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Wednesday, November 28, 2012

A favor de la libertad de expresión

Tomado de WWW.jw.org/es

El Tribunal Supremo falla a favor de la libertad de expresión




EL 17 DE JUNIO DE 2002 fue el día clave, pues se hizo pública la sentencia del Tribunal Supremo. ¿A qué decisión se llegó? Veamos los titulares de algunos periódicos. The New York Times dijo: “El Tribunal Supremo anula la restricción impuesta a las visitas de los testigos de Jehová”. The Columbus Dispatch, de Ohio, informó: “El máximo tribunal del país invalida la obligatoriedad de una licencia”. The Plain Dealer, de Cleveland (Ohio), se limitó a decir: “Los vendedores no necesitan el visto bueno del Ayuntamiento”. Y un artículo de opinión del USA Today señaló: “Triunfa la libertad de expresión”.



Las sentencias de los tribunales inferiores contra los testigos de Jehová fueron revocadas por ocho votos a uno. El juez John Paul Stevens redactó las dieciocho páginas de la sentencia oficial, la cual supuso una enorme ratificación del amparo que concede la Primera Enmienda al ministerio público de los testigos de Jehová. En la sentencia, el Tribunal explicó que los Testigos no solicitaron licencias porque, para ellos, “la autorización de predicar la otorgan las Escrituras”. Y citó del expediente que estos le habían hecho llegar: “Para nosotros, solicitar permiso al municipio para predicar sería casi un insulto a Dios”.



El Supremo señaló: “Este Tribunal lleva más de cincuenta años anulando restricciones sobre la evangelización a domicilio o el reparto de folletos informativos. No es casualidad que la mayoría de estos casos tuvieran que ver con cuestiones relativas a la Primera Enmienda planteadas por los testigos de Jehová, pues evangelizar de puerta en puerta es un requisito que su religión les exige. Como observamos en el caso Murdock contra Pennsylvania [...] (1943), los testigos de Jehová ‘afirman imitar el ejemplo de Pablo al enseñar “públicamente y de casa en casa” (Hechos 20:20). Ellos interpretan literalmente este mandato de las Escrituras: “Id por todo el mundo a predicar el Evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). De ese modo creen obedecer un mandato de Dios’”.



La sentencia volvió a aludir al caso de 1943: “Este tipo de actividad religiosa merece, según la Primera Enmienda, la misma consideración que el culto en las iglesias y la predicación desde el púlpito. Tiene el mismo derecho de protección que tienen las prácticas más ortodoxas o convencionales”. Entonces, el Tribunal citó de un caso de 1939: “Imponer una censura mediante una licencia que haga imposible distribuir folletos libremente y sin trabas va en contra de las mismísimas garantías constitucionales” (cursivas suyas).



El Tribunal hizo una observación significativa: “Estos casos demuestran que la resistencia de los testigos de Jehová a la regulación de la libertad de expresión no ha sido una batalla únicamente en pro de sus derechos”. Según el Tribunal, los Testigos “no son el único ‘grupo minoritario’ en peligro de ser silenciado por normativas como la de Stratton”.



La sentencia señaló respecto a la ordenanza que “resulta ofensivo (no solo para los valores que defiende la Primera Enmienda, sino para el mismísimo concepto de una sociedad libre) que a un ciudadano se le obligue a informar a las autoridades que desea mantener una conversación cotidiana con sus vecinos y a obtener un permiso con tal fin. [...] Una ley que exija una licencia para mantener este tipo de conversaciones constituye una grave desviación de nuestro patrimonio nacional y tradición constitucional”. El Tribunal entonces expuso “los efectos nocivos de tal normativa”.



El peligro que representa la delincuencia



¿Qué puede decirse del argumento de que la licencia es una protección contra los ladrones y otros delincuentes? El Tribunal alegó lo siguiente: “Pese a que consideramos legítimas estas preocupaciones, los precedentes de que disponemos muestran con claridad que debe existir un equilibrio entre tales inquietudes y el efecto que las normativas tengan en los derechos que garantiza la Primera Enmienda”.



La sentencia siguió así: “No parece probable que el no poseer una licencia fuera a disuadir a los delincuentes de llamar a una puerta o de entablar conversaciones no estipuladas en la ordenanza. Ellos podrían, por ejemplo, preguntar por una dirección, solicitar el uso del teléfono, [...] o registrarse impunemente bajo un nombre falso”.



Recordando la década de 1940, el Tribunal añadió: “El lenguaje empleado en las sentencias de la época de la segunda guerra mundial, las cuales libraron repetidamente a los correligionarios de los demandantes [Watch Tower Society] de pequeñas acusaciones, reflejaba la valoración del Tribunal de las libertades de la Primera Enmienda implicadas en este caso”.



¿Cuál fue el fallo del Tribunal? “Hemos decidido revocar la sentencia del Tribunal de Apelaciones, y el caso se remite de nuevo a dicha corte para proceder a las diligencias oportunas de acuerdo con la presente sentencia.”



De modo que el resultado final del caso fue, citando de un titular del Chicago Sun-Times: “El Tribunal respalda a los testigos de Jehová”, y por una mayoría de ocho votos contra uno.



¿Qué depara el futuro?



¿Qué opinan los testigos de Jehová de la vecina congregación de Wellsville sobre la victoria en el Tribunal Supremo? Está claro que no es motivo para alardear a costa de los habitantes de Stratton. Los Testigos no abrigan resentimiento hacia la buena gente del pueblo. Gregory Kuhar, un Testigo local, dijo: “No deseábamos tener que llegar a los tribunales, pero la ordenanza era injusta. Lo que hicimos no fue solo por nosotros, sino por todo el mundo”.



Los hechos revelan que los Testigos han hecho lo posible para no provocar a los habitantes de Stratton. Gene Koontz, otro Testigo, explicó lo siguiente: “La última vez que predicamos en Stratton fue el 7 de marzo de 1998, hace más de cuatro años”. Y añadió: “Me dijeron que me iban a arrestar. Durante todo este tiempo, la policía nos ha amenazado muchísimas veces con detenernos. Cuando pedíamos que nos mostraran la normativa escrita, nunca recibíamos respuesta”.



Koontz añadió: “Preferimos tener una buena relación con nuestros vecinos. Si alguien no desea que lo visitemos, respetamos su decisión, pero hay personas amables que quieren hablar sobre la Biblia”.



Gregory Kuhar explicó: “No iniciamos el proceso judicial para molestar a la gente de Stratton. Simplemente queríamos establecer legalmente nuestra libertad de expresión de acuerdo con la Constitución”.



Y añadió: “Con el tiempo, esperamos regresar a Stratton. Me encantaría ser el primero en llamar a una puerta. Pero volver, hemos de volver, pues es un mandato de Cristo”.



El caso Watchtower contra Stratton ha tenido una gran repercusión. Tras el fallo del Tribunal Supremo, varios municipios de Estados Unidos se dieron cuenta que debían anular las ordenanzas municipales que restringían la evangelización de los testigos de Jehová. Hasta la fecha se han superado los obstáculos que entorpecían la predicación en unas noventa comunidades del país.



[Recuadro de la página 9]



“Los testigos de Jehová lo han logrado de nuevo”



Charles C. Haynes, doctor en Teología y director de programas educativos del First Amendment Center (Centro de la Primera Enmienda), escribió las palabras supracitadas en la página que el Freedom Forum tiene en Internet, bajo el titular “La libertad de creencias”. Haynes señaló: “La semana pasada [los Testigos] se anotaron su victoria número 48 en el Tribunal Supremo, [lo que cierra] una extraordinaria colección de casos que han expandido de forma significativa las garantías de la Primera Enmienda para todos los estadounidenses”. Y advirtió lo siguiente: “Recuerden: si el gobierno tiene poder para restringir la libertad de una religión, entonces lo puede hacer con cualquier otra o con todas. [...] Huelga decir que los ciudadanos tienen el derecho de no escuchar y de cerrar la puerta, pero el gobierno no debe decidir quién puede llamar a la puerta. Un aplauso para el Tribunal Supremo”.



Haynes concluye así: “Todos estamos en deuda con los testigos de Jehová. No importa cuántas veces se les haya insultado, se les haya echado de los pueblos o incluso se les haya agredido; ellos siguen luchando por su libertad religiosa (y por extensión, por la nuestra). Cuando ellos ganan, todos ganamos”.



[Ilustraciones y recuadro de las páginas 10 y 11]



La prensa informa sobre la sentencia del Tribunal Supremo



▪ “El Tribunal respalda a los testigos de Jehová. No se necesita una licencia para predicar de casa en casa



”Los testigos de Jehová siempre han creído que Dios los respalda cuando visitan a los vecinos en sus hogares. Ahora también cuentan con el apoyo del Tribunal Supremo de Estados Unidos.” (Chicago Sun-Times, 18 de junio de 2002.)



▪ “Triunfa la libertad de expresión



”La próxima vez que los testigos de Jehová le interrumpan la cena, tal vez debería darles las gracias. Al aferrarse con valor a sus principios religiosos, esta confesión tan poco convencional de apenas un millón de miembros [en Estados Unidos] probablemente haya hecho más que cualquier otra organización para garantizar la libertad de expresión de todo estadounidense. [...]



”Los Testigos ya están acostumbrados a acudir al máximo tribunal de la nación. Mediante más de dos docenas de casos en más de sesenta y cinco años, han combatido con eficacia la tiranía de la mayoría.” (USA TODAY, 18 de junio de 2002.)



▪ “Se dictamina que solicitar algo de casa en casa es un derecho constitucional. La sentencia supone una victoria para los testigos de Jehová



”Según el fallo que emitió el Tribunal Supremo de Estados Unidos el pasado lunes, los políticos, los grupos religiosos y las girl scouts, entre otros, tienen el derecho constitucional de ir de casa en casa promoviendo sus causas sin necesidad de obtener una licencia de las autoridades locales.” (San Francisco Chronicle, 18 de junio de 2002.)



▪ “Tribunal Supremo: nadie puede impedir que los testigos de Jehová y las girl scouts llamen a su puerta



”WASHINGTON. Según una sentencia del Tribunal Supremo con fecha de hoy, la Constitución garantiza el derecho de los misioneros, políticos y otras personas a llamar a las puertas sin necesitar un permiso de las autoridades. [...]



”Por ocho votos a favor y uno en contra, el Tribunal decidió que el derecho a la libertad de expresión expuesto en la Primera Enmienda incluye llevar un mensaje directamente al hogar de alguien.” (Star Tribune [Minneapolis], 18 de junio de 2002.)



[Ilustraciones de la página 9]



Juez Stevens



[Reconocimiento]



Stevens: Collection, The Supreme Court Historical Society/Joseph Bailey