta en este periodo sendas novelas, El luto humano (1943), Dormir en tierra (1960), que, en parte, delinean un puente hacia la nueva generación de narradores, encabezada por Carlos Fuentes (1929).
Con La región más transparente (1958), este autor inicia su exploración de la realidad mexicana que irá ampliando en sucesivas novelas, Las buenas conciencias (1959)
 La muerte de Artemio Cruz (1962), Cambio de piel (1967), hasta llegar a Terra nostra (1976), la más ambiciosa de sus obras. Entre los narradores más jóvenes que aparecen en el panorama mexicano después de Carlos Fuentes cabe señalar, entre otros, aJuan García PonceTomás MojarroVicente LeñeroSalvador ElizondoSergio Pitol y Fernando del Paso.
Entre los poetas, fuera de Paz, hay que destacar especialmente la independencia y popularidad de Jaime Sabines y la lírica deRosario Castellanos.
Con el deseo de revitalizar la narrativa y el ensayo del boom hispanoamericano, ha surgido últimamente la llamada Generación del Crack, integrada, entre otros, por Ignacio PadillaJorge VolpiEloy UrrozPedro Ángel Palou y Ricardo Chávez, y otros que se agregaron después como Alejandro Estivill y Vicente Herrasti.

Literatura paraguaya

En Paraguay, la personalidad de Augusto Roa Bastos (1917-2005) ocupa un lugar esencial. Sus relatos breves El trueno entre las hojas (1953), El baldío (1966) y Moriencia (1967) describen magistralmente distintos aspectos de la vida paraguaya.
Como novelista, Roa se hace intérprete en Hijo de hombre (1960) de la opresión del pueblo paraguayo, mientras que en Yo el Supremo (1974) reconstruye la figura del doctor Francia, “Perpetuo Dictador del Paraguay”, en una meditación sobre el poder. Sólo por esta novela Roa ya se merecería figurar entre los grandes escritores latinoamericanos del siglo XX.

Literatura peruana

Dos puntos de partida se ofrecen en la literatura peruana de antes de la Segunda Guerra Mundial.
De un lado, la obra de uno de los grandes vanguardistas latinoamericanos, el extraordinario César Vallejo (18921938), Los heraldos negros , Trilce (1922), Poemas humanos (1939), España, aparta de mí este cáliz (1940). De otro, la dinamización impulsada por José Carlos Mariátegui (18951930) desde la revista Amauta (1926), que aglutina las tendencias literarias de vanguardia.
 Mariátegui aporta además, como ensayista, sus 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, siendo el primer escritor que incorpora el marxismo a su análisis de la realidad hispanoamericana. Rompiendo totalmente con el indigenismo paternalista deClorinda Matto de Turner.
Mariátegui avanzaba un indigenismo liberacionista que sería incorporado en el pensamiento de mucha de la izquierda latinoamericana.
La narrativa peruana se afirma en 1941 con la publicación de El mundo es ancho y ajeno, de Ciro Alegría (19091967), que consagra el indigenismo en la novela hispanoamericana.
 José María Arguedas (19111969) presenta una temática indigenista que se parta del tradicional paternalismo implícito en las novelas de este género.
 Para Arguedas, el indio es un ser moralmente superior a sus explotadores. Las principales obras de este autor son Los ríos profundos (1958), El sexto (1961) y Todas las sangres (1964); publicada póstumamente apareció en 1971 El zorro de arriba y el zorro de abajo.
Entre los novelistas que heredan las inquietudes e Arguedas, aunque centradas en un medio urbano, cabe mencionar a Julio Ramón Ribeyro (1929-1994), quien relata con estilo irónico las pequeñas aventuras de personajes cotidianos en sus cuentos recopilados en "La palabra del mudo", Sebastián Salazar Bondy (19241965), Náufragos y sobrevivientes (1954), Dios en el cafetín (1964), además de autor de varias obras teatrales, Osvaldo Reynoso (1932), El escarabajo y el hombre (1970), Carlos Eduardo Zabaleta (1926), Vestido de luto (1961), Niebla cerrada (1970). Manuel Scorza (19291983), por su parte, incorpora la temática social andina en forma realista y mística a la vez en Balada: Redoble por Rancas (1970) e Historia de Garabombo, el invisible (1972).
Mario Vargas Llosa (1936) es uno de los grandes novelistas de la literatura hispanoamericana y figura iniciadora del llamado "boom" latinoamericano.
Si en el contexto peruano su obra, que se inicia La ciudad y los perros (1962), representa una superación de la temática del indigenismo, al tiempo que una apertura hacia nuevas formas de novelar, La Casa Verde (1966), Conversación en La Catedral(1969), en el contexto continental sus novelas suponen una aportación de primer orden. Aparte de las obras citadas, Vargas Llosa es autor de un magnífico relato Los cachorros (1966), así como de otras novelas: Pantaleón y las visitadoras (1973), La tía Julia y el escribidor (1977) y La guerra del fin del mundo (1981).
En el momento de apertura en que se mueve la narrativa peruana, Enrique Congrains (1932), publica con anterioridad a Vargas Llosa, No una, sino muchas muertes (1957), obra de temática urbana.
 Alfredo Bryce Echenique (1939) describe el ambiente de la oligarquía limeña en Un mundo para Julius (1970). Otro gran exponente de la literatura peruana es Santiago Roncagliolo quien en el 2006 fue galardonado con el premio alfaguara por su obra Abril Rojo.

Literatura puertorriqueña

Hay una literatura puertorriqueña que podemos remontar a los orígenes mismos de la empresa de conquista y colonización.
 Por la isla ha habido los distintos momentos de movimientos literarios y no pocos momentos sus contribuciones a la literatura hispanoamericana han sido significativas como es caso de Eugenio María de Hostos y de Manuel Zeno Gandía con una extraordinaria novela naturalista La Charca.
En el siglo 20 la literatura puertorriqueña, bajo el signo de la influencia norteamericana en distintos aspectos ha logrado, pese a los intentos de americanización y anglicación de la enseñanza en producir una literatura valiosa en lengua castellana, variante de Puerto Rico. Movimientos de vanguardia los hubo como previamente tuvo sus modernistas.
En llegando el momento del "boom" latinoamericano dos escritores supieron trascender fronteras: Emilio Díaz Valcácel con Figuraciones en el mes de marzo (finalista Biblioteca Breve) y Pedro Juan Soto con El francotirador.
Años más tarde Luis Rafael Sánchez publicaría la exitosa Guaracha del macho Camacho e igualmente Rosario Ferré, novelista que incluso ha incursionado en el mercado de lectores norteamericano.

Literatura uruguaya

Es cierto que la gran figura de la actual literatura uruguaya es Juan Carlos Onetti, pero no menos cierto es que éste sería incomprensible sin un predecesor excepcional: Felixberto Hernández (19021963), genial cuentista que da expresión a los impulsos del inconsciente por medio de una estructura alógica en Fulano de tal (1925), Libro sin tapa (1929), La cara de Ana(1930) y La envenenada (1931) y posteriormente en Nadie encendía las lámparas (1947) y La casa inundada (1960).
El universo narrativo de Juan Carlos Onetti (1909), profundamente singular, se mueve entre el escepticismo y la falta de esperanza, como reflejo de una existencia cuyo sentido parece vacío de todo significado.
 Tras las tentativas de El pozo (1939), Tierra de nadie (1941) y Para esta noche (1942), Onetti crea un mundo original en La vida breve (1950), a la que seguirán Los adioses (1954), Para una tumba sin nombre (1959), La cara de la desgracia (1960), El astillero (1961), Tan triste como ella (1963), Junta cadáveres (1964) y Dejemos hablar al viento (1975).
Con posterioridad a Onetti, sobresale tanto en poesía como en la novela Mario Benedetti (1920), Montevideanos (1959), La tregua (1960), Gracias por el fuego (1965) y El cumpleaños de Juan Ángel (1971), novela versificada.
La generación más brillante de la literatura uruguaya es probablemente la llamada "del 900".
En ella se destaca el gran poeta entre modernista, vanguardista, de tono barroco y gran poder y originalidad de imágenes, Julio Herrera y Reissig (1875-1910). Junto a él brilla también Delmira Agustini (1889-1914), una de las más destacadas representantes de la poesía femenina en América, y el dramaturgo Florencio Sánchez (1875-1910).
 El ensayista José Enrique Rodó, famoso en toda América por su ensayo "Ariel", el filósofo Carlos Vaz Ferreira, y los narradores Javier de Viana, Carlos Reyles, y Horacio Quiroga son otros integrantes de la misma generación.
Horacio Silvestre Quiroga Forteza (Salto, Uruguay, 31 de diciembre de 1878 – Buenos Aires, Argentina, 19 de febrero de 1937), cuentista, dramaturgo y poeta uruguayo. Fue el maestro del cuento latinoamericano, de prosa vívida, naturalista y modernista.
 Sus relatos breves, que a menudo retratan a la naturaleza como enemiga del ser humano bajo rasgos temibles y horrorosos, le valieron ser comparado con el estadounidense Edgar Allan Poe.
 La vida de Quiroga, marcada por la tragedia, los accidentes de caza y los suicidios, culminó por decisión propia, cuando bebió un vaso de cianuro en el Hospital de Clínicas de la ciudad de Buenos Aires a los 58 años de edad, tras enterarse que padecía de cáncer gástrico.
El Uruguay ha dado además una larga línea de destacada poesía femenina. A la ya mencionada Delmira Agustini debe sumarse al menos María Eugenia Vaz Ferreira, Juana de Ibarbourou, Sara de Ibáñez, Idea Vilariño, Ida Vitale, Circe Maia, Amanda Berenguer y Marosa di Giorgio.

Literatura venezolana

El periodo de entreguerras se caracteriza en Venezuela por el intento de liquidación del modernismo academicista en poesía y por la aparición de tendencias vanguardistas agrupadas, desde 1936, en la revista viernes.
 En esta llamada Generación de 1928, sobresale Miguel Otero Silva (1908) con su obra poética, Agua y cauce (1937), 25 poemas(1942), La mar que es el morir (1962), Sinfonías tontas (1962), y narrativa, Fiebre (1939), Casas muertas (1955), Cuando quiero llorar no lloro (1970).
Tienen importancia, asimismo, Miguel Ángel Queremel (1899 - 1939), inspirador de la revista Viernes, y Vicente Gerbasi (1913), que incorpora el surrealismo a su poesía: Vigilia del náufrago (1937), Bosque doliente (1940), Tres nocturnos (1946) y, posteriormente, Círculos del trueno (1953) y Por arte del sol (1958).
La narrativa venezolana aporta en 1929 un título que, como La vorágine, constituye uno de los grandes hitos en la novelística latinoamericana del siglo XX. Su autor es Rómulo Gallegos (1884 - 1969), su título: Doña Bárbara
. La acción de la novela se sitúa en los llanos venezolanos y en su contrapunto entre civilización y atraso, entre hombres y naturaleza, que en Gallegos no tiene el carácter ciego y devorador que le confiere Rivera en La vorágine, crea una nueva dimensión novelesca, que trasciende el costumbrismo decimonónico, con su intensidad simbólica y expresiva.
Una novela introspectiva y de tonos modernistas es la que escribe Teresa de la Parra (1898 - 1936) con Ifigenia: diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba (1924) y Las memorias de mamá Blanca (1929).
 Arturo Úslar Pietri (1906) es el más importante narrador de la actual literatura venezolana. Entre sus cuentos figuran los volúmenes Barrabás y otros relatos (1928), Red (1936), Treinta hombres y sus sombras (1949) y Pasos y pasajeros (1966). Uslar ha sido, además, un excelente cultivador de la novela histórica en Las lanzas coloradas (1930), y en El camino de El Dorado(1947).
Entre los narradores posteriores, Salvador Garmendia (1928), ha escrito una obra extensa y renovadora, Los pequeños seres(1959), La mala vida (1968), Los pies de barro (1973), Memorias de Altagracia (1974); Adriano González León (1931) se ha destacado por su fantasía en sus libros de cuentos, Las hogueras más altas (1959), Hombre que daba sed (1967), y en sus novelas,País portátil (1968).
Más joven que los anteriores es Luis Britto(1940), que se ha señalado con su novela Vela de armas (1970) y, sobre todo, con un libro de relatos: Rajatabla (1970).
CONCLUSIONES
Concluyo este trabajo de ensayo de la forma más concreta, asegurándome de que logro con el mismo llevar al conocimiento de los lectores una buena explicación, aunque breve, de como se ha comportado la literatura hispanoamericana y lo que ha aportado a nuestro aprendizaje generación por generación.
 Y aunque la literatura hispanoamericana sólo alcanza a definirse como fenómeno específico a partir de la independencia, no podemos referirnos a los escritores criollos fuera de la tradición literaria de España, que desde el momento de la conquista envió las últimas publicaciones de la península Ibérica.
Es bueno destacar que la primera noticia historiográfica de Europa es obra del descubridor, Cartas y diario, a la que seguirán la de otros cronistas como Hernán Cortés, Bartolomé de las Casas, Bernal Díaz del Castillo, Cieza de León, etc.
Mención especial merece la crónica de Alonso Ercilla, la Araucana. Las crónicas alcanzan durante el s. XVII gran desarrollo gracias a las órdenes religiosas establecidas en el Nuevo Mundo.
La implantación de la imprenta y la fundación de universidades facilitó el florecimiento de la literatura hispanoamericana, la implantación del teatro siguió un proceso parecido al de su nacimiento en la metrópoli: en sus inicios tuvo un carácter religioso.
 A mediados del s. XVIII casi todas las grandes capitales poseían teatros. La producción dramática hispanoamericana alcanzó su madurez con las obras de Juan Ruiz de Alarcón y sor Juana Inés de la Cruz.
A modo de comentario sobre el tema, considero para mi muy importante saber que existió gran adelanto antes de que los españoles nos colonizaran, ya que existieron grandes civilizaciones que nos dieron gran impulso, de hecho hasta estos momentos utilizamos parte de su sabiduría en materia de la vida y en el estudio de cualquier nivel
Considero que el idioma es la base de una buena comunicación con los pueblos y si queremos desarrollarnos y evolucionar es preciso utilizar nuestro idioma de forma correcta ya que en estos tiempos se ha ido deformando de una manera progresiva.
Sabemos que existen cinco regiones donde se habla distinto el español, pero el contribuir para que se agrave más el problema no es lo mismo.
Otro de los temas que me llamó mucho la atención fue la importancia de la literatura hispanoamericana en el marco universal, ya que está tiene un gran impacto sobre la literatura del mundo, ya que con el modernismo viene a cambiar las reglas establecidas desde hace mucho tiempo.
Abordando un poco más sobre este punto del modernismo, es lógico recalcar que esta nueva corriente se desprende de una de las ramas de la literatura hispanoamericana.
Como último paso para terminar mis conclusiones sobre el ensayo, me gustaría enfatizar en  la sorpresa que sentí al conocer de la gran cantidad de información que existe en múltiples medios de comunicación,  por lo que espero haber resumido en este breve ensayo los tópicos más importantes que abarca el mundo de la literatura y mucho más dentro de la hispanoamericana que es rica en contenido y enseñanzas.
BIBLIOGRAFIA
Historia de la literatura hispanoamericana I / Rogers Lapuente, 2010
América Latina en la "literatura mundial" / Ignacio M Sánchez Prado, 2006
Las literaturas hispánicas: introducción a su estudio / Evelyn Picón Garfield, 1991
Contextos: literatura y sociedad latinoamericanas del siglo XIX / Evelyn Picón Garfield, 1991
 Valiente mundo nuevo: épica, utopía y mito en la novela hispanoamericana / Carlos Fuentes, 1990

AGRADECIMIENTOS

Agradezco la posibilidad de realizar este ensayo, a la cantidad de bibliografía existente sobre literatura hispanoamericana, con contenidos amplios y precisos, donde su caudal de riquezas es tan grande que nos inspira a seguir defendiendo nuestra obra. Dejo pues la evaluación de mis palabras a los lectores que son el mejor jurado.

Muchas gracias