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Thursday, May 22, 2014

Acerquémonos a Jehová Capítulo 7.

Un corderito acurrucado en el seno de su pastor
CAPÍTULO 7
El poder protector: “Dios es para nosotros refugio”
EN LA primera parte del año 1513 a.E.C., los israelitas afrontaban graves peligros. Al penetrar en la región del Sinaí, emprendían un viaje intimidante por un “grande y terrible desierto, lleno de serpientes venenosas y escorpiones” (Deuteronomio 8:15, Versión Popular). Además, se exponían a sufrir ataques de naciones hostiles. Dado que quien los había conducido a dicha situación era su Dios, Jehová, ¿tendría él la capacidad de protegerlos?
2 Jehová les dirigió palabras muy tranquilizadoras: “Ustedes mismos han visto lo que hice a los egipcios, para llevarlos a ustedes sobre alas de águilas y traerlos a mí mismo” (Éxodo 19:4). Les recordó que los había liberado de sus opresores, valiéndose de águilas, por así decirlo, para conducirlos a un lugar seguro. Pero hay otros motivos por los que las “alas de águilas” constituyen un símbolo idóneo de la protección divina.
3 Las águilas no solo emplean sus robustas y amplias alas —de hasta dos metros de envergadura— para planear en el aire. Con ellas también abrigan a los polluelos cuando soplan vientos fríos y forman una especie de sombrilla para resguardarlos del sol abrasador en las horas más calurosas. Al igual que esta ave cuida de sus crías, Jehová había amparado a la joven nación de Israel y, ya en el desierto, seguiría cobijándola bajo sus vigorosas alas siempre que esta le fuera fiel (Deuteronomio 32:9-11; Salmo 36:7). Ahora bien, ¿tenemos nosotros razón para esperar hoy día la protección divina?
La promesa de protección divina
4 Sin duda, Jehová posee la capacidad de proteger a sus siervos. Es el “Dios Todopoderoso”, designación que destaca su irresistible fuerza en acción, imparable como una ola arrolladora (Génesis 17:1). En vista de que él es capaz de hacer cuanto dispone su voluntad, cabe preguntarse si esta incluye valerse de su poder para resguardar a su pueblo.
5 Contestamos con una sola palabra: sí. Jehová nos asegura que amparará a sus siervos. “Dios es para nosotros refugio y fuerza, una ayuda que puede hallarse prontamente durante angustias”, dice Salmo 46:1. Puesto que “no puede mentir”, tenemos confianza absoluta en su promesa de velar por nosotros (Tito 1:2). Examinemos algunas vívidas imágenes literarias con las que él mismo describe su cuidado protector.
6 Jehová es el Pastor y nosotros “somos su pueblo, y las ovejas de su apacentamiento” (Salmo 23:1; 100:3). Hay pocos animales tan faltos de recursos defensivos como la oveja doméstica. El pastor de tiempos bíblicos tenía que ser valiente, ya que debía proteger su rebaño de leones, lobos y osos, así como de los ladrones (1 Samuel 17:34, 35; Juan 10:12, 13). Pero a veces su labor requería ternura. Por poner un caso: cuando alguna oveja paría lejos del aprisco, el buen pastor se quedaba con ella durante el difícil trance y luego recogía al indefenso corderito y lo llevaba al redil.
Un pastor llevando con ternura a un corderito en su seno
“En su seno los llevará”
7 Al compararse a un pastor, Jehová nos garantiza que desea de corazón protegernos (Ezequiel 34:11-16). Recordemos la descripción que ofrece de él Isaías 40:11, que ya vimos en el capítulo 2 de este libro: “Como pastor pastoreará su propio hato. Con su brazo juntará los corderos; y en su seno los llevará”. ¿De qué forma logra el corderito que el cuidador lo ponga en su “seno”, es decir, en los pliegues de su vestidura exterior? Tal vez se le acerque e incluso le empuje levemente la pierna. Sin embargo, es el pastor quien tiene que inclinarse a recogerlo y luego colocarlo con cuidado al amparo de su seno. ¡Qué imagen tan tierna de la disposición del Gran Pastor a protegernos!
8 Dios promete protección, pero siempre que se cumpla con el siguiente requisito: solo la obtendrán quienes se acerquen a él. Proverbios 18:10 dice: “El nombre de Jehová es una torre fuerte. A ella corre el justo, y se le da protección”. En tiempos bíblicos se construían en el desierto torres que servían de refugios seguros. Claro, quien se hallaba en peligro tenía que huir a ellas para guarecerse. Otro tanto han de hacer quienes deseen el amparo del nombre divino. No basta con que repitan la palabra Jehová, pues no es un amuleto. Más bien, deben conocer al Portador de ese nombre, confiar en él y vivir en armonía con sus justos principios. ¡Qué gran bondad demuestra al asegurarnos que si nos acercamos a él con fe, será para nosotros una torre que nos resguardará!
“Nuestro Dios [...] puede rescatarnos”
9 En vez de limitarse a prometer su protección, en tiempos bíblicos Jehová realizó milagros con los que demostró que tenía la capacidad de otorgársela a su pueblo. Repetidas veces a lo largo de la historia de Israel, su fuerte “mano” mantuvo a raya a terribles enemigos de aquella nación (Éxodo 7:4). Además, hubo quienes se beneficiaron de su poder protector a nivel individual.
10 Cuando tres jóvenes hebreos —Sadrac, Mesac y Abednego— se negaron a inclinarse ante la imagen de oro de Nabucodonosor, este rey montó en cólera y los amenazó con arrojarlos a un horno sobrecalentado. “¿Y quién es aquel dios que pueda rescatarlos de mis manos?”, dijo en son de reto el monarca más grande de la Tierra (Daniel 3:15). Los tres jóvenes tenían confianza absoluta en que el Altísimo era capaz de protegerlos, pero no dieron por sentado que lo haría, de modo que respondieron: “Si ha de ser, nuestro Dios a quien servimos puede rescatarnos” (Daniel 3:17). De hecho, aquel horno, aun estando siete veces más caliente de lo normal, no presentaba ninguna dificultad para el Todopoderoso. Él ciertamente los salvaguardó, así que el rey no tuvo más remedio que admitir: “No existe otro dios que pueda librar como este” (Daniel 3:29).
11 Jehová también hizo una extraordinaria demostración de poder protector cuando transfirió la vida de su Hijo unigénito a la matriz de una virgen judía llamada María. Un ángel le dijo a ella: “Concebirás en tu matriz y darás a luz un hijo”, y luego añadió: “Espíritu santo vendrá sobre ti, y poder del Altísimo te cubrirá con su sombra” (Lucas 1:31, 35). En apariencia, el Hijo de Dios nunca había sido tan vulnerable. ¿Se contaminaría el embrión con el pecado y la imperfección de su madre humana? ¿Lograría Satanás herirlo o incluso matarlo antes de nacer? ¡De ningún modo! Por así decirlo, Jehová formó, desde el mismo momento de la concepción, un muro de resguardo en torno a María, de modo que nada —ni imperfección, ni fuerza nociva, ni humano homicida, ni demonio alguno— hiciese daño a la criatura. Y siguió protegiendo a Jesús durante su juventud (Mateo 2:1-15). Hasta que no llegó el tiempo que había establecido, su amado Hijo fue invulnerable.
12 ¿Por qué protegió Jehová a ciertas personas de manera tan milagrosa? Con frecuencia, a fin de mantener a salvo algo mucho más importante: el desarrollo de su propósito. Por ejemplo, la supervivencia del niño Jesús era esencial para el cumplimiento de dicho propósito, que a la postre beneficiará a toda la humanidad. Los relatos que narran multitud de demostraciones de su poder protector forman parte de los libros inspirados, obras “escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Romanos 15:4). En efecto, estos ejemplos fortalecen nuestra fe en el Dios omnipotente. Pues bien, ¿qué protección podemos esperar de él hoy?
Lo que no está implicado en la protección divina
13 La promesa de protección que hace Jehová no lo obliga a obrar milagros en nuestro favor. No, él no nos garantiza una vida libre de problemas en este viejo mundo. Sus siervos fieles afrontamos a menudo graves dificultades, como pobreza, guerras, enfermedades y muerte. Jesús no ocultó a sus discípulos la posibilidad de que los mataran por su fe, y por ello destacó la necesidad de que aguantaran hasta el fin (Mateo 24:9, 13). Si Dios se valiera siempre de su fuerza para realizar liberaciones milagrosas, tal vez habría base para que Satanás lo desafiara y cuestionara la autenticidad de nuestra devoción (Job 1:9, 10).
14 Aun en tiempos bíblicos, Jehová no utilizó siempre su poder protector para resguardar a sus siervos de una muerte prematura. Así, mientras que el apóstol Santiago fue ejecutado por Herodes en torno al año 44 E.C., no mucho después, Pedro fue librado “de la mano de Herodes” (Hechos 12:1-11). Por otro lado, Juan, el hermano de Santiago, sobrevivió a Pedro y a Santiago. Por lo tanto, es patente que no debemos esperar que Dios guarde a cada uno de sus siervos del mismo modo. Además, “el tiempo y el suceso imprevisto” nos acaecen a todos (Eclesiastés 9:11). Entonces, ¿cómo nos protege Jehová en la actualidad?
Jehová brinda protección física
15 Examinemos en primer lugar la cuestión de la protección física. Los siervos de Jehová podemos esperar tal amparo como colectividad, pues de no ser por ello, seríamos presa fácil del Diablo. Pensemos en que nada le complacería más a Satanás, “el gobernante de este mundo”, que eliminar la adoración verdadera (Juan 12:31; Revelación [Apocalipsis] 12:17). Aunque algunos de los gobiernos más poderosos de la Tierra han proscrito nuestra predicación y han tratado de erradicarnos, hemos permanecido firmes y hemos seguido predicando sin cesar. ¿Cómo es posible que grandes naciones no hayan logrado detener nuestras actividades, cuando solo somos una agrupación cristiana relativamente pequeña y en apariencia indefensa? Porque el Dios omnipotente nos resguarda bajo sus vigorosas alas (Salmo 17:7, 8).
16 ¿Debemos esperar protección física en la venidera “gran tribulación”? No hay por qué temer la ejecución de las sentencias divinas. A fin de cuentas, “Jehová sabe librar de la prueba a personas de devoción piadosa, pero reservar a personas injustas para el día del juicio para que sean cortadas de la existencia” (Revelación 7:14; 2 Pedro 2:9). Entretanto, estamos convencidos de dos cosas: primero, que el Altísimo nunca permitirá que sus siervos leales sean exterminados de este planeta, y segundo, que recompensará a los íntegros con vida eterna en su nuevo mundo de justicia, de ser necesario, resucitándolos. Para quienes mueren, no hay lugar más seguro que la memoria de Dios (Juan 5:28, 29).
17 Aun hoy, Jehová nos ampara mediante su “palabra” viva, que posee la fuerza motivadora necesaria para sanar corazones y reformar vidas (Hebreos 4:12). La aplicación de sus principios nos salvaguarda de daños físicos en ciertos ámbitos. “Yo, Jehová, soy [...] Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo”, dice Isaías 48:17. Sin duda, regirse por la Palabra de Dios contribuye a una vida más sana y larga. Por ejemplo, al seguir las normas bíblicas de abstenerse de la fornicación y limpiarse de toda contaminación, evitamos prácticas impuras y hábitos nocivos que causan estragos entre muchas personas impías (Hechos 15:29; 2 Corintios 7:1). ¡Cuánto agradecemos la protección de las Santas Escrituras!
Jehová nos brinda protección espiritual
18 Más importante aún es que Jehová nos ampara de daños espirituales dotándonos de todo lo necesario para soportar las pruebas y salvaguardar nuestra relación con él. De este modo, actúa para preservarnos la vida, no solo unos cuantos años, sino toda la eternidad. Examinemos algunas de las medidas que ha adoptado para nuestra protección espiritual.
19 Jehová es el “Oidor de la oración” (Salmo 65:2). Cuando las presiones de la vida nos abruman, obtenemos un gran alivio desahogándonos con él (Filipenses 4:6, 7). Aunque no suprima milagrosamente las pruebas, contesta nuestros ruegos sinceros dándonos sabiduría para afrontarlas (Santiago 1:5, 6). Por otro lado, otorga su espíritu santo a quienes se lo piden (Lucas 11:13). Esta potentísima fuerza nos ayuda a encarar las pruebas y demás dificultades que nos sobrevengan. Asimismo nos infunde “poder que es más allá de lo normal”, el cual nos permite aguantar hasta que Dios elimine todos los dolorosos problemas en el nuevo mundo que se avecina (2 Corintios 4:7).
20 A veces, Jehová nos otorga su poder protector a través de otros cristianos. Él ha unido a sus siervos en una “asociación de hermanos” mundial (1 Pedro 2:17; Juan 6:44). El calor de esa hermandad constituye prueba viva de la influencia positiva del espíritu santo en las personas. Dicho espíritu produce en nosotros su fruto, hermosas cualidades como el amor, la bondad y la benignidad (Gálatas 5:22, 23). Por consiguiente, cuando atravesemos dificultades y un hermano se sienta movido a darnos buenos consejos o palabras de aliento, que tanto necesitamos, demos gracias a Dios por tales expresiones de su cuidado protector.
21 Jehová nos brinda algo más para nuestra protección: el alimento espiritual al tiempo oportuno que nos dispensa “el esclavo fiel y discreto”, al que ha nombrado para ayudarnos a obtener fortaleza de su Palabra. Este esclavo se vale de publicaciones —entre ellas las revistas La Atalaya y ¡Despertad!—, así como de reuniones y asambleas, para servirnos “alimento al tiempo apropiado”, es decir, el que necesitamos y cuando lo necesitamos (Mateo 24:45). ¿No hemos escuchado alguna vez en una reunión cristiana —fuese en un comentario, un discurso o una oración— palabras que nos dieron la fuerza y el ánimo que requeríamos? ¿No ha influido de manera especial en nuestra vida algún artículo de las revistas? Pues recordemos que Jehová dispone todos estos medios para nuestra protección espiritual.
22 Jehová ciertamente es un escudo para “todos los que se refugian en él” (Salmo 18:30). Entendemos que no usa su poder protector para resguardarnos de todas las calamidades actuales. Sin embargo, siempre lo emplea para garantizar el desenvolvimiento de su propósito, lo que a la larga es lo más conveniente para su pueblo. Si nos acercamos a él y permanecemos en su amor, nos dará vida perfecta por la eternidad. Con esa perspectiva, veremos cualquier tribulación que nos ocasione este sistema como “momentánea y liviana” (2 Corintios 4:17).
Preguntas para meditar
Salmo 23:1-6 ¿Cómo cuida y protege el Gran Pastor, Jehová, a las “ovejas” de su pueblo?
Salmo 91:1-16 ¿Cómo nos brinda Jehová protección contra las calamidades espirituales, y qué debemos hacer para recibirla?
Daniel 6:16-22, 25-27 ¿Cómo dio Jehová lecciones sobre su poder protector a un antiguo rey, y qué aprendemos de este ejemplo?
Mateo 10:16-22, 28-31 ¿Qué oposición debemos esperar, pero por qué no tenemos que temer a nuestros oponentes?
[Preguntas del estudio]
 1, 2. En 1513 a.E.C., ¿qué peligros afrontaban los israelitas al penetrar en la región del Sinaí, y cómo los tranquilizó Jehová?
 3. ¿Por qué constituyen las “alas de águilas” un símbolo idóneo de la protección divina?
 4, 5. ¿Qué razones tenemos para confiar sin reservas en la promesa de Dios de velar por nosotros?
 6, 7. a) ¿Cómo protegía a sus ovejas el pastor de tiempos bíblicos? b) ¿Cómo ilustra la Biblia el deseo sincero de Jehová de proteger y cuidar a sus ovejas?
 8. a) ¿A quién promete Dios su protección, y cómo lo indica Proverbios 18:10? b) ¿Qué implica refugiarse en el nombre divino?
 9. Además de prometer protección, ¿qué ha demostrado Jehová?
10, 11. ¿Qué ejemplos bíblicos muestran cómo utilizó Jehová su poder protector en beneficio de algunas personas?
12. ¿Por qué protegió Jehová milagrosamente a ciertas personas en tiempos bíblicos?
13. ¿Está obligado Jehová a obrar milagros en nuestro favor? Explíquelo.
14. ¿Qué ejemplos indican que Jehová no siempre protege a sus siervos de la misma manera?
15, 16. a) ¿Qué demuestra que Jehová ha brindado protección física a sus siervos como colectividad? b) ¿Por qué confiamos en que Jehová protegerá a sus siervos tanto hoy día como en “la gran tribulación”?
17. ¿Cómo nos ampara Jehová mediante su Palabra?
18. ¿Qué protección espiritual nos brinda Jehová?
19. ¿Cómo nos ayuda el espíritu de Jehová a encarar las pruebas que nos sobrevienen?
20. ¿Cómo nos otorga Jehová su poder protector a través de otros cristianos?
21. a) ¿Qué alimento oportuno nos brinda Jehová mediante “el esclavo fiel y discreto”? b) ¿Cómo se ha beneficiado usted de los medios que ha dispuesto Jehová para nuestra protección espiritual?
22. ¿De qué forma utiliza siempre Jehová su poder, y por qué es lo más conveniente para nosotros?
[Ilustración de la página 69]
“En su seno los llevará”