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Sunday, December 16, 2012

Envia Dios desastres naturales para castigar...?



Tomado de Despertad de Diciembre de 2012. WWW.j.w.org/es



El punto de vista bíblico



¿Envía Dios desastres naturales para castigar a la humanidad?

REPRODUCIR EN ALGUNAS personas creen que Dios utiliza las catástrofes naturales para castigar a los seres humanos, otras rechazan tal idea, e incluso hay quienes no saben qué creer. Un catedrático de Estudios Religiosos afirmó: “La mayoría de las religiones reconocen que nadie puede saber a ciencia cierta si los desastres naturales ocurren o no por voluntad divina”.



La Biblia, no obstante, suministra respuestas satisfactorias. Además de explicar de dónde viene el sufrimiento que tantos experimentan, aclara si Dios envía o no catástrofes naturales para castigar a los seres humanos.



Las Escrituras indican cómo actúa Dios

En la Biblia se exponen dos verdades fundamentales acerca de Dios, cuyo nombre es Jehová. La primera: él es el Creador y, por tanto, tiene poder y autoridad para controlar las fuerzas naturales de la Tierra (Revelación [Apocalipsis] 4:11). La segunda: sus acciones siempre son consecuentes con su personalidad, cualidades y principios. En Malaquías 3:6, Dios asegura: “Yo soy Jehová; no he cambiado”. Teniendo esto presente, analizaremos dos situaciones del pasado, una relacionada con un diluvio y otra, con una sequía. Veremos que, en tiempos bíblicos, cuando Dios se valía de las fuerzas naturales para ejecutar un castigo, siempre proporcionaba: 1) una advertencia, 2) una razón, y 3) protección para sus siervos obedientes.



El diluvio universal

Advertencia.

Décadas antes del Diluvio, Jehová reveló a Noé: “En cuanto a mí, aquí voy a traer el diluvio de aguas sobre la tierra para arruinar [...] a toda carne” (Génesis 6:17). Noé, que era un “predicador de justicia”, advirtió a sus contemporáneos, pero ellos “no hicieron caso” (2 Pedro 2:5; Mateo 24:39).



Razón.

Jehová explicó: “El fin de toda carne ha llegado delante de mí, porque la tierra está llena de violencia como resultado de ellos” (Génesis 6:13).



Protección para sus siervos obedientes.

Jehová dio a Noé instrucciones detalladas sobre cómo hacer un arca para sobrevivir al Diluvio. Y al obedecerlas, “Noé y los que con él estaban en el arca siguieron sobreviviendo” (Génesis 7:23).



Sequía en Israel

Advertencia.

Antes de enviar una grave sequía contra Israel, Jehová anunció mediante el profeta Elías: “No habrá durante estos años ni rocío ni lluvia, excepto por orden de mi palabra” (1 Reyes 17:1).



Razón.

Jehová tomó esta medida porque Israel estaba adorando al dios falso Baal. Elías le recordó al pueblo que habían “abandonado los mandamientos de Jehová” y se habían puesto “a seguir a los Baales” (1 Reyes 18:18).



Protección para sus siervos obedientes.

Durante la sequía, Jehová proporcionó alimento a sus siervos obedientes (1 Reyes 17:6, 14; 18:4; 19:18).



Lo que revela esa forma de actuar

No hay ninguna base para afirmar que actualmente los desastres naturales formen parte de un plan divino para castigar a la humanidad. Como Jehová es un Dios de justicia, nunca eliminó a los justos con los malvados (Génesis 18:23, 25). Más bien, tomó medidas para ayudar a todos los que le obedecían. En cambio, hoy día los desastres naturales afectan a hombres, mujeres y niños, sin distinción.



Dios no es responsable del sufrimiento de los seres humanos

Es obvio que tales desastres indiscriminados no siguen el patrón de las intervenciones divinas que se observa en las Escrituras. Lo que es más, no armonizan con la personalidad de Dios. En Santiago 1:13 se asegura que él no prueba a la gente con cosas malas, y en 1 Juan 4:8 se define bien su carácter: “Dios es amor”. Él nunca podría ser el responsable de los sufrimientos que tragedias inesperadas, como tormentas y terremotos, provocan en las personas inocentes. Ahora bien, ¿acabarán alguna vez estas catástrofes?



El sufrimiento acabará

Jehová Dios nunca se propuso que los seres humanos sufriéramos el azote reiterado de los desastres naturales. Su voluntad es que vivamos para siempre en paz en la Tierra. Tal como hizo en los días de Noé, intervendrá para eliminar la maldad. Y fiel a su modo de actuar, está avisando con tiempo, pues se ha encargado de que por todo el mundo se declare un mensaje de advertencia que proporciona a las personas la oportunidad de salvarse (Salmo 37:9, 11, 29; Mateo 24:14).



¿SE LO HA PREGUNTADO?

 ¿Utiliza Dios los desastres naturales para castigar a la gente? (Santiago 1:13.)

 ¿Cómo sabemos que Dios no destruirá a personas inocentes? (1 Juan 4:8.)

 ¿Acabará alguna vez el sufrimiento causado por los desastres? (Revelación 21:4.)

Cultivar la Paciencia.

PUBLICADO EN Revista Despertad de Diciembre 2012 WWW.j.w.org/es




Cómo cultivar la paciencia

 ES PROBABLE que al leer los artículos anteriores haya llegado a la conclusión de que ser más paciente contribuye a gozar de mejor salud, tomar mejores decisiones y conservar las amistades. Entonces, ¿cómo cultivar la paciencia? Veamos algunas recomendaciones.



Vaya a la raíz del problema

A las cosas o situaciones que irritan a una persona se las denomina factores desencadenantes de la impaciencia. ¿Cuáles son? Tal vez sean otras personas, como su cónyuge, sus padres o sus hijos. O quizás el problema tenga que ver con el reloj: ¿se inquieta cuando otros lo hacen esperar o cuando se está haciendo tarde? Y ¿qué ocurre si está cansado o hambriento? ¿O si tiene sueño o está estresado? ¿Dónde se impacienta con más facilidad, en casa o en el trabajo?



¿Qué ventaja tiene ir a la raíz del problema? Hace siglos, el rey Salomón escribió: “El prudente ve el mal y se esconde, pero los ingenuos pasan y reciben el daño” (Proverbios 22:3, Reina-Valera Actualizada). Según este antiguo proverbio bíblico, si usted “ve el mal”, es decir, si cree que está a punto de perder los estribos, tal vez pueda hacer algo para evitarlo. Al principio es posible que esto requiera verdaderos esfuerzos, pero con el tiempo la paciencia llegará a formar parte de su personalidad.



Lleve una vida sencilla

Noreen Herzfeld, catedrática de Ciencias Informáticas de la Universidad Saint John (Minnesota, Estados Unidos), aseguró: “La gente no puede ser ‘multitarea’. El cerebro es incapaz de concentrarse en varias actividades a la vez”. Y añadió: “Con el tiempo, hacer distintas cosas simultáneamente agota nuestra capacidad de concentrarnos, de prestar verdadera atención. Eso va desgastando cualidades como la paciencia y la perseverancia, así como el sentido común y la habilidad para resolver problemas”.



Se le hará cuesta arriba ser paciente si está estresado porque tiene un exceso de cosas que hacer, sitios a donde ir o gente con quien mantenerse en contacto. La psicóloga Jennifer Hartstein, ya mencionada en esta serie, puntualiza: “En el fondo, el estrés es la causa de numerosos brotes de impaciencia”.



Por eso, como se ha dicho siempre, hay que tomarse las cosas con calma. Dedique tiempo a disfrutar de la vida y a forjar amistades estrechas con unas cuantas personas, en vez de buscar amistades superficiales en una red interminable de contactos. Administre bien las horas del día y establezca sus prioridades. Tenga cuidado con las aficiones y los aparatos que puedan mantenerlo demasiado ocupado.



Para simplificar su vida, tal vez necesite examinar su rutina diaria. ¿Qué podría tomarse con más calma? ¿De qué podría prescindir? Otro proverbio bíblico dice: “Para todo hay un tiempo señalado, [...] tiempo de guardar y tiempo de desechar” (Eclesiastés 3:1, 6). Probablemente este sea el momento para desechar algunas cosas que absorben su tiempo y hacen que le resulte más difícil ser paciente.



Sea realista

Adopte una visión realista de la vida. Para empezar, lo cierto es que las cosas no siempre suceden tan rápidamente como nos gustaría. Tener paciencia es aceptar el hecho de que el tiempo avanza a la velocidad del tiempo y no a la de nuestras expectativas.



Por otro lado, tenga presente que no podemos controlar todo lo que nos sucede. El sabio rey Salomón escribió: “El que corre más rápido no siempre gana la carrera; el ejército más poderoso no siempre gana la batalla; el más sabio no siempre consigue dejar de ser pobre; el más astuto no siempre consigue hacerse rico y una persona educada no siempre recibe la recompensa que merece. Todos tienen sus buenos y malos tiempos. Nadie sabe qué le irá a pasar” (Eclesiastés 9:11, 12, La Palabra de Dios para Todos).



No permita que su paciencia flaquee ante circunstancias que usted no puede controlar. Más bien, analice qué factores sí puede controlar. Por ejemplo, en vez de enojarse porque el autobús o el tren se retrasan, trate de buscar otra opción para llegar a su destino. Hasta caminar sería mejor que dejar que la ansiedad y el enojo lo dominaran. Pero si no queda más remedio que esperar, aproveche el tiempo haciendo algo útil, como leer algo interesante o anotar lo que planea hacer después.



Siendo realista, no vale la pena que nos preocupemos por cosas que escapan a nuestro control. Con razón pregunta la Biblia: “¿Creen ustedes que por preocuparse mucho vivirán un día más?” (Lucas 12:25, Traducción en lenguaje actual).



Cultive valores espirituales

Muchas personas que confían en la Biblia y sus principios han comprobado que ponerlos en práctica ayuda a actuar con más serenidad. En la Biblia se indica que es más fácil que una persona con valores espirituales manifieste paciencia, además de otras cualidades valiosas, como amor, gozo, paz, amabilidad y autocontrol (Gálatas 5:22, 23). También leemos esta promesa: “No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo, por oración y ruego junto con acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales” (Filipenses 4:6, 7). Así que, estudiar la Biblia nos ayudará a vivir con menos estrés y a ser más pacientes.




Peligros de la IMPACIENCIA.

¡DESPERTAD! DICIEMBRE DE 2012PUBLICADO EN WWW.j.w.org/es




Los peligros de la impaciencia

REPRODUCIR EN SUPONGA que un conductor viaja por una carretera de doble sentido y llega a un tramo donde está prohibido adelantar. Una mujer conduce el auto que le precede ligeramente por debajo del límite máximo de velocidad. El hombre se impacienta porque le parece que ella va demasiado despacio; así que se arriesga y acerca más su vehículo al de la señora. Tras unos minutos, no aguanta más, acelera a fondo y la adelanta. No solo viola la ley, sino que además se expone a provocar un accidente.



¿Y qué hay de la mujer que no soporta trabajar con compañeros que no son tan rápidos ni tan avispados como ella? ¿O del hombre que no para de apretar el botón del elevador una y otra vez mientras espera? ¿Se impacienta usted a menudo con sus padres ya mayores? ¿O son sus niños los que lo sacan de quicio rápidamente? ¿Se altera con facilidad cuando los demás se equivocan?



Todo el mundo se impacienta en algún momento, pero si perdemos los estribos todos los días, las consecuencias pueden ser nefastas.



Perjudica la salud

Para empezar, la impaciencia está relacionada con la frustración, la irritación y hasta la ira. Estas emociones negativas aumentan el estrés y en consecuencia deterioran nuestra salud. La Asociación Médica Americana publicó un estudio reciente en el que señala a la impaciencia como un factor de riesgo de la hipertensión, incluso entre adultos jóvenes.



Existen otros peligros para la salud asociados a la falta de paciencia; uno de ellos es la obesidad, tal como reveló otro estudio reciente. “Los investigadores han descubierto que las personas ansiosas tienen más probabilidades de ser obesas que las que saben esperar”, informó el periódico The Washington Post. En algunos lugares, la comida rápida es bastante barata y fácil de obtener las veinticuatro horas del día, de modo que muchos consumidores impacientes no pueden resistir la tentación.



Contribuye a que se pospongan las tareas

Según un estudio realizado por el Centro de Investigación de Políticas Económicas, con sede en Londres, la gente impaciente suele dejar siempre las cosas para más adelante. ¿Pudiera ser que se sientan tentados a posponer las tareas que más tiempo consumen porque no tienen paciencia para completarlas? Sea como sea, este hábito puede tener consecuencias negativas para el trabajador y para la economía. Según el diario británico The Telegraph, el profesor Ernesto Reuben afirmó que “la costumbre de demorar las tareas reduce de forma significativa la productividad laboral y supone más gastos para la sociedad, pues [las personas impacientes] posponen indefinidamente el papeleo”.



Incita a la bebida y la violencia

En el periódico británico South Wales Echo se publicó la conclusión a que llegaron los investigadores de la Universidad de Cardiff tras estudiar a centenares de hombres y mujeres: “Es más probable que las personas impacientes se vean implicadas en incidentes nocturnos violentos provocados por la bebida”. El estudio reveló que esta clase de personas “eran más propensas a consumir mucho alcohol y a comportarse con agresividad”.



Es mala consejera

Un grupo de analistas que colaboró con el Centro de Investigación Pew, en Washington D. C., observó que las personas que se dejan llevar por la impaciencia “suelen tomar decisiones rápidas sin meditarlas”. El profesor Ilango Ponnuswami, jefe del Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Bharathidasan (India), concluyó algo parecido: “La impaciencia sale cara: puede costarnos dinero, amistades, sufrimientos, etc., por la sencilla razón de que a menudo conduce a malas decisiones”.



Genera problemas económicos

Existe una relación entre la impaciencia y el “aumento del endeudamiento”, afirma la revista Research Review, publicada por el Banco de la Reserva Federal de Boston (Estados Unidos). Piense en unos recién casados que, como desean desde el principio un hogar con todas las comodidades, a pesar de no tener mucho dinero compran la casa, los muebles, el auto y todo lo demás. Por supuesto, a crédito. Esta decisión puede perjudicar su matrimonio. Investigadores de la Universidad de Arkansas (Estados Unidos) dicen que “las parejas que empiezan su matrimonio estando endeudadas son más infelices que las que no tienen deudas o tienen pocas”.



Hay quienes afirman que la impaciencia está detrás de la última recesión económica en Estados Unidos. La revista financiera Forbes sostiene que “la situación del mercado actual es consecuencia de la impaciencia y la avaricia excesivas. Por no esperar, miles de personas se lanzaron a adquirir propiedades más caras de lo que podían permitirse y pidieron prestadas enormes cantidades de dinero que no podrían pagar en muchos años, o quizás nunca”.



Rompe amistades

La impaciencia disminuye nuestra capacidad de comunicarnos. Cuando alguien carece de paciencia para mantener conversaciones significativas, por lo general habla sin pensar. Hasta puede molestarle que otros abran la boca porque no es capaz de esperar a que expresen sus ideas. Por eso quizás los apresure para que acaben sus frases. ¿Cómo? Terminándolas él mismo o buscando cualquier otra forma de acelerar la conversación.



Este tipo de comportamiento puede acabar con la amistad. La doctora Jennifer Hartstein, mencionada en el artículo anterior, comenta: “¿A quién le apetece estar con alguien que se pasa todo el tiempo dando golpecitos con sus dedos sobre la mesa o mirando el reloj vez tras vez?”. Está claro que la impaciencia es un desagradable defecto que termina ahuyentando a los amigos.



Estas son solo algunas de las consecuencias negativas de la impaciencia. El siguiente artículo explica cómo podemos cultivar y conservar la paciencia.


La impaciencia es mala consejera.

PUBLICADO EN Despertad de Diciembre de 2012.
Tomado de WWW.j.w.org/es y video de You Tube.




¿Qué ha pasado con la paciencia?

REPRODUCIR EN LA IMPACIENCIA no es algo nuevo. Siempre ha habido gente a la que le irrita esperar en un atasco, en una fila o en cualquier otro lugar. Pero algunos especialistas opinan que actualmente somos menos pacientes que antes, y por razones que a usted tal vez le sorprendan.



Ciertos analistas le echan la culpa a la tecnología. Según The Gazette, un diario de Montreal (Canadá), algunos investigadores creen que “la tecnología digital —teléfonos móviles, cámaras, correo electrónico, iPods, etc.⁠— está cambiando nuestras vidas [...]. Los resultados instantáneos que proporcionan estos avances tecnológicos han aumentado nuestro apetito por la gratificación inmediata”.



La doctora Jennifer Hartstein, especialista en psicología familiar, comentó algo que nos hace reflexionar: “Hemos creado la cultura de la gratificación inmediata y esperamos que todo sea rápido, eficaz y a nuestro gusto. Si no sucede así, tendemos a frustrarnos e irritarnos cada vez más, lo cual es un síntoma de impaciencia”. La doctora añadió: “Hemos olvidado el arte de vivir más despacio y saborear el momento”.



Hay quienes piensan que el correo electrónico está perdiendo popularidad y que podría tener los días contados. ¿Por qué? Porque muchos usuarios no soportan tener que esperar horas, ni siquiera minutos, a que les respondan. Además, en este tipo de correo, como en las cartas, lo normal es incluir palabras de introducción y de despedida. Pero muchos opinan que estas formalidades son aburridas y consumen demasiado tiempo; prefieren mensajes instantáneos, ajenos al protocolo de los correos electrónicos. ¡Al parecer ya no hay paciencia ni para teclear un saludo! Otra cosa muy común es enviar lo que se escribió sin detenerse unos minutos a revisarlo. Por eso hay tantas cartas y correos electrónicos que llegan al destinatario incorrecto y que contienen infinidad de erratas y errores gramaticales.



Muchas personas no tienen paciencia para leer un texto impreso de cierta extensión



El ansia de obtener resultados inmediatos no es exclusiva del ámbito de la comunicación digital. La gente parece estar perdiendo su capacidad de esperar en otros campos de la vida. Por ejemplo, ¿hay ocasiones en que usted habla, come, conduce o gasta el dinero muy deprisa? Los pocos instantes que tarda el elevador en llegar, el semáforo en ponerse en verde o la computadora en encenderse a veces se ven como una eternidad.



Los expertos en el tema han observado que muchas personas no tienen paciencia para leer un texto impreso de cierta extensión. ¿A qué se debe? A que están acostumbradas a navegar a gran velocidad por la red saltando de un título a otro y de un recuadro a otro con la esperanza de encontrar lo antes posible justo lo que buscan.



¿Qué ha pasado con la paciencia? Los investigadores no pueden responder a todos los interrogantes sobre las causas de la impaciencia. Eso sí, existen pruebas convincentes de que es perjudicial. Los siguientes artículos analizan cuáles son algunos de sus peligros y cómo ser más pacientes.



Están acostumbradas a navegar a gran velocidad por la red saltando de un título a otro




El estres y los jovenes.

¡DESPERTAD! NOVIEMBRE DE 2012PUBLICADO EN WWW.j.w.org/es Videos de You Tube.




Los jóvenes preguntan



¿Cómo puedo controlar el estrés?

REPRODUCIR EN ¿Cuánto estrés tienes?



¿Estrés? ¿Qué es eso?

Lo puedo controlar

Estoy llegando al límite

Me estoy ahogando

CONTROLAR el estrés es como transportar un gran contenedor. Un camión puede llevarlo fácilmente por todo el país. Pero un automóvil no; bastaría con una distancia corta para arruinar el motor. Lo mismo podría ocurrirle a tu “motor” si estás demasiado agobiado.



¿Te sientes así? No te preocupes; hay remedio. Para no acabar quemado tienes dos opciones: aligerar la carga o conseguir un “motor” más potente. Bueno, en realidad puedes hacer las dos cosas. Veamos cómo.



Aligera la carga

EL PROBLEMA: Tener un horario demasiado apretado.

“A veces, justo cuando más cosas tengo que hacer, una amiga viene y me pide un favor o que hagamos algo juntas. Me siento presionada porque no quiero hacerla sentir mal.” (Karina.) *



LA SOLUCIÓN: Aprende a decir no.

“La sabiduría está con los modestos”, afirma la Biblia (Proverbios 11:2). El que es modesto acepta sus limitaciones. La modestia te dará fuerzas para decir no cuando la carga sea demasiado pesada para ti.



Por supuesto, no siempre podrás decir que no; por ejemplo, cuando tus padres te pidan que colabores con las tareas de la casa. Pero si dejas que todo el mundo te dé trabajo, llegará el momento en que no des más. Recuerda que hasta los camiones más grandes tienen un límite de carga.



Sugerencia: Cuando te sientas presionado a decir que sí, prueba con algo como: “Déjame pensarlo”. Así podrás analizar con calma si realmente tienes el tiempo y las energías para hacer lo que te piden.



EL PROBLEMA: Dejar las cosas para más adelante.

“Si una tarea me parece difícil, la dejo para otro momento, pero me quedo intranquila porque sé que aún está pendiente. Cuando por fin empiezo, tengo que hacerlo a la carrera, y eso me estresa.” (Selena.)



LA SOLUCIÓN: Empieza ya, aunque no acabes enseguida.

La Biblia aconseja: “No sean holgazanes en sus quehaceres” (Romanos 12:11). Realizar una tarea difícil ya es complicado de por sí. ¿Por qué complicarla todavía más dejándola para después? Lo único que conseguirás es prolongar la agonía.



Un buen incentivo puede ser una lista de tareas pendientes. Divide las más grandes en varias pequeñas. “Me encantan las listas —asegura Carol⁠—. Siempre que puedo, escribo primero las tareas que menos me gustan. A medida que las voy tachando, se me va haciendo más fácil avanzar. Cuando me doy cuenta, ya solo queda lo más divertido.”



Sugerencia: Si te cuesta mucho empezar una tarea, algo que te puede ayudar es programar una alarma para que suene en diez o quince minutos y arrancar de inmediato. Cuando suene la alarma, ya le habrás dedicado a la tarea diez o quince minutos. Ahora que ya has empezado, te será más fácil terminar.



Mantén ordenado tu cuarto. Si por la mañana tienes que abrirte camino entre el caos para encontrar los útiles o ropa limpia, tu nivel de estrés se disparará. Para empezar mejor el día, dedica cinco minutos la noche anterior a ordenar tus cosas



Consigue un “motor” más potente



Asegúrate de que tu “motor” pueda con la carga

 Cuida tu salud.

Los expertos concuerdan en que las personas más productivas son las que se alimentan bien, hacen ejercicio regularmente y duermen lo suficiente. * No te preocupes; cuidar tu salud no es tan complicado. Basta con unas cuantas ideas para comenzar. Hablemos, por ejemplo, del sueño. Intenta lo siguiente:



1. Duerme lo suficiente. Acuéstate y levántate siempre a la misma hora, al menos entre semana.

2. Relájate antes de dormir. Tres horas antes de irte a la cama ya no hagas ejercicio. Por la noche, evita las comidas pesadas y la cafeína.

3. Intenta que tu cuarto esté oscuro y tranquilo.

 Pide ayuda.

Pídeles ayuda a tus padres y amigos. ¿Realmente funciona? Claro. Los estudios demuestran que el apoyo emocional reduce el daño que el estrés ocasiona al corazón, los vasos sanguíneos y el sistema inmunitario.



Esos descubrimientos coinciden con lo que dice la Biblia. Proverbios 12:25 asegura: “La angustia del corazón deprime, una buena palabra reanima” (Nueva Biblia Española). Cuando uno se siente angustiado, o estresado, un amigo puede animarlo con “una buena palabra”. Y tal vez baste con eso para salir adelante.



¿Necesitas más sugerencias para controlar el estrés? Las encontrarás en los siguientes capítulos de los volúmenes 1 y 2 de Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas, editados por los testigos de Jehová:



VOLUMEN 1



Capítulo 18: ¿Será posible sobrellevar el estrés de la escuela?

Capítulo 21: ¿Cómo puedo aprovechar mejor mi tiempo?

VOLUMEN 2



Capítulo 26: ¿Cómo puedo controlar mis emociones?

Capítulo 27: ¿Por qué tengo que ser tan perfeccionista?

^ párr. 12 Se han cambiado algunos nombres.



^ párr. 24 Encontrarás sugerencias sobre alimentación y ejercicio en el capítulo 10 del libro Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 1), editado por los testigos de Jehová.



LO QUE OPINAN OTROS JÓVENES

Patricia: “Cuando estoy estresada, hago ejercicio para relajarme, ya sea correr, ir en bicicleta o practicar gimnasia. También me desahogo con mis padres o con mi mejor amiga. Sé que puedo confiar en ellos y que me entienden. Es un gran alivio tener su apoyo”.



Zachary: “He notado que tiendo a preocuparme demasiado por mis problemas, lo cual me estresa y solo empeora las cosas. Algo que me ayuda es comparar mi situación con la de los demás. En realidad, mis problemas no parecen tan graves cuando pienso que hay gente que ni siquiera tiene techo o un plato de comida”.



Gregory: “Lo que a mí me funciona para controlar el estrés es usar una agenda. Gracias a ella consigo estar organizado y al día. Así no se me acumulan las tareas. Además, si alguien me hace un encargo, puedo aceptarlo o rechazarlo honestamente según el tiempo del que disponga”.



Hailey: “Si sé que mañana voy a tener muchas cosas que hacer, antes de acostarme preparo un horario y anoto el tiempo que me va a consumir cada tarea. Por ejemplo, si me toca limpiar la casa, me pongo la meta de terminar la cocina a cierta hora, los cuartos dos horas más tarde, y así por el estilo. ¡Y funciona!”.



¿POR QUÉ NO LES PREGUNTAS A TUS PADRES?

¿Qué cosas les causan estrés? ¿Qué es lo que más les ha funcionado para combatirlo?




Nunca me dieron por perdido


Tomado de Revista Despertad Noviembre de 2012. WWW.j.w.org/es


Nunca me dieron por perdido

Relatado por Keith Lyons



REPRODUCIR EN Me encantaban el alcohol y la violencia, hasta que un día me estremeció una trágica noticia que me obligó a replantearme mi vida entera.



NACÍ en Rubottom (Oklahoma, Estados Unidos) en 1943. Siempre estuve rodeado de violencia. A eso de los 17 años empecé a beber. Como mi padre era un alcohólico violento, entramos en una rara amistad: íbamos juntos a bailes y otras celebraciones con la única intención de beber y armar pelea.



Me casé con Shirley en 1966, y tuvimos la parejita: Angela y Shawn. Pero yo seguía bebiendo. Complementaba mis ingresos cultivando y vendiendo marihuana. También trabajaba de vigilante en los bares del pueblo; era el trabajo perfecto para el que ansía beber y pelear. A esas alturas ya no le tenía miedo a nada ni a nadie y me importaba muy poco lo que otros pensaran.



“¡No me traigas a nadie que me hable de tu religión!”

Un primo de Shirley se mudó a California, donde estudió la Biblia y se convirtió en testigo de Jehová. Después regresó a Oklahoma y le contó a Shirley lo que había aprendido. Ella reconoció enseguida el sonido de la verdad, así que, tras estudiar la Biblia a fondo, también decidió hacerse testigo de Jehová y se bautizó en 1976. En cambio, yo no quería tener nada que ver con su nueva fe. Un día le dije: “¡No me traigas a nadie que me hable de tu religión! No van a conseguir nada”.



Shirley nunca fue desleal a los principios bíblicos y siempre me demostraba su amor. De hecho, antes de irse con los niños a las reuniones en el Salón del Reino del pueblo, me invitaba amablemente a acompañarla. Angela hacía lo mismo. Me decía: “Papi, queremos que vayas con nosotros”.



Como yo andaba metido en negocios turbios, solía llevar una pistola. En ocasiones desaparecía durante días, lo cual provocaba tensión en mi matrimonio. Así que al regresar a casa, asistía a unas cuantas reuniones para calmar las aguas. Los Testigos siempre me recibían amablemente, y lo que enseñaban me parecía lógico.



Con el tiempo, un anciano de la congregación me preguntó si quería estudiar la Biblia con él, y acepté. Lamentablemente, lo que aprendí no me hizo mejor persona, sobre todo porque seguía con los mismos amigos de antes. El anciano lo sabía y me leyó algunos principios bíblicos que alertan contra las malas compañías (1 Corintios 15:33). Aunque lo que me dijo estaba en la Biblia, me ofendí, dejé de estudiar y volví a las andadas; incluso caí más bajo. ¡Qué tonto y orgulloso fui! ¡Cuánto daño les hice a Shirley y a los niños!



“No hemos dejado de quererte”

En 1983, me sacudió una trágica noticia: había muerto mi sobrino. Sentía mucho cariño por él, y su pérdida fue un golpe durísimo que me obligó a replanteármelo todo. Me di cuenta del daño que les estaba haciendo a mi esposa y a mis hijos, las personas a las que yo más quería. Esa reflexión marcó un antes y un después en mi vida. En el funeral, John, un Testigo de edad avanzada, me pasó el brazo por el hombro y me dijo: “Solo quiero que sepas que no hemos dejado de quererte”. ¡Ese fue justo el empujón que necesitaba! Lo llamé al día siguiente y le comenté que deseaba reanudar mi estudio, pero esta vez con la intención de hacer los cambios que debía haber realizado mucho antes.



En la primera clase hablamos de la oración, y le dije a John que iba a tratar de orar. Al otro día me puse a buscar un trabajo honrado, pero no encontré nada. Mientras iba en mi camioneta le oré a Jehová en voz alta: “Si quieres que me quede en este lugar, será mejor que me busques un trabajo”. Luego pensé: “¡Qué tontería! ¿Qué hago hablando conmigo mismo?”. Sobra decir que aún quedaba mucho que hacer para fortalecer mi confianza en el “Oidor de la oración” (Salmo 65:2). Y también para mejorar la calidad de mis oraciones. Pero, por increíble que parezca, justo el día siguiente me ofrecieron un empleo.



Una vez que comprendí el poder de la oración, mi amor por Jehová aumentó y mi confianza en su guía se fortaleció



A partir de entonces comencé a orar con más frecuencia e intensidad. Y vez tras vez veía la bendición de Jehová. Siempre había creído en Dios, pero las cosas que me estaban pasando me hicieron ver lo ciertas que son las palabras de 1 Juan 5:14: “No importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye”. Una vez que comprendí el poder de la oración, mi amor por Jehová aumentó y mi confianza en su guía se fortaleció (Proverbios 3:5, 6).



Comencé a asistir otra vez a las reuniones, y los Testigos me recibieron con los brazos abiertos. Poco a poco me fui dando cuenta de que de veras se aman “unos a otros intensamente desde el corazón” (1 Pedro 1:22). Eso significó mucho para mí. También comprendí por qué Proverbios 13:20 dice: “El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal”.



Por años había causado mucho dolor y problemas a mi familia, pero ahora estaba luchando por ser más pacífico, mejorar como esposo y padre, y aprender a comunicarme. Comencé a poner en práctica estos consejos bíblicos: “Los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos”, y “Padres, no estén exasperando a sus hijos, para que ellos no se descorazonen” (Efesios 5:28; Colosenses 3:21).



Como era de esperar, el giro que di a mi vida tuvo un magnífico efecto en mi familia. Las palabras de Jesús registradas en Mateo 5:3 se cumplieron en mí al pie de la letra: “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual”. ¡Por fin era un hombre feliz!



En junio de 1984 entrevistaron a mi hija en una asamblea de los testigos de Jehová. Angela contó cómo era yo antes y los cambios que había hecho. Para terminar, comentó lo emocionada que estaba de poder verme en la primera fila, entre los que iban a bautizarse ese mismo día.





Con mi esposa, Shirley

¡Qué agradecido estoy de que Jehová no tache de irreformables a las personas como yo! También estoy muy agradecido a Shirley y a mis hijos porque nunca me dieron por perdido. Mi esposa demostró ser una cristiana de verdad, ya que obedeció lealmente el consejo de 1 Pedro 3:1: “Esposas, estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas”. Gracias a su lealtad, paciencia y buena conducta durante esos espinosos años, la puerta se mantuvo abierta hasta que por fin entré en razón.



Desde que me bauticé, me he valido del ejemplo de Shirley para ayudar a otros cristianos cuyos cónyuges no comparten su fe y animarlos a no tirar la toalla. Acostumbro a decirles: “No importa lo difícil que parezca; en el momento preciso, Jehová puede valerse del poder de la Biblia y de tu buena conducta para motivar a tu cónyuge a cambiar”.



Big Rose vino al Salón del Reino

Después de hacerme testigo de Jehová, de vez en cuando me cruzaba con gente que conocía de antes. Una de esas personas era una mujer a quien llamaban Big Rose. Estaba llena de tatuajes y era conocida por su adicción a las drogas y a la bebida y por usar armas para resolver sus problemas. ¡Qué sorpresa me llevé cuando la vi entrar al Salón del Reino por primera vez!



Rose me reconoció al instante, pues yo solía ir por el bar que ella tenía. Me contó que durante su última estancia en prisión había estudiado la Biblia con los Testigos y que, como yo, había dado un gran giro a su vida. Ya había dejado sus vicios y su conducta anterior. Se decidió a servir al Dios verdadero y se bautizó en 1990. Falleció en el 2005, y tuve el privilegio de pronunciar el discurso de funeral.




Entonces vendra el FIN.

Revista ¡DESPERTAD! NOVIEMBRE DE 2012PUBLICADO EN WWW.j.w.org/es




La Biblia, un libro de profecías exactas. Parte 7

“Entonces vendrá el fin”

REPRODUCIR EN En esta serie de ocho partes, ¡Despertad! analiza una característica sobresaliente de la Biblia: sus profecías, o predicciones. Los artículos contestan las siguientes preguntas: ¿Son las profecías bíblicas tan solo invenciones de hombres inteligentes? ¿O tienen el sello de la inspiración divina? Lo invitamos a evaluar las pruebas.



¿LO INDIGNA observar cómo oprimen y explotan a sus ciudadanos los gobiernos corruptos? ¿Atenta contra su sentido de la justicia la forma en que las grandes empresas hacen más ricos a los ricos y más pobres a los pobres? ¿Lo enfurece ver a la religión desplumar a sus feligreses y enseñarles descaradas mentiras? Si su respuesta es afirmativa, le alegrará saber que la Biblia también condena esas injusticias. El presente artículo analizará 1) las profecías bíblicas que predicen el fin de la maldad y sus causantes y 2) la razón por la que podemos confiar plenamente en ellas.



El fin de la maldad

El artículo anterior de esta serie examinó la señal múltiple que predijo Jesús: la señal de que el fin de este mundo está por llegar. Uno de los componentes de dicha señal es la proclamación mundial de las buenas nuevas del Reino de Dios, el gobierno que pronto regirá la Tierra entera (Daniel 2:44; Mateo 24:3, 14). Cuando termine dicha proclamación, “vendrá el fin”, tal como anunció Jesús. Primero sucederá algo que quizás usted ni se imagina: Dios eliminará a las religiones falsas, que tantas mentiras han esparcido sobre él. Las Escrituras dicen que son como una prostituta a la que llaman “Babilonia la Grande” (Revelación [Apocalipsis] 17:1, 5; véase el recuadro “Se identifica a Babilonia la Grande”, en la página 13).



Profecía 1:

“En un solo día vendrán sus plagas [las de Babilonia la Grande]: muerte y lamento y hambre, y será quemada por completo con fuego, porque fuerte es Jehová Dios que la juzgó” (Revelación 18:2, 8).



Cumplimiento: La Biblia revela que Dios ha determinado un momento en el que pondrá a los gobiernos del mundo en contra de Babilonia la Grande y los empujará a destruirla: la dejarán “devastada y desnuda, y se comerán sus carnes” (Revelación 17:16). En otras palabras, expondrán su desvergüenza y saquearán sus extraordinarias riquezas. La destrucción será tan rápida y completa que no quedará rastro alguno de ella (Revelación 18:21).



Los políticos podrán pensar que actuaron por voluntad propia, pero el cumplimiento de esta asombrosa profecía demostrará que el fin de Babilonia fue un acto divino. Así es, “Dios les [pondrá] en el corazón la determinación de hacer lo que él quiere que hagan” (Revelación 17:17, Dios habla hoy).



Profecía 2:

“En los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino [...]. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos [humanos], y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos” (Daniel 2:44).



Cumplimiento: Una vez que haya eliminado toda religión falsa, Dios se concentrará en el resto de las instituciones de este mundo —políticas y comerciales⁠—, así como en la gente malvada (Proverbios 2:22; Revelación 19:17, 18). Al igual que un casero desaloja a los inquilinos que estropean su propiedad, Dios causará “la ruina de los que están arruinando la tierra”. Destruirá a quienes la han llenado de violencia y la han contaminado con actos sexuales degradados (Revelación 11:18; Romanos 1:18, 26-29).



¿Quién sobrevivirá? La Biblia da la respuesta: “Los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz” (Salmo 37:11; 72:7).



¿Son confiables las profecías bíblicas? ¿Podemos estar seguros de que Dios acabará con la maldad y el sufrimiento y conservará con vida a los justos? ¡Por supuesto!



Las profecías bíblicas son dignas de confianza



El Reino de Dios borrará del mapa a todas las religiones falsas, los gobiernos corruptos y el voraz sistema económico

Los testigos de Jehová creen que Jehová es el Autor de la Biblia y que cumplirá todo lo que ha prometido (2 Timoteo 3:16). ¿Es razonable pensar así?



Si un amigo de toda la vida, que lo quiere de verdad y nunca le ha mentido, le prometiera hacer algo bueno por usted y contara con los medios para cumplir su promesa, ¿le creería? Obviamente. Pues Dios es mejor que cualquier amigo que pudiéramos tener: él “no miente jamás” (Tito 1:2, La Biblia Latinoamérica, 2011).



Sí, el Creador borrará del mapa a la religión falsa, los gobiernos tiránicos y el voraz sistema económico. ¿Le gustaría saber qué sucederá después? Entonces no se pierda el siguiente número de ¡Despertad!, que contendrá el último artículo de esta serie.



SE IDENTIFICA A BABILONIA LA GRANDE

¿Cómo sabemos que Babilonia la Grande —la mujer de la que se habla en el libro de Revelación, o Apocalipsis⁠— representa a la religión falsa? Examinemos las pruebas.



 No puede tratarse de una mujer de carne y hueso, pues Revelación emplea un lenguaje figurado, cargado de señales, o símbolos (Revelación 1:1).

 Babilonia la Grande se sienta sobre “muchas aguas”, las cuales representan “pueblos y muchedumbres y naciones” (Revelación 17:1, 5, 15). Una mujer literal no podría hacer eso. En cambio, la religión falsa sí; ella obtiene el respaldo de esas aguas, de sus millones de feligreses.

 La mujer simbólica es una “gran ciudad que tiene un reino sobre los reyes de la tierra”. En otras palabras, es una organización que ejerce influencia internacional (Revelación 17:18).

 Babilonia la Grande, esta prostituta espiritual, no puede ser uno de “los reyes de la tierra”, pues forma alianzas con ellos, y ellos lloran su destrucción (Revelación 17:1, 2; 18:9). Así que no puede tratarse de una institución política.

 Tampoco puede representar al imperio comercial del mundo, pues este también llora por ella y lamenta su desaparición (Revelación 18:15).

 Según la Biblia, quien mezcla el culto a Dios con el amor al mundo comete adulterio espiritual (Santiago 4:4). Babilonia la Grande ciertamente encaja con esa descripción. Además, se dice que fomenta el espiritismo, lo cual es un acto religioso (Revelación 18:23).

 La antigua Babilonia, de donde Babilonia la Grande toma su nombre, era una ciudad extremadamente religiosa (Isaías 47:1, 12, 13; Jeremías 50:1, 2, 38).

Por todo lo anterior, podemos afirmar con total certeza que Babilonia la Grande representa al conjunto de religiones falsas de este mundo.



PROFECÍAS BÍBLICAS CUMPLIDAS

A continuación presentamos una lista de las muchas y asombrosas profecías bíblicas que hemos considerado en los primeros seis artículos de esta serie. Como se demostró en ellos, todas se cumplieron al pie de la letra.



SOBRE ABRAHÁN Y SUS DESCENDIENTES

 Los descendientes del fiel Abrahán se convertirían en una gran nación que llegaría a ser conocida como Israel (Génesis 12:1, 2).

 Los descendientes de Abrahán regresarían a la tierra de Canaán después de vivir en una tierra extraña por cuatro generaciones (Génesis 15:13, 16).

 Los descendientes de Abrahán tomarían posesión de “toda la tierra de Canaán” (Génesis 17:8).

 Debido a la desobediencia de los israelitas, Dios permitiría que fueran conquistados y llevados al exilio por los babilonios (Jeremías 25:8-11).

 Dios dejaría que los judíos volvieran a su tierra tras setenta años de cautiverio (Jeremías 25:12; 29:10).

 La potencia mundial babilónica sería derrocada; con el tiempo su capital quedaría hecha ruinas (Isaías 13:19, 20).

SOBRE EL MESÍAS Y SUS DISCÍPULOS

 El Mesías, o Cristo, sería descendiente del rey David (Isaías 9:7).

 El Mesías nacería en Belén (Miqueas 5:2).

 El Mesías aparecería 483 años después de “la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén”. Dicho decreto fue emitido en el 455 antes de nuestra era (Daniel 9:25).

 Antes de su ejecución, el Mesías sería azotado sin piedad (Isaías 50:6).

 El Mesías sería ejecutado como un malhechor despreciable, pero sería enterrado “con la clase rica” (Isaías 53:9).

 Los discípulos de Cristo difundirían su mensaje por toda Judea y Samaria, y por el resto del mundo conocido en aquella época (Hechos 1:8).

 Los cristianos serían perseguidos (Marcos 13:9).

 Individuos engañosos y opresivos que saldrían de la misma congregación cristiana convencerían a muchos de que renegaran de su fe (Hechos 20:29, 30; 2 Pedro 2:1, 2).

SOBRE LOS ÚLTIMOS DÍAS

La época del fin estaría caracterizada por:



 La predicación mundial de las “buenas nuevas del reino” de Dios (Mateo 24:14).

 Guerras a escala regional y mundial (Mateo 24:7; Revelación 6:4).

 Hambrunas (Mateo 24:7).

 Grandes terremotos (Lucas 21:11).

 Terribles enfermedades (Lucas 21:11).

 Odio y violencia (Mateo 24:10, 12).

 Codicia, egocentrismo y amor al dinero (2 Timoteo 3:1-5).

La historia no miente.


Tomado de WWW.j.w.org./es  y de You Tube.


“La historia no miente”

REPRODUCIR EN El 14 de junio de 2007, la Oficina Nacional de Correos de Estonia emitió el sello conmemorativo que se ve a la derecha. La presentación fue acompañada del siguiente anuncio: “Esta hoja de recuerdo se emitió para conmemorar a las víctimas del genocidio estalinista de los estonios”. Entre 1941 y 1951, miles de personas fueron deportadas de Estonia por la fuerza.



“LA HISTORIA no miente”, asegura un proverbio popular en Estonia y en muchos otros países. Y aunque no podemos cambiar el pasado, sí podemos aprender mucho de él. Salomón, el sabio rey del antiguo Israel, aseguró: “Todo esto he visto al entregarme de lleno a conocer lo que se hace en este mundo y el poder que el hombre tiene de hacer daño a sus semejantes” (Eclesiastés 8:9, Dios habla hoy).



La veracidad de esta declaración bíblica quedó patente hace décadas en Estonia y en muchas partes de Europa oriental. El gobierno del hombre provocó el sufrimiento de un sinnúmero de personas inocentes a las que se deportó por la fuerza a lugares lejanos para ser reasentadas o recluidas en campos de trabajo.



Según historiadores de Estonia, más de 46.000 civiles fueron deportados de este pequeño país entre 1941 y 1951. En la mayoría de los casos el motivo fue su afiliación política, su nacionalidad o su clase social. Sin embargo, a los testigos de Jehová se les deportó por sus creencias religiosas.



Ataque contra personas devotas

En un estudio publicado en 2004 por la editorial de la Universidad de Tartu, la historiadora Aigi Rahi-Tamm señaló: “De 1948 a 1951 fueron arrestados 72 testigos de Jehová, entre quienes se contaban personas relacionadas con ellos. Por otra parte, se planeó una deportación a gran escala, que empezó la noche del 1 de abril de 1951, no solo en los estados bálticos, sino también en Moldavia, Ucrania occidental y Bielorrusia”.



Antes de 1951, a los testigos de Jehová de Estonia se les sometió a arrestos, presión psicológica, interrogatorios y encarcelamiento. Al parecer, esta nueva campaña de deportación buscaba echar del país a todos los Testigos.



La fecha del 1 de abril de 1951 aparece en la estampilla o sello postal que se menciona al principio. El número 382 que se ve en el sello indica el número de Testigos y sus hijos deportados aquel día, número que también incluye a algunos vecinos y parientes que no eran Testigos. Durante el día se hicieron arrestos por todo el país y por la noche se encerró a los detenidos —fueran jóvenes o mayores⁠— en vagones de trenes para ganado que partieron hacia Siberia.





Ella Toom

Ella Toom, * una testigo de Jehová que por entonces tenía 25 años, recuerda un interrogatorio típico: “Un policía trató de asustarme y me exigió que dejara de predicar. En cierto momento me preguntó: ‘¿Quieres vivir, o prefieres morir con tu Dios en los campos de Siberia?’”. Esta cristiana siguió predicando las buenas nuevas sin temor, así que la enviaron a Siberia y pasó casi seis años en diferentes campos de trabajo.



Entre los cientos de personas que fueron deportados sin juicio hubo una joven madre, Hiisi Lember, que relató algunos sucesos del 1 de abril de 1951: “Llegaron de noche, totalmente por sorpresa, y nos ordenaron: ‘¡Tienen media hora. Metan sus cosas en una maleta!’”. En medio de la oscuridad, Hiisi y su hija de seis años fueron llevadas a la estación de trenes, donde las metieron en un tren destartalado que iba de estación en estación recogiendo más Testigos. “Nos arrojaron al interior de un vagón de ganado. Por suerte, el estiércol estaba congelado; si no, hubiera resultado muy difícil mantenerse de pie. Íbamos apiñados como animales.”



Fue un viaje agotador y traumático que duró dos semanas, con los vagones abarrotados de gente y en condiciones antihigiénicas. Se humilló y deshonró de toda forma posible a jóvenes y mayores por igual. Algunos lloraban y se negaban a comer. Sin embargo, los Testigos se animaron y ayudaron unos a otros entonando cánticos y compartiendo los alimentos que tenían. Se les envió a “asentamientos permanentes” y se les dijo que el viaje era “solo de ida”.





Hiisi Lember y su hija, Maaja

Hiisi recuerda el consuelo y apoyo que recibió de otros Testigos durante aquella terrible experiencia: “En una estación, nuestro tren se detuvo junto a otro de Moldavia. A través de la pared del vagón oímos a un hombre preguntar quiénes éramos y hacia dónde íbamos. Le dijimos que éramos testigos de Jehová de Estonia y que no sabíamos adónde nos llevaban. Otros Testigos que estaban en el tren de Moldavia escucharon la conversación y, por una abertura del vagón, nos lanzaron un pan grande y unas ciruelas”. Y añade: “Entonces empezamos a comprender la magnitud de la redada contra los testigos de Jehová: se estaba realizando en todas las repúblicas de la Unión Soviética”.



Dos Testigos adolescentes, Corinna y su hermana Ene, pasaron más de seis años separadas de su madre, que había sido arrestada tiempo atrás por ser testigo de Jehová y enviada a un campo de trabajo. En aquella tristemente célebre noche de abril, las dos muchachas fueron arrancadas de su hogar y metidas en un vagón como si fueran ganado. Corinna reflexiona agradecida: “En el tren, una Testigo que tenía dos hijos se ofreció a cuidar de nosotras y nos aseguró que podíamos vivir como familia con ella y sus hijos”.



¿Qué pasó después de que llegaran a la fría estepa siberiana? Al día siguiente comenzó un humillante “mercado de esclavos”. Los hombres de las granjas colectivas cercanas vinieron a escoger trabajadores para sus granjas. Corinna recuerda: “Los escuchamos discutir y decir cosas como: ‘Tú ya tienes conductor para tu tractor, así que este es mío’ o ‘Yo ya me llevé dos viejos. Tú también tienes que llevarte alguno’.”





Ene y su hermana, Corinna

Corinna y Ene fueron valientes. Tiempo después contaron: “Echábamos muchísimo de menos a nuestra madre y soñábamos con que nos abrazara de nuevo”. A pesar de todo, mantuvieron la fortaleza espiritual y el sentido del humor. Corinna dijo: “En cierto modo fue bueno que mamá no nos viera, porque a veces teníamos que trabajar al aire libre bajo un frío extremo y sin ropa adecuada”.



No hay duda de que personas inocentes de Estonia y otros lugares —entre ellas, muchos testigos de Jehová⁠— han sufrido tremendas injusticias (véase el recuadro “Un ‘grado de terror’ inimaginable”). A pesar de todo el maltrato y sufrimiento del pasado, los Testigos siguen siendo un grupo activo y feliz en Estonia.



Un brillante porvenir

La Biblia nos asegura que Jehová Dios odia la injusticia: “Todo el que hace estas cosas, todo el que hace injusticia, es cosa detestable a Jehová tu Dios” (Deuteronomio 25:16). Aunque Dios ha permitido la maldad en el pasado, pronto llegará el momento en que acabará con la injusticia y la maldad. El salmista escribió: “Solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será; y ciertamente darás atención a su lugar, y él no será. Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz” (Salmo 37:10, 11).



Tenemos ante nosotros un brillante porvenir. Aunque no podemos cambiar el pasado, lo que hagamos ahora puede asegurar nuestro futuro. Si nos acercamos a Dios, aprenderemos cómo formar parte del maravilloso mundo en el que la verdadera justicia prevalecerá (Isaías 11:9).



^ párr. 10 La biografía de Ella Toom se publicó en la revista ¡Despertad! de abril de 2006, páginas 20 a 24.



Un “grado de terror” inimaginable

“Es imposible concebir el grado de terror que plagó al país. [...] [Recordamos] los millones de vidas destrozadas, las ejecuciones sin juicio ni registro, las personas exiliadas y enviadas a campos de concentración que fueron privadas de sus derechos civiles porque su ocupación era ‘incorrecta’ o su origen étnico ‘inadecuado’. [...] Imaginémonos: millones murieron por culpa del terror y de falsos cargos.” (DIMITRI MEDVÉDEV, PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN RUSA, 30 DE OCTUBRE DE 2009.)




Por qué algunas personas no celebran la Navidad?

LA ATALAYA DICIEMBRE DE 2012PUBLICADO EN WWW.j.w.org/es




Nuestros lectores quieren saber



¿Por qué algunas personas no celebran la Navidad?

REPRODUCIR EN  Por todo el mundo, unos dos mil millones de personas celebran la Navidad el 25 de diciembre, y al menos otros doscientos millones, el 7 de enero. Sin embargo, también existen millones de personas que no la celebran. ¿Por qué?



Para empezar, porque muchos no son cristianos. Ni los judíos, ni los hinduistas, ni los sintoístas —por mencionar solo algunos⁠— tienen esa tradición. Por otra parte, los ateos, los agnósticos, los librepensadores y los partidarios del humanismo secular creen que la historia del nacimiento de Cristo es tan solo un mito.



Ahora bien, un número considerable de personas que sí creen en Jesús rechazan las tradiciones navideñas. A continuación analizaremos cuatro de las razones por las que no celebran la Navidad.



La primera es que no creen que Jesús haya nacido ni en diciembre ni en enero. Si bien la Biblia no indica la fecha exacta, dice respecto a la noche en que nació Jesús: “Había en aquella misma zona pastores que vivían a campo raso y guardaban las vigilias de la noche sobre sus rebaños. Y de repente el ángel de Jehová estuvo de pie junto a ellos, y [...] les dijo: [...] ‘[L]es ha nacido hoy un Salvador, que es Cristo el Señor’” (Lucas 2:8-11).



Los hechos apuntan a que Jesús tuvo que haber nacido a principios del mes de octubre, época del año en la cual los pastores aún pasaban la noche en el campo con las ovejas. En diciembre y enero, los meses más fríos en la zona de Belén, los pastores guardaban sus rebaños en refugios durante la noche.



La segunda razón es que saben que la única conmemoración que Jesús instituyó fue la de su muerte, no la de su nacimiento. Para ello, bastó con una sencilla comida de comunión (Lucas 22:19, 20). También hay que tener en cuenta que en los Evangelios de Marcos y Juan no se menciona para nada el nacimiento de Jesús.



La única conmemoración que Jesús instituyó fue la de su muerte, no la de su nacimiento



La tercera razón es que, pese a que sí es posible afirmar que los primeros cristianos conmemoraban la muerte de Cristo, no hay pruebas de que celebraran su nacimiento (1 Corintios 11:23-26). No fue sino hasta trescientos años después de que Jesús viniera a la Tierra que la cristiandad comenzó a celebrar oficialmente su nacimiento el 25 de diciembre. Llama la atención que en el siglo XVII tanto el Parlamento inglés como el Tribunal General de Massachusetts (Estados Unidos) prohibieron la celebración de la Navidad. ¿Cuál fue el motivo? El libro The Battle for Christmas (La batalla en pro de la Navidad) dice: “Ni la Biblia ni la historia permiten establecer el 25 de diciembre como la fecha en la que nació Jesús”. Y añade que para los puritanos, “la Navidad no era más que una fiesta pagana con disfraz cristiano”.



Eso nos lleva a la cuarta razón: las raíces paganas de la celebración. Las festividades navideñas tienen su origen en diversas fiestas romanas en honor a Saturno (dios de la agricultura) y al Sol Invicto, también llamado Mitra. Los antropólogos Christian Rätsch y Claudia Müller-Ebeling, autores del libro Pagan Christmas (La Navidad pagana), comentan: “Al igual que sucedió con otras costumbres y creencias precristianas, la antigua fiesta que conmemoraba el regreso anual del Sol se consagró para recordar el nacimiento de Cristo”.



¿Comprende ahora por qué no celebran la Navidad los cristianos verdaderos?



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Cree usted que tuvo otra vida?



Tomado de WWW.j.w.org/es  y de You Tube.




¿Cree usted que tuvo otra vida?

REPRODUCIR EN “Es indudable que hay un regreso a la vida; que los vivos nacen de los muertos; que las almas de los muertos existen.” (PLATÓN, FILÓSOFO GRIEGO DEL SIGLO V A.E.C., CITANDO A SÓCRATES)



“Dado que el alma no existe sin cuerpo y tampoco es cuerpo, puede estar en un cuerpo u otro y pasar de un cuerpo a otro.” (GIORDANO BRUNO, FILÓSOFO ITALIANO DEL SIGLO XVI)



“Nada muere; los hombres fingen estar muertos [...], y ahí están, de pie, mirando por la ventana, sanos y salvos, con un nuevo y extraño disfraz.” (RALPH WALDO EMERSON, ENSAYISTA Y POETA ESTADOUNIDENSE DEL SIGLO XIX)



¿ALGUNA vez se ha preguntado quién es usted realmente? ¿Ha pensado que tuvo una vida anterior? Muchos piensan que sí. Desde hace siglos, personas de Oriente y de Occidente se han planteado esas cuestiones. Y al buscar una respuesta, algunos han adoptado la creencia en la reencarnación. ¿En qué consiste? En la idea de que cuando una persona muere, un “alma” invisible sale del cuerpo y renace en una o más existencias sucesivas, sea en el cuerpo de un ser humano o de un animal, o incluso en una planta.



Hay quienes están convencidos de que la reencarnación existe, pero ¿cómo saber si están en lo correcto? ¿Qué enseña la Biblia al respecto? Para empezar, habría que analizar cómo se originó tal creencia.



Orígenes de la creencia

Las pruebas históricas señalan que los habitantes de la antigua ciudad de Babilonia —fundada dos mil años antes de Cristo⁠— acariciaban la idea de que el alma humana era inmortal. Morris Jastrow, hijo, especialista en la materia, declara en una de sus obras que “el problema de la inmortalidad interesó mucho a los teólogos babilonios”. Y en cuanto a la gente de Babilonia, indica: “La muerte era el paso a otra clase de vida. [...] Sin lugar a dudas, la idea de verse privados de conciencia por toda una eternidad les parecía inconcebible y sentó las bases para la teoría de la perpetuidad de la existencia de alguna manera” (The Religion of Babylonia and Assyria).



Después de aquellos comienzos en Babilonia, enseñanzas sobre la transmigración y el renacimiento del alma se empezaron a difundir en otras partes del mundo. Filósofos de la India establecieron un complejo sistema de creencias respecto a un ciclo de renacimientos basados en la ley del karma, la ley de causa y efecto. Además, reconocidos filósofos griegos adoptaron la idea de la reencarnación, con lo cual esta cobró mayor auge.



En nuestros tiempos, la reencarnación ha estado ganando popularidad en Occidente. Las religiones orientales generan fascinación entre los jóvenes y los famosos. De hecho, ahora hay un sinfín de libros y páginas de Internet que tratan sobre la importancia de supuestas experiencias en la otra vida. Algo que en poco tiempo se ha puesto de moda en diversos países es lo que se conoce como terapia de regresión a vidas pasadas. Quienes la practican suelen valerse de la hipnosis para, según ellos, explorar la vida anterior de las personas a fin de comprender la salud y los patrones de conducta de su vida presente.



¿Es posible reencarnarse?

Si bien es cierto que esta creencia es muy antigua, debemos preguntarnos si de veras podemos reencarnarnos. De seguro, todo cristiano querrá saber si la reencarnación concuerda con lo que enseña la Biblia, la base de la fe cristiana (Juan 17:17). Jehová Dios, quien es nuestro Creador, la Fuente de la vida y “un Revelador de secretos”, nos ofrece información que nadie más nos puede brindar sobre la vida y la muerte. Por eso tenemos la certeza de que en su Palabra hallaremos las respuestas a nuestras preguntas (Daniel 2:28; Hechos 17:28).



Un análisis cuidadoso de las Escrituras nos ayudará a encontrar las respuestas que Dios nos da. Por ejemplo, en Génesis 3:19 leemos que, después de que Adán y Eva desobedecieron, Jehová le dijo a él: “Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que vuelvas al suelo, porque de él fuiste tomado. Porque polvo eres y a polvo volverás”. Dios dejó claro, entonces, que el hombre fue creado del polvo y que volvería al polvo tras haber muerto. De modo que cuando una persona muere no renace en alguien más, sino que deja de existir. * Tal como el frío es lo contrario del calor; la humedad, de la sequedad, y la luz, de la oscuridad, la muerte es lo contrario de la vida. No cabe duda: los muertos, muertos están. ¿Verdad que esto es lógico y fácil de entender?



¿Y por qué hay gente que cree tener recuerdos de otra vida? Existen diversas razones. Para empezar, aún no se comprende del todo el funcionamiento de la mente, incluido el subconsciente, ni los efectos que pueden ocasionar ciertos fármacos o traumas del pasado. Además, algunos sueños y sucesos imaginarios basados en la enorme cantidad de información almacenada en el banco de memoria del cerebro podrían resultar tan vívidos que parecieran reales. Pero también hay casos en que fuerzas espirituales malvadas provocan experiencias sobrenaturales que pudieran hacer que algo irreal parezca real (1 Samuel 28:7-19).



Es normal tener el deseo de vivir y de saber acerca del futuro. ¿Y quién nos implantó ese deseo? Pues bien, refiriéndose al Creador, la Biblia dice que “puso la eternidad en el corazón del hombre” (Eclesiastés 3:11, Nueva Reina-Valera, 1990). Con razón los seres humanos anhelamos vivir para siempre.



Si nuestro Creador, Jehová, ha puesto en el corazón de la humanidad el deseo de vivir eternamente, es de esperar que él nos explique cómo satisfacerlo. Las Escrituras revelan que debemos obedecerle a fin de que nos bendiga con vida eterna en un paraíso terrestre. Por inspiración divina, el rey David escribió: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella” (Salmo 37:29). Una enseñanza bíblica fundamental muy ligada a esta promesa es la resurrección de los muertos (Hechos 24:15; 1 Corintios 15:16-19).



Verdadera esperanza para los muertos

La Biblia contiene ocho relatos de personas que volvieron a la vida, y en cada caso hubo testigos oculares. * Aquellas personas no se reencarnaron, sino que resucitaron. Las Escrituras indican que sus amigos y familiares las reconocieron de inmediato, no que tuvieron que ponerse a buscar entre los recién nacidos de todas partes para averiguar en cuál de ellos se habían reencarnado (Juan 11:43-45).



Para nuestra tranquilidad, la Palabra de Dios enseña que la gran mayoría de quienes han muerto serán resucitados en el nuevo mundo que Dios promete y que pronto reemplazará al malvado sistema en que vivimos (2 Pedro 3:13, 14). En este momento, la personalidad y las características de miles de millones de personas permanecen en la memoria infinita y perfecta de Jehová, quien recuerda hasta los nombres de todas las estrellas (Salmo 147:4; Revelación [Apocalipsis] 20:13). Imagínese: en ese nuevo mundo, cuando Dios vaya devolviendo la vida a una generación tras otra, cada quien podrá ir siguiendo las ramas de su árbol genealógico y conociendo a sus antepasados. ¿No le parece un fascinante porvenir?



^ párr. 13 Si desea más información, consulte el capítulo 6, “¿Dónde están los muertos?”, del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?, editado por los testigos de Jehová.



^ párr. 18 Tales relatos aparecen en 1 Reyes 17:17-24; 2 Reyes 4:32-37; 13:20, 21; Lucas 7:11-17; 8:40-56; Juan 11:38-44; Hechos 9:36-42; 20:7-12. Cuando los lea, tome nota de que estas ocho resurrecciones tuvieron lugar ante muchos testigos. Cabe destacar que, además de estas, la Biblia incluye la resurrección de Jesús (Juan 20:1-18).



Una magnífica esperanza

En vez de analizar experiencias misteriosas de una supuesta vida anterior, ¿por qué no dedicar tiempo a estudiar la enseñanza bíblica de la resurrección? Esta esperanza ofrece respuestas satisfactorias y proporciona verdadero consuelo en momentos de tristeza.



Pensemos en Theodore, quien tras cuarenta y cuatro años de matrimonio perdió a su amada esposa, Rosemarie. Él explica: “Sé que ella está en el lugar más seguro que pueda existir: la memoria de Jehová. Los relatos bíblicos de la resurrección, presenciados por tantos testigos que dieron fe de su veracidad, son para mí tan confiables que estoy esperando a que Jesús exclame: ‘¡Rosemarie, sal!’, tal como le dijo a Lázaro”.



Costas y Maria sufrieron la muerte de su bebita de 20 meses, quien padecía un trastorno genético. Maria comenta: “La pérdida de nuestra pequeña Evi fue sumamente dolorosa. Desde entonces, comprendemos aún mejor lo que implica el sufrimiento, la muerte y la resurrección. Pasajes bíblicos como Isaías 33:24; 35:5, 6, y Revelación 21:4, 5 cobraron mayor significado para nosotros. No cabe duda de que Jehová ha sido un Padre muy bueno al darnos la esperanza segura de la resurrección”.



Las respuestas bíblicas a las preguntas sobre la vida y la muerte provienen directamente de nuestro Creador. Al igual que Theodore, Costas y Maria, usted también puede abrigar la esperanza real que se basa en el sólido fundamento de la Palabra del Dios que no puede mentir (Tito 1:2).