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Wednesday, July 10, 2013

Que efecto debe tener el rescate en el uso que damos a nuestra vida?

Asignacion: Persona adulta aconseja con naturalidad a una joven:

-Diana: Hola, soy Diana Ruiz. Mucho gusto en conocerte. Como te llamas?


Thalia: Thalia. Mucho gusto. Es Testigo de Jehova?

-Diana: Si, soy colaboradora de Jehova Dios y estoy dando testimonio a las personas de este territorio.

Thalia:Si, se le nota por su manera de vestir y hablar tan amable. Yo espero unas amiguitas para ir a la discoteca. Pero me alegra encontrarme con Usted porque alguien en la escuela me hablo de un libro que ustedes tienen que aclara muchas dudas que como joven tengo.

Diana: Si, se trata de " Lo que los jovenes preguntan. Respuestas practicas". Volumen 1 y 2.. Y te puede ser de gran utilidad por los consejos practicos que ofrece para que lleven una vida que agrade a Jehova Dios y a Jesucristo-su hijo, tengan esperanza de vida eterna y les vaya mejor en esta vida de ahora, que-como ves, esta cada vez mas dificil. Si me das tu direccion y tu telefono podemos hacer arreglos para llevarte a casa ese libro que deseas leer, y gratuitamente.

Thalia:De veras? Y gratuitamente?.

Diana: Si, no te costara un centavo, aunque el dia que quieras y puedas, haras alguna donacion voluntaria para esta obra. Pero ahora me gustaria que leyeras este texto biblico para que vayas pensando en que puedes hacer con tu vida ahora que eres tan jovencita?.

Thalia: Si, leamelo.

Diana: Si, sera un placer. Mira, se trata de 1 Pedro 2:24. Sigue con la vista la lectura, por favor.
Quien fue ese que cargo con nuestros pecados?.

Thalia: Se trata de Jesus?.

Diana: Por supuesto que si. Esta fue una provision de Jehova: su propio hijo. Pero que efecto crees que debe tener esto en el uso que le damos a nuestra vida?.

Thalia:Supongo que debemos agradecerlo.

Diana: Si, asi es, pues con ese acto de amor, podemos quedar limpios del pecado, por lo que debemos esforzarnos diligentemente por vencer las tendencias pecaminosas que todos los seres humanos tenemos.

Thalia: Pero es dificil cumplir con tantos requisitos que pone la Biblia, sobre todo a esta edad.

Diana: Si, lo se. Pero si tenemos conocimiento exacto de ella, veremos que todo es para nuestro bienestar. Cuando la conozcas a profundidad, veras que debe ser absolutamente inconcebible el que deliberadamente hagamos algo que sepamos que es pecaminoso. Mira, lee tu misma, si puedes, por favor, este otro texto: Tito 2: 13-14. Aqui esta marcado.

Thalia: Le da lectura.

Diana: Que entendiste?.

Thalia:Si, fue un acto de gran sacrificio de Jesucristo por nosotros, que hemos hecho tantas cosas feas.

Diana: Si, Thalia, el agradecimiento que sentimos por esta maravillosa provision debe movernos a participar celosamente en esta obra que Cristo ha asignado a sus seguidores verdaderos.
Y ahora te leere un ultimo texto, para dejartelo en mente, antes de que lleguen tus "amiguitas": 2 Corintios 5: 14-15.
 Que te parece?.

Thalia: Oh, que impresionantes palabras!. Me han puesto a pensar si de veras iré con mis amigas a esa discoteca, donde se bebe alcohol, se fuma y se hacen cosas egoistas, placenteras, pero temporales, y que seguramente nos ensucian el cuerpo, la mente, el alma, la vida toda..
Mire, Diana, mejor me voy a casa. Aqui estan mi direccion y mi telefono. Espero el libro el martes a las dos de la tarde. Se lo agradecere mucho!.

Diana: Alli estare, primeramente Jehova Dios.

Thalia: Gracias.

Diana: Por nada, Thalia.Gracias a Jehova por todas las bendiciones que nos da cada dia!.
 

Tomado del Libro Toda Escritura:

Libro bíblico número 44: Hechos
Escritor: Lucas
Dónde se escribió: Roma
Cuándo se completó: c. 61 E.C.
Tiempo que abarca: 33–c. 61 E.C.
EN EL cuadragésimo segundo libro de las Escrituras inspiradas, Lucas da un relato de la vida, la actividad y el ministerio de Jesús y sus seguidores hasta el tiempo de la ascensión de Jesús. El registro histórico del cuadragésimo cuarto libro de las Escrituras, Hechos de Apóstoles, continúa la historia del cristianismo primitivo mostrando cómo se funda la congregación como resultado de la operación del espíritu santo. También describe cómo crece el testimonio, primero entre los judíos y luego pasando a gente de todas las naciones. La mayor parte del contenido de los primeros 12 capítulos 1-12 es sobre las actividades de Pedro, y los 16 capítulos 13-28 restantes relatan las actividades de Pablo. Lucas estuvo en asociación íntima con Pablo, pues lo acompañó en muchos de sus viajes.
2 El libro está dirigido a Teófilo. Puesto que se le llama “excelentísimo”, es posible que Teófilo fuera un funcionario, o puede que con “excelentísimo” solo se exprese alta estima. (Luc. 1:3.) El relato registra con exactitud histórica el establecimiento y desarrollo de la congregación cristiana. Empieza con las apariciones de Jesús a sus discípulos después de su resurrección y luego narra sucesos importantes del período desde 33 hasta alrededor de 61 E.C., de modo que abarca un total de aproximadamente 28 años.
3 Desde tiempos antiguos la escritura de Hechos se ha atribuido al escritor del Evangelio de Lucas. Ambos libros están dirigidos a Teófilo. Al repetir en los versículos de apertura de Hechos los sucesos con que concluye su Evangelio, Lucas enlaza los dos relatos y así indica que son obra del mismo autor. Parece que Lucas completó Hechos alrededor de 61 E.C., probablemente hacia fines de una estadía de dos años en Roma en compañía del apóstol Pablo. Puesto que los sucesos que describe llegan hasta ese año, Hechos no pudo haberse completado antes de esa fecha, y el hecho de que la apelación de Pablo a César se deja sin haberse decidido indica que Hechos se completó para ese año.
4 Desde los tiempos más antiguos, Hechos ha sido para los escriturarios un libro canónico. Partes del libro se encuentran entre los papiros manuscritos más antiguos que existen de las Escrituras Griegas, en particular los papiros Michigan núm. 1571 (P38), del siglo III o IV E.C., y Chester Beatty núm. 1 (P45), del siglo III. Ambos papiros indican que Hechos circulaba junto con otros libros de las Escrituras inspiradas y por lo tanto era parte del catálogo desde fecha temprana. El modo de escribir de Lucas en el libro de Hechos refleja la misma exactitud notable que, según ya dijimos, distingue su Evangelio. Sir William M. Ramsay clasifica al escritor de Hechos “entre los historiadores de primer rango”, y explica así lo que esto significa: “La condición primera y esencial del gran historiador es la verdad. Lo que dice tiene que ser fidedigno”*.
5 Como ilustración de la exactitud informativa tan característica de los escritos de Lucas, citamos a Edwin Smith, comandante de una flotilla de buques de guerra británicos en el Mediterráneo durante la I Guerra Mundial, quien escribió en la revista The Rudder de marzo de 1947: “Las naves antiguas no eran timoneadas como en estos tiempos modernos con un solo timón articulado sobre el codaste, sino mediante dos remos o paletas grandes, uno a cada lado de la popa; de ahí la mención de estos en número plural por san Lucas. [Hech. 27:40.] [...] En nuestro examen hemos visto que cada declaración que hace san Lucas sobre los movimientos de esta nave, desde que zarpó de Bellos Puertos hasta que quedó varada en Malta, ha sido verificada por prueba externa e independiente del tipo más exacto y satisfaciente; y que sus declaraciones en cuanto al tiempo que estuvo a la mar el barco corresponde con la distancia recorrida; y, finalmente, que su descripción del lugar al cual llegaron cuadra con el lugar tal como es. Todo lo cual muestra que Lucas en verdad hizo la travesía según la describe, y además ha probado que fue un hombre cuyas observaciones y declaraciones pueden aceptarse como confiables y fidedignas en grado máximo”*.
6 Los hallazgos arqueológicos también confirman la exactitud del relato de Lucas. Por ejemplo, excavaciones hechas en Éfeso han desenterrado tanto el templo de Ártemis como el teatro donde los efesios se amotinaron contra el apóstol Pablo. (Hech. 19:27-41.) Además, se han descubierto inscripciones que confirman lo correcto de que Lucas usara el título “gobernantes de la ciudad” y lo aplicara a los funcionarios de Tesalónica (17:6, 8). Dos inscripciones encontradas en Malta muestran lo correcto de que Lucas se refiriera a Publio como “el hombre prominente” de Malta (28:7)*.
7 Además, los varios discursos que Pedro, Esteban, Cornelio, Tértulo, Pablo y otros dieron, como los registra Lucas, son todos de estilo y composición diferentes. Aun los discursos de Pablo, pronunciados ante distintos auditorios, cambiaron de estilo para adaptarse a la ocasión. Esto indica que Lucas registró solamente lo que él mismo oyó o lo que otros testigos oculares le informaron. Lucas no era ningún novelista.
8 Se sabe muy poco de la vida personal de Lucas. Él mismo no era apóstol, pero estuvo asociado con los que lo eran. (Luc. 1:1-4.) En tres ocasiones el apóstol Pablo menciona a Lucas por nombre. (Col. 4:10, 14; 2 Tim. 4:11; File. 24.) Durante algunos años fue el compañero constante de Pablo, quien lo llamó “el médico amado”. En el relato hay un cambio continuo entre las formas “ellos” y “nosotros”, lo cual indica que Lucas estaba con Pablo en Troas durante el segundo viaje misional de Pablo, y que quizás se quedó atrás en Filipos hasta que Pablo regresó unos años después, y que entonces se juntó de nuevo con Pablo y lo acompañó en su viaje a Roma, donde Pablo sería sometido a juicio. (Hech. 16:8, 10; 17:1; 20:4-6; 28:16.)
CONTENIDO DE HECHOS
9 Los sucesos hasta el Pentecostés (1:1-26). Al abrir Lucas su segundo relato, el resucitado Jesús dice a sus ansiosos discípulos que se les bautizará en espíritu santo. ¿Será restaurado el Reino en este tiempo? No. Pero ellos recibirán poder y serán testigos “hasta la parte más distante de la tierra”. Al ser elevado Jesús fuera de su vista, dos hombres vestidos de blanco les dicen: “Este Jesús que fue recibido de entre ustedes arriba al cielo, vendrá así de la misma manera” (1:8, 11).
10 El día memorable del Pentecostés (2:1-42). Todos los discípulos están congregados en Jerusalén. De repente un ruido como el de una brisa impetuosa llena la casa. Lenguas como de fuego descansan sobre los que están presentes. Se les llena de espíritu santo y empiezan a hablar en diferentes idiomas acerca de “las cosas magníficas de Dios” (2:11). Los espectadores quedan perplejos. Ahora Pedro se pone de pie y habla. Explica que este derramamiento del espíritu acontece en cumplimiento de la profecía de Joel (2:28-32), y que Jesucristo, ahora resucitado y ensalzado a la diestra de Dios, “ha derramado esto que ustedes ven y oyen”. Heridas en el corazón, unas 3.000 personas abrazan la palabra y son bautizadas (2:33).
11 El testimonio crece (2:43–5:42). Jehová continúa uniendo diariamente a ellos los que se van salvando. Fuera del templo, Pedro y Juan se encuentran con un paralítico que nunca en su vida ha caminado. “¡En el nombre de Jesucristo el Nazareno, anda!”, ordena Pedro. Inmediatamente el hombre ‘anda y salta y empieza a alabar a Dios’. Pedro entonces exhorta al pueblo a arrepentirse y volverse, “para que vengan tiempos de refrigerio de parte de la persona de Jehová”. Enojados porque Pedro y Juan enseñan sobre la resurrección de Jesús, los líderes religiosos los arrestan, pero las filas de los creyentes crecen hasta que son unos 5.000 hombres (3:6, 8, 19).
12 El día siguiente se hace comparecer a Pedro y Juan ante los gobernantes judíos para que estos los interroguen. Pedro testifica con franqueza que la salvación solo viene mediante Jesucristo, y cuando a Pedro y Juan se les ordena que dejen de predicar, responden: “Si es justo a vista de Dios escucharles a ustedes más bien que a Dios, júzguenlo ustedes mismos. Pero en cuanto a nosotros, no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído” (4:19, 20). Se les pone en libertad, y todos los discípulos siguen hablando la palabra de Dios con denuedo. Debido a las circunstancias, los creyentes juntan sus bienes materiales y hacen distribuciones según la necesidad que exista. Sin embargo, cierto Ananías y su esposa, Safira, venden una propiedad y en secreto retienen parte del precio mientras aparentan que han entregado toda la suma. Pedro los desenmascara, y ellos caen muertos por haber obrado falsamente contra Dios y el espíritu santo.
13 Nuevamente los indignados líderes religiosos echan a los apóstoles en la cárcel, pero esta vez el ángel de Jehová los pone en libertad. Al día siguiente se les lleva otra vez al Sanedrín, donde se les acusa de ‘llenar a Jerusalén con su enseñanza’. Los apóstoles contestan: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”. Aunque se les fustiga y amenaza, ellos no ceden, y ‘todos los días en el templo, y de casa en casa, continúan sin cesar enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús’ (5:28, 29, 42).
14 El martirio de Esteban (6:1–8:1a). Esteban es uno de los siete varones asignados por espíritu santo para distribuir alimento a las mesas. Además, da testimonio vigoroso de la verdad, y su apoyo de la fe es tan celoso que sus opositores, enfurecidos, hacen que se le lleve ante el Sanedrín acusado de blasfemia. Al presentar su defensa, Esteban primero cuenta de la gran paciencia que tuvo Jehová con Israel. Luego, con denodada elocuencia, va al grano: ‘Hombres obstinados, siempre están ustedes resistiendo el espíritu santo, ustedes que recibieron la Ley según fue transmitida por ángeles, pero no la han guardado’ (7:51-53). Esto es demasiado para ellos. Se precipitan sobre él, lo sacan de la ciudad, y lo matan a pedradas. Saulo observa con aprobación.
15 Persecuciones, y la conversión de Saulo (8:1b–9:30). La persecución que empieza ese día contra la congregación en Jerusalén los esparce a todos menos a los apóstoles por todo el país. Felipe va a Samaria, donde muchos aceptan la palabra de Dios. Se envía allí a Pedro y Juan desde Jerusalén para que los creyentes reciban espíritu santo “mediante la imposición de las manos de los apóstoles” (8:18). Un ángel entonces dirige a Felipe al sur, al camino que va de Jerusalén a Gaza, donde él encuentra a un eunuco de la corte real de Etiopía que va en su carro leyendo el libro de Isaías. Felipe le explica el significado de la profecía y lo bautiza.
16 Mientras tanto, Saulo, “respirando todavía amenaza y asesinato contra los discípulos del Señor”, parte hacia Damasco para arrestar a ‘los que pertenecen al Camino’ allí. De repente una luz del cielo fulgura a su alrededor, y Saulo cae a tierra cegado. Una voz del cielo le dice: “Soy Jesús, a quien estás persiguiendo”. Después de pasar Saulo tres días en Damasco, un discípulo llamado Ananías le ministra. Saulo recobra la vista, se bautiza, y llega a estar lleno de espíritu santo; se convierte en un predicador celoso y hábil de las buenas nuevas (9:1, 2, 5). Ha sucedido algo asombroso: el perseguidor se ha convertido en perseguido y tiene que huir por su vida, primero de Damasco y luego de Jerusalén.
17 Las buenas nuevas van a gentiles incircuncisos (9:31–12:25). Ahora la congregación ‘entra en un período de paz, siendo edificada; y como anda en el temor de Jehová y en el consuelo del espíritu santo, sigue multiplicándose’ (9:31). En Jope, Pedro levanta de la muerte a la amada Tabita (Dorcas), y allí recibe el llamado de ir a Cesarea, donde un oficial del ejército llamado Cornelio lo espera. Pedro predica a Cornelio y su casa y ellos creen, y se derrama sobre ellos espíritu santo. Al percibir “que Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto”, Pedro los bautiza... son los primeros conversos gentiles incircuncisos. Más tarde Pedro explica este nuevo suceso a los hermanos de Jerusalén, y estos glorifican por ello a Dios (10:34, 35).
18 Mientras las buenas nuevas siguen esparciéndose con rapidez, Bernabé y Saulo enseñan a una muchedumbre bastante numerosa en Antioquía, ‘y es primero en Antioquía donde a los discípulos por providencia divina se les llama cristianos’ (11:26). Nuevamente estalla la persecución. Herodes Agripa I hace que se dé muerte a espada a Santiago el hermano de Juan. También arroja a Pedro en prisión, pero de nuevo el ángel de Jehová libra a Pedro. ¡Qué mal le va al inicuo Herodes! Por no darle gloria a Dios, muere comido de gusanos. Por otra parte, ‘la palabra de Jehová sigue creciendo y difundiéndose’ (12:24).
19 El primer viaje misional de Pablo, con Bernabé (13:1–14:28)*. Bernabé y “Saulo, que también es Pablo”, son apartados y enviados desde Antioquía por espíritu santo (13:9). En la isla de Chipre muchos creen, entre ellos el procónsul Sergio Paulo. En tierra continental de Asia Menor los misioneros Bernabé y Saulo visitan seis o más ciudades en circuito, y por todas partes se repite la misma historia: Se hace patente una clara división entre los que gustosamente aceptan las buenas nuevas y los opositores testarudos que incitan a chusmas a arrojar piedras contra los mensajeros de Jehová. Después de nombrar ancianos en las congregaciones recién formadas, Pablo y Bernabé regresan a Antioquía de Siria.
20 Se resuelve la cuestión de la circuncisión (15:1-35). Debido a los muchos no judíos que entran en la congregación, surge la cuestión de si se debe circuncidar a estos. Pablo y Bernabé llevan el asunto a los apóstoles y ancianos en Jerusalén, donde el discípulo Santiago preside y hace arreglos para enviar la decisión unánime mediante una carta formal: “Al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias: que sigan absteniéndose de cosas sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de cosas estranguladas, y de fornicación” (15:28, 29). El estímulo de esta carta hace que los hermanos de Antioquía se regocijen.
21 El ministerio se extiende con el segundo viaje de Pablo (15:36–18:22)*. “Después de algunos días” Bernabé y Marcos parten hacia Chipre, mientras que Pablo y Silas pasan por Siria y Asia Menor (15:36). El joven Timoteo se une a Pablo en Listra, y ambos viajan hacia Troas, en la costa del mar Egeo. Allí Pablo tiene una visión de un hombre que le suplica: “Pasa a Macedonia y ayúdanos” (16:9). Lucas se une a Pablo, y juntos toman un barco hacia Filipos, la ciudad principal de Macedonia, donde a Pablo y Silas se les echa en prisión. El resultado de esto es que el carcelero se hace creyente y se bautiza. Después de ser puestos en libertad, Pablo y Silas pasan a Tesalónica, y allí los judíos, envidiosos, incitan una chusma contra ellos. Así que de noche los hermanos envían a Pablo y Silas a Berea. Aquí los judíos muestran una disposición noble al recibir la palabra ‘con suma prontitud de ánimo, y examinar con cuidado las Escrituras diariamente’ para confirmar las cosas que aprenden (17:11). Pablo deja a Silas y Timoteo en esta nueva congregación, como había hecho con Lucas en Filipos, y sigue hacia el sur, a Atenas.
22 En esta ciudad de ídolos, los altivos filósofos epicúreos y estoicos se mofan de Pablo llamándolo “charlatán” y “publicador de deidades extranjeras”, y lo llevan al Areópago o Colina de Marte. Con hábil oratoria Pablo argumenta a favor de buscar al Dios verdadero, el “Señor del cielo y de la tierra”, quien garantiza un juicio justo mediante aquel a quien Él ha resucitado de entre los muertos. La mención de la resurrección divide a su auditorio, pero algunos se hacen creyentes (17:18, 24).
23 Después, en Corinto, Pablo se aloja en casa de Áquila y Priscila, y se une a ellos en el oficio de hacer tiendas de campaña. La oposición a lo que él predica lo obliga a salir de la sinagoga y celebrar sus reuniones en la casa contigua a la sinagoga, en casa de Ticio Justo. Crispo, el presidente de la sinagoga, se hace creyente. Después de estar 18 meses en Corinto, Pablo parte con Áquila y Priscila hacia Éfeso, donde deja a estos y prosigue hacia Antioquía de Siria, con lo cual completa su segunda gira misional.
24 Pablo vuelve a visitar las congregaciones en una tercera gira (18:23–21:26)*. Un judío llamado Apolos viene a Éfeso desde Alejandría, Egipto, y habla denodadamente acerca de Jesús en la sinagoga, pero a Áquila y Priscila se les hace necesario corregirle en cuanto a su enseñanza antes de que prosiga a Corinto. Pablo ahora está en su tercer viaje, y con el tiempo llega a Éfeso. Al enterarse de que los creyentes aquí han sido bautizados con el bautismo de Juan, Pablo explica lo que es el bautismo en el nombre de Jesús. Entonces bautiza a unos 12 hombres, y cuando pone las manos sobre ellos, estos reciben el espíritu santo.
25 Durante los tres años que Pablo pasa en Éfeso, ‘de manera poderosa la palabra de Jehová sigue creciendo y prevaleciendo’, y muchos dejan de adorar a la diosa patrona de la ciudad, Ártemis (Artemisa) (19:20). Airados por la pérdida de negocio que pueden esperar, los fabricantes de templetes de plata provocan un alboroto tan grande en la ciudad que toma horas dispersar a la chusma. Poco después Pablo parte hacia Macedonia y Grecia, y de paso visita a los creyentes.
26 Pablo pasa tres meses en Grecia antes de regresar por Macedonia, donde Lucas se reúne con él. Juntos cruzan a Troas, y aquí, mientras Pablo discursa hasta tarde en la noche, un joven se queda dormido y cae de una ventana del tercer piso. Lo recogen muerto, pero Pablo le devuelve la vida. Al día siguiente Pablo y los que van con él parten hacia Mileto, donde Pablo se detiene en su viaje a Jerusalén, para celebrar una reunión con los ancianos de Éfeso. Les informa que no volverán a ver su rostro. Entonces, ¡cuán urgente es que tomen la delantera y pastoreen el rebaño de Dios, “entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes”! Pablo les recuerda el ejemplo que ha puesto entre ellos, y los exhorta a permanecer despiertos y no refrenarse de dar a favor de los hermanos (20:28). Aunque Pablo recibe advertencias de no poner pie en Jerusalén, no retrocede. Sus compañeros al fin consienten en dejarlo ir, diciendo: “Efectúese la voluntad de Jehová” (21:14). Hay gran regocijo cuando Pablo informa a Santiago y a los ancianos respecto a la bendición de Dios sobre su ministerio entre las naciones.
27 Pablo es arrestado y sometido a juicio (21:27–26:32). Cuando Pablo se presenta en el templo en Jerusalén, se le da un recibimiento hostil. Los judíos de Asia alborotan a toda la ciudad contra él, y los soldados romanos lo rescatan precisamente a tiempo.
28 ¿A qué se debe todo el alboroto? ¿Quién es este Pablo? ¿Qué delito ha cometido? El desconcertado comandante militar quiere saber estas cosas. A causa de su ciudadanía romana, Pablo se salva de que lo azoten, y entonces lo llevan ante el Sanedrín. ¡Ah, un tribunal dividido entre fariseos y saduceos! De modo que Pablo plantea la cuestión de la resurrección, y así pone a unos contra otros. Cuando la disensión se hace violenta, los soldados romanos tienen que arrebatar a Pablo de en medio del Sanedrín para que no lo despedacen. Secretamente, de noche, se envía a Pablo al gobernador Félix en Cesarea con una fuerte escolta de soldados.
29 Acusado de sedición por sus opositores, Pablo se defiende hábilmente ante Félix. Pero Félix se demora con la esperanza de recibir dinero como soborno por poner en libertad a Pablo. Pasan dos años. Porcio Festo sucede a Félix como gobernador, y se ordena un nuevo juicio. Una vez más se hacen acusaciones graves, y nuevamente Pablo declara su inocencia. Pero Festo, con el fin de ganarse el favor de los judíos, sugiere otro juicio ante él en Jerusalén. Esto hace que Pablo diga: “¡Apelo a César!” (25:11). Pasa más tiempo. Finalmente, el rey Herodes Agripa II le hace una visita de cortesía a Festo, y de nuevo llevan a Pablo a la sala del tribunal. Tan poderoso y convincente es el testimonio de Pablo que Agripa se ve impulsado a decirle: “En poco tiempo me persuadirías a hacerme cristiano” (26:28). Agripa reconoce también la inocencia de Pablo, y que se le podría haber puesto en libertad si no hubiera apelado a César.
30 Pablo va a Roma (27:1–28:31)*. Se pone al prisionero Pablo y a otros en un barco para la primera etapa del viaje a Roma. Debido a los vientos contrarios, el progreso es lento. En el puerto de Mira cambian de barco. Al llegar a Bellos Puertos, en Creta, Pablo recomienda pasar el invierno allí, pero la mayoría aconseja hacerse a la mar. Apenas se han hecho a la mar cuando vientos tempestuosos los azotan y los empujan sin misericordia. Después de dos semanas la nave finalmente se despedaza en un bajío cerca de la costa de Malta. Como lo había asegurado antes Pablo, ¡ninguno de los 276 a bordo pierde la vida! Los habitantes de Malta les muestran extraordinaria bondad humana, y durante ese invierno Pablo cura a muchos de ellos mediante el poder milagroso del espíritu de Dios.
31 La siguiente primavera Pablo llega a Roma, y los hermanos salen al camino para recibirlo. El verlos hace que Pablo ‘dé gracias a Dios y cobre ánimo’. Aunque todavía es prisionero, Pablo puede quedarse en su propia casa alquilada con un soldado de guardia. Lucas concluye su relato diciendo que Pablo recibía amablemente a todos los que venían a él ‘y les predicaba el reino de Dios y enseñaba las cosas respecto al Señor Jesucristo con la mayor franqueza de expresión, sin estorbo’ (28:15, 31).
POR QUÉ ES PROVECHOSO
32 El libro de Hechos confirma con su testimonio, que se añade al de los relatos evangélicos, la autenticidad e inspiración de las Escrituras Hebreas. Al acercarse el Pentecostés, Pedro indicó el cumplimiento de dos profecías que “el espíritu santo habló de antemano por boca de David acerca de Judas”. (Hech. 1:16, 20; Sal. 69:25; 109:8.) Pedro dijo también a la sorprendida muchedumbre del Pentecostés que ellos en realidad estaban contemplando el cumplimiento de profecías: “Esto es lo que se dijo por medio del profeta Joel”. (Hech. 2:16-21; Joel 2:28-32; compárese también Hechos 2:25-28, 34, 35 con Salmo 16:8-11 y Sl 110:1.)
33 Para convencer a otra muchedumbre fuera del templo, Pedro hizo referencia de nuevo a las Escrituras Hebreas, pues citó primero a Moisés y luego añadió: “Y todos los profetas, de hecho, desde Samuel en adelante y los que siguieron en sucesión, cuantos han hablado, también han declarado estos días patentemente”. Después, ante el Sanedrín, Pedro citó Salmo 118:22 para mostrar que Cristo, la piedra que ellos habían rechazado, había llegado a ser “cabeza del ángulo”. (Hech. 3:22-24; 4:11.) Felipe explicó al eunuco etíope cómo se había cumplido la profecía de Isaías 53:7, 8, y el eunuco, al recibir aquella iluminación, solicitó humildemente el bautismo. (Hech. 8:28-35.) De igual modo, cuando Pedro habló a Cornelio acerca de Jesús, testificó: “De él dan testimonio todos los profetas” (10:43). Cuando se debatía el asunto de la circuncisión, Santiago apoyó la decisión que había tomado diciendo: “Con esto convienen las palabras de los Profetas, así como está escrito” (15:15-18). El apóstol Pablo se apoyó en las mismas autoridades (26:22; 28:23, 25-27). La evidente aceptación inmediata de las Escrituras Hebreas como parte de la Palabra de Dios por los discípulos y sus oyentes sella con aprobación inspirada esos escritos.
34 Hechos es sumamente provechoso al mostrar cómo se fundó y cómo creció la congregación cristiana bajo el poder del espíritu santo. Por todo este dramático relato observamos las bendiciones de expansión que da Dios, el denuedo y el gozo de los cristianos primitivos, su postura intransigente ante la persecución, y su buena disposición para servir, ejemplificada por Pablo al contestar los llamados de pasar a servir en el extranjero e ir a Macedonia (4:13, 31; 15:3; 5:28, 29; 8:4; 13:2-4; 16:9, 10). La congregación cristiana de hoy día no difiere en nada de aquella, pues está estrechamente enlazada en amor, unidad e interés común mientras habla “las cosas magníficas de Dios” bajo la guía del espíritu santo (2:11, 17, 45; 4:34, 35; 11:27-30; 12:25).
35 El libro de Hechos muestra exactamente cómo debe efectuarse la actividad cristiana de proclamar el Reino de Dios. Pablo mismo fue un ejemplo, cuando dijo: “No me retraje de decirles ninguna de las cosas que fueran de provecho, ni de enseñarles públicamente y de casa en casa”. Entonces añade: “Di testimonio cabalmente”. Esta idea principal de ‘testificar cabalmente’ la notamos a través del libro, y resalta impresionantemente en los párrafos de conclusión, donde la devoción intensa y sincera de Pablo a su predicación y enseñanza, hasta en cadenas de prisión, se destaca en las palabras: “Y él les explicó el asunto, dando testimonio cabal respecto al reino de Dios y tratando de persuadirlos respecto a Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los Profetas, desde la mañana hasta el atardecer”. ¡Que siempre manifestemos esa entrega tan completa a un solo propósito en nuestra actividad del Reino! (20:20, 21; 28:23; 2:40; 5:42; 26:22).
36 El discurso de Pablo a los superintendentes de Éfeso contiene mucho consejo práctico para los superintendentes de hoy. Puesto que han sido asignados por espíritu santo, es sumamente importante que ‘presten atención a sí mismos y a todo el rebaño’, y lo pastoreen tiernamente y lo protejan de los lobos opresivos que procuran destruirlo. ¡Esta no es ninguna responsabilidad fácil! Los superintendentes tienen que mantenerse despiertos y edificarse con la palabra de la bondad inmerecida de Dios. Mientras trabajan para ayudar a los que son débiles, “tienen que tener presentes las palabras del Señor Jesús, cuando él mismo dijo: ‘Hay más felicidad en dar que en recibir’” (20:17-35).
37 Los otros discursos de Pablo también brillan con la clara expresión de principios bíblicos. Por ejemplo, tenemos la argumentación clásica de su discurso a los estoicos y epicúreos en el Areópago. Primero cita la inscripción “A un Dios Desconocido”, que nota en un altar, y usa esto como motivo para explicar que el único Dios verdadero, el Señor del cielo y la tierra, quien hizo de un solo hombre toda nación de hombres, “no está muy lejos de cada uno de nosotros”. Luego cita las palabras de los poetas de ellos: “Porque también somos linaje de él”, y muestra cuán ridículo es suponer que ellos surgieron de ídolos inertes de oro, plata o piedra. Así Pablo establece con prudencia la soberanía del Dios vivo. Solo en sus palabras finales saca a relucir la cuestión de la resurrección, y aun entonces no menciona a Cristo por nombre. Comunicó su punto de la soberanía suprema del único Dios verdadero, y como resultado algunos se hicieron creyentes (17:22-34).
38 El libro de Hechos estimula el estudio continuo y diligente de “toda Escritura”. Cuando Pablo predicó originalmente en Berea, porque los judíos de aquel lugar “recibieron la palabra con suma prontitud de ánimo, y examinaban con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas eran así”, recibieron encomio como personas “de disposición más noble” que otras (17:11). Hoy, como entonces, este examen cuidadoso de las Escrituras en compañía de la congregación de Jehová, que está llena del espíritu, redunda en las bendiciones de convicción y fe firme. Mediante tal estudio uno puede alcanzar un entendimiento claro de los principios divinos. Tenemos una magnífica declaración de algunos de estos principios en Hechos 15:29. Ahí el cuerpo gobernante de apóstoles y hermanos de edad madura de Jerusalén dio a conocer que aunque la circuncisión no era un requisito para el Israel espiritual, había prohibiciones claras contra la idolatría, la sangre y la fornicación.
39 Aquellos discípulos primitivos estudiaban en verdad las Escrituras inspiradas y podían citarlas y aplicarlas según fuera necesario. El conocimiento exacto y el espíritu de Dios los fortalecieron para enfrentarse con persecuciones violentas. Pedro y Juan dejaron un dechado para todos los cristianos fieles cuando con denuedo dijeron a los gobernantes opositores: “Si es justo a vista de Dios escucharles a ustedes más bien que a Dios, júzguenlo ustedes mismos. Pero en cuanto a nosotros, no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído”. Y cuando se les llevó de nuevo ante el Sanedrín, el cual ‘les ordenó positivamente’ que no siguieran enseñando sobre la base del nombre de Jesús, ellos dijeron sin vacilación: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”. Este denodado testimonio redundó en una excelente testificación para los gobernantes, y llevó a que Gamaliel, famoso maestro de la Ley, hiciera su muy conocida declaración a favor de la libertad de adoración, que condujo a que los apóstoles fueran puestos en libertad (4:19, 20; 5:28, 29, 34, 35, 38, 39).
40 El glorioso propósito de Jehová respecto a su Reino, que corre como una hebra de oro por toda la Biblia, se destaca muy prominentemente en el libro de Hechos. Al comienzo se muestra a Jesús durante los 40 días que precedieron a su ascensión ‘diciendo las cosas acerca del reino de Dios’. Fue en respuesta a la pregunta de los discípulos sobre cuándo sería restaurado el Reino que Jesús les dijo que primero tenían que ser testigos suyos hasta la parte más distante de la Tierra (1:3, 6, 8). Comenzando en Jerusalén, los discípulos predicaron el Reino con firme denuedo. Las persecuciones llevaron a que se lapidara a Esteban y esparcieron a muchos discípulos a nuevos territorios (7:59, 60). Se registra que Felipe declaró “las buenas nuevas del reino de Dios” con mucho éxito en Samaria, y que Pablo y sus compañeros proclamaron “el reino” en Asia, Corinto, Éfeso y Roma. Todos estos cristianos primitivos dieron verdaderos ejemplos de confianza inquebrantable en Jehová y en su espíritu sustentador (8:5, 12; 14:5-7, 21, 22; 18:1, 4; 19:1, 8; 20:25; 28:30, 31). Al contemplar nosotros su celo y valor indomables y observar cuán abundantemente bendijo Jehová sus esfuerzos, tenemos un maravilloso incentivo para ser fieles y ‘dar testimonio cabal respecto al reino de Dios’ (28:23).
[Notas a pie de página]
St. Paul the Traveller, 1895, página 4.
Citado en Awake! del 22 de julio de 1947, páginas 22, 23; véase también ¡Despertad! del 22 de julio de 1971, páginas 27, 28.
Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1, páginas 201, 761, 762; volumen 2, página 748.
Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2, página 747.
Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2, página 747.
Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2, página 747.
Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2, página 750.
[Preguntas del estudio]
1, 2. a) ¿Qué sucesos y actividades históricos se describen en Hechos? b) ¿Qué período abarca este libro?
3. ¿Quién escribió el libro de Hechos, y cuándo se completó su escritura?
4. ¿Qué prueba que Hechos es canónico y auténtico?
5. Ilustre la exactitud del informe que da Lucas.
6. ¿Qué ejemplos muestran cómo confirman la exactitud de Hechos los hallazgos arqueológicos?
7. ¿Cómo muestran los discursos puestos por escrito que el registro de Hechos es verdadero?
8. ¿Qué nos dicen de Lucas y de su asociación con Pablo las Escrituras?
9. ¿Qué puntos se declaran a los discípulos al tiempo de la ascensión de Jesús?
10. a) ¿Qué cosas memorables suceden el día del Pentecostés? b) ¿Qué explicación da Pedro, y con qué resultado?
11. ¿Cómo hace prosperar Jehová la obra de predicar?
12. a) ¿Qué respuesta dan los discípulos cuando se les ordena que dejen de predicar? b) ¿Por qué reciben castigo Ananías y Safira?
13. ¿De qué se acusa a los apóstoles, cómo responden, y qué siguen haciendo?
14. ¿Por qué sufre martirio Esteban?
15. ¿Qué resultado tiene la persecución, y qué experiencias tiene Felipe en la predicación?
16. ¿Qué lleva a la conversión de Saulo?
17. ¿Cómo llegan las buenas nuevas a gentiles incircuncisos?
18. a) ¿Qué sucede después en Antioquía? b) ¿Qué persecución estalla? ¿Logra su objetivo?
19. ¿Cuán extenso es el primer viaje misional de Pablo, y qué se logra en él?
20. ¿Mediante qué decisión se resuelve el asunto de la circuncisión?
21. a) ¿Quiénes se unen a Pablo en su segundo viaje misional? b) ¿Qué sucesos distinguen la visita a Macedonia?
22. ¿Qué efecto tiene el discurso hábil de Pablo en el Areópago?
23. ¿Qué se logra en Corinto?
24, 25. a) Al tiempo de comenzar Pablo su tercer viaje, ¿qué sucede en Éfeso? b) ¿Qué conmoción señala el fin de la estadía de tres años de Pablo allí?
26. a) ¿Qué milagro efectúa Pablo en Troas? b) ¿Qué consejo da Pablo a los superintendentes de Éfeso?
27. ¿Qué recibimiento se da a Pablo en el templo?
28. a) ¿Qué cuestión plantea Pablo ante el Sanedrín, y con qué resultado? b) ¿Adónde lo envían entonces?
29. Acusado de sedición, ¿qué serie de juicios o audiencias tiene Pablo, y qué apelación hace?
30. ¿Qué experiencias tiene Pablo en su viaje hasta Malta?
31. ¿Cómo se recibe a Pablo al llegar a Roma, y en qué se ocupa allí?
32. Tanto antes del Pentecostés como durante este, ¿cómo testificó Pedro en cuanto a la autenticidad de las Escrituras Hebreas?
33. ¿Cómo mostraron Pedro, Felipe, Santiago y Pablo que las Escrituras Hebreas son inspiradas?
34. ¿Qué revela Hechos sobre la congregación cristiana? ¿Ha variado esto algo hoy día?
35. ¿Cómo muestra Hechos la manera como había de darse el testimonio, y qué cualidad respecto al ministerio se destaca?
36. ¿Qué consejo práctico de Pablo aplica con vigor a los superintendentes hoy día?
37. ¿Mediante qué argumentación prudente logró comunicar Pablo su punto en el Areópago?
38. ¿En qué bendiciones redunda la clase de estudio que se estimula en Hechos?
39. a) ¿Cómo se fortaleció a los discípulos para enfrentarse con las persecuciones? b) ¿Qué testimonio denodado dieron? ¿Fue eficaz?
40. ¿Qué incentivo nos da Hechos para dar un testimonio cabal sobre el Reino?

Libro de Juan:

Libro bíblico número 43: Juan
Escritor: El apóstol Juan
Dónde se escribió: Éfeso, o cerca
Cuándo se completó: c. 98 E.C.
Tiempo que abarca: Después del prólogo, 29–33 E.C.
LOS registros de los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas habían estado en circulación durante más de 30 años y habían llegado a ser muy apreciados por los cristianos del primer siglo como las obras de hombres inspirados por espíritu santo. Ahora, al aproximarse el fin del siglo y menguar el número de los que habían estado con Jesús, bien pudiera haber surgido la pregunta: ¿Quedaba algo por decir todavía? ¿Había todavía alguien que, de sus recuerdos personales, pudiera suministrar detalles preciosos sobre el ministerio de Jesús? Sí, había alguien. Juan, ahora de edad avanzada, había sido particularmente bendecido en su asociación con Jesús. Parece que estuvo entre los primeros discípulos de Juan el Bautizante presentados al Cordero de Dios, y fue uno de los primeros cuatro hombres a quienes el Señor invitó a acompañarlo en el ministerio de tiempo completo. (Juan 1:35-39; Mar. 1:16-20.) Juan continuó en asociación íntima con Jesús durante todo su ministerio y fue el discípulo a quien ‘Jesús amaba’ que se reclinó ante el seno de Jesús en la última Pascua. (Juan 13:23; Mat. 17:1; Mar. 5:37; 14:33.) Juan estuvo presente en la desgarradora escena de la ejecución, donde Jesús le encomendó el cuidado de su madre carnal, y fue quien se adelantó a Pedro cuando ambos corrieron a la tumba para investigar el informe de que Jesús había resucitado. (Juan 19:26, 27; 20:2-4.)
2 Madurado por casi 70 años de ministerio activo, y fortalecido por visiones y meditaciones en su reciente encarcelamiento solitario en la isla de Patmos, Juan estaba bien equipado para escribir sobre cosas que por mucho tiempo había guardado en el corazón. Espíritu santo ahora le activó la mente para que recordara y pusiera por escrito muchos de aquellos dichos preciosos, dadores de vida, para que todo el que leyera ‘creyera que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y que, por creer, tuviera vida por medio del nombre de Jesús’. (Juan 20:31.)
3 Los cristianos que vivían a principios del siglo II aceptaron a Juan como el escritor de este relato y también consideraron este escrito como parte indisputable del canon de las Escrituras inspiradas. Clemente de Alejandría, Ireneo, Tertuliano y Orígenes, todos los cuales eran de fines del siglo II y principios del III, testifican que Juan fue el escritor. Además, en el libro mismo se puede hallar mucha prueba interna de que Juan fue el escritor. Es obvio que el escritor era judío y que conocía bien las costumbres y el país de los judíos (2:6; 4:5; 5:2; 10:22, 23). La intimidad misma del relato indica que el escritor no era solamente apóstol, sino también uno del círculo íntimo de tres —Pedro, Santiago y Juan— que acompañó a Jesús en ocasiones especiales. (Mat. 17:1; Mar. 5:37; 14:33.) De estos se elimina a Santiago (el hijo de Zebedeo) porque fue martirizado por Herodes Agripa I alrededor de 44 E.C., mucho antes de que se escribiera este libro. (Hech. 12:2.) Pedro queda excluido porque en Juan 21:20-24 se dice que estaba con el escritor.
4 En esos versículos finales se dice que el escritor era el discípulo “a quien Jesús amaba”, y varias veces en el registro se usan esta y otras expresiones similares, aunque en ningún lugar se da el nombre del apóstol Juan. En esta porción se indica que Jesús dijo de él: “Si es mi voluntad que él permanezca hasta que yo venga, ¿en qué te incumbe eso?”. (Juan 21:20, 22.) Esto da a entender que el discípulo al que se hacía referencia sobreviviría por mucho a Pedro y los demás apóstoles. Todo esto cuadra con el apóstol Juan. Es interesante que Juan, después de haber recibido la visión apocalíptica de la venida de Jesús, concluye esa notable profecía de Revelación con las palabras: “¡Amén! Ven, Señor Jesús”. (Rev. 22:20.)
5 Por lo general se cree que Juan escribió su Evangelio después de regresar del destierro en la isla de Patmos, aunque sus escritos en sí no dan información clara al respecto. (Rev. 1:9.) El emperador romano Nerva, 96-98 E.C., hizo volver a muchos de los que habían sido exiliados a fines del reinado de su predecesor, Domiciano. Se cree que, después de haber escrito su Evangelio, alrededor de 98 E.C., Juan murió tranquilamente en Éfeso en el tercer año del emperador Trajano, en 100 E.C.
6 En cuanto a que Éfeso o sus cercanías fueran el lugar donde se escribió, el historiador Eusebio (c. 260-342 E.C.) cita estas palabras de Ireneo: “Juan, el discípulo del Señor, que hasta se había recostado sobre su pecho, él mismo también produjo el evangelio, mientras vivía en Éfeso, en Asia”*. Se ve que el libro se escribió fuera de Palestina por sus muchas referencias a los opositores de Jesús mediante el término general “los judíos”, en vez de “fariseos”, “sacerdotes principales”, y así por el estilo. (Juan 1:19; 12:9.) Además, se menciona el mar de Galilea por su nombre romano, mar de Tiberíades (6:1; 21:1). Para beneficio de los no judíos, Juan da explicaciones útiles sobre las fiestas judías (6:4; 7:2; 11:55). El lugar de su destierro, Patmos, estaba cerca de Éfeso, y los capítulos 2 y 3 de Revelación indican que él estaba familiarizado con Éfeso, así como con las otras congregaciones de Asia Menor.
7 En el transcurso del siglo XX se han hecho varios hallazgos importantes de manuscritos que apoyan la autenticidad del Evangelio de Juan. Uno de estos es un fragmento del Evangelio de Juan descubierto en Egipto, fragmento que se conoce ahora como el Papiro Rylands 457 (P52), que contiene Juan 18:31-33, 37, 38, y se conserva en la Biblioteca John Rylands, en Manchester, Inglaterra*. Respecto a cómo apoya este la tradición de que Juan lo escribió a fines del primer siglo, el difunto sir Frederic Kenyon dijo en su libro The Bible and Modern Scholarship, 1949, página 21: “A pesar de lo pequeño que es, basta para probar que un manuscrito de este Evangelio circulaba, probablemente en el Egipto provincial donde se halló, alrededor del período 130-150 d.C. Dando siquiera un mínimo de tiempo para la circulación de la obra desde su lugar de origen, esto haría que la fecha de su composición se acercara tanto a la fecha tradicional en la última década del primer siglo que ya no hay motivo alguno para dudar de la validez de la tradición”.
8 El Evangelio de Juan es notable por su introducción, que revela a la Palabra, quien estaba “en el principio con Dios”, como el medio por el cual todas las cosas llegaron a existir (1:2). Después de dar a conocer la relación preciosa entre el Padre y el Hijo, Juan pasa a una magistral descripción de las obras y discursos de Jesús, especialmente desde el punto de vista del amor íntimo que enlaza todas las partes del gran arreglo de Dios. Este relato de la vida de Jesús en la Tierra abarca el período de 29-33 E.C., y en él se ejerce el cuidado de mencionar las cuatro Pascuas a las que asistió Jesús durante su ministerio, lo cual suministra parte de la prueba de que su ministerio duró tres años y medio. Se mencionan tres de estas Pascuas como tales (2:13; 6:4; 12:1; 13:1). Se alude a una de ellas como “una fiesta de los judíos”, pero el contexto la sitúa poco después que Jesús dijo que “todavía hay cuatro meses antes que venga la siega”, lo que indica que la fiesta era la Pascua, que se celebraba cerca del comienzo de la siega (4:35; 5:1)*.
9 Las buenas nuevas “según Juan” son en gran parte suplementarias; el 92% es información nueva que no se considera en los otros tres Evangelios. Aun así, Juan termina con estas palabras: “Hay, de hecho, muchas otras cosas también que Jesús hizo, que, si se escribieran alguna vez en todo detalle, supongo que el mundo mismo no podría contener los rollos que se escribieran” (21:25).
CONTENIDO DE JUAN
10 Prólogo: Presentación de “la Palabra” (1:1-18). Con hermosa sencillez, Juan declara que en el principio “la Palabra estaba con Dios”, que la vida misma llegó a existir por medio de él, que él llegó a ser “la luz de los hombres”, y que Juan (el Bautizante) había dado testimonio acerca de él (1:1, 4). La luz estaba en el mundo, pero el mundo no lo conoció. Los que sí lo recibieron llegaron a ser hijos de Dios al nacer de Dios. Tal como la Ley se había dado por medio de Moisés, así “la bondad inmerecida y la verdad vinieron a ser por medio de Jesucristo” (1:17).
11 Presentación del “Cordero de Dios” a los hombres (1:19-51). Juan el Bautizante confiesa que él no es el Cristo, pero dice que tras él viene uno, y que él no es digno de desatar la correa de la sandalia de ese. El día siguiente, al acercársele Jesús, Juan lo identifica como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (1:27, 29). Después presenta a Jesús dos de sus discípulos, y uno de estos, Andrés, lleva a Pedro su hermano a donde Jesús. Felipe y Natanael también aceptan a Jesús como ‘el Hijo de Dios, el Rey de Israel’ (1:49).
12 Los milagros de Jesús prueban que es “el Santo de Dios” (2:1–6:71). Jesús efectúa su primer milagro en Caná de Galilea cuando convierte agua en vino de la mejor calidad en un banquete de bodas. Este es el “principio de sus señales, [...] y sus discípulos pusieron su fe en él” (2:11). Jesús sube a Jerusalén para la Pascua. Al encontrar vendedores y cambistas en el templo, toma un látigo y los echa de allí con tal vigor que sus discípulos reconocen el cumplimiento de la profecía: “El celo por tu casa me consumirá”. (Juan 2:17; Sal. 69:9.) Jesús predice que el templo de su propio cuerpo será demolido y luego levantado de nuevo en tres días.
13 El temeroso Nicodemo viene a Jesús por la noche. Confiesa que Jesús ha sido enviado por Dios, y Jesús le dice que uno debe nacer del agua y del espíritu para entrar en el Reino de Dios. Para adquirir la vida es necesario creer en el Hijo del hombre que descendió del cielo. “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16.) La luz que ha venido al mundo está en conflicto con la oscuridad, “pero el que hace lo que es verdad viene a la luz”, concluye Jesús. Juan el Bautizante entonces se entera de lo que hace Jesús en Judea y dice que, aunque él mismo no es el Cristo, “el amigo del novio [...] tiene mucho gozo a causa de la voz del novio” (3:21, 29). Ahora Jesús debe aumentar, y Juan menguar.
14 Jesús parte nuevamente para Galilea. En el camino, polvoriento y “cansado del viaje”, se sienta a descansar junto a la fuente de Jacob en Sicar, mientras sus discípulos se han ido a comprar alimentos en la ciudad (4:6). Es mediodía, la hora sexta. Una samaritana se acerca para sacar agua, y Jesús le pide de beber. Entonces, a pesar de lo cansado que está, empieza a hablarle del “agua” verdadera que realmente refresca e imparte vida eterna a los que adoran a Dios “con espíritu y con verdad”. Los discípulos regresan y le instan a que coma, y él declara: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra”. Se queda dos días más en aquella zona, de modo que muchos de los samaritanos llegan a creer que “este hombre es verdaderamente el salvador del mundo” (4:24, 34, 42). Al llegar a Caná de Galilea, Jesús cura al hijo de un noble sin siquiera acercarse a su lecho.
15 Jesús sube de nuevo a Jerusalén para la fiesta de los judíos. Cura a un enfermo el sábado, lo cual provoca una gran tormenta de crítica. Jesús replica: “Mi Padre ha seguido trabajando hasta ahora, y yo sigo trabajando” (5:17). Los líderes judíos ahora alegan que al delito de violar el sábado Jesús ha añadido blasfemia, la de hacerse igual a Dios. Jesús responde que el Hijo no puede hacer ni una sola cosa de su propia iniciativa, sino que depende completamente del Padre. Hace la maravillosa declaración de que “todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán” a una resurrección. Pero a su auditorio sin fe, Jesús dice: “¿Cómo pueden creer ustedes, cuando aceptan gloria unos de otros y no buscan la gloria que proviene del único Dios?” (5:28, 29, 44).
16 Cuando Jesús alimenta milagrosamente a 5.000 hombres con cinco panes y dos pescaditos, la multitud piensa prenderlo para hacerlo rey, pero él se retira a una montaña. Después Jesús los censura por ir tras “el alimento que perece”. Más bien, deberían trabajar “por el alimento que permanece para vida eterna”. Señala que ejercer fe en él como el Hijo es participar del pan de la vida, y añade: “A menos que coman la carne del Hijo del hombre y beban su sangre, no tienen vida en ustedes”. Muchos de sus discípulos se ofenden por esto y lo dejan. Jesús pregunta a los 12: “Ustedes no quieren irse también, ¿verdad?”, y Pedro responde: “Señor, ¿a quién nos iremos? Tú tienes dichos de vida eterna; y nosotros hemos creído y llegado a conocer que tú eres el Santo de Dios” (6:27, 53, 67-69). No obstante, Jesús, sabiendo que Judas lo traicionará, les dice que uno de ellos es calumniador.
17 “La luz” en conflicto con la oscuridad (7:1–12:50). Jesús sube secretamente a Jerusalén y se presenta en público al enseñar en el templo a mitad de la fiesta de los Tabernáculos. La gente discute en cuanto a si él es o no en verdad el Cristo. Jesús les dice: “Yo no he venido por mi propia iniciativa, pero el que me ha enviado es real, [...] y Aquel me ha enviado”. En otra ocasión Jesús clama a la multitud: “Si alguien tiene sed, venga a mí y beba”. Unos oficiales enviados a arrestar a Jesús regresan con las manos vacías e informan a los sacerdotes: “Jamás ha hablado otro hombre así”. Enfurecidos, los fariseos responden que ninguno de los gobernantes ha creído, ni ha de levantarse de Galilea profeta alguno (7:28, 29, 37, 46).
18 En otro discurso Jesús dice: “Yo soy la luz del mundo”. A las maliciosas acusaciones de que es testigo falso, de que nació fuera del estado matrimonial y de que es samaritano y está endemoniado, Jesús responde enérgicamente: “Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria no es nada. Es mi Padre quien me glorifica”. Cuando declara: “Antes que Abrahán llegara a existir, yo he sido”, los judíos atentan de nuevo contra su vida, pero no tienen éxito (8:12, 54, 58). Frustrados, interrogan después a un hombre cuya vista Jesús ha restaurado milagrosamente, y lo echan fuera.
19 De nuevo Jesús habla a los judíos, esta vez acerca del pastor excelente, que llama a sus ovejas por nombre y entrega su alma a favor de sus ovejas ‘para que tengan vida en abundancia’. Dice: “Tengo otras ovejas, que no son de este redil; a esas también tengo que traer, y escucharán mi voz, y llegarán a ser un solo rebaño, un solo pastor” (10:10, 16). Jesús dice a los judíos que nadie puede arrebatar de la mano de su Padre las ovejas, y que él y su Padre son uno. De nuevo procuran matarlo a pedradas. En respuesta a su acusación de blasfemia, les recuerda que en el libro de Salmos se llama “dioses” a ciertos poderosos de la Tierra, mientras que lo que él ha dicho de sí es que es Hijo de Dios. (Sal. 82:6.) Los insta a que por lo menos crean sus obras. (Juan 10:34.)
20 Desde Betania, cerca de Jerusalén, vienen noticias de que Lázaro, el hermano de María y Marta, está enfermo. Para cuando Jesús llega allí, Lázaro ha muerto y ya hace cuatro días que está sepultado. Jesús ejecuta el estupendo milagro de llamar a Lázaro de vuelta a la vida, lo cual hace que muchos pongan fe en Jesús. Esto precipita una reunión especial del Sanedrín, en la que el sumo sacerdote, Caifás, se siente impelido a profetizar que Jesús está destinado a morir por la nación. Mientras los sacerdotes principales y los fariseos entran en consejo para matarlo, Jesús se aparta temporalmente de la escena pública.
21 Seis días antes de la Pascua, Jesús viene nuevamente a Betania en camino a Jerusalén, y es huésped de la familia de Lázaro. Luego, el día después del sábado, el 9 de Nisán, Jesús se sienta sobre un asnillo y entra en Jerusalén en medio de las aclamaciones de una gran muchedumbre; los fariseos dicen entre sí: “Ustedes no logran absolutamente nada. ¡Miren! El mundo se ha ido tras él”. Por la ilustración de un grano de trigo, Jesús da a entender que debe ser plantado en la muerte para que se produzca fruto que lleve a la vida eterna. Pide a su Padre que glorifique Su nombre, y del cielo se oye una voz que dice: “Lo glorifiqué, y también lo glorificaré de nuevo”. Jesús insta a sus oyentes a evitar la oscuridad y andar en la luz, sí, a hacerse “hijos de la luz”. Mientras las fuerzas de la oscuridad lo van rodeando, él hace un poderoso llamado público para que la gente ponga fe en él ‘como luz que ha venido al mundo’ (12:19, 28, 36, 46).
22 El consejo de despedida de Jesús a los apóstoles fieles (13:1–16:33). Mientras está en la cena pascual con los 12, Jesús se levanta y, después de quitarse las prendas de vestir exteriores, toma una toalla y una palangana y procede a lavarles los pies a los discípulos. Pedro protesta, pero Jesús le dice que a él también debe lavarle los pies. Jesús aconseja a los discípulos que sigan su ejemplo de humildad, pues “el esclavo no es mayor que su amo”. Habla del traidor y entonces envía afuera a Judas. Después que Judas sale, Jesús empieza a hablar íntimamente con los demás. “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros. En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí” (13:16, 34, 35).
23 Jesús habla maravillosas palabras de consuelo para sus seguidores en esta hora crítica. Ellos deben ejercer fe en Dios y también en él. En la casa de su Padre hay muchas moradas, y Jesús volverá otra vez y los recibirá en casa a sí mismo. “Yo soy el camino y la verdad y la vida —dice Jesús—. Nadie viene al Padre sino por mí.” Consuela a sus seguidores diciéndoles que al ejercer fe harán obras mayores que las de él, y que él les concederá cualquier cosa que pidan en su nombre, para que su Padre sea glorificado. Les promete otro ayudante, “el espíritu de la verdad”, que les enseñará todas las cosas y les hará recordar todas las cosas que les ha dicho. Ellos deberían regocijarse de que él se va a donde está su Padre, pues, dice Jesús, “el Padre es mayor que yo” (14:6, 17, 28).
24 Jesús se identifica como la vid verdadera y dice que su Padre es el cultivador. Insta a sus discípulos a permanecer en unión con él, diciendo: “Mi Padre es glorificado en esto, que ustedes sigan llevando mucho fruto y demuestren ser mis discípulos” (15:8). ¿Y cómo puede alcanzar plenitud el gozo de ellos? Amándose unos a otros tal como él los ha amado. Los llama amigos. ¡Qué relación preciosa! El mundo los odiará como lo ha odiado a él, y los perseguirá, pero Jesús enviará el ayudante para que dé testimonio de él y guíe a sus discípulos a toda la verdad. El desconsuelo actual de ellos se convertirá en gozo cuando él los vea de nuevo, y nadie podrá quitarles su gozo. Consoladoras son sus palabras: “El Padre mismo les tiene cariño, porque ustedes me han tenido cariño a mí y han creído que salí como representante del Padre”. Sí, ellos serán esparcidos, pero, como dice Jesús: “Les he dicho estas cosas para que por medio de mí tengan paz. En el mundo están experimentando tribulación, pero ¡cobren ánimo!, yo he vencido al mundo” (16:27, 33).
25 La oración de Jesús a favor de sus discípulos (17:1-26). En oración Jesús reconoce ante el Padre: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo”. Habiendo terminado su obra asignada en la Tierra, Jesús ahora pide a su Padre que lo glorifique a su lado con la gloria que tenía antes de que el mundo fuera. Ha puesto de manifiesto el nombre del Padre a sus discípulos, y le pide al Padre que los vigile ‘por causa de Su propio nombre’. No le pide al Padre que los saque del mundo, sino que los guarde del inicuo y los santifique mediante Su palabra de la verdad. Jesús amplía su oración para abarcar a todos los que han de ejercer fe por oír la palabra de estos discípulos, “para que todos ellos sean uno, así como tú, Padre, estás en unión conmigo y yo estoy en unión contigo, que ellos también estén en unión con nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste”. Pide que ellos también tengan junto con él gloria celestial, pues él les ha dado a conocer el nombre del Padre, para que Su amor more en ellos (17:3, 11, 21).
26 Cristo juzgado y luego fijado en el madero (18:1–19:42). Jesús y sus discípulos van ahora a un jardín al otro lado del valle de Cedrón. Allí Judas se presenta con una banda de soldados y traiciona a Jesús, quien se somete dócilmente. Sin embargo, Pedro lo defiende con una espada y recibe una reprensión: “La copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?” (18:11). Entonces llevan a Jesús atado ante Anás, el suegro del sumo sacerdote Caifás. Juan y Pedro lo siguen de cerca, y Juan consigue que ambos entren en el patio del sumo sacerdote, donde tres veces Pedro niega que conozca a Cristo. Primero Jesús es sometido a un interrogatorio por Anás, y luego es llevado ante Caifás. Después llevan a Jesús ante el gobernador romano Pilato, mientras los judíos piden a gritos la pena de muerte.
27 A la pregunta de Pilato: “¿Eres tú rey?”, Jesús responde: “Tú mismo dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad” (18:37). Al no hallar ninguna prueba verdadera contra Jesús, Pilato ofrece ponerlo en libertad, pues había la costumbre de poner en libertad a algún prisionero en la Pascua, pero los judíos piden en cambio al salteador Barrabás. Pilato manda azotar a Jesús y luego procura una vez más ponerlo en libertad, pero los judíos claman: “¡Al madero con él! ¡Al madero con él! [...] porque se hizo hijo de Dios”. Cuando Pilato le dice a Jesús que tiene autoridad para fijarlo en un madero, Jesús responde: “No tendrías autoridad alguna contra mí a menos que te hubiera sido concedida de arriba”. De nuevo los judíos claman: “¡Quítalo! ¡Quítalo! ¡Al madero con él! [...] No tenemos más rey que César”. Entonces Pilato lo entrega para que sea fijado en un madero (19:6, 7, 11, 15).
28 Se conduce a Jesús “al llamado Lugar del Cráneo, que en hebreo se llama Gólgotha”, y se le fija en un madero entre dos malhechores. Pilato pone sobre él el título “Jesús el Nazareno el rey de los judíos”, escrito en hebreo, latín y griego de modo que todos lo vean y entiendan (19:17, 19). Jesús encomienda su madre al cuidado de Juan y, después de recibir un poco de vino agrio, exclama: “¡Se ha realizado!”. Entonces inclina la cabeza y muere (19:30). En cumplimiento de las profecías, el pelotón de ejecución echa suertes por sus prendas de vestir, se abstiene de quebrarle las piernas, y punza su costado con una lanza. (Juan 19:24, 32-37; Sal. 22:18; 34:20; 22:17; Zac. 12:10.) Más tarde José de Arimatea y Nicodemo preparan el cuerpo para sepultarlo y lo ponen en una tumba conmemorativa nueva que está cerca.
29 Las apariciones de Cristo resucitado (20:1–21:25). La serie de pruebas que presenta Juan respecto al Cristo termina con la nota feliz de la resurrección. María Magdalena encuentra la tumba vacía, y Pedro y otro discípulo (Juan) corren al lugar, pero ven que solo quedan las vendas y el paño de la cabeza. María, que ha permanecido cerca de la tumba, habla con dos ángeles y, por último, según cree ella, con el hortelano. Cuando él contesta: “¡María!”, ella inmediatamente se da cuenta de que es Jesús. Luego Jesús se manifiesta a sus discípulos cuando están tras puertas aseguradas con cerradura, y les habla del poder que recibirán mediante el espíritu santo. Más tarde Tomás, que no estuvo presente, rehúsa creer, pero ocho días después Jesús se aparece de nuevo y le da la prueba, y Tomás exclama: “¡Mi Señor y mi Dios!” (20:16, 28). Unos días después, en el mar de Tiberíades, Jesús se encuentra de nuevo con sus discípulos, les suministra una redada milagrosa de peces y entonces desayuna con ellos. Tres veces le pregunta a Pedro si lo ama. Al insistir Pedro en que sí, Jesús le dice claramente: “Apacienta mis corderos”, “Pastorea mis ovejitas”, “Apacienta mis ovejitas”. Entonces predice con qué clase de muerte Pedro glorificará a Dios. Pedro pregunta acerca de Juan, y Jesús dice: “Si es mi voluntad que él permanezca hasta que yo venga, ¿en qué te incumbe eso?” (21:15-17, 22).
POR QUÉ ES PROVECHOSO
30 Las buenas nuevas “según Juan”, poderosas por ser directas y convincentes por su descripción íntima y enternecedora de la Palabra, quien llegó a ser Cristo, nos ayudan a ver de cerca en palabra y en acción a este Hijo ungido de Dios. Aunque el estilo y el vocabulario de Juan son sencillos, lo cual indica que era un hombre ‘iletrado y del vulgo’, reflejan un extraordinario poder de expresión. (Hech. 4:13.) Su Evangelio alcanza su máxima sublimidad al dar a conocer el amor íntimo entre el Padre y el Hijo, así como la relación bendita y amorosa en que podemos entrar por estar en unión con ellos. Juan usa las palabras “amor” y “amado” con más frecuencia que los otros tres Evangelios juntos.
31 ¡Qué gloriosa relación existía en el principio entre la Palabra y Dios el Padre! Por la providencia de Dios “la Palabra vino a ser carne y residió entre nosotros, y tuvimos una vista de su gloria, gloria como la que pertenece a un hijo unigénito de parte de un padre; y estaba lleno de bondad inmerecida y verdad”. (Juan 1:14.) Luego, a través del relato de Juan, Jesús recalca que su relación es una de sujeción a la voluntad del Padre en obediencia incondicional (4:34; 5:19, 30; 7:16; 10:29, 30; 11:41, 42; 12:27, 49, 50; 14:10). Su expresión de esta relación íntima culmina gloriosamente en la conmovedora oración que hallamos en el capítulo 17 de Juan, donde Jesús informa a su Padre que ha terminado la obra que Él le encargó hacer en la Tierra, y añade: “Así que ahora, Padre, glorifícame al lado de ti mismo con la gloria que tenía al lado de ti antes que el mundo fuera” (17:5).
32 ¿Qué hay de la relación de Jesús con sus discípulos? Constantemente se destaca el papel que desempeña Jesús como el único medio por el cual se extienden las bendiciones de Dios a ellos y a toda la humanidad (14:13, 14; 15:16; 16:23, 24). Se llama a Jesús “el Cordero de Dios”, “el pan de la vida”, “la luz del mundo”, “el pastor excelente”, “la resurrección y la vida”, “el camino y la verdad y la vida” y “la vid verdadera” (1:29; 6:35; 8:12; 10:11; 11:25; 14:6; 15:1). Con esta ilustración de “la vid verdadera” Jesús da a conocer la maravillosa unidad que existe no solo entre sus verdaderos seguidores y él mismo, sino también con el Padre. Al llevar mucho fruto, ellos glorificarán al Padre de él. Jesús aconseja: “Así como me ha amado el Padre y yo los he amado a ustedes, permanezcan en mi amor” (15:9).
33 ¡Cuán fervientemente ora entonces a Jehová para que todos estos amados, y también ‘los que pongan fe en él mediante la palabra de ellos’, sean uno con su Padre y con él mismo, santificados por la palabra de la verdad! En realidad, todo el propósito del ministerio de Jesús queda maravillosamente expresado en las palabras finales de esa oración hecha a su Padre: “Yo les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer, para que el amor con que me amaste esté en ellos, y yo en unión con ellos” (17:20, 26).
34 Aunque Jesús dejaba a sus discípulos en el mundo, no los dejaría sin ayudante, “el espíritu de la verdad”. Además, les dio consejos oportunos sobre su relación con el mundo y les mostró cómo vencer como “hijos de la luz” (14:16, 17; 3:19-21; 12:36). “Si permanecen en mi palabra, verdaderamente son mis discípulos —dijo Jesús—, y conocerán la verdad, y la verdad los libertará.” Por contraste, a los hijos de la oscuridad dijo: “Ustedes proceden de su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre. [...] [Él] no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él”. Resolvámonos, pues, a estar siempre firmes en la verdad, sí, a ‘adorar al Padre con espíritu y con verdad’, y derivar fuerzas de las palabras de Jesús: “¡Cobren ánimo!, yo he vencido al mundo” (8:31, 32, 44; 4:23; 16:33).
35 Todo esto está relacionado, además, con el Reino de Dios. Jesús declaró cuando se le enjuiciaba: “Mi reino no es parte de este mundo. Si mi reino fuera parte de este mundo, mis servidores habrían peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero, como es el caso, mi reino no es de esta fuente”. Entonces, en respuesta a la pregunta de Pilato, dijo: “Tú mismo dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz” (18:36, 37). Ciertamente son felices los que escuchan y ‘nacen de nuevo’ para “entrar en el reino de Dios” en unión con el Rey. Felices son las “otras ovejas” que escuchan la voz de este Pastor-Rey y obtienen la vida. En realidad, hay motivo para agradecer la provisión del Evangelio de Juan, pues fue escrito “para que ustedes crean que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios, y que, a causa de creer, tengan vida por medio de su nombre” (3:3, 5; 10:16; 20:31).
[Notas a pie de página]
The Ecclesiastical History, Eusebio, V, VIII, 4.
Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1, página 323.
Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2, página 85.
[Preguntas del estudio]
1. ¿Qué muestran las Escrituras respecto a la estrecha asociación de Juan con Jesús?
2. ¿Cómo se equipó y activó a Juan para que escribiera su Evangelio, y con qué propósito?
3, 4. ¿Qué prueba externa e interna hay: a) de la canonicidad del Evangelio, y b) de que Juan fue el escritor?
5. Según se cree, ¿cuándo escribió Juan su Evangelio?
6. ¿Qué prueba hay de que el Evangelio de Juan se escribió fuera de Palestina, en Éfeso o cerca de tal ciudad?
7. ¿Qué importancia tiene el Papiro Rylands 457?
8. a) ¿Qué es notable en la introducción del Evangelio de Juan? b) ¿Qué prueba da este Evangelio de que el ministerio de Jesús duró tres años y medio?
9. ¿Qué muestra que el Evangelio de Juan es suplementario? Sin embargo, ¿completa todos los detalles del ministerio de Jesús?
10. ¿Qué dice Juan acerca de “la Palabra”?
11. ¿Como qué identifica Juan el Bautizante a Jesús, y como qué aceptan los discípulos de Juan a Jesús?
12. a) ¿Cuál es el primer milagro de Jesús? b) ¿Qué hace cuando está en Jerusalén para la primera Pascua durante su ministerio?
13. a) Como lo muestra Jesús, ¿qué se necesita para obtener la vida? b) ¿Qué dice Juan el Bautizante de sí mismo con relación a Jesús?
14. ¿Qué le explica Jesús a la samaritana en Sicar, y qué resultado tiene su predicación allí?
15. ¿De qué acusan a Jesús en Jerusalén, pero cómo responde él a sus críticos?
16. a) ¿Qué enseña Jesús acerca del alimento y la vida? b) ¿Cómo expresa Pedro la convicción de los apóstoles?
17. ¿Qué efecto tiene el que Jesús enseñe en el templo en la fiesta de los Tabernáculos?
18. ¿Qué oposición presentan los judíos a Jesús, y cómo responde él?
19. a) ¿Qué dice Jesús sobre su relación con su Padre y su propio interés en sus ovejas? b) ¿Cómo responde a los judíos cuando lo amenazan?
20. a) ¿Qué milagro sobresaliente ejecuta después Jesús? b) ¿A qué lleva esto?
21. a) ¿Cómo responden la gente y los fariseos a la entrada de Jesús en Jerusalén? b) ¿Qué ilustración da Jesús respecto a su muerte y el propósito de esta, y a qué insta a sus oyentes?
22. ¿Qué ejemplo da Jesús en la cena pascual, y qué nuevo mandamiento da?
23. Como consuelo, ¿qué esperanza y qué ayudante prometido considera Jesús?
24. ¿Qué dice Jesús sobre la relación de los apóstoles con él y con el Padre, y qué bendiciones les vienen a ellos de esa relación?
25. a) ¿Qué reconoce Jesús en oración a su Padre? b) ¿Qué pide respecto a sí mismo, a sus discípulos y a los que han de ejercer fe por la palabra de ellos?
26. ¿Qué dice el relato sobre el arresto y juicio de Jesús?
27. a) ¿Qué preguntas hace Pilato sobre el puesto de rey y la autoridad, y qué dice Jesús? b) ¿Qué postura adoptan en cuanto al puesto de rey los judíos?
28. ¿Qué sucede en Gólgota, y qué profecías se cumplen allí?
29. a) ¿En qué ocasiones se aparece Jesús a sus discípulos después de su resurrección? b) ¿Qué puntos comunica Jesús en sus comentarios finales a Pedro?
30. ¿Cómo recalca Juan en especial la cualidad del amor?
31. ¿Qué relación se destaca a través del Evangelio de Juan, y cómo culmina su expresión?
32. ¿Mediante qué expresiones muestra Jesús su propia relación con sus discípulos y que él es el único conducto por el cual vienen a la humanidad las bendiciones de la vida?
33. ¿Qué propósito de su ministerio expresa Jesús en oración?
34. ¿Qué consejo provechoso dio Jesús sobre cómo vencer al mundo?
35. a) ¿Qué testimonio da Jesús respecto al Reino de Dios? b) ¿Por qué da motivo para felicidad y agradecimiento el Evangelio de Juan?