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Wednesday, April 03, 2013

Novela "La Violación", inédita y de Ficción.

Por: Diana Margarita Cantón Martinez.



Capítulo: Nos dimos el primer beso:

 

“Juan de los Cielos-por su parte-no quiso darme una clase de Filosofía, sino muchas clases de Amor, Amor del bueno. Lo de los métodos filosóficos y esas cosas tan abstractas, lo descubrí por mi misma en el Manual de Spirkin y O. Yajot-los rusos-en 1976-preparando una clase para mis alumnus de la Facultad Obrero-Campesina donde casualmente él era el Jefe de Cátedra de Marxismo-Leninismo. Ya casada y con un hijo, lo perseguía, sin volver a acostarme jamás de Nuevo  con él y sin que volviéramos a hablarnos de Amor después de 1971 ó 1972.

 
Sus mentiras siempre las perdoné y hasta justifiqué, aunque no las olvidé; me incapacitaron psicológicamente para la entrega física normal con él, por lo que ya sé que fue un crimen de lesa humanidad. El llanto, el dolor la limitaron después de agosto de 1970, y todo se fue apagando en menos de dos años-todo lo carnal-al menos. Pero la idealización de aquel fantasma se avivaba.

Desde entonces sería Penélope de espíritu y de emociones; no de cuerpo; solo mi espíritu y mis emociones serían leales y fieles, de un modo bifurcado, multifurcado, complejo, incomprensible por mi misma. Seguiría siendo de él y de varios de maneras diferentes e incompletas.

Nos dimos el primer beso, un solo beso, aquella noche en Miramar!. Yo quería más besos, pero no se los pedí, ni se los di, seguía tímida!. Otros de los lugares más frecuentados por nosotros en esos tiempos eran el night-club el Johnny’s Dream y la Cafetería Kasalta, muy cerca del Túnel . Allí merendábamos a veces, refrescábamos, oíamos música y ocasionalmente bailábamos, porque Juan no podia seguirme en eso. Yo era más bailadora que él-gracias a la edad, pero también a las lecciones bien aprendidas en la beca con mi amiga la negrita Lisa, de Alta Habana, que me sacó de la Infancia triste, amargada, “neurasténica”-según mi padre. Con ella aprendí a marcar el jazz, a bailar Mozambique, casino…, no mucho, porque no tengo grandes dotes, pero me defiendo, y con una Buena pareja, hacemos el show. En realidad aprendí lo suficiente para divertirme algunas veces, máxime en ese tiempo de rosas.

Juan fue el primer hombre que me habló cosas interesantes sobre las Estrellas. Recuerdo que nos sentamos sobre la hierba en la 5ta Avenida. Gentilmente colocó su pañuelo debajo de mi. Era un Gentil-Hombre, casi un Caballero Medieval-al menos lo parecía y yo le creía. Desde esa noche necesité una fuga ciega y sensual con él; aunque no tuviera valor para ello.