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Tuesday, September 21, 2010

Sigues vivo, pero muerto segundo-pienso ( Poema de Diana Margarita Ruiz):

Sigues capitán de mi nave,
a mi costado izquierdo,
al filo de la calle,
con tus antiguedades
y estatura de héroe,
o violador, o aviador.
Jamás se sabe.

Sigo con zapatos colegiales,
la minifalda, el mono-short,
la tiza, el pelo suelto,
ahogándome en tu mar
de muerte y de locura,
y de abandono, y pérdida
y renuncia.

Sigo en los sitios de antes
Habanadicta empedernida,
contigo en cada estreno
de película, o de circo,
o de teatro;
no se sabe..
En cada tiroteo
en Los Parados.
En cada  trago imaginado
en la Bodeguita del Medio
o del Hotel Oasis.
En cada bache del pasado.

Sigo perdida en la mentira
de creerme feliz y realizada
en la punta de tu estrella,
en tu tiro en el pie,
en tu bala fabricada
para izarte.

Sigo dormida en tus pañuelos
y en tus lunas de Kasalta.
Sigo danzando
en tus brazos y en tu humo
que me manchan.
Sigo amándote en lo absurdo
de lo definitivamente
ido-presente.
Porque estás
en lo definitivamente muerto.
Y sin posible sobrevida,
ni siquiera para juicio.

Porque estás definitivamente
borrado de la memoria cósmica
( mas allá de mis papeles
y mis contradicciones),
que no pueden salvarte,
hombre....

Filosofía de la guerra (Poema escrito por Diana M. Ruiz el 19 de septiembre de 2010):

El vende unos libritos para niños.
Regala unas migajas
a los heridos y a los mutilados.
El sigue con los bolsillos llenos.
Pero la guerra sigue.
Pero los muertos siguen
en los blancos sepulcros,
pese a su gloria negra.

El otro no lava los pies a nadie,
pero pide perdón al pisoteado guey.
Pero la trampa sigue.
Pero la muerte sigue.
Pero el odio sigue.
Pero hay cruces en mares
y en las ajenas tierras
de sauces y cipreses ausentes.
Pero hay jehovases muertos.
Pero hay hijos sin padres
y nietos sin abuelos
y correos truncos
y teléfonos mudos
y amigos sepultados
y soledad por siempre
y lejanía viva.

Pobre mujer ( Poesía de Diana Margarita Ruiz. A: M.C. M , escrito el 19 de septiembre de 2010)):

Recaes en el vino
porque no te bastan los geranios,
las montañas moradas
que circundan el valle,
tu ventana,
el tigre en el suelo
para jugar al Edén
cuando te plazca,
el gato blanco ausente,
sin los ojos azules,
la tarde y la yarda,
casi paradisiacas,
los esprinklers,
las agujas y el hilo
con que tejes a Ulises,
a Telémaco
y a todas las simientes
y sus frutos,
sin venda frontal
ni jambas de las puertas.
Recaes en el vino
porque no te basta el azafrán
y todos sus milagros.
Recaes en el vino
y fue peor:
Ahora él llora
después de velar tu sueño
con los sorbos escondidos
en el closert.
Recaes en el vino
y descubres
que no basta tu entrega,
que no basta tu inercia
a su rumbo indetenible.
Recaes en el vino
y no bastan tu Biblia,
los casetes que escuchas,
la oración, el canal, el pastor,
la novela...
Recaes en el vino
y te das cuenta
que siempre hay un jamás,
un hoyo, un hasta luego,
un no volver jamás,
un subir la memoria
al corazón,
un imposible,
un horizonte
que te espanta.

Recaes en el vino
y yo me apeno.
Recaigo en el poema,
y sobrevivo
una vez más,
no sé hasta cuándo.