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Wednesday, January 23, 2013

Mateo Capítulos 12-15.



12 En aquel tiempo Jesús pasó por los sembrados de grano en día de sábado. A sus discípulos les dio hambre, y comenzaron a arrancar las espigas y a comer. 2 Al ver esto, los fariseos le dijeron: “¡Mira! Tus discípulos están haciendo lo que no es lícito hacer en sábado”. 3 Él les dijo: “¿No han leído ustedes lo que hizo David cuando él y los hombres que iban con él tuvieron hambre? 4 ¿Que entró en la casa de Dios y comieron los panes de la presentación, algo que a él no le era lícito comer, ni a los que iban con él, sino solamente a los sacerdotes? 5 ¿O no han leído en la Ley que los sábados los sacerdotes en el templo tratan el sábado como no sagrado y continúan inculpables? 6 Pues yo les digo que algo mayor que el templo está aquí. 7 Sin embargo, si hubieran entendido qué significa esto: ‘Quiero misericordia, y no sacrificio’, no habrían condenado a los inculpables. 8 Porque Señor del sábado es el Hijo del hombre”.

9 Después de partir de aquel lugar, entró en la sinagoga de ellos; 10 y, ¡mire!, ¡un hombre con una mano seca! De modo que le preguntaron: “¿Es lícito curar en día de sábado?”, para conseguir algo de qué acusarlo. 11 Él les dijo: “¿Quién será el hombre entre ustedes que tenga una sola oveja y, si esta hubiera de caer en un hoyo en sábado, no habría de echarle mano y sacarla? 12 Todo considerado, ¡de cuánto más valor es un hombre que una oveja! De modo que es lícito hacer lo excelente en sábado”. 13 Entonces dijo al hombre: “Extiende la mano”. Y la extendió, y fue restaurada, sana como la otra. 14 Pero los fariseos salieron y entraron en consejo contra él para poder destruirlo. 15 Como llegó a saber [esto], Jesús se retiró de allí. Muchos también lo siguieron, y los curó a todos, 16 mas con firmeza les ordenó que no le pusieran de manifiesto; 17 para que se cumpliera lo que se habló mediante Isaías el profeta, que dijo:

18 “¡Mira! ¡Mi siervo a quien escogí, mi amado, a quien mi alma aprobó! Pondré mi espíritu sobre él, y aclarará a las naciones lo que es la justicia. 19 No reñirá, ni levantará la voz, ni oirá nadie su voz en los caminos anchos. 20 No quebrantará ninguna caña cascada, y no extinguirá ninguna mecha de lino que humea, hasta que envíe la justicia con éxito. 21 Realmente, en su nombre esperarán naciones”.

22 Entonces le trajeron un endemoniado, ciego y mudo; y lo curó, de modo que el mudo hablaba y veía. 23 Pues, simplemente se embelesaron todas las muchedumbres, y se pusieron a decir: “¿Acaso no será este el Hijo de David?”. 24 Al oír esto, los fariseos dijeron: “Este no expulsa a los demonios sino por medio de Beelzebub, el gobernante de los demonios”. 25 Conociendo sus pensamientos, él les dijo: “Todo reino dividido contra sí mismo viene a parar en desolación, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no permanecerá en pie. 26 Así mismo, si Satanás expulsa a Satanás, ha llegado a estar dividido contra sí mismo; entonces, ¿cómo podrá estar en pie su reino? 27 Además, si yo expulso a los demonios por medio de Beelzebub, ¿por medio de quién los expulsan los hijos de ustedes? Por eso, ellos serán sus jueces. 28 Pero si es por medio del espíritu de Dios como yo expulso a los demonios, el reino de Dios verdaderamente los ha alcanzado. 29 ¿O cómo puede alguien invadir la casa de un hombre fuerte y arrebatar sus bienes muebles, a menos que primero ate al fuerte? Y entonces saqueará su casa. 30 El que no está de parte mía, contra mí está; y el que no recoge conmigo, desparrama.

31 ”Por este motivo les digo: Toda suerte de pecado y blasfemia será perdonada a los hombres, pero la blasfemia contra el espíritu no será perdonada. 32 Por ejemplo, a cualquiera que hable una palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonado; pero a cualquiera que hable contra el espíritu santo, no le será perdonado, no, ni en este sistema de cosas ni en el venidero.

33 ”O hagan el árbol excelente y su fruto excelente, o hagan el árbol podrido y su fruto podrido; porque por su fruto se conoce el árbol. 34 Prole de víboras, ¿cómo pueden hablar cosas buenas cuando son inicuos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. 35 El hombre bueno, de su buen tesoro envía cosas buenas; mientras que el hombre inicuo, de su tesoro inicuo envía cosas inicuas. 36 Les digo que de todo dicho ocioso que hablen los hombres rendirán cuenta en el Día del Juicio; 37 porque por tus palabras serás declarado justo, y por tus palabras serás condenado”.

38 Entonces, como contestación a él, algunos de los escribas y fariseos dijeron: “Maestro, queremos ver de ti alguna señal”. 39 En respuesta, les dijo: “Una generación inicua y adúltera sigue buscando una señal, mas no se le dará ninguna señal, sino la señal de Jonás el profeta. 40 Porque así como Jonás estuvo en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así el Hijo del hombre estará en el corazón de la tierra tres días y tres noches. 41 Varones de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron por lo que Jonás predicó, pero, ¡miren!, algo más que Jonás está aquí. 42 La reina del Sur será levantada en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino desde los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, pero, ¡miren!, algo más que Salomón está aquí.

43 ”Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, pasa por lugares resecos en busca de un lugar de descanso, y no lo halla. 44 Entonces dice: ‘Me volveré a mi casa de la cual me mudé’; y al llegar la halla desocupada, pero barrida y adornada. 45 Entonces va por su camino y toma consigo siete espíritus diferentes, más inicuos que él mismo, y, después de entrar, ellos moran allí; y las circunstancias finales de ese hombre resultan peores que las primeras. Así también será con esta generación inicua”.

46 Mientras él todavía hablaba a las muchedumbres, ¡mire!, su madre y sus hermanos se situaron fuera, y procuraban hablarle. 47 De modo que alguien le dijo: “¡Mira! Tu madre y tus hermanos están parados fuera, y procuran hablarte”. 48 Como contestación, dijo al que se lo decía: “¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?”. 49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: “¡Mira! ¡Mi madre y mis hermanos! 50 Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano y hermana y madre”.

13 En aquel día, habiendo salido Jesús de la casa, estaba sentado a la orilla del mar; 2 y grandes muchedumbres se reunieron junto a él, de modo que subió en una barca y se sentó, y toda la muchedumbre estaba de pie en la playa. 3 Entonces les dijo muchas cosas por ilustraciones, diciendo: “¡Miren! Un sembrador salió a sembrar; 4 y al ir sembrando, algunas [semillas] cayeron a lo largo del camino, y vinieron las aves y se las comieron. 5 Otras cayeron sobre pedregales donde no tenían mucha tierra, y brotaron en seguida por no tener profundidad de tierra. 6 Pero cuando salió el sol, se chamuscaron, y, por no tener raíz, se marchitaron. 7 Otras, también, cayeron entre los espinos, y los espinos crecieron y las ahogaron. 8 Otras más cayeron sobre la tierra excelente, y daban fruto, esta de a ciento por uno, aquella de a sesenta, la otra de a treinta. 9 El que tiene oídos, escuche”.

10 De modo que los discípulos se acercaron y le dijeron: “¿Por qué les hablas usando ilustraciones?”. 11 En respuesta, él dijo: “A ustedes se concede entender los secretos sagrados del reino de los cielos, mas a aquellos no se les concede. 12 Porque al que tiene, más se le dará, y se le hará abundar; pero al que no tiene, hasta lo que tiene le será quitado. 13 Por esto les hablo a ellos usando ilustraciones, porque, mirando, miran en vano, y oyendo, oyen en vano, ni captan el sentido de ello; 14 y para con ellos se cumple la profecía de Isaías, que dice: ‘Oyendo, oirán, pero de ningún modo captarán el sentido de ello; y, mirando, mirarán, pero de ningún modo verán. 15 Porque el corazón de este pueblo se ha hecho indispuesto a recibir, y con los oídos han oído sin responder, y han cerrado los ojos; para que nunca vean con los ojos, ni oigan con los oídos, ni capten el sentido de ello con el corazón, y se vuelvan, y yo los sane’.

16 ”Sin embargo, felices son los ojos de ustedes porque contemplan, y sus oídos porque oyen. 17 Porque en verdad les digo: Muchos profetas y hombres justos desearon ver las cosas que ustedes contemplan, y no las vieron, y oír las cosas que ustedes oyen, y no las oyeron.

18 ”Ustedes, pues, escuchen la ilustración del hombre que sembró. 19 Cuando alguien oye la palabra del reino, pero no capta el sentido de ella, el inicuo viene y arrebata lo que se sembró en su corazón; este es el que se sembró a lo largo del camino. 20 En cuanto al que se sembró sobre los pedregales, este es el que oye la palabra y en seguida la acepta con gozo. 21 Sin embargo, no tiene raíz en sí mismo, sino que continúa por un tiempo, y después que ha surgido tribulación o persecución a causa de la palabra, en seguida se le hace tropezar. 22 En cuanto al que se sembró entre los espinos, este es el que oye la palabra, pero la inquietud de este sistema de cosas y el poder engañoso de las riquezas ahogan la palabra, y él se hace infructífero. 23 En cuanto al que se sembró sobre la tierra excelente, este es el que oye la palabra y capta el sentido de ella, que verdaderamente lleva fruto y produce, este de a ciento por uno, aquel de a sesenta, el otro de a treinta”.

24 Otra ilustración les propuso, diciendo: “El reino de los cielos ha llegado a ser semejante a un hombre que sembró semilla excelente en su campo. 25 Mientras los hombres dormían, vino el enemigo de él y sobresembró mala hierba entre el trigo, y se fue. 26 Cuando el tallo brotó y produjo fruto, entonces apareció también la mala hierba. 27 De modo que los esclavos del amo de casa vinieron y le dijeron: ‘Amo, ¿no sembraste semilla excelente en tu campo? Entonces, ¿cómo sucede que tiene mala hierba?’. 28 Él les dijo: ‘Un enemigo, un hombre, hizo esto’. Ellos le dijeron: ‘¿Quieres, pues, que vayamos y la juntemos?’. 29 Él dijo: ‘No; no sea que por casualidad, al juntar la mala hierba, desarraiguen el trigo junto con ella. 30 Dejen que ambos crezcan juntos hasta la siega; y en la época de la siega diré a los segadores: Junten primero la mala hierba y átenla en haces para quemarla; entonces pónganse a recoger el trigo en mi granero’”.

31 Otra ilustración les propuso, diciendo: “El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; 32 la cual es, de hecho, la más pequeña de todas las semillas, pero cuando ha crecido es la más grande de todas las legumbres, y se hace un árbol, de modo que vienen las aves del cielo y hallan albergue entre sus ramas”.

33 Otra ilustración les habló: “El reino de los cielos es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres grandes medidas de harina, hasta que toda la masa quedó fermentada”.

34 Todas estas cosas habló Jesús a las muchedumbres por ilustraciones. En verdad, sin ilustración no les hablaba; 35 para que se cumpliera lo que se habló por medio del profeta que dijo: “Abriré mi boca con ilustraciones, publicaré cosas escondidas desde la fundación”.

36 Luego, después de despedir a las muchedumbres, entró en la casa. Y sus discípulos vinieron a él y dijeron: “Explícanos la ilustración de la mala hierba en el campo”. 37 En respuesta dijo: “El sembrador de la semilla excelente es el Hijo del hombre; 38 el campo es el mundo; en cuanto a la semilla excelente, estos son los hijos del reino; pero la mala hierba son los hijos del inicuo, 39 y el enemigo que la sembró es el Diablo. La siega es una conclusión de un sistema de cosas, y los segadores son los ángeles. 40 De manera que, así como se junta la mala hierba y se quema con fuego, así será en la conclusión del sistema de cosas 41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y ellos juntarán de su reino todas las cosas que hacen tropezar, y a los que cometen desafuero, 42 y los arrojarán en el horno de fuego. Allí es donde será [su] llanto y el crujir de [sus] dientes. 43 En aquel tiempo los justos resplandecerán tan brillantemente como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, escuche.

44 ”El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que un hombre halló y escondió; y por el gozo que tiene, va y vende cuantas cosas tiene, y compra aquel campo.

45 ”Otra vez: el reino de los cielos es semejante a un comerciante viajero que buscaba perlas excelentes. 46 Al hallar una perla de gran valor, se fue y prontamente vendió todas las cosas que tenía, y la compró.

47 ”Otra vez: el reino de los cielos es semejante a una red barredera bajada al mar, y que recoge [peces] de todo género. 48 Cuando se llenó, la sacaron sobre la playa y, sentándose, juntaron los excelentes en receptáculos, pero tiraron los que no eran apropiados. 49 Así es como será en la conclusión del sistema de cosas: saldrán los ángeles y separarán a los inicuos de entre los justos, 50 y los echarán en el horno de fuego. Allí es donde será [su] llanto y el crujir de [sus] dientes.

51 ”¿Captaron ustedes el sentido de todas estas cosas?”. Ellos le dijeron: “Sí”. 52 Entonces les dijo: “Siendo así, todo instructor público, cuando ha sido enseñado respecto al reino de los cielos, es semejante a un hombre, un amo de casa, que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas”.

53 Ahora bien, cuando Jesús hubo terminado estas ilustraciones, partió por tierra de allí. 54 Y venido a su propio territorio, se puso a enseñarles en las sinagogas de ellos, de modo que quedaron atónitos y dijeron: “¿Dónde consiguió este hombre esta sabiduría y estas obras poderosas? 55 ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y los hermanos de él Santiago y José y Simón y Judas? 56 Y sus hermanas, ¿no están todas con nosotros? ¿Dónde, entonces, consiguió este hombre todas estas cosas?”. 57 De modo que empezaron a tropezar por motivo de él. Pero Jesús les dijo: “El profeta no carece de honra sino en su propio territorio y en su propia casa”. 58 Y no hizo allí muchas obras poderosas a causa de la falta de fe de ellos.

14 En aquel tiempo en particular, Herodes, el gobernante del distrito, oyó el informe acerca de Jesús, 2 y dijo a sus sirvientes: “Este es Juan el Bautista. Fue levantado de entre los muertos, y por eso operan en él obras poderosas”. 3 Pues, Herodes había arrestado a Juan y lo había atado y puesto en prisión a causa de Herodías, la esposa de Filipo, su hermano. 4 Porque Juan le había estado diciendo: “No te es lícito tenerla”. 5 Sin embargo, aunque quería matarlo, temía a la muchedumbre, porque lo tenían por profeta. 6 Pero cuando se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en la función, y tanto agradó a Herodes 7 que él prometió con juramento darle cualquier cosa que pidiera. 8 Entonces ella, aleccionada de antemano por su madre, dijo: “Dame aquí en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista”. 9 Bien que se contristó el rey, sin embargo, por consideración a sus juramentos y a los que estaban reclinados con él, mandó que le fuera dada; 10 y envió e hizo decapitar a Juan en la prisión. 11 Y la cabeza fue traída en una bandeja y dada a la jovencita, y ella la llevó a su madre. 12 Finalmente vinieron los discípulos de él y removieron el cadáver y lo sepultaron, y vinieron y lo informaron a Jesús. 13 Al oírlo, Jesús se retiró de allí en una barca a un lugar solitario en busca de aislamiento; pero las muchedumbres, al llegar a oír de ello, le siguieron a pie desde las ciudades.

14 Ahora bien, cuando él salió vio una gran muchedumbre; y se compadeció de ellos, y curó a sus enfermos. 15 Pero al anochecer, sus discípulos vinieron a él y dijeron: “El lugar es solitario y la hora es ya muy avanzada; despide a las muchedumbres para que vayan a las aldeas y se compren algo de comer”. 16 Pero Jesús les dijo: “No hay necesidad de que se vayan; ustedes denles de comer”. 17 Ellos le dijeron: “No tenemos nada aquí sino cinco panes y dos pescados”. 18 Él dijo: “Tráiganmelos acá”. 19 Luego, habiendo mandado a las muchedumbres que se reclinaran sobre la hierba, tomó los cinco panes y los dos pescados, y, mirando al cielo, dijo una bendición, y, después de partir los panes, los distribuyó a los discípulos, y los discípulos a su vez a las muchedumbres. 20 De modo que todos comieron y quedaron satisfechos, y recogieron el sobrante de los trozos, doce cestas llenas. 21 Sin embargo, los que comieron fueron unos cinco mil varones, además de mujeres y niñitos. 22 Luego, sin demora, él obligó a sus discípulos a subir a la barca y adelantársele al otro lado, mientras él despedía a las muchedumbres.

23 Por fin, habiendo despedido a las muchedumbres, subió solo a la montaña a orar. Aunque se hizo tarde, estaba allí solo. 24 Para este tiempo la barca estaba a muchos centenares de metros de la tierra, y las olas la tenían en aprieto, pues tenían el viento en su contra. 25 Pero en el período de la cuarta vigilia de la noche él vino a ellos, andando sobre el mar. 26 Cuando alcanzaron a verlo andando sobre el mar, los discípulos se perturbaron, y dijeron: “¡Es un fantasma!”. Y clamaron en su temor. 27 Pero en seguida Jesús les habló estas palabras: “Cobren ánimo, soy yo; no tengan temor”. 28 En respuesta, Pedro le dijo: “Señor, si eres tú, mándame venir a ti sobre las aguas”. 29 Él dijo: “¡Ven!”. Entonces Pedro, bajando de la barca, anduvo sobre las aguas y fue hacia Jesús. 30 Pero al mirar a la tempestad de viento, le dio miedo, y, comenzando a hundirse, clamó: “¡Señor, sálvame!”. 31 Inmediatamente Jesús, extendiendo la mano, lo asió, y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué cediste a la duda?”. 32 Y después que subieron a la barca, se apaciguó la tempestad de viento. 33 Entonces los que estaban en la barca le rindieron homenaje, y dijeron: “Verdaderamente eres Hijo de Dios”. 34 Y terminaron la travesía y llegaron a tierra en Genesaret.

35 Al reconocerlo, los varones de aquel lugar enviaron por toda aquella comarca, y la gente le trajo todos los que se hallaban mal. 36 Y se pusieron a suplicarle que les dejara tocar siquiera el fleco de su prenda de vestir exterior; y todos los que lo tocaron recobraron completamente la salud.

15 Entonces llegaron a Jesús unos fariseos y escribas de Jerusalén, y dijeron: 2 “¿Por qué traspasan tus discípulos la tradición de los hombres de otros tiempos? Por ejemplo, no se lavan las manos cuando van a tomar una comida”.

3 En respuesta, él les dijo: “¿Por qué traspasan ustedes también el mandamiento de Dios a causa de su tradición? 4 Por ejemplo, Dios dijo: ‘Honra a tu padre y a tu madre’; y: ‘El que injurie a padre o a madre termine en muerte’. 5 Pero ustedes dicen: ‘Cualquiera que diga a su padre o a su madre: “Todo lo que tengo por lo cual pudieras sacar provecho de mí es una dádiva dedicada a Dios”, 6 no debe honrar de ningún modo a su padre’. Y así ustedes han invalidado la palabra de Dios a causa de su tradición. 7 Hipócritas, aptamente profetizó de ustedes Isaías, cuando dijo: 8 ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy alejado de mí. 9 En vano siguen adorándome, porque enseñan mandatos de hombres como doctrinas’”. 10 Con eso, llamó a sí a la muchedumbre y les dijo: “Escuchen y capten el sentido: 11 No lo que entra por la boca contamina al hombre; pero lo que procede de la boca, eso es lo que contamina al hombre”.

12 Entonces se acercaron los discípulos y le dijeron: “¿Sabes que los fariseos tropezaron al oír lo que dijiste?”. 13 En respuesta, él dijo: “Toda planta que mi Padre celestial no ha plantado será desarraigada. 14 Déjenlos. Guías ciegos es lo que son. Por eso, si un ciego guía a un ciego, ambos caerán en un hoyo”. 15 En forma de respuesta, Pedro le dijo: “Acláranos la ilustración”. 16 A lo cual él dijo: “¿También ustedes están aún sin entendimiento? 17 ¿No se dan cuenta de que todo lo que entra en la boca va pasando de allí a los intestinos, y se expele en la cloaca? 18 Sin embargo, las cosas que proceden de la boca salen del corazón, y esas cosas contaminan al hombre. 19 Por ejemplo, del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias. 20 Estas son las cosas que contaminan al hombre; mas el tomar una comida con las manos sin lavar no contamina al hombre”.

21 Partiendo de allí, Jesús entonces se retiró a las partes de Tiro y Sidón. 22 Y, ¡mire!, una mujer fenicia de aquellas regiones salió, y levantó la voz, y dijo: “Ten misericordia de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija está terriblemente endemoniada”. 23 Pero él no le contestó palabra. De modo que sus discípulos se acercaron y empezaron a solicitarle: “Despídela; porque sigue clamando tras nosotros”. 24 En respuesta, él dijo: “No fui enviado a nadie aparte de las ovejas perdidas de la casa de Israel”. 25 Cuando la mujer vino, se puso a rendirle homenaje, diciendo: “¡Señor, ayúdame!”. 26 En respuesta, él dijo: “No es correcto tomar el pan de los hijos y echarlo a los perritos”. 27 Ella dijo: “Sí, Señor; pero en realidad los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”. 28 Entonces Jesús le dijo en respuesta: “Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda según deseas”. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

29 Marchando por tierra de allí, Jesús en seguida llegó cerca del mar de Galilea, y, después de subir a la montaña, estuvo sentado allí. 30 Entonces se le acercaron grandes muchedumbres, teniendo consigo personas que eran cojas, mancas, ciegas, mudas, y muchas en otras condiciones, y casi se las tiraron a los pies, y él las curó; 31 de modo que la muchedumbre se asombró al ver que los mudos hablaban y los cojos andaban y los ciegos veían, y glorificaron al Dios de Israel.

32 Pero Jesús llamó a sí a sus discípulos, y dijo: “Me compadezco de la muchedumbre, porque hace ya tres días que se han quedado conmigo y no tienen qué comer; y no quiero despedirlos en ayunas. Posiblemente desfallezcan en el camino”. 33 Sin embargo, los discípulos le dijeron: “¿Dónde, en este lugar solitario, vamos a conseguir panes suficientes para satisfacer a una muchedumbre de este tamaño?”. 34 Entonces Jesús les dijo: “¿Cuántos panes tienen?”. Ellos dijeron: “Siete, y unos cuantos pescaditos”. 35 Luego, después de mandar que la muchedumbre se reclinara sobre el suelo, 36 tomó los siete panes y los pescados y, habiendo dado gracias, los partió, y los iba distribuyendo a los discípulos, y los discípulos a su vez a las muchedumbres. 37 Y todos comieron y quedaron satisfechos, y como sobrante de trozos recogieron siete cestas de provisiones llenas. 38 Sin embargo, los que comieron fueron cuatro mil varones, además de mujeres y niñitos. 39 Por fin, después de despedir a las muchedumbres, él entró en la barca y vino a las regiones de Magadán.