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Wednesday, April 03, 2013

Lucas 7 al 9:

7 Cuando él hubo acabado todos sus dichos a oídos del pueblo, entró en Capernaum.+ 2 Ahora bien, el esclavo de cierto oficial del ejército,* a quien este apreciaba mucho, se hallaba mal y estaba a punto de morir.+ 3 Habiendo oído acerca de Jesús, envió a él algunos ancianos de los judíos a pedirle que viniera a sacar de peligro a su esclavo. 4 Entonces los que vinieron a Jesús se pusieron a suplicarle solícitamente,* diciendo: “Es digno de que le otorgues esto, 5 porque ama a nuestra nación,+ y él mismo nos edificó la sinagoga”. 6 De modo que Jesús partió con ellos. Pero no estando él lejos de la casa, el oficial del ejército ya había enviado unos amigos a decirle: “Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres debajo de mi techo.+ 7 Por esto no me consideré digno de ir a ti. Mas di tú la palabra, y sea sanado mi sirviente. 8 Porque yo también soy hombre puesto bajo autoridad, que tengo soldados bajo mí, y digo a este: ‘¡Vete!’, y se va, y a otro: ‘¡Ven!’, y viene, y a mi esclavo: ‘¡Haz esto!’, y lo hace”.+ 9 Pues bien, al oír estas cosas Jesús se maravilló de él, y se volvió a la muchedumbre que le seguía y dijo: “Les digo: Ni siquiera en Israel he hallado fe tan grande”.+ 10 Y los que habían sido enviados, al volver a la casa, hallaron al esclavo en buena salud.+
11 Poco después de esto* viajó a una ciudad llamada Naín, y sus discípulos y una gran muchedumbre viajaban con él. 12 Al acercarse él a la puerta de la ciudad, pues ¡mira!, sacaban a un muerto,+ el hijo unigénito*+ de su madre. Además, ella era viuda. También estaba con ella una muchedumbre bastante numerosa de la ciudad. 13 Y cuando el Señor* alcanzó a verla, se enterneció+ por ella, y le dijo: “Deja de llorar”.+ 14 En seguida se acercó y tocó el féretro, y los que lo llevaban se detuvieron, y él dijo: “Joven, yo te digo: ¡Levántate!”.*+ 15 Y el muerto se incorporó y comenzó a hablar, y él lo dio a su madre.+ 16 Entonces el temor+ se apoderó de todos, y se pusieron a glorificar a Dios, diciendo: “Un gran profeta+ ha sido levantado entre nosotros”, y: “Dios ha dirigido su atención a su pueblo”.+ 17 Y estas noticias respecto a él se extendieron por toda Judea y por toda la comarca.
18 Ahora bien, los discípulos de Juan le informaron acerca de todas estas cosas.+ 19 Entonces Juan mandó llamar a ciertos dos de sus discípulos y los envió al Señor* a decir: “¿Eres tú Aquel Que Viene, o hemos de esperar a uno diferente?”.*+ 20 Cuando llegaron a él, los varones dijeron: “Juan el Bautista nos despachó a ti a decir: ‘¿Eres tú Aquel Que Viene, o hemos de esperar a otro?’”.* 21 En aquella hora él curó a muchos de enfermedades+ y de penosas dolencias y de espíritus inicuos, y concedió a muchos ciegos el favor de ver. 22 Por lo tanto, en respuesta dijo a los [dos]: “Vayan,+ informen a Juan lo que vieron y oyeron: los ciegos+ reciben la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son levantados, a los pobres se anuncian+ las buenas nuevas.+ 23 Y feliz es el que no haya tropezado a causa de mí”.+
24 Cuando los mensajeros de Juan se hubieron ido, él comenzó a decir a las muchedumbres respecto a Juan: “¿Qué salieron a contemplar en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento?+ 25 Entonces, ¿qué salieron a ver? ¿A un hombre vestido de suaves prendas exteriores?+ ¡Si los que visten con esplendor y existen en lujo están en casas reales!+ 26 Verdaderamente, pues, ¿qué salieron a ver? ¿A un profeta?+ Sí, les digo, y mucho más que profeta.+ 27 Este es aquel acerca de quien está escrito: ‘¡Mira! Envío a mi mensajero delante de tu rostro,+ que preparará tu camino delante de ti’.+ 28 Les digo a ustedes: Entre los nacidos de mujer ninguno hay mayor+ que Juan; pero el que sea de los menores en el reino de Dios es mayor que él”.+ 29 (Y todo el pueblo y los recaudadores de impuestos, al oír [esto],* declararon justo a Dios,+ pues habían sido bautizados con el bautismo* de Juan.+ 30 Pero los fariseos y los versados en la Ley habían desatendido el consejo+ de Dios a ellos, pues no habían sido bautizados por él.)
31 “¿A quién, por lo tanto, compararé a los hombres de esta generación, y a quién son semejantes?+ 32 Son semejantes a los niñitos sentados en una plaza de mercado y que se dan voces unos a otros, y dicen: ‘Les tocamos la flauta, pero no danzaron; plañimos, pero no lloraron’.+ 33 Correspondientemente, Juan el Bautista ha venido sin comer pan ni beber vino, pero ustedes dicen: ‘Tiene demonio’.+ 34 El Hijo del hombre ha venido comiendo y bebiendo, pero ustedes dicen: ‘¡Miren! ¡Un hombre glotón y dado a beber vino, amigo de recaudadores de impuestos y pecadores!’.+ 35 De todos modos, la sabiduría+ queda probada justa por todos sus hijos”.+
36 Ahora bien, uno de los fariseos seguía invitándolo a comer con él. Por consiguiente, él entró en la casa+ del fariseo y se reclinó a la mesa. 37 Y ¡mira!, una mujer que era conocida en la ciudad como pecadora se enteró de que él estaba reclinado a la mesa en casa del fariseo, y trajo una cajita de alabastro+ llena de aceite perfumado 38 y, tomando una posición detrás, junto a sus pies, lloró y comenzó a mojarle los pies con sus lágrimas, y se los enjugaba con los cabellos de su cabeza. También, le besaba los pies tiernamente y se los untaba con el aceite perfumado. 39 Al ver esto, el fariseo que lo había invitado dijo dentro de sí: “Este hombre, si fuera profeta,+ conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora”.+ 40 Pero, respondiendo, Jesús le dijo: “Simón, tengo algo que decirte”. Él dijo: “Maestro, ¡dilo!”.
41 “Dos hombres eran deudores a cierto prestamista; el uno le debía quinientos denarios,*+ pero el otro cincuenta. 42 Cuando no tuvieron con qué pagar, él sin reserva perdonó+ a ambos. Por lo tanto, ¿cuál de ellos le amará más?” 43 Contestando, Simón dijo: “Supongo que será aquel a quien sin reserva le perdonó más”. Él le dijo: “Juzgaste correctamente”. 44 Con eso, se volvió a la mujer y dijo a Simón: “¿Contemplas a esta mujer? Entré en tu casa; no me diste agua+ para los pies. Pero esta mujer me ha mojado los pies con sus lágrimas y los ha enjugado con sus cabellos. 45 No me diste beso;+ pero esta mujer, desde la hora que entré, no ha dejado de besarme los pies tiernamente. 46 No me untaste la cabeza con aceite;+ pero esta mujer me ha untado los pies con aceite perfumado. 47 En virtud de esto, te digo, los pecados de ella, por muchos que sean, son perdonados,+ porque amó mucho; mas al que se le perdona poco, poco ama”. 48 Entonces le dijo a ella: “Tus pecados son perdonados”.+ 49 Ante esto, los que estaban reclinados a la mesa con él comenzaron a decir dentro de sí: “¿Quién es este hombre que hasta perdona pecados?”.+ 50 Pero él dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado;+ vete en paz”.+
8 Poco después iba viajando de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, predicando* y declarando las buenas nuevas del reino de Dios.+ Y con él iban los doce, 2 y ciertas mujeres+ que habían sido curadas de espíritus inicuos y de enfermedades, María la llamada Magdalena, de quien habían salido siete demonios,+ 3 y Juana+ la esposa de Cuza, el intendente de Herodes, y Susana y muchas otras mujeres, que les ministraban de sus bienes.
4 Ahora bien, cuando se hubo reunido una gran muchedumbre junto con los que acudían a él de ciudad tras ciudad, habló por medio de una ilustración:+ 5 “Un sembrador salió a sembrar su semilla. Pues bien, al ir sembrando, parte de ella cayó a lo largo del camino y fue hollada, y las aves del cielo se la comieron.+ 6 Otra parte cayó sobre la masa rocosa, y, después de brotar, se secó por no tener humedad.+ 7 Otra parte cayó entre los espinos, y los espinos que crecieron con ella la ahogaron.+ 8 Otra parte cayó sobre la tierra buena, y, después de brotar, produjo fruto de a ciento por uno”.+ Al decir estas cosas, procedió a clamar: “El que tiene oídos para escuchar, escuche”.+
9 Pero sus discípulos se pusieron a preguntarle qué pudiera significar esta ilustración.+ 10 Él dijo: “A ustedes se les concede entender los secretos sagrados del reino de Dios, pero para los demás está en ilustraciones,+ para que, aunque estén mirando, miren en vano y, aunque estén oyendo, no capten el significado.+ 11 Bueno, la ilustración+ significa esto: La semilla es la palabra de Dios.+ 12 Los de a lo largo del camino son los que han oído,+ entonces viene el Diablo+ y quita la palabra de su corazón para que no crean y sean salvos.+ 13 Los de sobre la masa rocosa son los que, cuando la oyen, reciben la palabra con gozo, pero estos no tienen raíz; creen por un tiempo, pero en tiempo de prueba se apartan.+ 14 En cuanto a lo que cayó sobre los espinos, estos son los que han oído, pero, por ser arrebatados por las inquietudes y las riquezas y los placeres+ de esta vida, son completamente ahogados y no llevan nada a perfección.+ 15 En cuanto a lo que está en la tierra excelente, estos son los que, después de oír la palabra con un corazón excelente y bueno,+ la retienen y llevan fruto con aguante.+
16 ”Nadie, después de encender una lámpara, la cubre con una vasija o la pone debajo de la cama, sino que la pone en el candelero, para que los que entren vean la luz.+ 17 Porque nada hay escondido+ que no llegue a manifestarse, ni nada cuidadosamente ocultado que nunca llegue a saberse y nunca salga al descubierto.+ 18 Por lo tanto, presten atención a cómo escuchan; porque al que tiene, se le dará más,+ pero al que no tiene, aun lo que se imagina tener le será quitado”.+
19 Entonces vinieron hacia él su madre y sus hermanos,+ pero no podían llegar a él a causa de la muchedumbre.+ 20 Sin embargo, se le informó: “Tu madre y tus hermanos están de pie fuera, y quieren verte”.+ 21 En respuesta, les dijo: “Mi madre y mis hermanos son estos que oyen la palabra de Dios y la hacen”.+
22 En el transcurso de uno de los días, él y sus discípulos entraron en una barca, y él les dijo: “Pasemos al otro lado del lago”. De modo que se hicieron a la vela.+ 23 Pero, mientras navegaban, él se durmió. Ahora bien, una violenta tempestad de viento descendió sobre el lago, e iban llenándose de [agua] y estaban en peligro.+ 24 Por fin fueron a él y lo despertaron, diciendo: “¡Instructor, Instructor, estamos a punto de perecer!”.+ Despertándose, él reprendió+ al viento y al furor del agua, y estos se apaciguaron, y sobrevino una calma. 25 Entonces les dijo: “¿Dónde está su fe?”. Pero ellos, sobrecogidos de temor, se maravillaban, y se decían unos a otros: “¿Quién, realmente, es este, porque ordena hasta a los vientos y al agua, y le obedecen?”.+
26 Y arribaron al país de los gerasenos,* que está en el lado opuesto a Galilea.+ 27 Pero al salir él a tierra se encontró con él cierto varón de la ciudad, [uno] que tenía demonios. Y hacía mucho tiempo que no se ponía ropa, y no se quedaba en casa, sino entre las tumbas.+ 28 Al ver a Jesús, dio un grito y cayó delante de él, y en voz fuerte dijo: “¿Qué tengo que ver contigo,*+ Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes”.+ 29 (Porque él había estado ordenando al espíritu inmundo que saliera del hombre. Pues hacía mucho tiempo que lo tenía firmemente asido,+ y repetidas veces lo sujetaban con cadenas y grilletes, custodiado, pero él reventaba las ataduras y era impelido por el demonio a los lugares solitarios.) 30 Jesús le preguntó: “¿Cuál es tu nombre?”. Él dijo: “Legión”, porque muchos demonios habían entrado en él.+ 31 Y le suplicaban+ que no les ordenara irse al abismo.*+ 32 Pues bien, había una piara de cerdos+ bastante numerosa paciendo allí en la montaña; de modo que le suplicaron que les permitiera entrar en ellos.+ Y les dio permiso. 33 Entonces los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos, y la piara se precipitó por el despeñadero en el lago, y se ahogó.+ 34 Pero al ver los porquerizos lo que había sucedido, huyeron y lo informaron a la ciudad y a la región rural.+
35 Entonces salió la gente a ver lo que había sucedido, y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, vestido y en su cabal juicio, sentado a los pies de Jesús; y se llenaron de temor.+ 36 Los que lo habían visto les informaron cómo se le había devuelto la salud* al endemoniado.+ 37 Entonces toda la multitud de la comarca de los gerasenos* le pidió que se fuera de ellos, porque estaban poseídos de gran temor.+ Entonces él subió a la barca y se apartó. 38 Sin embargo, el varón de quien habían salido los demonios le rogaba [que lo dejara] continuar con él; pero él despidió al hombre, diciendo:+ 39 “Vuélvete a tu casa, y sigue contando qué cosas ha hecho Dios por ti”.+ Por consiguiente, este se fue, proclamando por todas partes de la ciudad qué cosas había hecho Jesús por él.+
40 Al volver Jesús, la muchedumbre lo recibió amablemente, porque todos estaban esperándolo.+ 41 Pero, ¡mira!, vino un varón, por nombre Jairo, y este varón era un presidente de la sinagoga. Y cayó a los pies de Jesús y se puso a suplicarle que entrara en su casa,+ 42 porque tenía una hija unigénita,* como de doce años, y esta se estaba muriendo.+
Mientras [Jesús] iba, las muchedumbres lo apretaban.+ 43 Y una mujer, que padecía flujo de sangre+ hacía doce años, y que no había podido conseguir que nadie la curara,+ 44 se acercó por detrás y le tocó el fleco*+ de la prenda de vestir exterior,+ y al instante el flujo de su sangre cesó.+ 45 De modo que Jesús dijo: “¿Quién es el que me ha tocado?”.+ Cuando todos lo negaban, Pedro dijo: “Instructor, las muchedumbres te cercan y te oprimen estrechamente”.+ 46 Sin embargo, Jesús dijo: “Alguien me ha tocado, porque percibí que ha salido poder+ de mí”.+ 47 Viendo que no había pasado inadvertida, la mujer vino temblando y cayó delante de él y reveló ante todo el pueblo por qué razón lo había tocado, y cómo había sido sanada al instante.+ 48 Pero él le dijo: “Hija, tu fe te ha devuelto la salud;*+ vete en paz”.+
49 Mientras él todavía estaba hablando, vino cierto representante del presidente de la sinagoga, y dijo: “Ha muerto tu hija; no molestes ya al maestro”.+ 50 Al oír esto, Jesús le contestó: “No temas, solo muestra fe,+ y ella será salva”. 51 Cuando llegó a la casa, no dejó que nadie entrara con él sino Pedro y Juan y Santiago y el padre y la madre de la muchacha.+ 52 Pero toda la gente estaba llorando y golpeándose en desconsuelo por ella. De modo que él dijo: “Dejen de llorar,+ porque no murió, sino que duerme”.+ 53 Ante esto, empezaron a reírse de él desdeñosamente, porque sabían que ella había muerto.+ 54 Mas él la tomó de la mano y llamó, diciendo: “Muchacha, ¡levántate!”.*+ 55 Y el espíritu+ de ella* volvió, y ella se levantó+ al instante, y él ordenó que se le diera algo de comer.+ 56 Pues bien, sus padres quedaron fuera de sí; pero él les dio instrucciones de que no dijeran a nadie lo que había acontecido.+
9 Entonces convocó a los doce y les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para curar enfermedades.+ 2 Y los envió a predicar el reino de Dios y a hacer curaciones, 3 y les dijo: “No lleven nada para el viaje, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero en plata; tampoco tengan dos prendas de vestir interiores.+ 4 Pero dondequiera que entren en una casa, quédense allí y partan de allí.+ 5 Y dondequiera que no los reciban, al salir de aquella ciudad,+ sacúdanse el polvo de los pies para testimonio contra ellos”.+ 6 Partiendo entonces, ellos recorrieron el territorio de aldea en aldea, declarando las buenas nuevas y ejecutando curaciones por todas partes.+
7 Ahora bien, Herodes el gobernante de distrito* oyó todas las cosas que acontecían, y estaba muy perplejo porque algunos decían que Juan había sido levantado de entre los muertos,+ 8 pero otros que Elías había aparecido, pero otros que uno de los antiguos profetas se había levantado. 9 Herodes dijo: “A Juan yo lo decapité.+ ¿Quién, pues, es este de quien oigo tales cosas?”. De modo que procuraba+ verlo.
10 Y cuando los apóstoles volvieron, le refirieron qué cosas habían hecho.+ Entonces los tomó consigo y se retiró a un sitio privado+ en una ciudad llamada Betsaida. 11 Pero las muchedumbres, al saberlo, lo siguieron. Y él los recibió amablemente y se puso a hablarles del reino de Dios,+ y sanó a los que tenían necesidad de curación.+ 12 Luego el día comenzó a declinar. Entonces se acercaron los doce y le dijeron: “Despide a la muchedumbre, para que vayan a las aldeas y a la región rural de alrededor y consigan alojamiento y hallen provisiones, porque aquí estamos en un lugar solitario”.+ 13 Pero él les dijo: “Denles ustedes algo de comer”.+ Ellos dijeron: “No tenemos nada más que cinco panes y dos pescados,+ a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda esta gente”.+ 14 Eran, de hecho, como cinco mil varones.+ Pero él dijo a sus discípulos: “Háganlos reclinarse como en las comidas, en grupos como de cincuenta cada uno”.+ 15 Y lo hicieron así, e hicieron que todos se reclinaran. 16 Entonces, tomando los cinco panes y los dos pescados, él miró al cielo, los bendijo y los partió, e iba dándolos a los discípulos para que ellos los pusieran delante de la muchedumbre.+ 17 De modo que todos comieron y quedaron satisfechos, y se recogió el sobrante que tuvieron, doce cestas de trozos.+
18 Más tarde, mientras oraba solo, los discípulos vinieron a él juntos,* y él los interrogó, diciendo: “¿Quién dicen las muchedumbres que soy?”.+ 19 Respondiendo, ellos dijeron: “Juan el Bautista;* pero otros, Elías,* y otros, que uno de los antiguos profetas se ha levantado”.+ 20 Entonces les dijo: “Pero ustedes, ¿quién dicen que soy?”. Pedro dijo en respuesta:+ “El Cristo+ de Dios”. 21 Entonces, en un discurso riguroso, les instruyó que no anduvieran diciendo esto a nadie,+ 22 pero dijo: “El Hijo del hombre tiene que pasar por muchos sufrimientos y ser rechazado por los ancianos y los sacerdotes principales y los escribas, y ser muerto,+ y al tercer día ser levantado”.+
23 Siguiendo entonces, dijo a todos: “Si alguien quiere venir en pos de mí, repúdiese a sí mismo+ y tome su madero de tormento* día tras día y sígame de continuo.+ 24 Porque el que quiera salvar su alma* la perderá; pero el que pierda su alma por causa de mí es el que la salvará.+ 25 Realmente, ¿de qué provecho le es al hombre el que gane el mundo entero pero se pierda a sí mismo o sufra daño?+ 26 Porque el que se avergüence de mí y de mis palabras, de este se avergonzará el Hijo del hombre cuando llegue en su gloria y en la del Padre y de los santos ángeles.+ 27 Pero les digo verdaderamente: Hay algunos de los que están en pie aquí que de ningún modo gustarán la muerte hasta que primero vean el reino de Dios”.+
28 En efecto, unos ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro y a Juan y a Santiago y subió a la montaña a orar.+ 29 Y, mientras oraba, la apariencia+ de su rostro se hizo diferente, y su vestidura se volvió lustrosamente blanca.*+ 30 También, ¡mira!, dos varones conversaban con él, los cuales eran Moisés y Elías.+ 31 Estos aparecieron con gloria y se pusieron a hablar de la partida* de él que él estaba destinado a cumplir en Jerusalén.+ 32 Pues bien, Pedro y los que estaban con él estaban cargados de sueño; mas cuando despertaron completamente, vieron la gloria de él+ y a los dos varones que estaban de pie con él. 33 Y mientras estos iban siendo separados de él, Pedro dijo a Jesús: “Instructor, es excelente que estemos aquí; por eso, erijamos tres tiendas: una para ti y una para Moisés y una para Elías”, pues no se daba cuenta de lo que decía.+ 34 Pero mientras decía estas cosas se formó una nube, y los cubría con su sombra. Al entrar ellos en la nube, se llenaron de temor.+ 35 Y de la nube salió una voz,+ y dijo: “Este es mi Hijo, el que ha sido escogido.+ Escúchenle”.+ 36 Y al ocurrir la voz, se halló a Jesús solo.+ Pero ellos callaron y no informaron a nadie en aquellos días ninguna de las cosas que habían visto.+
37 Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, una gran muchedumbre vino al encuentro de él.+ 38 Y ¡mira!, un varón clamó de entre la muchedumbre, y dijo: “Maestro, te ruego que mires a mi hijo, porque es mi unigénito,*+ 39 y, ¡mira!, un espíritu+ lo toma, y de repente clama, y lo convulsiona con espumarajos, y apenas se retira de él después de magullarlo. 40 Y rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron”.+ 41 Respondiendo, Jesús dijo: “Oh generación falta de fe y aviesa,+ ¿hasta cuándo tengo que continuar con ustedes y soportarlos? Conduce a tu hijo acá”.+ 42 Pero al mismo tiempo que él se acercaba, el demonio lo arrojó al suelo y lo convulsionó violentamente. Sin embargo, Jesús reprendió al espíritu inmundo y sanó al muchacho y se lo entregó a su padre.+ 43 Pues bien, todos empezaron a quedar atónitos ante el poder majestuoso*+ de Dios.
Ahora bien, mientras todos se maravillaban de todas las cosas que él hacía, él dijo a sus discípulos: 44 “Alojen estas palabras en sus oídos, porque el Hijo del hombre está destinado a ser entregado en manos de los hombres”.+ 45 Pero ellos continuaron sin entender este dicho. De hecho, les fue ocultado para que no lo penetraran, y tenían miedo de interrogarle acerca de este dicho.+
46 Entonces entró entre ellos un razonamiento sobre quién de ellos sería* el mayor.+ 47 Jesús, conociendo el razonamiento de sus corazones, tomó a un niñito, lo puso a su lado,+ 48 y les dijo: “Cualquiera que reciba a este niñito sobre la base de mi nombre, a mí me recibe [también], y cualquiera que me recibe a mí, recibe [también] al que me envió.+ Porque el que se porta como uno de los menores+ entre todos ustedes es el que es* grande”.+
49 Respondiendo, Juan dijo: “Instructor, vimos a cierto hombre que expulsaba demonios+ por el uso de tu nombre y tratamos de impedírselo,+ porque no sigue* con nosotros”.+ 50 Pero Jesús le dijo: “No traten de impedír[selo], porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes”.+
51 Como ya se cumplían los días en que había de ser tomado arriba,*+ afirmó su rostro para ir a Jerusalén. 52 De modo que envió mensajeros delante de sí. Y ellos fueron por su camino y entraron en una aldea de samaritanos,+ para hacerle preparativos; 53 mas estos no lo recibieron, porque él tenía el rostro fijo para ir a Jerusalén.+ 54 Cuando los discípulos Santiago y Juan+ vieron esto, dijeron: “Señor,* ¿quieres que digamos que baje fuego+ del cielo y los aniquile?”. 55 Pero él se volvió y los reprendió. 56 De modo que fueron a una aldea diferente.
57 Ahora bien, mientras iban por el camino, alguien le dijo: “Te seguiré a cualquier lugar adonde partas”.+ 58 Y Jesús le dijo: “Las zorras tienen cuevas y las aves del cielo tienen donde posarse, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza”.+ 59 Luego dijo a otro: “Sé mi seguidor”. El hombre dijo: “Permíteme primero ir y enterrar a mi padre”.+ 60 Pero él le dijo: “Deja que los muertos+ entierren a sus muertos, mas vete tú y declara por todas partes el reino de Dios”.+ 61 Y uno más dijo: “Te seguiré, Señor; pero primero permíteme despedirme+ de los de mi casa”. 62 Jesús le dijo: “Nadie que ha puesto la mano en el arado+ y mira a las cosas [que deja] atrás+ es muy apto para el reino de Dios”.