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Friday, April 25, 2014

Los viejitos:

También “en la lucha”

Tomado de CUBANET.

La tercera edad revende periódicos para compensar su magra jubilación. Los compra a 20 centavos y los revende a un peso
jueves, abril 24, 2014 | Orlando Freire Santana
Vendedor de periódicos, Cuba_foto de Orlando Luis Pardo
Vendedor de periódicos, Cuba_foto de Orlando Luis Pardo
LA HABANA, Cuba, abril -Los estanquillos donde se venden los periódicos amanecen muy concurridos en todas las ciudades cubanas. La concurrencia, por lo general, la forman personas de la tercera edad, algunas de las cuales, desde horas de la madrugada, marcan en las colas que se forman en torno a esos locales. El domingo, cuando circula una edición especial de Juventud Rebelde, es mayor la aglomeración de personas.
Cualquiera podría pensar que presenciamos un gran interés de la población por conocer lo que informan los medios de prensa (oficialistas). Sin embargo, no es exactamente así. Sucede que la oferta de periódicos, como las de casi todos los productos en Cuba, se halla por debajo de la demanda. Entonces los viejitos marcan varias veces en la cola -con el correspondiente disgusto del resto de las personas- y adquieren determinada cantidad de periódicos, los que después revenden a precios por encima del oficial.
José, por ejemplo, es un señor octogenario que ha encontrado en la reventa de periódicos un medio con que compensar su magra jubilación. Él compra los periódicos en los estanquillos a 20 centavos, y luego los oferta a un peso el ejemplar. El domingo es su día preferido: pide a los compradores dos pesos por el Juventud Rebelde. Además, cuenta también con el semanario Tribuna de La Habana para ampliar sus ventas.
Por lo general, José escoge algún tramo de la avenida Carlos III, o la calzada de Infanta, en el municipio Centro Habana. Aunque a veces, cuando su lento andar se lo permite, se llega hasta el casco histórico de La Habana Vieja, a ver si la buena suerte le pone en su camino a un extranjero. En ese caso, “hace la zafra”, pues le dan un CUC por cada periódico. O sea, veinticinco veces más que cuando lo comercializa en moneda nacional. Claro, esta operación conlleva un riesgo adicional. En más de una ocasión ha sido requerido por policías, que han amenazado con enjuiciarlo por “asedio al turismo”.
Rosa es otra persona de la tercera edad que se dedica a lo mismo. Pero, a diferencia de José, no lo hace en la calle, sino que ofrece servicio a domicilio, con clientes fijos. Ello le proporciona una garantía: sabe que siempre va a vender sus periódicos; no importa la hora que termine. Nos cuenta Rosa que sus clientes hicieron la solicitud para obtener una suscripción oficial de Granma y Juventud Rebelde. Pero ya no hay suscripciones para las personas naturales. Sin embargo, les envían una cantidad considerable de periódicos a las empresas y entidades estatales. “Una contradicción que nadie entiende”, nos dijo finalmente esta mujer.
Y tomando en cuenta lo expresado por Rosa, le preguntamos a José si en ocasiones se le quedan periódicos sin vender, sobre todo cuando salen tardíamente de la imprenta, y le dan las doce del mediodía en la cola del estanquillo. Esboza una pícara sonrisa y expresa:
“Mire, el problema es que aquí el periódico es multipropósito. No solo sirve para ser leído. Se usa para botar la basura , y comoquiera que el papel sanitario escasea bastante, mucha gente acude a Granma y Juventud Rebelde cuando tiene que ir al baño. Y para eso a cualquier hora se pueden comprar”.