Translate a otros idiomas

Monday, March 14, 2011

Desterrados y olvidados:

Los desterrados:

lunes, marzo 14, 2011

Cuba: "Tres generaciones de desterrados", Sobre los desterrados Víctor Rolando Arroyo Carmona y Regías Iglesias y sus respectivas familias en España


Nota del bloguista

Víctor ya era un opositor militante en organizaciones cuando asistió al Centro de Formación Cívica y Religiosa de la Diócesis de Pinar del Río; no se hizo opositor después de asistir a los valiosos cursos que ofertaba ese centro, cuyo Rector era el Obispo Monseñor José Siro González Bacallao. Arroyo primeramente perteneció al grupo opositor ¨Máximo Gómez¨ y posteriormente fundó ¨Foro por la Reforma¨.

Miguel Ángel es el mayor y Ráiner, no Rainder, es el menor de los hijos de Elsa. Ráiner es diabético desde que era adolescente.
************
Cuba: "Tres generaciones de desterrados"

Víctor Rolando vivió en Cuba en una celda de 4 metros cuadrados. Ahora rehace su vida con su mujer, su hija y su nieto en Madrid


















Foto: Jaime García
- Diego Alejandro, de cuatro meses, en brazos de su madre, Nairelys, que vino a España embarazada cuando liberaron a su padre

CARMEN MUÑOZ


Liberpress- Diario ABC.es -13/03/2011 - Al poco de llegar a España tras salir de prisión, Víctor Rolando se quedó «impactado» al ver en la Puerta del Sol cómo un grupo de personas «protestaba sin riesgos» contra el régimen castrista. Todavía hoy observa incrédulo por televisión cuando «el Gobierno de Zapatero responde sin brutalidad a las críticas de la oposición». De integridad y valentía probadas para sus compatriotas, Víctor Rolando Arroyo, ex prisionero de conciencia, licenciado en Geografía, nacido en Pinar del Río hace 60 años, fue encarcelado en tres ocasiones por disentir de la dictadura. La última entre la Primavera Negra de 2003 y el 7 de septiembre de 2010, fecha en que aterrizó en España después del compromiso de Raúl Castro de excarcelar a los 52 presos políticos de esa oleada represiva —los últimos del «Grupo de los 75»—, en un diálogo inédito con la Iglesia católica cubana que acompaña el Gobierno español. La condición del menor de los dictadores fue cambiar la celda por el exilio forzado. La mala salud de varios familiares, gran parte secuela del hostigamiento del régimen comunista, pesó a la hora de tomar la decisión.

Un artículo crítico sobre el método del cultivo del tabaco le costó por primera vez la cárcel en 1996. Nueve de los dieciocho meses en una celda de castigo de metro y medio por tres metros con dos peligrosos presos comunes. La segunda fue en el año 2000, cuando participaba en la campaña «Reyes Magos del Milenio», una iniciativa lanzada desde Miami para que en la isla se recuperara esa tradición. Además de perder de nuevo la libertad, le confiscaron los 400 juguetes que había comprado en las tiendas oficiales con dinero enviado para ese fin desde Estados Unidos.

El ex prisionero de conciencia elaboraba proyectos territoriales para el Instituto de Planificación Física de Pinar del Río cuando empezó a disentir de jefes que incumplían los planes. Arroyo, que es católico practicante, comenzó a asistir al Centro de Formación Cívica y Religiosa que dirigía el disidente Dagoberto Valdés. Luego se incorpora a grupos opositores, es promotor del Proyecto Varela, de Oswaldo Payá, y ejerce como bibliotecario y periodista independiente.

Después de los últimos siete años de presidio —con palizas y huelgas de hambre incluidas—, intenta recuperar el tiempo robado a la familia en España. Víctor Rolando Arroyo llegó a Madrid junto a su esposa, Elsa González Padrón, licenciada en Historia, maestra y miembro de las Damas de Blanco. También su hija Nairelys —entonces embarazada de ocho meses y de ese grupo de mujeres de presos— y su familia: Jorge, su marido, instalador de la telefónica estatal Etecsa, y su hijo Jorge Javier, de dos años. Con el disidente cubano viven los dos hijos del primer matrimonio de Elsa, Miguel Ángel y Rainder, de 20 y 24 años, respectivamente.

Un luminoso piso en Móstoles

El hostal Welcome, de Vallecas, fue la primera dirección de los Arroyo en España. Después del nacimiento de Diego Alejandro, el 8 de noviembre en el Hospital Gregorio Marañón, vivieron tres meses en Sigüenza. Siempre con la asistencia de las ONG Cruz Roja, CEAR o Accem, que canalizan la ayuda del Gobierno español. Hasta que el 1 de marzo se trasladan a un luminoso piso de cuatro habitaciones en Móstoles, junto a la Universidad Rey Juan Carlos. «Este tipo de apartamentos en Cuba solo los tiene la elite del régimen», confiesa en voz baja Víctor Rolando. Elsa piensa lo mismo sobre el horno y el microondas que tienen en la cocina, donde preparan el «arroz moro» (con frijoles) y otros platos cubanos que procuran comer a la misma hora que lo harían en su país. Esta familia cubana recibe del Gobierno español, vía las ONG, 740 euros para el alquiler de la vivienda y 580 euros para comida y gastos de la casa.

Encarrilados los problemas médicos, a Víctor Rolando le preocupa su situación legal, laboral y académica

Mientras espera la respuesta a su petición de asilo político, el disidente cubano se ha creado una rutina que consiste en colaborar con el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, estudiar, leer, pasear, recibir a la creciente comunidad cubana y visitar a su hija, también vecina de Móstoles. Desde julio, han llegado a España 68 presos cubanos, 40 del «Grupo de los 75», aunque una minoría ya se ha marchado a Estados Unidos y un grupo considerable pretende hacer lo mismo. Arroyo manifestó su deseo de permanecer en España.

Esta semana, Nairelys ha cumplido 28 años. Su casa está a un par de paradas de metro de la de Elsa y Víctor Rolando, que le llevan un regalo en una bolsa (jaba para los cubanos) de un hipermercado. La vivienda es algo más pequeña y oscura. Pero están felices con sus dos bebés y unos amigos cubanos que acaban de preparar pescado marinado. Lo celebran con vino tinto. Nairelys y Jorge se han acogido a la protección subsidiaria permanente, que les da derecho al permiso de residencia y trabajo. Pero el joven cubano afirma que no encuentra trabajo, que varias compañías telefónicas le han dicho que «les sobran instaladores». Son conscientes de que han aterrizado en España en el peor momento, con más de cuatro millones de parados.

Una vez encarrilados los problemas médicos, a Víctor Rolando le preocupa su situación legal, laboral y académica por la homologación de los títulos. Sabe que la ayuda oficial española no puede ser eterna. «Estamos en un limbo jurídico y emocional, no tenemos seguridad de nada», se lamenta. El ex preso político afirma que «hace tres meses que tenía que haber recibido respuesta a la petición de asilo político por el procedimiento extraordinario, como nos sugirieron las mismas autoridades españolas que se podía tramitar».

Sin embargo, fuentes oficiales españolas indicaron a ABC que la ley de asilo establece que el plazo para responder es de seis meses prorrogables. A finales de marzo se reúne la comisión interministerial y es previsible, según las mismas fuentes, que se conceda el asilo político a «un número significado» de ex presos políticos cubanos. Los portavoces del Ministerio de Exteriores consultados rechazan que se hallen en un «limbo legal», porque «o bien tienen el estatuto de solicitante de asilo o la protección subsidiaria permanente».
Los jóvenes Rainder y Miguel Ángel se sienten «inseguros» en España, reconoce Elsa, su madre. Sin trabajo y sin poder continuar sus estudios mientras La Habana no cumpla su compromiso de enviar los títulos y expedientes académicos. Otra piedra en el camino para integrarse en la sociedad española. «No pedimos privilegios, sino mayor sensibilidad y comunicación por parte del Gobierno español, que cumplan sus compromisos y le pida al presidente Raúl Castro que lo haga; da la impresión de que no lo ha hecho por nosotros sino para ayudar al régimen cubano a limpiar su imagen ante la Unión Europea», concluye Víctor Rolando Arroyo.


*************
«A España no llegamos en patera»
Cuando su padre era corresponsal de Prensa Latina en Japón, Regis Iglesias, entonces un adolescente, se dio cuenta de que «el capitalismo no era como nos lo pintaban en Cuba». Fan de los Rolling Stones, era operador de sonido en una empresa estatal cuando en 1991 le expulsaron del trabajo por su posición política. Dos años antes, este nieto de gallegos nacido hace 41 años en el barrio habanero de Lawton se había incorporado al Movimiento Cristiano Liberación (MCL). También colaboraba con la prensa independiente.
Durante la oleada represiva de 2003 fue condenado a 18 años de cárcel. Después del diálogo de la pasada primavera entre Raúl Castro y el cardenal Jaime Ortega, Regis se negó en un principio a aceptar a la condición de exiliarse en España si quería recobrar la libertad. Recuerda que tras las rejas «soñaba con el momento de la salida para trabajar en Cuba por la transición». Pero sus dos hijas, de 23 y 21 años, se sintieron defraudadas y «me pidieron que diera ese paso para reunirnos». «Llevo 22 años de actividad política, mis hijas crecieron entre privaciones y persecuciones, no solo han sufrido los siete años de prisión», explica el portavoz del MCL en España.
El ex prisionero de conciencia, que llegó a España el pasado 17 de agosto, agradece la ayuda que reciben del Gobierno, «hay muchos españoles que no tienen esto». Pero está inquieto porque esa ayuda en teoría se acaba en un año y porque los cursos que les ofrecen las ONG «son buenos para la vida laboral en España, pero no para la formación política o intelectual. Cuba necesita cuadros mejor preparados y yo quiero ser útil a la transición y la democracia».
También le preocupa el silencio administrativo a su petición de asilo político. «Al no tener un estatus legal definido, es complicado viajar fuera de España para llevar el mensaje sobre la situación en Cuba». «No vinimos en una patera, nos sacaron de la cárcel a la que nos llevaron por nuestro trabajo político, que seguimos en prisión. Y lo vamos a mantener por la causa de la libertad de Cuba». A diferencia de muchos ex presos políticos cubanos en España, Regis Iglesias asegura que no ha empezado los trámites para trasladarse a Estados Unidos. «Me quedo en España, la próxima vez que cruce el Atlántico será para viajar a Cuba, no voy ni a Bruselas para no interrumpir los trámites del asilo político».

Sin expedientes académicos

Regis vive en Parque Coimbra (Móstoles) con la madre de sus hijas y la menor de ellas, que en Cuba tenía el título de bachiller técnico medio de economía y quiere estudiar Biología. A la mayor, que reside en Valencia, le falta un semestre para acabar unos estudios de diseño gráfico. Pero para ir a la universidad en España le falta su expediente académico. Iglesias pide al Gobierno español que reclame a La Habana esos documentos. «El cardenal Ortega nos explicó que Raúl Castro se comprometió a entregar los títulos a las autoridades españolas».

Durante la reciente presentación en Madrid de «Un disco muy especial», editado para recaudar fondos para estos desterrados cubanos, Regis Iglesias se quejó de la falta de interlocución directa con el Gobierno. Sin embargo, portavoces de Exteriores señalaron a ABC que esa comunicación es «fluida» y que el Ejecutivo «está detrás de la gestión diaria de las ONG» con los ex presos de conciencia.
Tomado de Baracutey Cubano.