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Wednesday, November 28, 2012

Predicar


Domingo 25 de noviembre



Mis labios clamarán gozosamente (Sal. 71:23).



La labor de Jeremías de edificar y plantar dio fruto, pues cuando llegó la destrucción de Jerusalén en el año 607 antes de nuestra era, se salvaron algunas personas, tanto judías como de otros pueblos. Por ejemplo, sabemos del caso de los recabitas, Ébed-mélec y Baruc (Jer. 35:19; 39:15-18; 43:5-7). La actitud de estos devotos y leales amigos de Jeremías ilustra muy bien la de los cristianos que tienen la esperanza de vivir en la Tierra. Ellos son los amigos del “Jeremías” de la actualidad. ¡Qué feliz está el resto ungido de poder edificar la fe y la esperanza de la “gran muchedumbre”! (Rev. 7:9.) A su vez, estos leales compañeros de los ungidos tienen la gran satisfacción de ayudar a más personas sinceras a conocer la verdad. Los cristianos comprendemos que la predicación de las buenas nuevas no es solo un servicio a favor del prójimo, sino parte de nuestra adoración a Jehová. Por lo tanto, sea que la gente nos escuche o no, rendirle a Dios servicio sagrado mediante nuestro ministerio nos produce mucha alegría (Rom. 1:9). w11 15/3 4:14, 15