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Sunday, October 19, 2014

Poemas del otoño triste y a la vez feliz:

Poemas del otoño triste y a la vez feliz:

Por: Diana Margarita Cantón Martínez- Ruiz

Octubre con sus hojas secas
y sus remolinos
trae Cantatas
a Pródigos Hijos
que tal vez regresen.


Mas tú eres el barco
que se aleja
del Puerto de mi corazón
llevándose su entraña
y al Nuevo ser
y sus reproducciones.

Qué puedo hacer
si nada puedo hacer,
ni nada rehacer,
ni refundar.

Qué puedo hacer
si nadie es ya feliz,
ni tiene fe
en las agujas, o las aspas,
o la luna, o aquel amanecer
en la colina.

Qué puedo hacer
si la paz es la ausencia
y la añoranza
y la enseñanza y los poemas.

Qué si las fotos
están archivadas.

Y tus palabras simples
atrapadas en la campana
de cristal del tocador
con la flor lila deshecha
sobre las hojas amarillas
donde juraste amar
por una eternidad.

Hojas en blanco también
han sido tus promesas de antaño
y tus deseos de morir
atrapado en mis olas.

Quizás fue tarde
para hayar los tesoros.
Y no escampe,
pese al agua de Jamaica
y las nopalinas.

Elegiste los mangos, los peces,
las bolas, los arroyos,
las pelotas, los montes.

Elegí el espíritu, el corazón,
la verdad, los higos, el almendro.

Y qué puedo hacer yo ya
por tus palomas.
La vida es ambigua:

Por: Diana Margarita Cantón Martínez- Ruiz

La vida es ambigua,
aunque busques el centro.


La niña sabe
que en una bandeja
estuvo la cabeza,
o los ojos del mártir.

Sabe tanto la niña
de cualquier balanza.
Quieren que cojee,
o se vaya a un extremo.

Dicen por su bienestar.

Así la distraen
y la colman de dicha.
Ay de cada antojo
para ser normal.

Y se ve feliz
descubriendo las playas,
los parques
y cada animal
y bichejo extraño.

La niña entre flores
y matojos nuevos
montada en los Astros
cada amanecer,
empinada en nubes
de sueños dorados
desde la radio, la tele,
o cada recobeco
de tecnología
o modernidad,
disparando en bosques
de la nieve de la fantasía.

Mas la niña sabe
de Jonás, la ballena,
lo que se perdió
y se recobrará.

Sabe de David, Noé
y hasta de Daniel
y del José de la integridad;
sus heroes primeros
los quieren borrar
para ser normal,
común y corriente,
pero triunfadora
en la gran Carrera
de mediocridad,
sin Premio fehaciente,
mas manipulada
por el basto mundo
de la estupidez
de irse a las batallas
que cortan las piernas,
que cortan la luz,
que quitan la paz
Y matan el cuerpo, el alma,
el espíritu y la felicidad.

 

Cuando estamos lejos:

Cuando estamos lejos:
Por: Diana Margarita Cantón Martínez- Ruiz

Llora la noche roja...
de la madre
con el accidente vascular,
del hermano quizás infartado,
de la hermana tal vez muriendo
por insuficiencia renal,
del hermano aniquilado
por el astuto y adulterado alcohol.


Todos lejanos e imposibles
en otro estado, país u orilla
del río de este mundo
absurdo y sin sentido.

Sólo un nieto cercano
es a veces el Consuelo
en esta hora de la inminente
partida propia
y o de los queridos.

La mujer duerme ya
de nueve a una y media
a lo sumo.
Se abetuna con sus cremas.
Ataja sus Dolores implacables
en las quemaduras,
en los golpes de su frente,
o de su pecho,
o de su espalda,
o de sus rodillas;
pero infla el salvavidas
mucho antes del amanecer
en el que goza.

Ha llovido discretamente
y el frío asoma.

Un hijo clama desesperado
por el rescate
y listo está por más que duela
para el abandono propio.

 Es tanto el desespero.
Son tantas las guirnaldas
y sus luces en el bosque
que quiere descubrir
y conquistar
lo que no admite que nadie
le cuente.