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Saturday, November 29, 2014

Novela de Ficción "La Violación". Parte 4 Yo, Berta.

VIII- En 1981 escribí a mi hermano Raciel aconsejándolo para que no estropeara su hermosa vida. Lo prevenía del abatimiento y las confusiones y le pedía que acudiera a Hermana para que no se perdiera como yo. Ella podría ayudarlo y aconsejarlo mucho, pues ya se inclinaba al alcohol, el cigarro, las mujeres, las broncas y pleitos de barrio y hasta lo habían acusado injustamente de robarse una bicicleta. Debía obedecer a Hermana y a Mami porque eran más experimentadas y juiciosas y tenían más luz larga.Sería provechoso que fuera franco y leal con ellas. Cu  ando uno tiene poca edad es poco comunicativo, pero más tarde comprende que quienes nos quieren bien, Deben conocernos a fondo.
Nuestra madre Fermina se sentía muy triste y hasta sola, sobre todo después de la muerte de nuestro hermano Leonel y de mi partida a Estados Unidos. No consideraba que la hubiera abandonado a su suerte, pero no era fácil para ella ni para ninguno de los más íntimos.
Le pedía a Raciel que la hiciera sonreir lo más que pudiera y que le diera la felicidad que nosotros no le supimos dar por los errores que cometimos en nuestras vidas absurdas y estúpidas.
Hermana no le había dado disgustos graves, pero ya era madre, esposa, trabajaba mucho, estudiaba y estaba llena de diversas responsabilidades a las que se consagraba por entero con gran fe y pasión. Una vez llegó a tener como cuatro cargos solamente en el Comité de Defensa de la Revolución porque nadie las quería asumir.Vivían cerca, pero eran muy diferentes, no se comunicaban bien desde la adolescencia. Hermana era muy independiente y a veces intolerante, como casi todos nuestros ancestros y sus descendientes. Y la convivencia cada día era más difícil, se soportaba si acaso al marido, a los hijos chiquitos, hasta que obedecieran. Porque la humildad era cada vez más escasa en nuestro Programa Genético, en nuestra Tierra y finalmente en todo el Universo.Cada uno tenía sus arrastres, sus cruces, sus desastres.
Tanta gente junta era un problema. Además la casa era pequeña, estrecha, destartalada, despintada. El hacinamiento, las cucarachas, los ratones y la falta de confort se unían a los caracteres difíciles.Hermana hizo sus intentos por la reconciliación filial, pero todo andaba mejor a distancia, por lo que cargó sus cachibaches otra vez para la vega en el carro de caballo de Eufemio y pidió Licencia sin Sueldo hasta que apareció el Círculo Infantil para que le cuidaran los hijos. Antes Hermana soltó la lengua en el portal y mandó a Mami una cartica bien fea en la que se sacó del pecho todo el enojo que acumulaba desde los doce años. Hasta de la muerte de Leonel la culpó clavándole una gran puñalada en el pecho.Hermana podía incendiar bosques con sus verdades. Y ya las cosas no fueron iguales nunca más.
El Rancho se llenaba de ranchitos o cuarticos clandestinos y Hermana acabó viviendo en uno también bastante insalubre, la iban a desalojar y todo, porque estaba pegado a la alcantarilla, pero con donaciones voluntarias de sangre, guardias desarmada a las cuadras hasta las dos de la madrugada en la bodega de Alipio  y otras fidelidades más, aplacó la ocasional campaña sanitaria y hasta le vendieron a precios módicos unos ladrillos, unas fibras de techo y unos sacos de cemento para mejorar la fachada de su morada favélica.
Mami siempre repetía "El que se casa, casa quiere". Así fue su madre, sus tíos y tías, sus abuelos y abuelas...Desde adolescentes se fugaban todos de sus casas maternas con cualquier pretexto para respirar libertad. La mayoría eran de temperamentos coléricos, de personalidades rebeldes y querulantes. Se querían, pero les costaba mucho trabajo armonizarse, máxime con tantas escaseces y limitaciones materiales y sin una contención cristiana y una estructura ideológica común.Todos veníamos con "la marca de la bestia".
Así los que no nos marchamos del Palacio de Familia a delinquir y hasta a morir, se fueron al Servicio Militar, a las becas, los albergues, al bosque social. En realidad eso se fue generalizando a la fuerza en la Isla. La colectividad fue disolviendo, disociando el tronco común, original, que no daba o no podía dar la cobija, la protección, la seguridad, la comprensión añorada, necesaria.
En los momentos de hospitales, paritorios, enfermedades, velorios, cementerios...se fundían de algún modo, pero la institución familiar estaba socavada como la sociedad misma, y eso lo heredarían también las familias creadas por nosotros mismos, los que lo veíamos tan mal.
Era toda una cadena de pleitos, litigios, conflictos, irrespetos, agresividad, cuchillos amolados, vasos rotos en el rostro de la madre....Después al padrastro lo aceptamos porque no nos quedó más remedio, compró la mitad de nuestra casa a nuestro padre que con el dinero recibido se construyó él mismo el cuartico de tabla costanera, papel de techo y cartón propio.Así su rival dejó de hablar con mi madre por la cerca, y se acabó la violencia doméstica física, directa, aguda. Disimulábamos lo mejor que podíamos el rechazo al extraño y la lástima a nuestro padre, cada vez más solo, loco, alcohólico, jugador...
Aceptábamos a nuestro padrastro entre comillas, entre dientes, sin un auténtico amor común. Nuestras filosofías, religiones, ideologías, psicologías...tampoco eran comunes.Eso generaba tensiones, malestares, inestabilidad, desequilibrio, ansiedad, falta de autodominio, impaciencia....Nos alejaba de todos los frutos del espíritu en general. La casa nos resultaba desagradable, aburrida, tensa....a hijos y a nietos.
Los adultos lo achacaban a que nos gustaba la vida mundana, desordenada, disoluta, relajada, festinada. Y en parte era verdad. Pero faltaba en nuestro hogar sobre todo la alegría, la paz, el gozo de vivir, el amor, la felicidad. Por eso nos descarriamos antes o después; nos faltaba un asidero espiritual sólido.Las creencias eran eclécticas y contradictorias.Decían una cosa y hacían otra. Nuestro padrastro, por ejemplo, era santero, palero, brujero, curandero, revolucionario...Hacía todos los micronegocios que podía para sobrevivir, aunque eran ilegales y supuestamente inmorales: daba lija a las ollas arroceras eléctricas, vendía cigarros, jabón, detergente, paleticas, coquitos..., sin tener Licencia para nada de eso y siendo el Presidente en la cuadra. Eso nos dañaba psicológica y moralmente.
En mi carta le sugería a mi hermano que luchara, enfrentara la vida con optimism, aunque yo misma fuera tremenda pesimista. Le decía que no torciera el camino jamás. Se sentiría satisfecho, no tendría que reprocharse cosas malas a sí mismo, como yo. Ser malos no cuesta trabajo, en cambio el camino del bien está lleno de sacrificios, pero resulta al final maravilloso-le escribía.
Le hablaba de ese modo porque desgraciadamente mis pasos en falso me habían enseñado a distinguir ambos senderos. Lamentaba haber escarmentado en carne propia ciertas realidades. Lo alertaba de las junteras, las malas companías, la presión de grupo, los embullos, el falso concepto de la Amistad y la solidaridad. Le recordé mis experiencias en Kilo Cinco y Kilo Ocho.
Si no me hubiera aumentado la edad para estar a tono con mi grupo juvenil, tal vez me hubieran mandado a un Reformatorio de Menores, a un lugar menos putrefacto. Mi familia respetó aquella mala decision mía, casi suicida de mentir, y no buscó ni un abogado que me defendiera. Porque en realidad se estaban muriendo de hambre y no tenían visión, ni luz, ni cultura, ni dinero, ni cabeza...para impedir aquella monstruosidad. Mis amigos ya tenían 19, 18 años y yo solo 15. Pero por nada del mundo yo los hubiera traicionado. No me ha pesado nunca. Tengo mis principios. Andábamos mal, pero unidos "en las verdes y en las maduras".
Mas no quería que a mi hermano, a mi familia, a otros muchachos les pasara lo mismo que a mi. Entonces en Cuba no había ni Carnet de Identidad. Nadie me pidió la inscripción de nacimiento para juzgarme y condenarme. Era un tiempo de mucha barbarie burda.
De lo de ahora sé por cartas, por radio y por lo que me cuentan los que se han ido y regresado de allá, sobre todo sé por Roberto, el padre de mis hijos. Es espantoso también lo de ahora!.
Le hablaba entonces a mi hermano como una vieja sabia y ejemplar, pero sin sermones, para no caerle mal. Los jóvenes no soportan eso porque saben que nosotros también pecamos y hasta seguimos pecando de algún modo.
Mi tristeza me llevaba a tratar de comunicarme con mi joven e inexperto hermano y con todos los ausentes más queridos.
Hermana siguió sin escribirme enfrascada en su religión política, las cartas se perdían, y cada vez escribí menos yo misma, hasta que dejé de escribir a todos y hasta de llamar y enviar "ayudas" o "auxilios" modestos. Empecé a concentrarme más en mis hijos y en mi misma. 
 
 
 

Friday, November 28, 2014

Hijos-Amor-Dios:

LEER EN

LA ATALAYA DICIEMBRE DE 2014

Preguntas sobre la Biblia

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¿Qué necesitan sus hijos para amar a Dios?

Un padre enseñándole de Dios a su hijo mediante la naturaleza
Aproveche la naturaleza para ayudar a sus hijos a amar a Dios
Sus hijos amarán a Dios si tienen pruebas de que existe y los ama. También es necesario que lo conozcan (1 Juan 4:8). Por ejemplo, deben saber por qué creó al hombre, por qué permite que las personas sufran y qué hará en el futuro por nosotros. (Lea Filipenses 1:9.)
Para que sus hijos amen a Dios, tienen que ver que usted también lo ama, pues lo más seguro es que sigan su ejemplo. (Lea Deuteronomio 6:5-7 y Proverbios 22:6.)

¿Qué puede hacer para que sus hijos amen a Dios?

La Palabra de Dios tiene mucho poder (Hebreos 4:12). Así que ayude a sus hijos a comprender las enseñanzas básicas de la Biblia. Para llegar al corazón de sus hijos, use las mismas técnicas que usó Jesús con sus discípulos: hágales preguntas, escuche sus respuestas y explíqueles lo que no entiendan. (Lea Lucas 24:15-19, 27, 32.)
También puede repasar con ellos algunos relatos bíblicos que muestran el cariño con el que Dios trató a la gente. Así conocerán mejor al Creador y lo amarán más. En www.jw.org/es encontrará herramientas que le serán muy útiles. (Lea 2 Timoteo 3:16.)
 

La Violación. (Yo, Berta) Continuación.

VII-
En diciembre de 1980 continuaba todavía contando de mi alegría y felicidad relativas. Mi esposo seguía contento, con ganas de luchar.
Las cartas demoraban mucho y mi familia, especialmente mi madre, se preocupaba y quejaba. Muchas ni llegaban. Al cabo de cinco meses no había recibido noticias.
Yo hacía gestiones para poner un teléfono, cosa que en Miami no era difícil. Habíamos comprado una casa, después de unos tiempos duros y complejos, aunque no insoportables, pues a decir verdad, hambre no pasamos, mas nuestra situación no era la mejor. Pero ya íbamos mejorando. Nos faltaban muchas cosas, sin embargo veíamos el resultado de nuestra obra. No aspirábamos a riquezas, pero tratábamos de asegurarles a los hijos una vida realmente humana. Trabajábamos y nos sacrificábamos y obteníamos las cosas que deseábamos,.

Recordaba las Odiseas de Cuba para poder conseguir aquel cuartico del Maica, prácticamente inhabitable, cómo tuvimos que arañar la tierra, y por poco lo perdemos. En menos de tres meses en "el imperio", teníamos una casa de tres cuartos, un fogón de cuatro hornillas, tres refrigeradores, dos baños...Era maravilloso!. No se trataba de simples baratijas. Lo único que me dolía era saber el trabajo y las necesidades que pasaba mi familia en mi país.

Pagábamos doscientos ocho pesos mensuales de renta por la casa. Eso sería por un tiempo, hasta hacernos propietarios. Al menos eso creíamos entonces. Dimos una entrada y continuamos pagando la renta mensual, pero al final, la casa sería nuestra.

Vivíamos en un barrio de negros. A muchos no les agradaba eso de vivir con ellos allí, pero yo jamás fui racista. Por qué habría de serlo en mis nuevas circunstancias?. Si una virtud tenía era la sociabilidad y la Amistad con todos los seres humanos, sin prejuicios de ningún tipo. El exceso de esa cualidad me había traído bastantes tropiezos, pues no era selectiva y por proteger a otros, había sufrido hasta prisiones y la separación de mi hijo. Así me ocurrió con lo de la droga. Lo mío era fiestar, bailar, divertirme, tomar, amar, divertirme.Podía fajarme, escandalizar, meterme en broncas y hasta contestar desenfrenadamente a las autoridades cuando hacía catarsis, casi siempre defendiendo causas que consideraba  justas, dentro de mi anarquismo y liberalismo. Pero de ahí a las drogas había un trecho. Al menos en aquel tiempo lo veía así. Por creer en aquella amiga, le guardé el paquete y me embarqué y hasta embarqué a Machy y a las jimaguas. Ni averigué lo que contenía y a los quince minutos tenía un registro policial y una causa legal contra mi, en una etapa en que estaba tratando de rectificar, por mi maternidad.
 
Aquellos negros que tuve por vecinos en Estados Unidos, le explicaba a mi madre, eran muy decentes y finos. En Cuba se hablaba de los pobres negros de aquí, y era cierto que generalmente tenían sus propios barrios. Pero qué barrios!. No como El Rancho, el Maica, el Capó...llenos de negros, mulatos, blancos, chinos y procedentes de todos los continentes mezclados, pero casi siempre indigentes, depravados, bullangueros y violentos. Todos juntos, revueltos, desvergonzados y varios dañinos y malignos.
 
En cambio estos negros de aquí, podían ir libremente para donde lo desearan y vivían trescientas veces mejor que yo, que tampoco me quejaba.
 
Mis niñas habían nacido prematuras, al parecer por el embarazo en prisión, en el mar y con toda la angustia de mi azarosa vida. Pero gracias a Dios, estaban que parecían dos hermosas manzanitas. Eran bellas, rubias y rosadas; tan suavecitas!.Pero cuando nacieron de pocas libritas, sietemesinas y con anemia, daban lástima, y yo vivía muy asustada. A los tres meses se había operado el gran milagro divino de mi vida. Dios me las había convertido en dos gemas preciosas y eran tan simpáticas que todos las celebraban y tenía que protegerlas contra el mal de ojo con los azabaches.Ya las verían en las fotos!.
 
El Machy estaba grandísimo y hecho un negrito!. Se acordaba de todos, aunque no los veía desde hacían diecisiete meses. Tenía un gran peo con su padre y sabía ya hablar Inglés ( Claro, algunas palabritas).
 
Apenas salíamos a pasear. Habían mil lugares atractivos donde ir, pero no podíamos darnos ese lujo. Por otro lado los niños estaban muy pequeños y lo que ganábamos había que emplearlo en cosas de primera necesidad!. Ya vendrían tiempos mejores!. Mas no nos aburríamos. Teníamos de sobra en qué ocuparnos sin tener que salir.
 
Continuaba añorando la unidad familiar. Pero las Navidades en el Norte "revuelto y brutal" eran bellísimas. No recordaba las de Cuba, pues era demasiado pequeña cuando las suspendieron pretextando razones económicas vinculadas a la zafra azucarera. Tenía una imagen imprecisa de todo eso.
 
Muchas veces me deprimía pensando en mis seres queridos ausentes y viviendo en la precariedad casi absoluta. Era un contraste muy grande con la alegría y la abundancia de aquí; aunque algunos como Hermana no eran conscientes de nada de eso. Eran felices a su manera!.Se conformaban con tan poca cosa!.
 
Enviaba recuerdos, besos, abrazos, cariños y amores a todos. Seguía sin recibir respuestas a mis cartas, entonces contínuas, copiosas, detalladas, desesperadas.
 
Ya me había reunido por suerte con mi padre, que no estaba muy contento, pues se le habían hecho difíciles ciertas cosas. Estaba decepcionado y triste; extrañaba su vida errante y no conseguía adaptarse tampoco a este mundo algo incommunicado, plano para sus costumbres ermitañas, pero arrabaleras, rancheras. No olvidaba pedir o dar al vecino el buchito de café o la cucharadita de sal o azúcar...
 
Yo pedía insistentemente fotos a todos mis familiares y que me escribieran, por favor, aunque fuera una nota. Lo necesitaba tanto!.
 

Tuesday, November 25, 2014

"La Violación" Parte 4: Yo Berta. Novela de Ficción de Diana Margarita Cantón Martínez.

VI_
   Ya en Miami tomé la iniciativa de escribirle a Hermana, ya que consideré inevitable tratar de conversar con ella, aunque sus deberes le exigieran que no nos relacionáramos, ni siquiera de aquella  manera indirecta. No olvidaba los lazos que nos unían y me parecía inhumano y hasta monstruoso que no pudiera responderme o que no lo hiciera.
Le aclaraba que no me había ido por gusana, ni nada que estuviera en contra de lo de ella. Solo había escogido una senda que por lo menos me apartaba de la mala fama que tenía.
Una vez traté de enmendarme con un militar y amigo de mi cuñado, allá en Cuba, y nada más que supo mi pasado, me echó a un lado como a una leprosa. Y lo supo por mi cuñado y por la propia Hermana que consideraron que debían ser leales con él, con la causa, los principios que tenían, y que de todas maneras se iba a enterar pronto de con quién se había empatado sin investigar antes.
Por poco me muero de aquel legrado a sangre fría que me hicieron casi a los tres meses y del que se enteró mi familia después que pasó mi gravedad. Ni yo misma estaba muy segura de que estuviera en estado de Isidro, aunque lo intuía con bastante exactitud. Y como yo a veces me desaparecía una semana, quince días...Era normal!.
Me ilusioné de verdad con el tenientico castaño, de ojos verdes y dulce como la miel; pero si lo veían conmigo en la Arboleda, en la Casa Central de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, como planeó, para bailar, comer, divertirnos... y tener acceso a ciertos privilegios, lo degradaban.
El tenía su novia para casarse, una chiquita de trece años, muy decentica ella, con la que rompía los bastidores del catre en casa de su suegra, pero yo era un desastre, mi canapé era vergonzoso, y ni él mismo era consciente de eso al principio. Era tan puro, tan inocente dentro de su codicia sexual. No le dije nada ni a él y ni siquiera a Hermana. Tampoco tuve mucho tiempo, él trabajaba en La Habana. Dejamos de vernos, no nos buscamos ninguno de los dos, y yo seguí en mi ambiente, con mis iguales y o mis peores. Yo sabía que "los habichuelas", como los llamaba Hermana, son los más machistas que hay: " arañan todo lo que pueden, pero no se dejan arañar "ni con el pétalo de una flor". Así matamos nuestro Pionero!.
Mis tatuajes me seguían acomplejando, tenía que tratar de que no me los vieran, o de operármelos, pero no sabía cómo?. De todos modos los peores eran los del alma, el corazón , la mente. Quién qué podría borrar esas huellas?. Con qué plancharlas, sobre todo dentro de Cuba?.
El Jefe de la Policía Regional le dijo a Hermana que ya yo " había llegado a un grado de degeneración humana que ni Makarenko, si resucitaba, podía salvarme", así es que ella pedagoga-diosa- fracasada ( se autonombró después), cuando la botaron para siempre del sacrosanto Ministerio de Educación ( que era como el de la Verdad ) menos.
Hermana siempre confió en cambio en que mi conducta trastornada se podia reformar con un poco de Amor, si me ayudaban. Pero todos tenían que poner de su parte, no solo yo a la que veían como la infectada. Era más fácil deshacerse de jóvenes como yo, que ayudar a cambiar nuestros conceptos y actitudes.
El diálogo de Hermana con el Gendarme fue un intento vano de echarle perlas a un cerdo o darle flores a un caballo. Entendió sus pedagógicos y filiares criterios como un reto a su autoridad totalitaria y no como un llamado a la cordura. En realidad Hermana también tenía sus traumas, trastornos y contradicciones que se agudizarían con los leñazos de la vida. Pero todavía ella solo dudaba y de un modo muy inconsciente y podía ser relativamente tolerada. Aunque por poco la encierran ese mismo día!.
Algo similar le ocurrió a Hermana con los jueces y fiscales a los que se acercó para interceder por mi y mis amigos. Descubrió que varios eran unos corruptos y oportunistas, capaces de venderse o cambiarse por puercos y no por simples " platos de lentejas".
A pesar de tantas decepciones, frustraciones y errores, sigo queriendo mi tierra. De haberme quedado allá, mi vida hubiera seguido encerrada en el mismo cochino círculo vicioso, quisiera o no. Por eso no me arrepiento de mi elección. Fui muy objetiva y sensata esta vez, le argumentaba a Hermana.
Reconocía la corrupción, el mal asombroso que hay en Miami, más le explicaba que el que se apartara y nada tuviera que ver con eso, nadie lo molestaría.
Yo y Roberto criábamos tranquilamente a nuestros hijos, salíamos cuando queríamos y para donde queríamos, sin aquellas viejas preocupaciones de la aldea natal, sin el qué dirán? y los prejuicios contra el diferente.
El niño, mi querido Machy, estaba contento y feliz. No ignoraba la incertidumbre de nuestro futuro, pues no era adivina, pero lucharía todo lo necesario para que fuera lo más brillante posible. Eramos unos principiantes en este novísimo mundo y era natural que no viviéramos como ricos, pero estaba segura de que oportunidades existían para abrirnos paso y no muy tarde. Eso pensaba y escribía.
Sin entrar en réplicas le aclaraba que aquello era completamente diferente a como trataban de pintarlo y desfigurarlo en Cuba. Aún no había visto ninguna escena de esos tristes casos de los que se hablaba allá. Mis hijos no tendrían que reprocharme nada. En fín de cuentas "Paraíso por Paraíso, todos son muy parecidos"- le aseguraba a Hermana. "Y el destino de cada cual se forja con cariño y dedicación, lo demás no lo des por contado".
Francamente los extrañaba mucho a todos y si no fuera por la maldita distancia que nos seguía separando, podría decir sin rodeos que era una mujer extremadamente feliz.
Enviaba besos a mis sobrinos y pedía que me hablaran de ellos y les recordaran que tenían una tía un poquito lejos, pero que los adoraba con todos sus sentimientos y el corazón.
Quería que Hermana me contara sobre sus problemas con mi cuñado, el guardia,, y le aconsejaba como una vieja, que no se volviera loca, que esta vida es una cabrona....Y besos y abrazos para todos mis queridos y hasta Machy se los mandaba y me decía tía en vez de Mamá desde que salí de Pinar. Era tía para acá y tía para allá, nos confundía. Pobrecito!. No me decía Mamá ni muerto!.
Le recalcaba mi Amor y casi le imploraba a Hermana que me contestara pronto; todo infructuosamente. Por lo menos fue así durante doce años.
Enviaba recuerdos a todos los delincuentes, borrachos, prostitutas, antisociales, desclasados, marginados...del barrio y del pueblo; a toda "la escoria patriota" que se quedó en casa, pese a las presiones, a Mireya Batallón que se dio candela cuando le quitaron el cuartico que construyó de cartones y zinc en el improvisado barrio El cartucho, pero que quedó viva para hacer el cuento, toda desfigurada. Después hasta la ayudaron a hacerse una casa más decente para ella y su pequeño hijo Enoccito, al que el padre nunca había atendido ni le había pasado la manutención o pensión alimenticia simbólica, que no daba ni para una semana del mes.
Recordaba a los viejos Leno, Ariel, Garlos...y los demás, los prostíbulos disimulados también en la Calle Maceo. Desde que Hermana los denunció, empezaron a tomarla por loca, no les convenía aceptar la verdad de que las rameras quizás disminuyeron al hacerse ilícitas, pero nunca desaparecieron, como el hambre. Se ufanaban con que era "una lacra del pasado superada" ( aniquilada). Qué absurdo y qué falso!. Algunos de estos viejos eran chulos y alquilaban sus cuartos. No todos, claro, pero algunos sí lo hacían.
En uno de esos antros sucios se crió Enoccito, el hijo de Mireya, por lo menos hasta los cinco años, en que su madre decidió construir, y luego hacer algo transcendental jugándose el todo por el todo por su hijo.
Después el niño fue milagrosamente casi un prodigio en todos los aspectos. Mireya no tuvo nunca quejas de él; y aunque era casi un monstruo, producto de las quemaduras, tuvo una madurez relativamente estable y gozosa, según le contó ella misma a Hermana en el tren que iba para Guane, una vez que se reencontraron.
El negocio, por supuesto, lo tuvo que dejar. El padre del chiquito apareció y la ayudó a acabar de encaminarlo, aunque no volvió jamás con ella. El muchacho se hizo militar de alta graduación y finalmente acabó trabajando en una Corporación de Turismo, muy bien parado y lleno de privilegios capitalistas.


Friday, November 21, 2014

Tomado de El País:

Obama dicta la mayor regularización de inmigrantes en tres décadas

El presidente de EE UU anuncia un reforma provisional sin la aprobación del Congreso

El Presidente de Estados Unidos Barack Obama. / MICHAEL REYNOLDS (EFE)
Cinco millones de inmigrantes en Estados Unidos dormirán desde este jueves más tranquilos. El presidente Barack Obama anunció esta noche la mayor regularización de sin papeles en Estados Unidos de las últimas décadas. Las medidas permitirán a los beneficiarios evitar la deportación y acceder a un permiso de trabajo.
Las medidas, que Obama adopta sin el apoyo del Congreso, abren una batalla sobre los límites del poder presidencial y el futuro multiétnico de la primera potencia mundial.
El demócrata Obama explicó esta noche a los norteamericanos, en horario de máxima audiencia, una serie de medidas que, junto a la reforma sanitaria y a la salida de la recesión, definirán su herencia política cuando abandone la Casa Blanca en 2017.
“Si usted cumple con los criterios, puede salir de las sombras y estar amparado por la ley. Si usted es un criminal, podrá ser deportado. Si va a entrar en EEUU ilegalmente, han aumentado las posibilidades de que sea capturado y enviado de regreso”, dijo Obama.
De los cerca de cinco millones de inmigrantes indocumentados —la mayoría de origen latinoamericano— que podrán beneficiarse del plan de Obama, cuatro millones son padres de ciudadanos o residentes en Estados Unidos, según adelantaron, antes del discurso, fuentes de la Administración de Obama. Estas personas no son un caso insólito en este país, donde cualquier nacido en suelo de EE UU se convierte automáticamente en ciudadana estadounidense aunque sus padres estén en situación irregular.
Las medidas también amplían las condiciones bajo las cuales los inmigrantes indocumentados que llegaron a EE UU antes de los 16 años y viven perfectamente integrados pueden regularizar su estatus. Una medida similar de 2012 ya permitió la regularización de cerca de 600.000 jóvenes, que se conocen como dreamers o soñadores.
La medida es parcial: los beneficiarios no obtendrán un permiso de residencia definitivo, que les abriría la puerta a la ciudadanía. Al tratarse de medidas ejecutivas, el sucesor de Obama podrá revocarlas en cuanto llegue al poder.
Esta es una de las diferencias con una reforma migratoria integral, una ley del Congreso que habría transformado de manera permanente el sistema de inmigración del país. La Casa Blanca justifica las llamadas acciones ejecutivas como una respuesta a la inacción del Congreso, donde el Partido Republicano bloquea la norma. Lo que anunció Obama es un paliativo a esta ley: más limitado y frágil, por su carácter revocable.
La ley que debatía el Congreso abría la puerta de la residencia permanente y a la ciudadanía para buena parte de los más de 11 millones de indocumentados que viven en EE UU. Con estas medidas, quedarán fuera más de seis millones, que seguirán en la penumbra legal.
La regularización de Obama deja fuera, entre otros, a los indocumentados cuyos hijos son dreamers, una reclamación de los activistas en favor de la reforma. Pero a partir de ahora su deportación no será una prioridad para las autoridades.
La prioridad, según explicaron las fuentes de la Administración de Obama, será deportar a los responsables de crímenes graves y las personas que han llegado en los últimos meses. Uno de los peligros de la iniciativa del presidente es que provoque un efecto llamada.
La llegada de decenas de miles de niños centroamericanos en el primer semestre de este año obedeció en parte a la convicción de que cuando llegaran podrían acogerse a una regularización.
Otro aspecto central del plan de Obama es facilitar a los estudiantes extranjeros de carreras tecnológicas y científicas en universidades de EE UU que se queden en este país una vez terminados los estudios. Las grandes empresas de Silicon Valley se quejan de esta fuga de cerebros a la inversa, que ayuda a competidores en el sector tecnológico de otros países.
El proceso para la regularización provisional se abrirá en los próximos meses. La última gran regularización fue resultado de una ley firmada por el republicano Ronald Reagan en 1986. Otro republicano, George W. Bush, intentó que el Congreso adoptara una ley migratoria ambiciosa, pero topó con la oposición de legisladores de su propio partido. El debate ahora se centra menos en el contenido de la reforma que en el método. Pocos discuten en Washington que las actuales leyes no funcionan.
El Partido Republicano, reforzado por la victoria en las elecciones legislativas del 4 de noviembre, acusa a Obama de provocar una crisis constitucional al adoptar unilateralmente una reforma de tal calado.
“Las acciones que estoy tomando no sólo son legales, son medidas como las adoptadas por los presidentes republicanos y los presidentes demócratas durante el último medio siglo”, replicó Obama.

Video con correspondencia ( Verlo en mi biografía completo, si puede):

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Hola, Diana Margarita. Te hice un video para darte las gracias por tu amistad. Puedes crear uno tú también en facebook.com/thanks ‪#‎gracias‬
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    Emilia Cervantes La quiero mucho hermana.

  • Diana Margarita Cantón Martínez Yo también, hermanita. Gracias por tenerla!.