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Thursday, January 08, 2015

Capítulo XIII de "Yo, Berta" de Novela "La Violación" ( Novela #5):


En agosto commencé mi misiva pidiendo a Dios que la salud y la suerte reinaran en mi hogar materno. No teníamos novedades; todo como de costumbre, pero sin enfermedades ni nada especial. Los niños crecían bien. Los mayores envejeciendo por ley de la vida, y había que ir haciéndose a la idea. Prefería que aquellos primeros años pasaran volando, pues una vez que pudiera llevar a los muchachos para la escuela, empezaría a trabajar, y me abriría paso, pues aquí hay muchas opciones y oportunidades para todos, lo que pasaba era que todavía ellos eran muy pequeños, y no tenía mucho tiempo disponible para esos quehaceres. Esperaba aprovechar los años perdidos.
Volví a reprocharle a mi madre su falta de comunicación conmigo, pues le escribía y eran pocas las respuestas. No sabía si era que tenía poco tiempo o pocos temas de qué hablar. Pero fuera cualquiera la razón, le recordaba que una línea de ella, no podía calcular lo que para mí representaba. Saber de ellos siempre era añorado e importante. La distancia y las circunstancias nos separaban materialmente, pero mis deseos más queridos eran volver a estar nuevamente unidos. Al no ser posible, me conformaba por lo menos con una carta, una llamada de vez en cuando, que a mi madre le salieron hasta a ochenta pesos cada una porque no le pusieron teléfono hasta el 2002 y eso gracias a que mi Padrastro era "confiable" por ser el Presidente del Comité de Defensa de la Revolución.
Seguía con la majomía con Hermana y mis sobrinos. Me repetía incesantemente en mis obsesiones. Siempre recordaba todos los cumpleaños. Rogaba felicidad para todos, paz para su Nuevo matrimonio, así como el calor que tanto merecía Susana. A pesar de todo la tenía en un lugar especial por todo el bien que siempre quiso hacerme.
Le halaba las orejas a Hermano por escribir poco, incluso a Papi que cada dos o tres días practicaba y desarrollaba con él sus dotes de escritor.El-le decía-nos quería mucho a todos y se alegraba extraordinariamente cuando recibía noticias. Se sentía muy orgulloso de ellos.
Yo le pedía saludos para mi Padrastro a Mami, le decía que no lo olvidaba y lo incluía en la familia, para mi tan corta, pues el resto de los parientes ni me iban ni me venían, a diferencia de Hermana que a todos los buscaba, estaba pendiente de cada uno y hasta investigaba su línea genealógica, finalmente hasta por Internet; así conoció y se comunicó hasta con primos terceros, diseminados por el vasto mundo.
 Saludaba a la tía-abuela y al Nuevo cuñado que tardé tanto para conocerlo personalmente y que entonces no conocía ni por fotos. Nunca he sabido qué le encontró Hermana, además de ser guapo físicamente. No tienen nada o casi nada en común. Y Buena que se la hizo también al poco rato. Jugó con sus sentimientos y después ella lo perdonó?, aunque no lo haya olvidado. Porque la traición con traición se paga. Esa es mi consigna. Para mí, la venganza es dulce, aunque leí en la Biblia que "la venganza es de Jehová".Pero qué va , los humanos tenemos sentimientos, pasiones, emociones, somos imperfectos, y hay cosas que nos dejan resentidos y amargados de por vida.
 Por eso yo finalmente sigo siendo una aventurera que vive sus amores hasta que duren. Y casi siempre duran bien poco. Pero los vivo a plenitud y lo digo sin verguenza, ni pena, ni miedo por los que se escandalizan. Pero por eso también tengo que vivir en esta otra dimensión después que me contagió el hondureño aquel que me cocinaba tan rico y me llevaba la comida, el café..., todo, a la cama para que estuviera siempre feliz y complacida. El partió un poco antes que yo. Pero ni porque murió le perdono que me haya sacado del mundo de los vivos. Hermana no me lo cree, porque ella cree eso de que los muertos no pensamos, no sentimos, no tenemos Proyectos..., no podemos escribir un blog. No entiende esta dimensión humana, literaria, divina.
A los vecinos que preguntaban por mí, Mami debía decirles que estaba bien y que los recordaba a todos. Para mi Madre enviaba mis mayores deseos de verla tranquila, feliz y en mi nombre y en el de los nietos un cariñoso saludo, besos y abrazos, y por supuesto el anhelo de la bendición divina. Me despedía como quien más deseaba verla que escribirle.
En septiembre rogaba por prosperidad. Estábamos bien, dentro de lo que cabía, las cosas no nos iban del todo mal, pero teníamos que luchar duro para llegar a cimas más altas. Enviaba postales, recuerdos y besos para los familiars más cercanos. Le decía a Hermano que se casara y le diera nietos a la vieja. A la sinverguenza de Hermana le imploraba que le diera permiso a mis sobrinos para que hablaran conmigo por teléfono. Recordaba que los quería mucho y que no tenían la culpa de nada.
En enero del 83 además de reiterar mi lenguaje cariñoso, me referí a las fiebres del catarro que habíamos pasado infelizmente, pero de las que nos recuperábamos, gracias a Dios. Estuvimos a punto de mudarnos a New York, pero nos retractamos teniendo en cuenta los consejos climatológicos que nos dieron. Las nevadas en ese tiempo, sobre todo a los muchachos, los iba a afectar mucho, y decidimos permanecer en Miami, pese a su humedad, sus temporales, su calor y sus huracanes frecuentes.
Pasamos una racha mala, pues no había trabajo, pero las cosas iban tomando su curso. Mi esposo había conseguido empleo en la florería de un amigo y yo estudiaba Inglés y a la vez me pagaban algo. Los niños estaban en un círculo o guardería y nos encaminamos. Era como todo: había tiempos malos, pero todo se arreglaba y mejoraba, pues como bien decía el dicho "Dios aprieta, pero no ahorca".Sí, porque yo siempre creí en Dios a diferencia de Susana, pero ella después dijo como Filomena y como la Biblia que de él no provienen las pruebas, que él solo permite lo malo que viene de Satanás, los demonios y de nosotros mismos por dejarnos engañar y tomar malas decisiones.
Habían pasado recientemente las Navidades, y en la nueva carta, le decía a la Vieja que como siempre, a pesar de ser días de fiestas, estaba nostálgica y melancólica. Comenzaba el Nuevo año y pedía a Dios tranquilidad y salud. Tenía ya las recetas de mi Madrecita en mi poder y esperaba en esos días mandarle lo que necesitaba.
Le reclamaba una carta bien grande donde me actualizara de ellos, pues ansiaba conocer qué era de sus vidas. Le mandaba recuerdos a toda la parentela. Le decía a mi suegra que no se preocuparan más, que estábamos bien, que si no escribíamos más a menudo era solo por abandono.
En Cuba nos seguían corriendo la muerte a Papi y a mí y Hermana se asustaba y averiguaba con mi suegra y en La Habana con parientes remotos para mí, aunque seguía sin escribirnos.
La suerte no nos sonreía espléndidamente, pero íbamos tirando. En esos días nos ponían el teléfono, avisaríamos. Le pedía a Mami la fotografía del Machy con el tigre para ampliarla y ponerla en la sala. Después se la devolvería. Mandaba recuerdos de Papi que escribiría pronto, como siempre a mi hermano.
Ciertamente no estábamos en la Gloria ni rodeados de riquezas, pero tampoco en la miseria del cundeamor. Ibamos viviendo. Aconsejaba a mi hermano que dejara la bebida y el cigarro, pues dañaban la salud y nivel de vida. Si no fuera por eso, les iría mejor-aseguraba.  Yo y Roberto andábamos peor. Teníamos muy malos vicios y ya no podíamos evitarlos, pero él era demasiado joven para practicarlos.Me despedía de la viejecita y le pedía que se cuidara mucho y que se preocupara por nosotros. La llamaba a reafirmar su fe en Dios para esperar confiadamente por el futuro. Saludaba a todos los seres amados y le mandaba mi beso cariñoso y puro de Hija Pródiga que nunca regresaría hasta que me deportaran del gran país. Entonces no sabía que Susana misma me la traería a Miami definitivamente, aunque ya yo estaba muy enferma y Papi había fallecido.
En noviembre del 83 volví a inspirarme. Rogaba que la salud fuera su fiel compañera, que no le faltaran alegrías. Nosotros, contentos esperábamos un Nuevo bebito, otro nieto desconocido para ella, engendrado y nacido en esta tierra remota, pero que esperaba y confiaba que muy pronto podría conocer. Ese era mi mayor deseo, invitar a Mami y si era possible que se quedara a mi lado.
Mi Madre se ilusionaba con que le pagara un viaje o con lo mejor: que nosotros regresáramos a una Cuba distinta donde el odio cediera su lugar al amor de todos. Seguía sin recibir cartas ni llamadas. Sabía que las novedades eran pocas y que escaseaban los acontecimientos, pero no debía olvidar que para los que estábamos lejos, era siempre una gran alegría saber de los que querían. Se lo repetía, pero no lo tenía muy en cuenta, y me quejaba.
Felicitaba a Hermana por decidirse a dar una nueva hermanita hembra a mis sobrinos. Enviaría pronto un paquetico para ella, como regalo a la aún no nacida Granma, como el yate. Qué nombrecito le puso Susana!.Pero una vez más se negaría a vestir y calzar a sus hijos con nada de aquello que consideraba, como le habían enseñado, obstentador, pues la mayoría de los cubanos no tenía acceso a ello. A Hermana le molestaban especialmente las cosas con letreros en Inglés o con alusiones a Miami, La Florida...Mi Madre tuvo otra vez que venderlo todo y todavía la terca e intransigente  de Susana rechazó también el dinero.
Casi todos en casos similares, hicieron lo contrario de Hermana. A la vez los dirigentes, funcionarios, militares..que viajaban al exterior, llevaban de todo para ellos y los suyos, y finalmente se acabó vendiendo de todo de todas partes a altos precios, por dinero nacional y en divisas, para toda la élite que fue la que objetivamente tuvo acceso a esos productos. Luego, sobre todo la juventud, se las ingenió para buscar por cualquier medio y modo dinero para adquirirlos, y llegó el momento en que lo anormal era no andar llenos de letreros en Inglés por todas partes y con artículos y "trapos de la sociedad de consumo". La vida se volvería un camaleón. Se dejaría de ver por la mayoría el asunto como un "problema ideológico"?.La gente encontró ridícula, extremista, dogmática semejante mentalidad y actitud, y los que se opusieron eran anacrónicos y estúpidos, aunque habían educado en otras ideas o moldes bien estrechos.
El idioma Inglés pronto se impartiría casi que desde el Círculo Infantil, dejándose atrás el de "los bolos" que pasaba de moda y "se desmerengaban" todos o casi todos "que no es lo mismo, pero es igual".
Los tatuajes ya no se considerarían por varios "cosas de presidiarios, delincuentes...o marineros", no, llevar en la piel grabado en tinta un dragón, una serpiente o a Satanás mismo y todo su ejército de demonios, se empezó a usar como llevar un unicornio, un angel bueno, un serafín, un querubín, una flor, una caravela, un Martí o al Arcángel Miguel o a los propios Jesucristo y su Padre.
La sociedad, incluída la de la ex-urnita de cristal, era cada vez más relativista y liberal ( al menos en esas cosas que los poderosos no consideraban esenciales ya).
Si tenías dólares podías cambiarte hasta el color de los ojos ( un lujo), no solo comer con aceite, bañarte con jabón, usar desodorante, pasta dental, perfume, champú y hasta papel sanitario y no de periódicos, tabloides de Universidad para Todos, Mesas Redondas, Tribunas Abiertas, conferencias...Con billetes verdes no cogerías cancer en el recto o el colon.
Con el tiempo desde mi nueva dimensión he podido ver que  en el Paraíso que dejé atrás en 1980 la mejor Carrera llegó a ser casarse con un extranjero, jinetear, chulear. Aparecieron diferentes modalidades de jineteo: el sexual, el intelectual, el político ( opositor y el de los que se hacían pasar por opositores, el de la G-2). El de los que fingían fidelidad al régimen comunista para preservar los trabajos, hacerse Másters, Doctores, viajar, publicar, hacer dinero....
He visto el jineteo religioso de "la gran ramera" en acción, he visto cómo se fuman la pipa de la paz, cómo han violado a los mártires y héroes, a los próceres de la independencia nacional y a varias generaciones de cubanos que no tienen porvenir alguno con la monarquía hereditaria que apoya una cofradía internacional izquierdista, tan o más podrida que el Centro y la Derecha. He visto condenar "flores desechables", pese a "la cruda economía". He visto desmoronarse muros," trincheras de ideas", he visto desmoronarse a Susana y a tantos parecidos a ella. He visto desmoronarse poetas, principios, he visto doblegarse esencias, he visto flotar dos banderas "donde basta con una: la mía" He visto tantas cosas. Y las que me quedan por ver desde mi inmortalidad!.Pero no los juzgo en realidad, hasta los entiendo a todos. Sus razones tienen.
La diferencia es que yo no me hago la Buena; soy auténtica.
Las cartas seguían escasas. Papi y yo nos quejábamos de que "casi brillaban por su ausencia". Le pedía a Mami que me contara sobre sus relaciones con mi Padrastro, si estaban felices, si habían terminado de arreglar la casa. En realidad gastaron demasiado cemento en las bases y los cogió "el período especial" sin repellar algunas paredes, sin pintar y sin echar la placa del Palacio de Familia?.Esos temas de la casa donde jugué, disfruté mi patio y mis paisajes de infancia diurnos y nocturnos eran bastante amenos para mí, y me interesaban y preocupaban, aunque ellos no lo creyeran. No olvidaba las matas de guayaba del Perú, de aguacate, de guanábana, ni las flores, ni los palmares, ni las vegas de Tabaco, ni los arroyos circundantes...

Los nietos de Mami le enviaban besos, yo le hablaba mucho de ellos, aunque lo dudaran, también ellos añoraban Cuba y todos sus familiares cercanos y lejanos a la vez. Soñábamos con visitarlos muy pronto. Los niños preguntaban mucho por sus abuelas y por todos. Yo, Berta, enviaba las fotos de los cumpleaños para que las conservaran con cariño. Y muy bien que vino porque en un incendio lo perdí todo en una de mis grandes depresiones.
Y mandaba besos, amor, ternura y deseos de cartas y llamadas prontas y extensas, detallosas. Enviaba también postales de felicitación por las Navidades, aunque allá no se celebraran.En realidad, la fiesta de Fín de Año, esperando el 1ro de Enero se mantuvo, pero con otra connotación, política y no religiosa y con muchos menos recursos materiales, sobre todo para la inmensa mayoría de la gente. Pero esas cosas fueron cambiando también de algún modo con el decursar del tiempo.
Me despedía como la hija que adoraba a su viejita Fermina.
Después mi Madre me llamó unas pocas veces, una o dos veces al año, haciendo un gran esfuerzo económico. Aquí, por supuesto, pagaba yo en dólares y ella allá al que tuviera teléfono en pesos cubanos.