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Wednesday, February 09, 2011

Maltrato y abandono infantil:

Hemos elegido la definición del Centro Internacional de la Infancia de París, que considera que maltrato infantil es "cualquier acto por acción u omisión realizado por individuos, por instituciones o por la sociedad en su conjunto y todos los estados derivados de estos actos o de su ausencia que priven a los niños de su libertad o de sus derechos correspondientes y/o que dificulten su óptimo desarrollo".

Existen diferentes tipos de maltrato, definidos de múltiples formas, nosotros hemos seleccionado las siguientes :
 

Maltrato físico: Acción no accidental de algún adulto que provoca daño físico o enfermedad en el niño, o que le coloca en grave riesgo de padecerlocomo consecuencia de alguna negligencia intencionada.
Abandono físico: situación en que las necesidades físicas básicas del menor, (alimentación, higiene, seguridad, atención médica, vestido, educación, vigilancia...), no son atendidas adecuadamente por ningún adulto del grupo que convive con él.
Abuso sexual: Cualquier clase de placer sexual con un niño por parte de un adulto desde una posición de poder o autoridad. No es necesario que exista un contacto físico (en forma de penetración o tocamientos) para considerar que existe abuso sino que puede utilizarse al niño como objeto de estimulación sexual, se incluye aquí el incesto, la violación, la vejación sexual (tocamiento/manoseo a un niño con o sin ropa, alentar, forzar o permitir a un niño que toque de manera inapropiada al adulto) y el abuso sexual sin contacto físico (seducción verbal, solicitud indecente, exposición de órganos sexuales a un niño para obtener gratificación sexual, realización del acto sexual en presencia de un menor, masturbación en presencia de un niño, pornografía...)
Maltrato emocional: Conductas de los padres/madres o cuidadores tales como insultos, rechazos, amenazas, humillaciones, desprecios, burlas, críticas, aislamiento, atemorización que causen o puedan causar deterioro en el desarrollo emocional, social o intelectual del niño.
Abandono emocional: Situación en la que el niño no recibe el afecto, la estimulación, el apoyo y protección necesarios en cada estadio de su evolución y que inhibe su desarrollo óptimo. Existe una falta de respuesta por parte de los padres/madres o cuidadores a las expresiones emocionales del niño (llanto, sonrisa,...) o a sus intentos de aproximación o interacción.
Síndrome de Münchhausen por poderes: Los padres/madres cuidadores someten al niño a continuas exploraciones médicas, suministro de medicamentos o ingresos hospitalarios, alegando síntomas ficticios o generados de manera activa por el adulto (por ejemplo mediante la administración de sustancias al niño).
Maltrato institucional: Se entiende por malos tratos institucionales cualquier legislación, procedimiento, actuación u omisión procedente de los poderes públicos o bien derivada de la actuación individual del profesional que comporte abuso, negligencia, detrimento de la salud, la seguridad, el estado emocional, el bienestar físico, la correcta maduración o que viole los derechos básicos del niño y/o la infancia.
Indicadores de Maltrato Infantil
El niño no sabe defenderse ante las agresiones de los adultos, no pide ayuda, esto lo sitúa en una posición vulnerable ante un adulto agresivo y/o negligente. Los niños que sufren maltrato tienen múltiples problemas en su desarrollo evolutivo, déficits emocionales, conductuales y socio-cognitivos que le imposibilitan un desarrollo adecuado de su personalidad. De ahí la importancia de detectar cuanto antes el maltrato y buscar una respuesta adecuada que ayude al niño en su desarrollo evolutivo.

Los problemas que tienen los niños maltratados se traducen en unas manifestaciones que pueden ser conductuales, físicas y/o emocionales.
  A estas señales de alarma o pilotos de atención es a lo que llamamos indicadores, ya que nos pueden "indicar" una situación de riesgo o maltrato.

A continuación exponemos una serie de indicadores que nos pueden ayudar en nuestra observación, sin embargo hay que tener en cuenta que éstos por sí solos no son suficientes para demostrar la existencia de maltrato sino que además debemos considerar la frecuencia de las manifestaciones, cómo, dónde y con quién se producen.

Por ello es importante saber interpretar estos indicadores y no quedarnos ante ellos como observadores o jueces de una forma de ser ante la que no podemos hacer nada. Estos indicadores no siempre presentan evidencias físicas (v.gr.: algunas formas de abuso sexual, maltrato psicológico... ) sino que pueden ser también conductas difíciles de interpretar.


Algunos de los indicadores, entre otros, que se pueden dar son:

En el NIÑO:

señales físicas repetidas ( morados, magulladuras, quemaduras...)
niños que van sucios, malolientes, con ropa inadecuada, etc.
cansancio o apatía permanente (se suele dormir en el aula)
cambio significativo en la conducta escolar sin motivo aparente
conductas agresivas y/o rabietas severas y persistentes
relaciones hostiles y distantes
actitud hipervigilante (en estado de alerta, receloso,...)
conducta sexual explícita, juego y conocimientos inapropiados para su edad
conducta de masturbación en público
niño que evita ir a casa (permanece más tiempo de lo habitual en el colegio, patio o alrededores)
tiene pocos amigos en la escuela
muestra poco interés y motivación por las tareas escolares
después del fin de semana vuelve peor al colegio (triste, sucio, etc..)
presenta dolores frecuentes sin causa aparente
problemas alimenticios (niño muy glotón o con pérdida de apetito)
falta a clase de forma reiterada sin justificación
retrasos en el desarrollo físico, emocional e intelectual
presenta conductas antisociales: fugas, vandalismo, pequeños hurtos, etc.
intento de suicidio y sintomatología depresiva
regresiones conductuales (conductas muy infantiles para su edad)
relaciones entre niño y adulto secreta, reservada y excluyente
falta de cuidados médicos básicos

En los PADRES y/o CUIDADORES:

parecen no preocuparse por el niño
no acuden nunca a las citas y reuniones del colegio
desprecian y desvalorizan al niño en público
sienten a su hijo como una "propiedad" ("puedo hacer con mi hijo lo que quiero porque es mío")
expresan dificultades en su matrimonio
recogen y llevan al niño al colegio sin permitir contactos sociales
los padres están siempre fuera de casa (nunca tienen tiempo para...)
compensan con bienes materiales la escasa relación personal afectiva que mantiene con sus hijos
abusan de substancias tóxicas (alcohol y/o drogas)
trato desigual entre los hermanos
no justifican las ausencias de clase de sus hijos
justifican la disciplina rígida y autoritaria
ven al niño como malvado
ofrecen explicaciones ilógicas, contradictorias no convincentes o bien no tienen explicación
habitualmente utilizan una disciplina inapropiada para la edad del niño
son celosos y protegen desmesuradamente al niño

Estos indicadores pueden observarse en otros casos que no necesariamente se dan en niños maltratados, la diferencia más notable es que los padres maltratadores no suelen reconocer la existencia del maltrato y rechazan cualquier tipo de ayuda, llegando a justificar con argumentos muy variados este tipo de acciones; en cambio los padres con dificultades suelen reconocerlas y admiten cualquier tipo de ayuda que se les ofrezca.

El Maltrato Físico
Las estadísticas acerca del maltrato físico de los niños son alarmantes. Se estima que cada año cientos de miles de niños reciben abuso y maltrato a manos de sus padres o parientes. Miles mueren. Los que sobreviven el abuso, viven marcados por el trauma emocional que perdura mucho después de que los moretones físicos hayan desaparecido. Las comunidades y las cortes de justicia reconocen que estas “heridas emocionales ocultas” pueden ser tratadas. El reconocer y dar tratamiento a tiempo es importante para minimizar los efectos a largo plazo causados por el abuso o maltrato físico. Cuando un niño/niña dice que ha sido abusado, hay que tomarlo en serio y evaluarlo de inmediato.
Los niños que han sido abusados pueden exhibir:
una pobre auto-imagen pobre
reactuación del acto sexual
incapacidad para confiar o amar a otros
conducta agresiva, problemas de disciplina y a veces, comportamiento ilegal
coraje y rabia
comportamiento auto-destructivo o auto-abusivo, pensamientos suicidas
pasividad, comportamiento retraído o apegamiento
miedo de establecer relaciones nuevas o de comenzar actividades nuevas
ansiedad y miedos
problemas en la escuela o fracaso escolar
sentimientos de tristeza u otros síntomas de depresión
visiones de experiencias ya vividas y pesadillas
abuso de drogas o de alcohol
problemas al dormir
A menudo el daño emocional severo a los niños maltratados no se refleja hasta la adolescencia, o aún más tarde, cuando muchos de estos niños maltratados se convierten en padres abusivos. Un adulto que fue abusado de niño tiene mucha dificultad para establecer relaciones personales íntimas. Estos hombres y mujeres pueden tener problemas con el acercamientos físico, el tocar, la intimidad y el confiar en otros al llegar a adultos. Están expuestos a un riesgo mayor de ansiedad, depresión, abuso de substancias, enfermedades médicas y problemas en la escuela o en el trabajo. Sin el tratamiento adecuado el daño hecho al niño abusado físicamente puede perdurar de por vida.
La identificación y el tratamiento a tiempo son importantes para minimizar las consecuencias del abuso a largo plazo. Los profesionales de la salud mental capacitados deben de llevar a cabo una evaluación comprensiva y proveer el tratamiento para los niños que han sido abusados. Mediante el tratamiento, el niño maltratado comienza a recuperar su sentido de confianza en sí mismo y en otros. Pueden ayudar a la familia a aprender nuevas formas de darse apoyo y de comunicarse los unos con los otros. Los padres pueden también beneficiarse del apoyo, entrenamiento y manejo del coraje.
El abuso físico no es el único tipo de maltrato infantil. Muchos niños son víctimas de abandono, de abuso sexual o de abuso emocional. En todos los tipos de abuso infantil, el niño y la familia pueden beneficiarse de una evaluación y tratamiento de un profesional de la salud mental capacitado.