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Thursday, September 18, 2014

Vivientes terrícolas Airados:


Poema de Diana Margarita Cantón Martinez, escrito en Escondido el 17 de septiembre de 2014.

La noche se traga las montañas
cuando las estrellas parpadean
y el aire afuera
es un reto y un escape
al sofocante mundo.

Las aguas verdes
ya están quietas
después casi de hervir
con el sudor y mugre.
Después de frotar
cuerpos inmóviles, gastados.
Después de los asados de maíz
 y de las carnes.
Después de Coca Colas
tentadoras y temidas.

Los autobuses no retornan
y los dueños
ya no pasean a sus perros
sostenidos;
descansan en el sofa
o el sillón más favorito
y miran a Tintán,
 Cantinflas o las  noticias.

Ventiladores en los techos
colectivos se han callado.
Y el señor ya no jugará
más bingo,
ni tomará mañana
el café aguado,
caliente y con su crema.

Los adultos maduros
heredaron el parque
y sus arecas y sus notas.

Yo me trago la noche
y su silencio dulce.
Los carros son escasos
y muy tímidos ahora.
Las estrellas tan lindas
y distantes.
Las muchachas caminan
tan escasas, felices
y sin humos.

El aire está ahora
tan calmado.
Sus olores conducen
al descanso.

Mi cuerpo, mi alma
tan tranquilos.
Mi espíritu tan quieto,
tan dócil y apacible
en communión con Dios
y toda su energía.

Alguien quizás
en la ventana
mirando mi extravío.
Alguien tal vez
buscando mi silueta
con dedos en las teclas
o las cuerdas.
Alguien tal vez
ignorando
que me fugo
cuando no hay
perros, ni gatos,
ni deberes.

La señora
y sus dos fieles
ya me emulan
y caminan los senderos
con sus flores.
Arbolillos frondosos
y raíces y palmeras y cocales.
Hojas secas ya besan
mis pies.
Y en el cielo pestañean
las ausentes
ignoradas por la prisa
de vivientes terrícolas
Airados.