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Wednesday, March 06, 2013

Atalaya de Marzo de 2013:

TEMA DE PORTADA: LA RESURRECCIÓN DE JESÚS. SU IMPORTANCIA PARA NOSOTROS

La resurrección de Jesús. ¿De veras tuvo lugar?

HERÓDOTO, historiador griego de hace dos mil quinientos años, escribió lo siguiente sobre los egipcios de su día: “En los festines que celebran los egipcios ricos, cuando terminan de comer, un hombre hace circular por la estancia, en un féretro, un cadáver de madera, pintado y tallado en una imitación perfecta y que, en total, mide aproximadamente uno o dos codos; y, al tiempo que lo muestra a cada uno de los comensales, dice: ‘Míralo y luego bebe y diviértete, pues cuando mueras serás como él’”.
Ese criterio sobre la vida y la muerte no era exclusivo de los egipcios. Hoy día también son muy comunes expresiones del tipo “come, bebe y diviértete”. Si la vida acaba al morir, ¿por qué no disfrutarla mientras podamos? ¿Por qué regirnos por elevados valores morales? Si la muerte pone fin a todo, entonces tiene sentido vivir para el presente. Eso mismo señaló el apóstol Pablo al referirse a la actitud de quienes no creían en la resurrección: “Si los muertos no han de ser levantados, ‘comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir’” (1 Corintios 15:32).
Por supuesto, Pablo no creía que los muertos estuvieran condenados al olvido perpetuo. Estaba convencido de que podían volver a vivir, y con la posibilidad de no morir jamás. Su convicción se apoyaba en un suceso de inmensa importancia, uno cuya veracidad él consideraba incuestionable: la resurrección de Jesucristo. * De hecho, esa resurrección fue el principal factor que contribuyó a fortalecer la fe de los primeros cristianos.
Ahora bien, ¿qué importancia tiene para nosotros la resurrección de Cristo? ¿Cómo sabemos siquiera que ocurrió? Veamos los argumentos que usó Pablo cuando escribió a los cristianos que vivían en la antigua ciudad de Corinto.

SI CRISTO NO HUBIERA RESUCITADO

Algunos cristianos de la congregación de Corinto no creían en una resurrección literal, y otros tenían sus dudas. Al escribirles su primera carta, el apóstol les expuso todo lo que estaría implicado si la resurrección no fuese una realidad. Su argumento siguió esta línea: “Realmente, si no hay resurrección de los muertos, tampoco ha sido levantado Cristo. Pero si Cristo no ha sido levantado, nuestra predicación ciertamente es en vano, y nuestra fe es en vano. Además, también se nos halla falsos testigos de Dios, [... y] la fe de ustedes es inútil; todavía están en sus pecados. De hecho, también, los que se durmieron en la muerte en unión con Cristo perecieron” (1 Corintios 15:13-18).
“Se apareció a más de quinientos hermanos de una vez [...]. Después de eso se apareció a Santiago, luego a todos los apóstoles; pero último de todos también se me apareció a mí.” (1 Corintios 15:6-8)
Pablo comenzó con una declaración indiscutible: si los muertos no van a resucitar, entonces Cristo tampoco pudo haber resucitado. Y si Cristo no resucitó, entonces la predicación de las buenas nuevas sería en vano, un monumental engaño. Al fin y al cabo, la resurrección de Cristo era un elemento clave de la doctrina cristiana, inseparablemente ligado a algunas de las enseñanzas más elementales de la Biblia, como la soberanía divina, el nombre de Dios, su Reino y nuestra salvación. Si la resurrección de Jesucristo no hubiera ocurrido, el mensaje que proclamaron Pablo y los demás apóstoles no sería más que palabras vacías y sin sentido.
Si Cristo no fue levantado de entre los muertos, la fe cristiana sería en vano, inútil, basada en una mentira. Además, Pablo y los demás cristianos no solo habrían mentido sobre la resurrección de Jesús, sino también sobre Jehová Dios, quien, según ellos, lo había resucitado. Es más, la afirmación de que Cristo “murió por nuestros pecados” también habría sido falsa, pues si el propio Salvador no fue salvado de entre los muertos, tampoco podría salvar a otros (1 Corintios 15:3). Eso significaría que los cristianos que murieron, algunos de ellos como mártires, perecieron con la falsa esperanza de que resucitarían.
Pablo sacó esta conclusión: “Si solo en esta vida hemos esperado en Cristo, de todos los hombres somos los más dignos de lástima” (1 Corintios 15:19). Al igual que otros cristianos, él sufrió pérdidas, penalidades y persecución, y hasta se enfrentó a la muerte porque creía en la resurrección y en todo lo que esta haría posible. ¡Qué insensatez la suya si la resurrección no fuera más que un invento!

RAZONES PARA CREER EN LA RESURRECCIÓN

El apóstol Pablo no creía que se tratara de una mentira. Él sabía que Jesús había sido levantado de entre los muertos, y estas son las pruebas que presentó a los corintios: “Que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue enterrado, sí, que ha sido levantado al tercer día según las Escrituras; y que se apareció a Cefas, entonces a los doce. * Después de eso se apareció a más de quinientos hermanos de una vez, de los cuales la mayoría permanece hasta ahora, pero algunos se han dormido en la muerte. Después de eso se apareció a Santiago, luego a todos los apóstoles; pero último de todos también se me apareció a mí” (1 Corintios 15:3-8).
Pablo empezó declarando con convicción que Cristo murió por nuestros pecados, fue enterrado y fue levantado de entre los muertos. ¿Por qué estaba tan seguro? Una razón era el testimonio de muchos testigos presenciales. Jesús resucitado se apareció a individuos —entre ellos el propio Pablo⁠—, a grupos pequeños y hasta a una multitud de más de quinientas personas, muchas de las cuales seguramente habían recibido con escepticismo la noticia de su resurrección (Lucas 24:1-11). La mayor parte de aquellos testigos seguían vivos en los días de Pablo y podían confirmar los hechos (1 Corintios 15:6). Es fácil descartar el testimonio de uno o dos testigos, pero no el de más de quinientos.
También cabe destacar que al mencionar que Cristo murió, fue enterrado y fue levantado, Pablo usó dos veces la expresión “según las Escrituras”. En otras palabras, las profecías mesiánicas contenidas en las Escrituras Hebreas se habían cumplido, demostrando sin lugar a dudas que Jesús era el Mesías prometido.
Aun contando con el testimonio de las Escrituras y de los testigos oculares, había quienes dudaban de la resurrección de Jesús, y aún sigue habiéndolos. Unos aseguran que los discípulos robaron el cuerpo y luego dijeron que había resucitado. Pero los discípulos no tenían ni el poder ni la influencia para burlar a los soldados romanos que hacían guardia a la entrada de la tumba. Otros defienden la teoría de que las apariciones eran simples ilusiones ópticas. Sin embargo, esa teoría no tiene base, pues las apariciones las presenciaron muchas personas y tuvieron lugar en diversas ocasiones. Además, ¿sería razonable creer que una ilusión óptica cocinaría pescado y lo serviría, como hizo en Galilea Jesús resucitado? (Juan 21: 9-14.) ¿Acaso invitaría a los presentes a palpar sus manos y sus pies? (Lucas 24:36-39.)
Todavía hay otros que argumentan que la resurrección fue un engaño inventado por los discípulos. Pero ¿qué ganaban con ello? Por dar testimonio de la resurrección tuvieron que aguantar burlas, sufrimientos y hasta la muerte. ¿Por qué iban a arriesgar tanto por defender una simple mentira? Además, empezaron a dar su testimonio en Jerusalén ante los propios ojos de sus enemigos, quienes querían aprovechar cualquier excusa para condenarlos.
La resurrección fue precisamente lo que dio a los discípulos el valor de dar testimonio de su Señor frente a cualquier tipo de persecución, por violenta que fuera. La realidad de la resurrección se convirtió en el elemento central de la fe cristiana. Los primeros cristianos no arriesgaron su vida para hablar de un sabio maestro que había sido asesinado. La arriesgaron para proclamar la resurrección de Jesús, ya que esta demostraba que él era el Cristo, el Hijo de Dios, una persona viva y poderosa que los apoyaba y los dirigía. Su resurrección implicaba que ellos también resucitarían. A decir verdad, si Jesús no hubiera resucitado, no existiría el cristianismo, y si no hubiera sido levantado de entre los muertos, puede que jamás hubiéramos oído hablar de él.
Ahora bien, ¿cómo nos beneficia a nosotros la resurrección de Cristo?

La Conmemoración:

La Conmemoración de la muerte de Cristo

Le invitamos cordialmente a conmemorar la muerte de Jesús. Vea el lugar más cercano en que se celebrará esta reunión.

“Un hombre murió por todos”

  • ¿De quién se trata?
  • ¿Cómo nos ayuda su muerte?
  • ¿Por qué es importante que recordemos a este hombre?
Le invitamos a examinar las respuestas que da la Biblia el martes 26 de marzo de 2013.
Por todo el mundo, muchas personas opinan que Jesucristo es el hombre más grande que ha vivido. Sin embargo, hace mil novecientos ochenta años entregó su vida por nosotros. Hablando de este suceso, el apóstol Pablo escribió: “Un hombre murió por todos”. Y el apóstol Juan dijo: “La sangre de Jesús [...] nos limpia de todo pecado” (2 Corintios 5:14; 1 Juan 1:7). ¿Qué quieren decir estas palabras? ¿Por qué necesitamos que se nos limpie? ¿Cómo es posible que la muerte de un solo hombre, ocurrida hace siglos, nos beneficie en la actualidad?
En el año 2013, el aniversario de la muerte de Jesús cae el martes 26 de marzo después de la puesta del Sol. Los testigos de Jehová le invitamos cordialmente a reunirse con nosotros ese día para analizar por qué es vital que aprendamos más acerca de Jesús y su sacrificio.

La felicidad está en dar:

. 35 En todas las cosas les he exhibido que por medio de laborar+ así tienen que prestar ayuda a los que son débiles,+ y tienen que tener presentes las palabras del Señor Jesús, cuando él mismo dijo: ‘Hay más felicidad en dar+ que en recibir’”.

Marcos, Capítulos 9 al 12:

9 Además, siguió diciéndoles: “En verdad les digo: Hay algunos de los que están de pie aquí que de ningún modo gustarán la muerte hasta que primero vean el reino de Dios ya venido en poder”.+ 2 Por consiguiente, seis días después Jesús tomó consigo a Pedro y a Santiago y a Juan, y los llevó a una montaña encumbrada donde estuvieran solos. Y fue transfigurado delante de ellos,+ 3 y sus prendas de vestir exteriores se volvieron relucientes, mucho más blancas de lo que pudiera blanquearlas cualquier limpiador de ropa en la tierra.+ 4 También, se les apareció Elías con Moisés, y estaban conversando con Jesús.+ 5 Y, tomando la palabra, Pedro dijo a Jesús: “Rabí, es excelente que estemos aquí, de modo que erijamos tres tiendas: una para ti y una para Moisés y una para Elías”.+ 6 De hecho, no sabía cómo debía responder, porque estaban aterrados a gran grado. 7 Y se formó una nube que los cubría con su sombra, y de la nube salió una voz:+ “Este es mi Hijo,+ el amado; escúchenle”.+ 8 De repente, sin embargo, miraron alrededor y no vieron a nadie con ellos ya, sino a Jesús solo.+
9 Mientras venían bajando de la montaña, él les ordenó expresamente que no contaran+ a nadie lo que habían visto, hasta después que el Hijo del hombre se hubiera levantado de entre los muertos.+ 10 Y tomaron la palabra a pecho,* pero entre sí trataban acerca de lo que quería decir esto de levantarse de entre los muertos. 11 Y se pusieron a interrogarle, diciendo: “¿Por qué dicen los escribas que Elías+ tiene que venir primero?”.+ 12 Él les dijo: “Elías sí viene primero y restaura todas las cosas;+ pero ¿cómo es que está escrito respecto al Hijo del hombre que él tiene que pasar por muchos sufrimientos+ y ser menospreciado?+ 13 Pero yo les digo: Elías,+ de hecho, ha venido, e hicieron con él cuantas cosas quisieron, así como está escrito de él”.+
14 Ahora bien, al acercarse a los demás discípulos, notaron una muchedumbre grande alrededor de ellos, y a unos escribas que disputaban con ellos.+ 15 Pero luego que toda la muchedumbre alcanzó a verlo, quedó aturdida, y, corriendo hacia él, lo saludaban. 16 Y él les preguntó: “¿Qué disputan con ellos?”. 17 Y uno de entre la muchedumbre le contestó: “Maestro, te traje a mi hijo porque tiene un espíritu mudo;+ 18 y dondequiera que lo prende lo echa al suelo, y [el muchacho] echa espumarajos y hace rechinar los dientes y pierde la fuerza. Y dije a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron”.+ 19 En respuesta, él les dijo: “Oh generación falta de fe,+ ¿hasta cuándo tengo que continuar con ustedes? ¿Hasta cuándo tengo que soportarlos? Tráiganmelo”.+ 20 De modo que se lo llevaron. Pero al verlo, el espíritu en seguida convulsionó [al muchacho],* y este, cayendo al suelo, se revolcaba, espumajeando.+ 21 Y [Jesús] preguntó al padre de él: “¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?”. Dijo él: “Desde niño; 22 y repetidas veces lo echaba en el fuego así como en el agua para destruirlo.+ Pero si puedes hacer algo, compadécete de nosotros y ayúdanos”. 23 Jesús le dijo: “Esa expresión: ¡‘Si puedes’! ¡Todas las cosas son posibles para uno si tiene fe!”.+ 24 Clamando inmediatamente, el padre del niñito decía: “¡Tengo fe! ¡Ayúdame donde necesite fe!”.*+
25 Jesús, notando ahora que una muchedumbre venía corriendo en masa hacia [ellos], reprendió+ al espíritu inmundo, diciéndole: “Espíritu mudo y sordo, yo te ordeno: sal de él y no entres más en él”. 26 Y después de clamar y hacer muchas convulsiones, salió;+ y [el muchacho] quedó como muerto, de modo que la mayor parte de ellos decía: “¡Está muerto!”. 27 Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo alzó, y él se levantó.+ 28 Por eso, después que hubo entrado en una casa, sus discípulos procedieron a preguntarle privadamente: “¿Por qué no pudimos expulsarlo nosotros?”.+ 29 Y él les dijo: “Este género con nada puede salir salvo con oración”.+
30 Partieron de allí y siguieron su camino a través de Galilea, pero él no quería que nadie llegara a saberlo. 31 Porque enseñaba a sus discípulos y les decía: “El Hijo del hombre ha de ser entregado* en manos de los hombres, y lo matarán,+ pero, a pesar de que lo maten, se levantará tres días después”.+ 32 Sin embargo, ellos no entendían el dicho, y tenían miedo de interrogarle.+
33 Y entraron en Capernaum. Ahora bien, cuando estuvo en la casa, les hizo la pregunta: “¿Qué discutían en el camino?”.+ 34 Se quedaron callados, porque en el camino habían discutido entre sí sobre quién era el mayor.+ 35 De modo que él se sentó y llamó a los doce y les dijo: “Si alguien quiere ser el primero, tiene que ser el último de todos y ministro de todos”.+ 36 Y tomando a un niñito, lo puso de pie en medio de ellos y lo rodeó con los brazos y les dijo:+ 37 “Cualquiera que reciba a uno de tales niñitos sobre la base de mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, no me recibe a mí [solamente], sino [también] al que me envió”.+
38 Juan le dijo: “Maestro, vimos a cierto hombre que expulsaba demonios por el uso de tu nombre y tratamos de impedírselo,+ porque no nos acompañaba”.+ 39 Pero Jesús dijo: “No traten de impedírselo, porque nadie hay que haga una obra poderosa sobre la base de mi nombre que pronto pueda injuriarme;+ 40 porque el que no está contra nosotros, está a favor nuestro.+ 41 Porque cualquiera que les dé de beber un vaso+ de agua debido a que pertenecen a Cristo,+ verdaderamente les digo, de ninguna manera perderá su galardón. 42 Pero cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que creen, mejor le sería que se le pusiera alrededor del cuello una piedra de molino como la que el asno hace girar y realmente fuera arrojado al mar.+
43 ”Y si en cualquier tiempo tu mano te hace tropezar, córtala; mejor te es entrar manco en la vida que con dos manos irte al Gehena,* al fuego que no se puede apagar.+ 44* —— 45 Y si tu pie te hace tropezar, córtalo; mejor te es entrar cojo en la vida+ que con dos pies ser arrojado al Gehena.+ 46* —— 47 Y si tu ojo te hace tropezar, tíralo;+ mejor te es entrar con un solo ojo en el reino de Dios que con dos ojos ser arrojado al Gehena,+ 48 donde su cresa no muere y el fuego no se apaga.+
49 ”Pues todos tienen que ser salados+ con fuego. 50 La sal es excelente; pero si en cualquier tiempo la sal pierde su fuerza,* ¿con qué la sazonarán?+ Tengan sal+ en ustedes, y mantengan paz+ entre unos y otros”.
10 Levantándose de allí, vino a los términos de Judea y al otro lado del Jordán, y de nuevo las muchedumbres se le reunieron, y según tenía por costumbre, de nuevo se puso a enseñarles.+ 2 Entonces se le acercaron unos fariseos y, para ponerlo a prueba, se pusieron a preguntarle si le era lícito al varón divorciarse de su esposa.+ 3 Él, respondiendo, les dijo: “¿Qué les mandó Moisés?”. 4 Ellos dijeron: “Moisés permitió escribir un certificado de despedida y divorciarse [de ella]”.+ 5 Pero Jesús les dijo: “En vista de la dureza del corazón de ustedes+ les escribió este mandamiento. 6 Sin embargo, desde [el] principio de la creación ‘Él* los hizo macho y hembra.+ 7 Por este motivo dejará el hombre a su padre y a su madre, 8 y los dos serán una sola carne’;+ de modo que ya no son dos, sino una sola carne. 9 Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre”.+ 10 Y en la casa de nuevo,+ los discípulos le interrogaban acerca de esto. 11 Y él les dijo: “Cualquiera que se divorcie* de su esposa y se case con otra comete adulterio+ contra ella, 12 y si alguna vez una mujer, después de divorciarse de su esposo, se casa con otro, ella comete adulterio”.+
13 Entonces la gente empezó a traerle niñitos para que los tocara; pero los discípulos corrigieron [a la gente].+ 14 Al ver esto, Jesús se indignó y les dijo: “Dejen que los niñitos vengan a mí; no traten de detenerlos, porque el reino de Dios pertenece a los que son así.+ 15 En verdad les digo: El que no reciba el reino de Dios como un niñito, de ninguna manera entrará en él”.+ 16 Y tomó a los niños en los brazos y empezó a bendecirlos, poniendo las manos sobre ellos.+
17 Y al salir él para seguir su camino, cierto hombre vino corriendo y cayó de rodillas delante de él y le hizo una pregunta: “Buen Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar vida eterna?”.*+ 18 Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno?+ Nadie es bueno, sino uno solo, Dios.+ 19 Conoces los mandamientos: ‘No asesines,+ No cometas adulterio,+ No hurtes,+ No des falso testimonio,+ No defraudes,+ Honra a tu padre y a tu madre’”.+ 20 El hombre le dijo: “Maestro, todas estas cosas las he guardado desde mi juventud”. 21 Y mirándolo, Jesús sintió amor por él, y le dijo: “Una cosa falta en cuanto a ti: Ve, vende las cosas que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo, y ven, sé mi seguidor”.+ 22 Mas él se entristeció por el dicho, y se fue contristado, porque tenía muchas posesiones.+
23 Después de mirar alrededor, Jesús dijo a sus discípulos: “¡Cuán difícil les será a los que tienen dinero+ entrar en el reino de Dios!”.+ 24 Pero los discípulos estaban sorprendidos+ de sus palabras. En respuesta Jesús les dijo de nuevo: “Hijos, ¡cuán difícil es entrar en el reino de Dios! 25 Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios”.+ 26 Quedaron aún más atónitos, y le dijeron: “¿Quién, de hecho, puede ser salvo?”.+ 27 Mirándolos directamente, Jesús dijo: “Para los hombres es imposible, mas no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios”.+ 28 Pedro comenzó a decirle: “¡Mira! Nosotros dejamos todas las cosas y te hemos estado siguiendo”.+ 29 Jesús dijo: “En verdad les digo: Nadie ha dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o campos, por causa de mí y por causa de las buenas nuevas,+ 30 que no reciba el céntuplo+ ahora en este período de tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y campos, con persecuciones,+ y en el sistema de cosas* venidero vida eterna. 31 Sin embargo, muchos que son primeros serán últimos; y los últimos, primeros”.+
32 Ahora bien, iban avanzando por el camino que sube a Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos, y ellos estaban asombrados; pero los que venían siguiendo temían. De nuevo llevó aparte a los doce y comenzó a decirles estas cosas destinadas a sobrevenirle:+ 33 “Aquí estamos, subiendo hacia Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sacerdotes principales y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a [hombres de] las naciones,+ 34 y se burlarán de él y le escupirán y lo azotarán y lo matarán, pero tres días después se levantará”.+
35 Y Santiago y Juan, los dos hijos de Zebedeo,+ se le acercaron y le dijeron: “Maestro, queremos que hagas por nosotros cualquier cosa que te pidamos”.+ 36 Él les dijo: “¿Qué quieren que les haga?”. 37 Le dijeron: “Concédenos sentarnos, uno a tu derecha y uno a tu izquierda, en tu gloria”.+ 38 Mas Jesús les dijo: “No saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo* con que yo soy bautizado?”.+ 39 Ellos le dijeron: “Podemos”. Ante eso, Jesús les dijo: “La copa que yo bebo ustedes beberán, y con el bautismo con que yo soy bautizado ustedes serán bautizados.+ 40 Sin embargo, esto de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía darlo,+ sino que pertenece a aquellos para quienes se ha preparado”.
41 Ahora bien, cuando los otros diez oyeron de esto, comenzaron a indignarse contra Santiago y Juan.+ 42 Mas Jesús, habiéndolos llamado a sí, les dijo: “Ustedes saben que los que parecen gobernar a las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen autoridad sobre ellas.+ 43 No es así entre ustedes; antes bien, el que quiera llegar a ser grande entre ustedes tiene que ser ministro de ustedes,+ 44 y el que quiera ser el primero entre ustedes tiene que ser el esclavo de todos.+ 45 Porque aun el Hijo del hombre no vino para que se le ministrara,+ sino para ministrar y para dar su alma* en rescate+ en cambio por muchos”.+
46 Y entraron en Jericó. Pero cuando salían de Jericó él y sus discípulos y una muchedumbre considerable, Bartimeo (hijo de Timeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.+ 47 Al oír que era Jesús el Nazareno, comenzó a gritar y a decir: “¡Hijo de David,+ Jesús, ten misericordia de mí!”.+ 48 Ante eso, muchos se pusieron a decirle rigurosamente que se callara; pero él siguió gritando mucho más: “¡Hijo de David, ten misericordia de mí!”.+ 49 De modo que Jesús se detuvo y dijo: “Llámenlo”. Y llamaron al ciego, diciéndole: “Cobra ánimo, levántate; te llama”.+ 50 Tirando su prenda de vestir exterior, él se puso de pie de un salto y fue a Jesús. 51 Y en respuesta a él, Jesús le dijo: “¿Qué quieres que te haga?”.+ El ciego le dijo: “Rabboni,* que recobre la vista”.+ 52 Y Jesús le dijo: “Vete, tu fe te ha devuelto la salud”.*+ E inmediatamente recobró la vista,+ y se puso a seguirle en el camino.+
11 Ahora bien, cuando se acercaban a Jerusalén, a Betfagué y a Betania,+ al monte de los Olivos, él despachó a dos de sus discípulos+ 2 y les dijo: “Vayan a la aldea que está a su vista, y luego que entren en ella hallarán un pollino atado, sobre el cual ninguno de la humanidad se ha sentado aún; desátenlo y tráiganlo.+ 3 Y si alguien les dice: ‘¿Por qué están haciendo esto?’, digan: ‘El Señor lo necesita, y en seguida lo enviará de vuelta acá’”.+ 4 De modo que se fueron y hallaron el pollino atado junto a la puerta, afuera en la calle secundaria, y lo desataron.+ 5 Pero algunos de los que estaban de pie allí se pusieron a decirles: “¿Qué están haciendo, desatando el pollino?”.+ 6 Ellos dijeron a estos así como Jesús había dicho; y ellos los dejaron ir.+
7 Y llevaron el pollino+ a Jesús, y pusieron sus prendas de vestir exteriores sobre [el pollino], y [Jesús] se sentó en él.+ 8 También, muchos tendieron sus prendas de vestir exteriores+ en el camino, pero otros cortaron follaje+ de los campos.+ 9 Y los que iban delante y los que venían detrás clamaban: “¡Salva, rogamos!*+ ¡Bendito es el que viene en el nombre de Jehová!*+ 10 ¡Bendito es el reino venidero de nuestro padre David!*+ ¡Salva, rogamos, en las alturas!”.* 11 Y él entró en Jerusalén, en el templo; y miró todas las cosas alrededor, y, como la hora era ya avanzada, salió para Betania con los doce.+
12 Al día siguiente, cuando habían salido de Betania, le dio hambre.+ 13 Y de lejos alcanzó a ver una higuera que tenía hojas, y fue a ver si acaso hallaba algo en ella. Mas, al llegar a ella, nada halló sino hojas, porque no era la época de los higos.+ 14 Así que, tomando la palabra, le dijo: “Nunca jamás coma ya nadie fruto de ti”.+ Y sus discípulos estaban escuchando.
15 Luego llegaron a Jerusalén. Allí él entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas y los bancos de los que vendían palomas;+ 16 y no dejaba que nadie llevara utensilio alguno por el templo, 17 sino que siguió enseñando y diciendo: “¿No está escrito: ‘Mi casa será llamada casa de oración+ para todas las naciones’?+ Pero ustedes la han hecho una cueva de salteadores”.+ 18 Y lo oyeron los sacerdotes principales y los escribas, y se pusieron a buscar cómo destruirlo;+ porque le temían, pues toda la muchedumbre estaba continuamente atónita de su enseñanza.+
19 Y cuando se hacía tarde en el día, salían de la ciudad. 20 Pero cuando estaban pasando muy de mañana, vieron la higuera ya marchitada, desde las raíces.+ 21 Entonces Pedro, acordándose de ello, le dijo: “¡Rabí, mira!, la higuera que maldijiste se ha marchitado”.+ 22 Y respondiendo, Jesús les dijo: “Tengan fe en Dios. 23 En verdad les digo que cualquiera que diga a esta montaña: ‘Sé alzada y echada al mar’, y no duda en su corazón, sino que tiene fe en que va a ocurrir lo que dice, así lo tendrá.+ 24 Por eso les digo: Todas las cosas que oran y piden, tengan fe en que pueden darse por recibidas, y las tendrán.+ 25 Y cuando estén de pie orando, perdonen+ lo que tengan contra alguno; para que su Padre que está en los cielos también les perdone sus ofensas”.+ 26* ——
27 Y vinieron de nuevo a Jerusalén. Y al ir él andando por el templo, los sacerdotes principales y los escribas y los ancianos se le acercaron+ 28 y se pusieron a decirle: “¿Con qué autoridad haces estas cosas?, ¿o quién te dio esta autoridad para hacer estas cosas?”.+ 29 Jesús les dijo: “Yo les haré una pregunta. Contéstenme, y yo también les diré con qué autoridad hago estas cosas.+ 30 El bautismo+ de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres? Contéstenme”.+ 31 De modo que razonaban entre sí, diciendo: “Si decimos: ‘Del cielo’, dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creyeron?’.+ 32 Pero, ¿nos atrevemos a decir: ‘De los hombres’?”... Temían a la muchedumbre, porque todos estos sostenían que Juan realmente había sido profeta.+ 33 Pues, en respuesta a Jesús dijeron: “No sabemos”. Y Jesús les dijo: “Tampoco les digo yo con qué autoridad hago estas cosas”.+
12 También, comenzó a hablarles con ilustraciones: “Un hombre plantó una viña,+ y la rodeó de una cerca, y cavó un estanque para el lagar y erigió una torre,+ y la arrendó a cultivadores,+ y viajó al extranjero.+ 2 Pues bien, a su debido tiempo envió un esclavo a los cultivadores, para que consiguiera de los cultivadores parte de los frutos de la viña.+ 3 Pero estos lo tomaron, lo golpearon severamente y lo enviaron sin nada.+ 4 Y de nuevo él les envió otro esclavo; y a ese lo hirieron en la cabeza y lo deshonraron.+ 5 Y envió otro, y a aquel lo mataron; y muchos otros, a algunos de los cuales golpearon severamente y a algunos de los cuales mataron. 6 Tenía todavía uno, un hijo amado.+ Se lo envió por último, diciendo: ‘Respetarán a mi hijo’.+ 7 Mas aquellos cultivadores dijeron entre sí: ‘Éste es el heredero.+ Vengan, matémoslo, y la herencia será nuestra’.+ 8 De modo que lo tomaron y lo mataron,+ y lo echaron fuera de la viña.+ 9 ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, y destruirá a los cultivadores, y dará la viña+ a otros.+ 10 ¿Nunca leyeron esta escritura: ‘La piedra+ que los edificadores rechazaron, esta ha llegado a ser la principal piedra angular.+ 11 De parte de Jehová* ha venido a ser esto, y es maravilloso a nuestros ojos’?”.+
12 Ante aquello, buscaban cómo prenderlo, pero temían a la muchedumbre, pues se dieron cuenta de que él, al hablar la ilustración, estaba pensando en ellos. De modo que lo dejaron, y se fueron.+
13 Entonces le enviaron algunos de los fariseos y de los partidarios de Herodes,*+ para sorprenderlo en su habla.+ 14 Al llegar estos, le dijeron: “Maestro, sabemos que eres veraz y no te importa nadie, porque no miras la apariencia exterior de los hombres, sino que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la verdad:+ ¿Es lícito pagar la capitación a César,* o no? 15 ¿Debemos pagar, o no debemos pagar?”.+ Echando de ver su hipocresía, él les dijo: “¿Por qué me ponen a prueba? Tráiganme un denario* para verlo”.+ 16 Trajeron uno. Y él les dijo: “¿De quién es esta imagen e inscripción?”. Ellos le dijeron: “De César”.+ 17 Jesús entonces dijo: “Paguen* a César las cosas de César,+ pero a Dios las cosas de Dios”.+ Y se maravillaban de él.+
18 Entonces vinieron a él saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le hicieron la pregunta:+ 19 “Maestro, Moisés nos escribió que si el hermano de alguien muere y deja atrás una esposa, pero no deja hijo, su hermano+ debe tomar la esposa y levantar prole de ella a su hermano.+ 20 Hubo siete hermanos; y el primero tomó una esposa, mas no dejó prole cuando murió.+ 21 Y el segundo la tomó, pero murió sin dejar prole; y el tercero lo mismo. 22 Y ninguno de los siete dejó prole. Con posterioridad a todos, también la mujer murió.+ 23 En la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa ella? Porque los siete la tuvieron por esposa”.+ 24 Jesús les dijo: “¿No es por esto por lo que están equivocados, por no conocer ni las Escrituras ni el poder de Dios?+ 25 Porque cuando se levantan de entre los muertos, ni se casan los hombres ni se dan en matrimonio las mujeres, sino que son como los ángeles en los cielos.+ 26 Mas concerniente a los muertos, de que son levantados, ¿no leyeron en el libro de Moisés, en el relato acerca de la zarza, cómo Dios le dijo: ‘Yo soy el Dios de Abrahán y Dios de Isaac y Dios de Jacob’?+ 27 Él no es Dios de muertos, sino de vivos. Ustedes están muy equivocados”.+
28 Ahora bien, uno de los escribas que había llegado y los había oído disputar, sabiendo que él les había contestado de excelente manera, le preguntó: “¿Cuál mandamiento es el primero de todos?”.+ 29 Jesús contestó: “El primero es: ‘Oye, oh Israel, Jehová* nuestro Dios es un solo Jehová,*+ 30 y tienes que amar a Jehová* tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma* y con toda tu mente y con todas tus fuerzas’.+ 31 El segundo es este: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo’.+ No hay otro mandamiento mayor que estos”. 32 El escriba le dijo: “Maestro, bien dijiste de acuerdo con la verdad: ‘Uno Solo es Él, y no hay otro fuera de Él’;+ 33 y esto de amarlo con todo el corazón y con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y esto de amar al prójimo como a uno mismo, vale mucho más que todos los holocaustos y sacrificios”.+ 34 Ante aquello, Jesús, discerniendo que había contestado inteligentemente, le dijo: “No estás lejos del reino de Dios”. Pero nadie tenía ánimo ya para interrogarle.+
35 Sin embargo, al responder, Jesús se puso a decir mientras enseñaba en el templo: “¿Cómo es que los escribas dicen que el Cristo es hijo de David?+ 36 Por el espíritu santo+ David mismo dijo: ‘Jehová* dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies”’.+ 37 David mismo lo llama ‘Señor’, pero ¿cómo sucede que él sea su hijo?”.+
Y la gran muchedumbre le escuchaba con gusto.+ 38 Y en su enseñanza él procedió a decir: “Cuídense de los escribas+ que quieren andar por todos lados en ropas largas y quieren saludos en las plazas de mercado* 39 y asientos delanteros en las sinagogas y lugares muy prominentes en las cenas.+ 40 Ellos son los que devoran las casas+ de las viudas y por pretexto hacen largas oraciones; estos recibirán juicio más pesado”.+
41 Y se sentó con las arcas de la tesorería+ a la vista, y se puso a observar cómo la muchedumbre echaba dinero* en las arcas de la tesorería;* y muchos ricos echaban muchas monedas.+ 42 Luego vino una viuda pobre y echó dos monedas pequeñas,* que tienen muy poco valor.*+ 43 Entonces él llamó a sí a sus discípulos y les dijo: “En verdad les digo que esta viuda pobre echó más que todos los que están echando dinero en las arcas de la tesorería;+ 44 porque todos ellos echaron de lo que les sobra, pero ella, de su indigencia, echó cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir”.+

Vivir sin ley:

[Recuadro de la página 73]
VIVIR SIN LEY
¿Cómo era la vida después de la destrucción de Jerusalén? Jeremías nos pinta un breve cuadro en Lamentaciones 2:9. Las murallas —y posiblemente las puertas— están derruidas, por lo que la ciudad carece de protección. Pero, peor aún, “no hay ley”. ¿Se refiere Jeremías a que los supervivientes son una banda de desaforados? No. Todo apunta, más bien, a la pérdida de la seguridad y tranquilidad espiritual de que los judíos gozaban cuando los sacerdotes y profetas fieles los instruían en la Ley de Dios. Los falsos profetas que ahora captan su atención no les ofrecen una ‘visión’, o dirección real de parte de Jehová; sus “visiones” son inútiles (Lam. 2:14).
La persona que ha sido expulsada de la congregación quizás se encuentre en una situación parecida. Ya no disfruta de la afectuosa amistad de sus hermanos ni del cuidado atento de los ancianos. Se halla alejada de la vivificante enseñanza espiritual. Probablemente siente un gran vacío en el mundo, donde “no hay ley” de Jehová. Ahora bien, puede recuperar su buena relación con él y volver a disfrutar de abundantes bendiciones (2 Cor. 2:6-10). Pero, sin duda, todos concordaremos en que lo mejor es obedecer a Jehová y nunca llegar a vivir sin ley.
 
Tomado de WWW.j.w.org/es

Es urgente obedecer a Jehová Dios:


ES URGENTE OBEDECER A JEHOVÁ
7 Hoy es tan importante la obediencia a Jehová como lo fue en la antigüedad. Preguntémonos: “¿Estoy decidido a obedecerle? Si me topara en Internet con una página pornográfica, ¿me quedaría mirando, o rechazaría la tentación y la cerraría inmediatamente? Y si un no creyente en el trabajo o la escuela quisiera salir conmigo, ¿tendría la entereza para rechazarlo? ¿Me atraen, o me repelen los sitios de Internet y los libros de contenido apóstata?”. Tanto en estas como en otras situaciones, siempre hay que recordar lo que dice Jeremías 38:20.
8 Jehová se valió de Jeremías para exhortar reiteradamente a su pueblo con palabras como estas: “Vuélvanse, por favor, cada uno de su camino malo, y hagan buenos sus caminos y sus tratos” (Jer. 7:3; 18:11; 25:5; léase Jeremías 35:15). De modo similar, los ancianos cristianos se esfuerzan por ayudar a sus hermanos en peligro espiritual. Si en algún momento nos aconsejan que evitemos cierto proceder erróneo o imprudente, no hagamos oídos sordos. Su objetivo es el mismo que el de Jeremías.
[Ilustración de la página 70]
Cuando los ancianos traten de ayudarnos, no hagamos oídos sordos
9 Los ancianos quizás repasen algún principio bíblico que ya nos hayan mencionado. Repetir un consejo nunca es fácil, pero se hace más difícil aún si la persona que lo precisa manifiesta una actitud como la de muchos de los judíos que oyeron a Jeremías. Veamos los reiterados esfuerzos de los ancianos por ayudarnos como expresiones del amor de Jehová. Hay que reconocer también que Jeremías no habría tenido la necesidad de repetir las advertencias si hubiera habido una buena respuesta. Así es, para que no nos repitan los consejos, debemos aplicarlos enseguida.
EL PERDÓN DE JEHOVÁ: GENEROSO, MAS NO AUTOMÁTICO
10 En este mundo no podemos obedecer a Jehová a la perfección, por mucho que tratemos; de ahí que tengamos que agradecerle su disposición a perdonar nuestros errores. Con todo, su perdón no es automático. ¿Por qué no? Porque el pecado le repugna (Isa. 59:2). En consecuencia, Jehová se asegura de que nos merezcamos su perdón.
11 Ya hemos visto que muchos contemporáneos de Jeremías solían desobedecer a Dios y así abusaban de su paciencia y misericordia. En la actualidad, ¿podríamos adoptar el mismo hábito? Sí, si hacemos caso omiso de los recordatorios divinos y comenzamos a practicar el pecado. En algunos casos, esto ha sucedido abiertamente, como cuando una persona entra en un matrimonio adúltero. Pero incluso si nadie se diera cuenta del pecado, el que desobedece a Jehová se encamina al fracaso. Alguien que llevara una doble vida podría pensar que no lo van a descubrir; sin embargo, la realidad es que Dios examina lo que hay en nuestra mente y corazón y puede ver lo que sucede a puerta cerrada (léase Jeremías 32:19). ¿Qué debe hacer uno si, en efecto, ha desobedecido a Dios?
12 Muchos judíos desdeñaron la ayuda que Jehová les brindó una y otra vez mediante Jeremías. De igual modo, es posible que una persona que ha cometido algún pecado grave no se arrepienta y rechace la ayuda de los ancianos. En tal caso, ellos deben seguir las pautas bíblicas pertinentes y expulsar al pecador para proteger a la congregación (1 Cor. 5:11-13; véase el recuadro “Vivir sin ley”, de la página 73). ¿Significa esto que se trata de un caso perdido, que el transgresor nunca podrá recuperar el favor de Jehová? No. Los israelitas habían sido rebeldes por mucho tiempo, y aun así, Dios les dijo: “Vuélvanse, hijos renegados. Yo sanaré su condición de renegados” (Jer. 3:22).* Jehová insta a los pecadores a que regresen a él; es más, les indica el camino.
¿Por qué es sensato buscar el perdón de Dios cuando pecamos?
 
Tomado de WWW.j.w.org/es

Pecadores

Miércoles 6 de marzo
Todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios (Rom. 3:23).
Para que alguien cultive la fe que puede salvarle, primero debe reconocer que es pecador. Este concepto no resulta extraño en los países donde la gente ha crecido creyendo en Dios y tiene cierto conocimiento de la Biblia (Ecl. 7:20). Sin embargo, en algunas naciones, la persona común y corriente desconoce que nacemos pecadores y que el pecado se hereda. Claro, comprende que comete errores, tiene defectos y a veces hace cosas malas. Además, observa que a todo el mundo le pasa igual. No obstante, la cultura en que se ha criado no le ayuda a comprender las causas de esa situación. Para colmo, puede que en su idioma se entienda, por lo general, que el pecador es únicamente el que desobedece ciertas normas o incluso incurre en delitos. Como es obvio, quien se ha criado en un ambiente así no entiende este término en el mismo sentido en que lo usó Pablo y, por consiguiente, no se considera pecador. w11 15/6 1:10, 11
Tomado de WWW.j.w.org/es