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Wednesday, October 02, 2013

Del Libro de Jeremías:

Capítulo 13
“Jehová ha hecho lo que tenía pensado”
JERUSALÉN yace en ruinas. El humo de los incendios provocados por los conquistadores babilonios aún asciende al cielo. En los oídos de Jeremías todavía resuenan los espantosos gritos de los caídos. Él sabía lo que iba a suceder, y todo ocurrió tal como le había dicho Dios. “Jehová ha hecho lo que tenía pensado”, dice entre suspiros el profeta. ¡Qué fin tan trágico! (Léase Lamentaciones 2:17.)
2 Jeremías constató el cumplimiento de muchas profecías transmitidas al pueblo de Dios, entre ellas algunas muy antiguas. Siglos atrás, Moisés había expuesto a Israel cuáles serían las consecuencias de obedecer o desobedecer a Dios, a saber, bendiciones o maldiciones. Jehová quería lo mejor para su pueblo, es decir, las bendiciones; pero si le desobedecían, sobre ellos caerían terribles maldiciones. Moisés advirtió —y Jeremías lo reiteró— que quienes no hicieran caso y se opusieran a Jehová llegarían al extremo de comerse “la carne de sus hijos y la carne de sus hijas” (Deu. 30:19, 20; Jer. 19:9; Lev. 26:29). “¿Será posible semejante atrocidad?”, preguntarían algunos. Bueno, eso fue lo que ocurrió cuando escasearon los alimentos durante el asedio babilonio. “Las mismísimas manos de mujeres compasivas han cocido a sus propios hijos —informó Jeremías—. Estos han llegado a ser como pan de consolación a alguien durante el quebranto de la hija de mi pueblo.” (Lam. 4:10.) ¡Qué escena más espantosa!
[Ilustración de la página 154]
3 Naturalmente, Jehová no comisionó profetas como Jeremías con el único fin de anunciar desgracias. Quería que su pueblo retornara a la senda de la fidelidad, que los pecadores se arrepintieran. Así lo señaló Esdras: “Jehová el Dios de sus antepasados siguió enviando avisos contra ellos por medio de sus mensajeros, enviando vez tras vez, porque sentía compasión por su pueblo y por su morada” (2 Cró. 36:15; léase Jeremías 26:3, 12, 13).
4 Al igual que Jehová, Jeremías sentía compasión por su pueblo, como se deduce de sus palabras antes de la caída de Jerusalén. Lo abatía profundamente el desastre que se cernía sobre la ciudad, algo que sus habitantes podían evitar con tan solo obedecer sus palabras. Pensemos en lo que sentiría mientras pregonaba el mensaje de Dios. “¡Oh mis intestinos, mis intestinos! —exclamó—. Estoy con fuertes dolores en las paredes de mi corazón. Mi corazón está alborotado dentro de mí. No puedo quedarme callado, porque el sonido del cuerno es lo que mi alma ha oído, la señal de alarma de la guerra.” (Jer. 4:19.) Era imposible callar ante la inminente calamidad.
¿POR QUÉ TAN SEGURO?
5 ¿Por qué estaba seguro Jeremías de que sus profecías se harían realidad? (Jer. 1:17; 7:30; 9:22.) Él era un hombre de fe que había estudiado las Escrituras y sabía que Jehová es el Dios de la profecía veraz. La historia atestiguaba Su poder para predecir cosas aparentemente imposibles desde el punto de vista humano, como la liberación de Israel del cautiverio egipcio. Jeremías estaba familiarizado con el relato del éxodo y conocía las palabras de un testigo ocular, Josué, quien recordó a los israelitas: “Ustedes bien saben con todo su corazón y con toda su alma que ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado para ustedes. Ni una sola palabra de ellas ha fallado” (Jos. 23:14).
6 ¿Qué razones tenemos nosotros para seguir prestando atención a las profecías de Jeremías? Primero, su confianza en las palabras de Jehová estaba justificada. Segundo, algunas de las predicciones que Dios hizo por boca de él se están verificando ahora, y otras las veremos cumplirse más adelante. Tercero, la cantidad de mensajes que pronunció en nombre de Dios, así como el ímpetu con el que acometió su misión, lo distinguieron como un extraordinario siervo de Dios. “Entre todos los profetas, Jeremías descuella como un gigante”, comenta un erudito. Jeremías fue una figura tan notoria en las relaciones de Dios con Su pueblo que cuando algunos oyeron hablar a Jesús, pensaron que era él (Mat. 16:13, 14).
7 Nosotros también vivimos en un tiempo en que se están cumpliendo importantes profecías bíblicas, y al igual que Jeremías, necesitamos mantener la confianza en la veracidad de las promesas divinas (2 Ped. 3:9-14). ¿Cómo lo logramos? Afianzando día a día nuestra convicción de que la Palabra profética de Dios es absolutamente confiable. Con este objetivo, el presente capítulo analizará varias profecías de Jeremías que se cumplieron en vida suya, otras que se realizaron después y otras que tienen que ver directamente con nosotros y nuestro porvenir. Esperamos que este examen fortalezca su confianza en la Palabra profética de Jehová y lo convenza aún más de que él ‘hará lo que tiene pensado’ (Lam. 2:17).
¿Por qué comisionó Dios a los profetas? ¿Qué nos da confianza en las profecías acerca de la destrucción que se avecina?
PROFECÍAS DE JEREMÍAS QUE ÉL VIO CUMPLIDAS
8 Muchas personas intentan pronosticar el futuro: economistas, políticos, clarividentes, meteorólogos... Y todos sabemos lo difícil que es acertar aun en cosas sencillas, como lo que acaecerá al cabo de unos días o unas semanas. Sin embargo, una característica distintiva de la Biblia es la exactitud profética (Isa. 41:26; 42:9). Todas las profecías de Jeremías, sea que se refirieran al futuro cercano o distante, fueron infalibles. Muchas de ellas tuvieron que ver con individuos y naciones. Veamos algunas que se cumplieron en vida del profeta.
9 ¿Quién puede decir hoy cómo será el mundo en uno o dos años? Por ejemplo, ¿qué analista internacional puede prever con certeza si se producirá un realineamiento de las grandes potencias del mundo? Jeremías, en cambio, anunció por inspiración divina que Babilonia expandiría su esfera de influencia. Sería la “copa de oro” por medio de la cual Jehová derramaría su cólera contra Judá y las ciudades y pueblos vecinos, que quedarían sometidos a servidumbre (Jer. 51:7). A Jeremías y sus contemporáneos les tocó asistir a estos hechos (compárese con Jeremías 25:15-29; 27:3-6; 46:13).
10 Jehová también reveló por medio de Jeremías el destino de cuatro reyes judíos. Acerca de Jehoacaz (o Salum), un hijo del rey Josías, vaticinó que sería llevado en cautividad y que nunca más volvería a Judá (Jer. 22:11, 12). Y así fue (2 Rey. 23:31-34). De su sucesor, Jehoiaquim, dijo que sería enterrado “con el entierro de un asno” (Jer. 22:18, 19; 36:30). Aunque la Biblia no aclara cómo murió o qué se hizo con su cadáver, sí cuenta que su hijo Joaquín lo sucedió durante el asedio. Jeremías predijo que Joaquín (llamado también Conías y Jeconías) partiría al exilio en Babilonia y allí moriría (Jer. 22:24-27; 24:1). Y así sucedió. ¿Qué sería del último rey, Sedequías? Jeremías anunció que Jehová lo entregaría en manos de sus enemigos, quienes no tendrían compasión de él (Jer. 21:1-10). Efectivamente, los enemigos lo apresaron, degollaron a sus hijos en su presencia, le sacaron los ojos y se lo llevaron a Babilonia, donde murió (Jer. 52:8-11). Sí, todas estas profecías se cumplieron al pie de la letra.
11 En el capítulo 28 de Jeremías leemos que durante el mandato de Sedequías, el falso profeta Hananías contradijo lo que Jehová había declarado por boca de Jeremías, a saber, que Babilonia sometería a Jerusalén. Pasando por alto la palabra divina, afirmó que el yugo de esclavitud que Nabucodonosor impondría a Judá y otras naciones sería quebrado. Por dirección de Jehová, Jeremías expuso la mentira de Hananías, reiteró que muchas naciones tendrían que servir a los babilonios y anunció la muerte del falso profeta ese año. Y fue así (léase Jeremías 28:10-17).
12 Por supuesto, el blanco principal del mensaje profético de Jeremías fue la caída de Jerusalén. Vez tras vez, el profeta advirtió que la ciudad sería demolida si los judíos no se arrepentían de su idolatría, injusticia y violencia (Jer. 4:1; 16:18; 19:3-5, 15). Muchos creían que Jehová jamás haría algo así. Su templo estaba allí. ¿Cómo iba a permitir que destruyeran aquel lugar sagrado? ¡Ni pensarlo! Pero Jehová no miente. Cumplió lo que tenía pensado (Jer. 52:12-14).
[Ilustración de la página 160]
Padres, válganse del ejemplo de los recabitas, Ébed-mélec y Baruc para edificar la fe de sus hijos
13 El pueblo de Dios se halla hoy en una situación parecida a la de los fieles contemporáneos de Jeremías. Sabemos que Jehová pronto traerá la ruina sobre los que desoyen sus advertencias; sin embargo, podemos extraer ánimo de sus promesas proféticas, como hicieron aquellos judíos que apoyaron el culto verdadero. Por la fidelidad de los recabitas a Jehová y a los mandatos de su padre, Dios dijo que sobrevivirían a la caída de Jerusalén. Y fue cierto. La posterior mención de “Malkiya hijo de Recab”, quien colaboró en la reconstrucción de Jerusalén durante el mandato del gobernador Nehemías, puede ser prueba de ello (Neh. 3:14; Jer. 35:18, 19). Jehová también aseguró que protegería a Ébed-mélec por haber confiado en él y haber ayudado a Jeremías (Jer. 38:11-13; 39:15-18). Igualmente, prometió a Baruc, compañero de Jeremías, darle su “alma como despojo” (Jer. 45:1, 5). ¿Qué concluimos de la realización de todas estas profecías? ¿Qué hará Jehová por nosotros si le somos fieles? (Léase 2 Pedro 2:9.)
¿Cómo se beneficiaron Ébed-mélec, Baruc y los recabitas de la infalibilidad de las profecías de Dios? ¿Qué emociones despiertan en usted tales profecías?
PROFECÍAS QUE SE CUMPLIERON DESPUÉS
14 Dios predijo que Nabucodonosor no solo conquistaría Judá, sino también Egipto (Jer. 25:17-19). Aquello debió de parecer muy improbable, pues Egipto era entonces una nación poderosa que incluso dominaba Judá (2 Rey. 23:29-35). Tras la caída de Jerusalén, un resto de judíos se propuso dejar su tierra y buscar amparo en Egipto. Sus planes contrariaban la voluntad divina, pues Jehová les había advertido que no se fueran y les había prometido bendecirlos si se quedaban en Judá. Por otro lado, si huían a Egipto, la espada que tanto temían los alcanzaría allí y morirían (Jer. 42:10-16; 44:30). Los escritos de Jeremías no nos dicen si él presenció la invasión babilonia de Egipto, pero de lo que no cabe la menor duda es de que el cumplimiento de las profecías de Jehová alcanzó a los israelitas refugiados cuando los caldeos conquistaron Egipto a principios del siglo VI antes de nuestra era (Jer. 43:8-13).
15 Jeremías también pronosticó el fin de la nación que conquistaría Egipto, la propia Babilonia. Con un siglo de antelación predijo certeramente que Babilonia caería de manera repentina. ¿Cómo? Sus aguas protectoras se ‘secarían’ y sus valientes cesarían de pelear (Jer. 50:38; 51:30). Dichas profecías se verificaron hasta el último detalle cuando los medos y los persas desviaron las aguas del Éufrates, vadearon la corriente y penetraron en la ciudad, tomando a los babilonios por sorpresa. Otro aspecto igualmente significativo es que la ciudad se convertiría en un terreno estéril o yermo (Jer. 50:39; 51:26). La desolación en la que hoy se halla la otrora poderosa Babilonia testifica la exactitud de la profecía divina.
16 Jehová declaró mediante Jeremías que los judíos servirían a los babilonios setenta años, después de lo cual los haría volver a su país (léanse Jeremías 25:8-11 y 29:10). Daniel confiaba plenamente en aquella profecía y se valió de ella para calcular cuándo terminarían “las devastaciones de Jerusalén” (Dan. 9:2). “Para que se realizara la palabra de Jehová procedente de la boca de Jeremías —dijo Esdras—, Jehová despertó el espíritu de Ciro el rey de Persia”, conquistador de Babilonia, a fin de devolver a los judíos a su patria (Esd. 1:1-4). Ahora, los retornados podrían dar gritos de júbilo por la paz de su tierra y restaurar la adoración pura, como predijo Jeremías (Jer. 30:8-10; 31:3, 11, 12; 32:37).
17 Jeremías también puso por escrito profecías que se realizarían mucho tiempo después. Dijo: “Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘En Ramá se está oyendo una voz, lamentación y llanto amargo; Raquel que llora a sus hijos. Ha rehusado ser consolada acerca de sus hijos, porque ya no son’” (Jer. 31:15). Al parecer, los judíos cautivos fueron llevados a la ciudad de Ramá, a unos ocho kilómetros (cinco millas) al norte de Jerusalén, después de la desolación de la ciudad santa en 607. Es probable que algunos hasta fueran ejecutados allí. Esto habría marcado el cumplimiento inicial de la profecía, como si Raquel llorara la pérdida de sus “hijos”. Por otro lado, más de seis siglos después, el rey Herodes mandó matar a los niñitos que vivían en Belén. El evangelista Mateo explicó que las palabras de Jeremías anunciaron el amargo lamento por aquella matanza (Mat. 2:16-18).
[Ilustración de la página 163]
¿Dónde están los edomitas hoy?
18 Otra profecía de Jeremías que se hizo realidad en el siglo primero fue la de que Edom estaría entre las naciones invadidas por Babilonia (Jer. 25:15-17, 21; 27:1-7). Pero la palabra divina fue más allá. Edom llegaría a ser como Sodoma y Gomorra. Sabemos lo que eso significaba: quedaría desolada para siempre, borrada de la existencia (Jer. 49:7-10, 17, 18). Y así fue. ¿Dónde hallamos el nombre Edom hoy día? ¿En los mapas modernos? No. Las palabras Edom y edomitas aparecen principalmente en los libros de historia antigua o historia bíblica, o en los mapas que representan la época. Según Flavio Josefo, los edomitas fueron forzados a aceptar el judaísmo en el siglo II antes de nuestra era; y cuando Jerusalén fue destruida en el año 70 de nuestra era, desaparecieron como un pueblo con identidad propia.
19 Como hemos notado, el libro de Jeremías presenta, capítulo a capítulo, profecías relativas a individuos y naciones. La mayoría ya se han verificado. Esto de por sí hace que merezca nuestro estudio y atención, pues nos confirma algo sobre nuestro gran Dios, Jehová: él hizo lo que tenía pensado y lo volverá a hacer (léase Isaías 46:9-11). Lo anterior nos refuerza la confianza en las predicciones contenidas en la Biblia. De hecho, algunas de las profecías de Jeremías tienen cumplimientos que nos afectan directamente a nosotros y a nuestro futuro. Veamos algunas de ellas en los párrafos finales.
Mencione algunas profecías que se cumplieron después de la muerte de Jeremías. ¿Qué importancia tienen para usted?
PROFECÍAS QUE NOS INCUMBEN
20 Las profecías bíblicas pueden tener más de un cumplimiento. Tomemos como ejemplo la respuesta de Jesús a la pregunta que le hicieron sus discípulos sobre la señal de su “presencia y de la conclusión del sistema de cosas” (Mat. 24:3). Aunque esta profecía tuvo un cumplimiento entre los años 66 y 70, es obvio que en ciertos aspectos se cumplirá también durante la “gran tribulación” que le sobrevendrá al inicuo orden de cosas actual, tribulación “como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder” (Mat. 24:21). Las profecías de Jeremías contienen paralelismos similares. Algunas tuvieron un cumplimiento inicial en 607 antes de nuestra era y uno secundario mucho después, como el anuncio de que ‘Raquel lloraría a sus hijos’ (Jer. 31:15). De hecho, varias se refieren a nuestros tiempos, y su cumplimiento nos atañe personalmente.
21 Así se desprende del libro de Revelación. Bajo inspiración, el apóstol Juan aludió a las profecías de Jeremías sobre el fin de Babilonia en 539. Encontramos en Revelación paralelismos entre aquel suceso y lo que está por ocurrir a mayor escala. Entre las profecías de Jeremías que ya se han cumplido figura la de la caída de un gran imperio: el imperio mundial de la religión falsa, “Babilonia la Grande” (Rev. 14:8; 17:1, 2, 5; Jer. 50:2; 51:8). El pueblo de Dios tendría que ‘salir de ella’ para no correr su misma suerte (Rev. 18:2, 4; Jer. 51:6). Las aguas de aquella ciudad, símbolo de sus devotos, ‘se secarían’ (Jer. 51:36; Rev. 16:12).
22 Todavía queda por cumplirse en nuestro tiempo la promesa de que Jehová ejecutará venganza sobre la religión falsa por maltratar a su pueblo, ‘pagándole conforme a todo lo que ha hecho’ (Jer. 50:29; 51:9; Rev. 18:6). Y las tierras simbólicas de la religión falsa tienen que quedarse desiertas (Jer. 50:39, 40).
23 A estas alturas habremos notado que las profecías de Jeremías también tienen un tono optimista. Él predijo la restauración de la adoración verdadera en la Tierra para nuestros tiempos. La liberación de los judíos cautivos de la antigua ciudad de Babilonia corresponde hoy a la liberación del pueblo de Dios de la servidumbre a Babilonia la Grande tras el establecimiento del Reino en el cielo. En sentido espiritual, Jehová restauró la adoración pura entre su pueblo, lo que constituye un motivo de inmensa gratitud y júbilo. Desde entonces, ha bendecido sus esfuerzos por ayudar a otras personas para que lo adoren y estén bien nutridas espiritualmente (léase Jeremías 30:18, 19). Asimismo, sabemos por experiencia propia que Jehová ha mantenido su promesa de levantarle a su pueblo pastores, hombres espiritualmente maduros que de verdad cuidan y protegen al rebaño (Jer. 3:15; 23:3, 4).
[Ilustración de la página 166]
No ‘hurtemos las palabras de Jehová’ escondiendo lo que está por suceder
24 Las palabras de Jeremías dirigidas al antiguo pueblo de Dios equilibraban una promesa de cosas mejores para los fieles con un aviso de destrucción para los que descuidaran su relación con Jehová. Lo mismo sucede hoy día. Difícilmente podemos pasar por alto la urgencia que entrañan estas palabras: “Los muertos por Jehová ciertamente llegarán a estar en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el mismísimo otro extremo de la tierra. No serán plañidos, ni serán recogidos ni enterrados. Quedarán como estiércol sobre la superficie del suelo” (Jer. 25:33).
25 Nuestros tiempos son tan difíciles como los de Jeremías. Y hoy, como entonces, la reacción de la gente al mensaje de Jehová significa vida o muerte. Los siervos de Dios no somos profetas ni se nos ha inspirado para añadir ni una letra a las palabras infalibles de Jehová consignadas en la Biblia; pero sí hemos sido comisionados para predicar las buenas nuevas del Reino todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas (Mat. 28:19, 20). De ningún modo queremos ‘hurtar las palabras de Jehová’ escondiendo de la gente lo que está por suceder (léase Jeremías 23:30). Por nada del mundo les restaremos fuerza y efecto a sus palabras. Muchas profecías que Dios hizo por medio de Jeremías ya se han cumplido, por lo que estamos seguros de que las que faltan por realizarse merecen total confianza. Tenemos que decir a la gente que ‘lo que Dios tiene pensado y lo que ordenó desde los días de mucho tiempo atrás’ se cumplirá inexorablemente (Lam. 2:17).
26 Cualquier análisis de la actividad y mensaje proféticos de Jeremías quedaría incompleto si pasáramos por alto la magnífica promesa de Jehová de celebrar “un nuevo pacto” con su pueblo, uno cuyas leyes él escribiría en sus corazones (Jer. 31:31-33). Esta profecía y su cumplimiento, que nos incumben directamente, son el tema del siguiente capítulo.
¿Qué profecías del libro de Jeremías se han cumplido en la actualidad? ¿Qué cree de las que faltan por realizarse?
[Preguntas del estudio]
1. ¿Qué dijo Jeremías sobre las profecías de Jehová cuando Jerusalén fue destruida?
2. ¿Qué profecía hecha siglos atrás vio realizada Jeremías?
3. ¿Con qué fin envió Dios profetas a su pueblo?
4. ¿Qué sentimientos le produjo a Jeremías el mensaje que pregonaba?
5. ¿Por qué tenía confianza Jeremías en el mensaje que predicaba?
6, 7. a) ¿Por qué deben interesarnos las profecías de Jeremías? b) ¿Qué fortalecerá nuestra confianza en el mensaje que predicamos?
8, 9. ¿Cuál es una de las características distintivas de la Biblia?
10. ¿Qué predijo Jehová acerca de cuatro reyes judíos?
11. ¿Quién fue Hananías, y qué predijo Jehová sobre él?
12. ¿Cómo reaccionó la mayoría de los contemporáneos de Jeremías a su principal mensaje profético?
13. a) ¿En qué se parecen nuestros tiempos a los de Jeremías? b) ¿Qué interés tienen para nosotros las promesas que Dios les hizo a algunos contemporáneos de Jeremías?
14. ¿Qué tenía de extraordinario la profecía de Dios sobre Babilonia?
15, 16. ¿Cómo se llevó a cabo la palabra de Dios sobre la liberación de su pueblo?
17. Explique cómo las palabras de Jeremías sobre el “llanto” en Ramá podrían aludir a dos ocasiones distintas.
18. ¿De qué manera se cumplió la profecía de Dios sobre Edom?
19. ¿Qué revela el libro de Jeremías sobre el poder de Dios para llevar a término sus profecías?
20-22. ¿Por qué decimos que las profecías bíblicas, incluidas algunas de Jeremías, tienen más de un cumplimiento? Dé ejemplos.
23. ¿Qué restauración espiritual, predicha por Jeremías, tuvo lugar en el siglo XX?
24. ¿Qué impactantes palabras de Jeremías tienen todavía que cumplirse?
25. ¿Qué deber tiene hoy el pueblo de Dios?
26. ¿Qué profecía nos queda por analizar?
[Ilustración de la página 154]
[Ilustración de la página 160]
Padres, válganse del ejemplo de los recabitas, Ébed-mélec y Baruc para edificar la fe de sus hijos
[Ilustración de la página 163]
¿Dónde están los edomitas hoy?
[Ilustración de la página 166]
No ‘hurtemos las palabras de Jehová’ escondiendo lo que está por suceder