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Saturday, January 12, 2013

Las has revelado Dios a los pequeñuelos.

LA ATALAYA ENERO DE 2013

ACÉRQUESE A DIOS

“Las has revelado a los pequeñuelos”

 ¿Quisiera saber la verdad acerca de Dios? ¿Quién es? ¿Qué le gusta y qué no? ¿Cuál es su voluntad? En su Palabra, la Biblia, Jehová nos revela toda la verdad acerca de sí mismo. Sin embargo, no cualquiera que lea la Biblia puede comprender esa verdad. ¿Por qué? Porque ese es un privilegio que no todo el mundo recibe. Veamos lo que explicó Jesús sobre el particular. (Lea Mateo 11:25.)



Este versículo comienza de la siguiente manera: “En aquella ocasión Jesús tomó la palabra y dijo”. Lo que iba a decir probablemente estuviera motivado por lo que acababa de ocurrir: él había reprendido a los habitantes de tres ciudades galileas por su indiferencia ante las obras poderosas que había realizado allí (Mateo 11:20-24). Pero ¿cómo era posible que alguien viera los milagros de Jesús y no quisiera seguirlo? La reacción de la gente obedecía a su terquedad de corazón (Mateo 13:10-15).



Jesús sabía que para comprender la verdad espiritual contenida en la Biblia hacen falta dos cosas: la ayuda de Dios y una buena actitud de corazón. Como dice Mateo 11:25, él exclamó: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos”. ¿Ve ahora por qué decimos que comprender la verdad acerca de Dios es un privilegio que él concede? Jehová, el “Señor del cielo y de la tierra”, tiene el derecho de esconderla o revelarla según su voluntad soberana. Pero no lo hace de manera arbitraria o caprichosa. Entonces, ¿qué criterio sigue?



Jehová concede su favor a los humildes, no a los altivos (Santiago 4:6). Él oculta la verdad a “los sabios e intelectuales”, las personas instruidas del mundo que por su orgullo y excesiva confianza en sí mismas creen que no necesitan su ayuda (1 Corintios 1:19-21). En cambio, la da a conocer a “los pequeñuelos”, los que acuden a él con un corazón sincero, que son humildes como niños (Mateo 18:1-4; 1 Corintios 1:26-28). El Hijo de Dios conoció ambos tipos de personas. Muchos líderes religiosos orgullosos y muy instruidos no captaron el sentido de su mensaje, mientras que humildes pescadores sí lo hicieron (Mateo 4:18-22; 23:1-5; Hechos 4:13). Al mismo tiempo, hubo individuos ricos y cultos que demostraron sincera humildad y lo siguieron (Lucas 19:1, 2, 8; Hechos 22:1-3).



Volvamos a la pregunta que planteamos al comienzo: “¿Quisiera saber la verdad acerca de Dios?”. Como vimos, él no favorece a los que se consideran sabios desde el punto de vista del mundo, sino a los que son despreciados por ellos. Si usted estudia la Palabra de Dios con una buena actitud de mente y corazón, podrá contarse entre las personas a quienes él hace un valiosísimo regalo: la oportunidad de entender la verdad sobre él. Comprender dicha verdad le dará mayor sentido a su existencia ahora y lo pondrá en camino a la verdadera vida, la vida eterna en el cercano nuevo mundo de justicia que Dios ha prometido (1 Timoteo 6:12, 19; 2 Pedro 3:13). *