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Wednesday, January 09, 2013

Dios nos habla mediante el profeta Jeremias.

Tomado de WWW.j.w.org/es

Capítulo 3




“Tienes que decirles esta palabra”



JESUCRISTO es nuestro modelo principal en la predicación del evangelio; ahora bien, es interesante el hecho de que la gente que lo observó en el siglo I lo asociara con Jeremías (Mat. 16:13, 14). Al igual que Jesús, Jeremías recibió la misión divina de predicar. Por ejemplo, en cierta ocasión Dios le mandó: “Tienes que decirles esta palabra: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová’” (Jer. 13:12, 13; Juan 12:49). Además, el profeta demostró en su ministerio cualidades como las de Jesús.



2 Sin embargo, tal vez haya Testigos que digan: “Nuestra predicación difiere de la de Jeremías. Él fue el portavoz divino ante una nación que estaba dedicada a Dios, mientras que la mayoría de las personas a las que nosotros predicamos no conocen a Jehová”. Eso es cierto, pero la mayor parte de los compatriotas de Jeremías se habían vuelto ‘imprudentes’, o insensatos, y se habían alejado del Dios verdadero (léase Jeremías 5:20-22). Tenían que cambiar si querían que él aceptara su adoración. Del mismo modo, hoy la gente —llámese cristiana o no— necesita aprender el temor de Jehová y practicar la adoración pura. Veamos cómo podemos servir al Dios verdadero y ayudar al prójimo imitando a Jeremías.



‘JEHOVÁ ME TOCÓ LA BOCA’



3 Cuando Jeremías fue llamado al ministerio profético, oyó estas palabras: “A todos aquellos a quienes te envíe, debes ir; y todo lo que yo te mande, debes hablar. No tengas miedo a causa de sus rostros, porque: ‘Yo estoy contigo para librarte’, es la expresión de Jehová” (Jer. 1:7, 8). Acto seguido, Dios hizo un gesto inesperado: “Jehová alargó la mano e hizo que esta me tocara la boca —refiere Jeremías—. Entonces me dijo Jehová: ‘Mira que he puesto mis palabras en tu boca. Ve, te he comisionado este día’” (Jer. 1:9, 10). A partir de ese momento, Jeremías supo que hablaría en nombre del Altísimo.* Con el total apoyo divino, su celo por el servicio sagrado aumentó (Isa. 6:5-8).



4 Jehová no toca físicamente a sus siervos en la actualidad, pero sí les infunde mediante su espíritu el vivo deseo de predicar las buenas nuevas. Muchos irradian un celo extraordinario. Tal es el caso de Maruja, una española que lleva más de cuarenta años paralizada de piernas y brazos. Dado lo difícil que le resulta predicar de casa en casa, recurre a otros métodos para participar en el ministerio, como mandar cartas. Ella las dicta y su hija las escribe. Durante una campaña que se realizó cierto mes, Maruja y su “secretaria” enviaron más de ciento cincuenta cartas acompañadas de un tratado; así, las buenas nuevas llegaron a casi todos los hogares de un pueblo vecino. “Si hay alguna persona dispuesta de corazón, Jehová nos recompensará con un estudiante de la Biblia”, le dijo Maruja a su hija. Un anciano de su congregación escribe: “Doy gracias a Jehová por tener hermanos como Maruja, que te enseñan a valorar lo que realmente es importante”.



5 En tiempo de Jeremías, los habitantes de Jerusalén en general ‘no se deleitaban’ en la verdad divina. ¿Dejó él de predicar debido a la apatía de sus oyentes? Todo lo contrario. “Con la furia de Jehová me he llenado —dijo—. Me he fatigado de contenerme.” (Jer. 6:10, 11.) ¿Cómo podemos mantener nosotros un fervor tan singular? Una manera es meditando sobre el excepcional privilegio que tenemos de representar al Dios verdadero. Sabemos que los grandes de este mundo han deshonrado el nombre divino y que los guías religiosos han engañado descaradamente a las personas de nuestro territorio, como hicieron los sacerdotes de la época de Jeremías (léase Jeremías 2:8, 26, 27). En cambio, las buenas nuevas del Reino de Dios que nosotros proclamamos son una verdadera manifestación de la misericordia divina hacia la humanidad (Lam. 3:31, 32). Reflexionar sobre tal verdad nos impulsará a seguir predicando las buenas nuevas y ayudando a los mansos con ardiente interés.



6 Hay que admitir que conservar el celo en el ministerio cristiano no siempre es fácil. Jeremías también afrontó serias dificultades en su servicio a Jehová, entre ellas las que le causaron los falsos profetas. Hallamos un caso concreto en el capítulo 28 del libro que lleva su nombre. Casi nadie atendió a su mensaje, y en ocasiones se sintió solo (Jer. 6:16, 17; 15:17). Aparte de esto se enfrentó a enemigos que intentaban matarlo (Jer. 26:11).



¿Por qué estamos seguros de que Jehová nos ayudará a vencer las dificultades que encontremos al predicar las buenas nuevas?



“ME HAS EMBAUCADO, OH JEHOVÁ”



7 En una etapa de su vida en que fue motivo de burlas e insultos día tras día, Jeremías se desahogó con Dios. Según Jeremías 20:7, 8 (léase), el fiel profeta fue “embaucado” por Jehová. ¿Qué significa que Dios lo embaucara?



8 Jehová de ningún modo lo engañó con tretas y artimañas, sino que lo “embaucó” en un sentido positivo, para bien. Jeremías no se sentía con fuerzas para cumplir la misión que Dios le había confiado, pues la oposición de sus adversarios era muy grande; no obstante, con el respaldo del Altísimo lo consiguió. Puede decirse, entonces, que Jehová se impuso sobre Jeremías porque fue más fuerte que él y sus propias inclinaciones. Cuando este hombre piadoso creyó que había llegado al límite y que ya no daba más, Jehová ejerció sobre él una fuerza persuasiva de modo tal que lo “embaucó”. Gracias al poder de Jehová superó sus debilidades y no dejó que la apatía ni el rechazo ni la violencia le impidieran predicar.



9 Jehová estuvo al lado de Jeremías como “un terrible poderoso”, ayudándolo y sosteniéndolo (Jer. 20:11). Y puede fortificarnos a nosotros también para que sigamos adorándolo con celo y no nos rindamos ante las pruebas, por grandes que sean. Pensemos en Jehová como “un poderoso guerrero” que está junto a nosotros, según vierte este versículo La Palabra de Dios para Todos.



10 El apóstol Pablo recalcó la misma idea al animar a los cristianos que experimentaban la hostilidad de sus enemigos. Escribió: “Pórtense de una manera digna de las buenas nuevas acerca del Cristo, a fin de que [...] oiga [...] que están firmes en un mismo espíritu, esforzándose lado a lado con una misma alma por la fe de las buenas nuevas, y en ningún sentido atemorizados por sus contrarios” (Fili. 1:27, 28). Tal como hicieron Jeremías y los primeros cristianos, nosotros podemos y debemos apoyarnos en el Altísimo al llevar a cabo nuestro ministerio. Cuando seamos blanco de burlas o ataques, recordemos que Jehová está a nuestro lado para llenarnos de poder. Si lo hizo con Jeremías y lo ha hecho con tantos de nuestros hermanos, ¿no lo hará con nosotros? Imploremos su ayuda confiando en que contestará nuestras plegarias. Veremos que también nos “embauca” dándonos la fuerza para vencer los obstáculos con valentía, sin ningún temor. Con su ayuda, lograremos hacer cosas que jamás imaginamos (léase Hechos 4:29-31).



11 Leer sobre el servicio de Jeremías nos ayuda de varias maneras a ser ministros más eficaces de las buenas nuevas. Luego de más de veinte años de ejercer como profeta de Jehová, él dijo: “Seguí hablándoles, madrugando y hablando, pero ustedes no escucharon” (Jer. 25:3). Como vemos, Jeremías empezaba temprano su labor. ¿Qué nos enseña su ejemplo? En muchas congregaciones hay publicadores que madrugan para hablar con la gente en las paradas de autobús y en las estaciones de metro. En zonas rurales, muchos Testigos aprovechan las primeras horas de la mañana para visitar a los granjeros y a otras personas que empiezan su trabajo temprano. ¿De qué otras formas podemos imitar este aspecto del fiel ministerio de Jeremías? ¿Qué tal si nos levantamos temprano a fin de llegar puntuales a la reunión para el servicio del campo?



12 Por otro lado, la predicación de casa en casa por las tardes y al anochecer es muy fructífera en muchos lugares. Algunos publicadores incluso predican por la noche a empleados de gasolineras, restaurantes y otros establecimientos comerciales que atienden las veinticuatro horas del día. ¿Podemos acomodar nuestro horario para predicar en horas en que es más probable hallar a la gente en casa o en otros lugares?



¿Qué nos da la seguridad de que Jehová nos respalda en la predicación de su mensaje?



13 En ocasiones, Jehová ordenó a Jeremías que anunciara mensajes proféticos desde las puertas del templo o las de Jerusalén (Jer. 7:2; 17:19, 20). Así podría comunicar la palabra divina a más personas y, puesto que muchos —como los hombres prominentes de la ciudad y los mercaderes— acostumbraban a entrar y salir por la misma puerta, podría hablar con algunos repetidas veces para ayudarlos a comprender lo que habían oído antes. ¿No nos enseñan estos pasajes que debemos volver a visitar a las personas interesadas?



14 Jeremías era consciente de que muchas vidas dependían de su labor como profeta de Dios. Cierta vez no pudo cumplir la orden divina de hablar al pueblo; entonces mandó en su lugar a su amigo Baruc (léase Jeremías 36:5-8). ¿Cómo podemos copiar este modelo? Cuando prometemos volver a visitar a alguien, ¿cumplimos nuestra palabra? Si no nos es posible acudir a una cita con una persona interesada o con un estudiante de la Biblia, ¿enviamos a alguien en nuestro lugar? Jesús dijo: “Signifique su palabra Sí, Sí” (Mat. 5:37). Cumplir nuestros compromisos es de suma importancia, pues representamos al Dios de la verdad y el orden (1 Cor. 14:33, 40).



15 Jeremías animó a los judíos que estaban en Babilonia enviándoles una carta con la “buena palabra” de que Jehová los devolvería a su patria (Jer. 29:1-4, 10). De igual modo, nosotros podemos divulgar por carta o por teléfono las buenas promesas de Jehová. ¿Por qué no utilizar dichos medios para ayudar a nuestros parientes u otras personas que viven en zonas apartadas o con las que es difícil comunicarse?



16 Los publicadores que siguen el ejemplo de Jeremías y cumplen bien con su ministerio obtienen buenos resultados. Una Testigo chilena abordó a una mujer que salía de la estación del metro. Esta quedó encantada con el mensaje bíblico y convino en seguir hablando del tema en su casa otro día, pero resulta que la hermana olvidó apuntar la dirección. Sabiendo lo importante que era atender el interés de la mujer, oró por ayuda. Al día siguiente volvió a la estación a la misma hora... y allí la encontró. Esta vez se aseguró de anotar la dirección, y más tarde la visitó para ayudarla a entender las Escrituras. El juicio de Dios contra el mundo de Satanás es inminente, pero hay esperanza de salvación para quienes se arrepientan y pongan fe en las buenas nuevas (léase Lamentaciones 3:31-33). Demostremos nuestro convencimiento de ello trabajando a conciencia el territorio.



“QUIZÁS ESCUCHEN Y SE VUELVAN”



17 Jehová no quería que nadie de su pueblo perdiera la vida. Unos diez años antes de la destrucción de Jerusalén indicó mediante Jeremías qué esperanza había para los que estaban desterrados en Babilonia. Leemos: “Fijaré mi ojo sobre ellos de buena manera, y de seguro haré que regresen a esta tierra. Y ciertamente los edificaré, y no demoleré; y ciertamente los plantaré, y no desarraigaré”. Jeremías pudo decirles: “Existe una esperanza para tu futuro” (Jer. 24:6; 26:3; 31:17). Él adoptó el punto de vista de Dios sobre la gente; por eso ejerció su ministerio con auténtico interés y transmitió al pueblo las exhortaciones de Jehová: “Vuélvanse, por favor, cada uno de su camino malo, y hagan buenos sus tratos” (Jer. 35:15). ¿Se le ocurren otras maneras de mostrar genuino interés en las personas de su territorio?



18 El intenso amor que sentía Jeremías por la gente nunca se enfrió. Después de la destrucción de Jerusalén, siguió mostrando compasión (léase Lamentaciones 2:11). Aunque los judíos se habían acarreado la tragedia ellos mismos, él no les dijo: “¡Se lo advertí!”. Al contrario, se sintió muy abatido. Tampoco nosotros debemos realizar nuestro ministerio de un modo mecánico, movidos únicamente por el sentido del deber. Nuestro empeño por dar testimonio debe probar el amor profundo que sentimos por nuestro maravilloso Dios y por nuestros semejantes, creados a imagen suya.



19 No hay mayor privilegio en el mundo que ser testigos del Dios verdadero. Así se sintió Jeremías, quien escribió: “Fueron halladas tus palabras, y procedí a comerlas; y tu palabra llega a ser para mí el alborozo y el regocijo de mi corazón; porque tu nombre ha sido llamado sobre mí, oh Jehová” (Jer. 15:16). Mediante la predicación de las buenas nuevas, muchos más podrán llegar a conocer y amar a Aquel a quien deben su existencia. Sirviendo con celo y amor, como Jeremías, contribuiremos a tal fin.



Siguiendo el ejemplo de Jeremías, ¿qué otros métodos podría usted probar para difundir la “buena palabra” de Jehová?



[Nota]



En este y en otros muchos casos, Jehová hizo que los ángeles se presentaran como si él mismo hablara (Jue. 13:15, 22; Gál. 3:19).



[Preguntas del estudio]



1. a) ¿En qué se parecen Jesús y Jeremías? b) ¿Por qué debemos imitar a Jeremías en nuestro ministerio?



2. Al igual que los compatriotas de Jeremías, ¿qué necesita hacer la gente hoy?



3. ¿Con qué gesto significativo designó Dios a Jeremías como profeta, y qué efecto tuvo en él?



4. Relate ejemplos de celo extraordinario en la predicación.



5. a) ¿Cómo mantuvo Jeremías su celo pese a la apatía de sus oyentes? b) ¿Cómo podemos mantener hoy el celo por la predicación de las buenas nuevas?



6. ¿Qué serias dificultades afrontó Jeremías?



7, 8. ¿Cómo “embaucó” Dios a Jeremías para bien?



9. ¿Cómo nos animan las palabras de Jeremías 20:11?



10. ¿Cómo vamos a actuar ante la oposición?



11, 12. a) ¿Cómo podríamos llegar a más personas en el ministerio? b) ¿Qué ideas nos da la fotografía de la página 39?



13, 14. a) ¿Cómo se relaciona el ejemplo de Jeremías con volver a visitar a los interesados? b) ¿Qué acción de Jeremías ilustra la necesidad de cumplir cuando prometemos volver a visitar a alguien?



15, 16. a) A imitación de Jeremías, ¿cómo han ampliado muchos su participación en el ministerio? b) ¿Qué lección extraemos de la experiencia proveniente de Chile, representada en la página 40?



17. ¿Cómo podemos copiar la actitud de Jeremías en nuestro territorio?



18, 19. a) ¿Qué actitud debemos evitar al predicar las buenas nuevas? b) ¿Qué actitud de Jeremías debemos adoptar?



[Ilustración de la página 33]



[Ilustración de la página 34]



[Ilustración de la página 34]



[Ilustración de la página 34]



[Ilustración de la página 39]



¿Hemos adaptado nuestro horario y nuestros métodos de predicación a fin de alcanzar a más personas?



[Ilustración de la página 40]



¿Hacemos lo que está a nuestro alcance para atender a toda persona interesada del territorio?



[Ilustración de la página 42]



¿Le demostramos a la gente que nos interesamos por su bienestar?