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Monday, October 15, 2012

Rosa de otoño en mi ventana:

Poema de Diana Margarita Cantón Martínez. Escrito entre el 11 y el 15 de octubre de 2012.

Hace rato no grabo mis poemas.
Hace rato la cinta se partió
y no compro webcam-ni nada de eso.

Hace rato protuberaron mis incoherencias,
mis inconsecuencias y mis inconsistencias.

Hace rato mis otoños son crudos y variables
en tonos y colores y matices.

Hace rato mi voz despide el eco
y el micrófono lo cedo cortésmente.

Hace rato no libro
las batallas de Satán
en sus dos polos,
como si fuera la heroina.

Hace rato tuve
una pésima voz de mando.
Hace rato no soy un campamento
y me cansé de ser la reo
en cada reunión.

Hace rato no hay vuelta atrás,
ni reciclajes, ni magos, ni Merlín.

Hace rato ando con mi casa a cuestas
y sé del poder de los niños y su risa.

Por eso no me espantan los patrones,
ni Popeye, ni escoltas, ni zetas, ni sicarios,
ni silentes, ni oportunos, ni cocodrilos,
ni Nefilims modernos.


Ahora mi otoño es preciosura
en tanta intermitencia y luz
y clorofila y hojas asustadas
en el suelo.

Ahora los morados
no son leves
y las abejas besan y no mueren.

Ahora los troncos ya truncados
envidian mi vida breve
de este tiempo.

Ahora este banco me convida
a tragarme la letra
a pleno antojo.

Ahora las espigas se estremecen
y adiós a las pantallas y a la muerte.

Ahora las piedras están húmedas
como el interior de mi retina.

Ahora este lago es puro polen,
aunque el pez dinosaurio
se sumerja.

Ahora el murciélago se eleva
como las voces en Inglés
y el viento.

Ahora el maíz está seco
junto a la ausencia de la flor de España
y a la fingida albahaca tan probable
y al girasol marchito.

Ahora el circuito está cerrado
y los patos navegan cual si nada
y los peces en el fondo ya dormitan.

Ahora el hambre respira
bajo el agua
y sólo Dios asegura
los enjambres.

El manzano llora
la despedida prematura del verano,
y enfermizo se muestra
en los gusanos.
Y en el suelo se pudren
ya manchados los frutos.

Ahora el vacío es rojo y transparente
y los novios gastaron corazones
en maderas.

Ahora pájaros y ardillas son amigos
y se mecen en aéreos comederos.

Ahora la bandada de gorriones
nos sacude,
como a otros el futball
de los Broncos.

Ahora se bañan y juegan los pichones
en los hilillos del arroyo y la cascada,
mientras ya tengo frío y me protejo.

Ahora la jicotea es roja
y es un objeto de museo.

Ahora los reptiles en las manos
son juguetes y mascotas
bien preciados.

Ahora las montesas cabras
no están en el libro de mi padre
revelando la evolución de las especies
y las tumbas antiguas
de creyentes.

Ahora hay caribuses , grullas,
elks, venados y pavos reales
de pechugas amarillas tentadoras.

Ahora el puma, el oso y el águila
son sensuales
como el lobo, el coyote,
o cualquier piel.

Ahora hay huesos, cuernos, alas
y colmillos,
muchas huellas
de la muerte que
resulta indiferente.

Hay salamandras y bisontes,
mandarines y pitirres de mares
y jutías acuáticas.

Ahora los niños mezclan
el agua, la arena, carros, barcos
y sueñan
en cada ruido azul
y dulce.

Ahora los camarones
se esconden tras el tronco
y sacan sus tenazas deslumbrantes.

Ahora los salmones son historia
de grandezas, fotos y clavículas rotas.

Ahora sigue gratis el museo
y los libros se vengan
con los posters, marcadores,
souvenires?...
Y si haces donaciones
en las cajas anónimas
ayudas los Programas de Natura.

Ahora hay musgo, liquen,
árbol seco,
tela de malla en troncos
que me incitan
al nuevo poema
en este otoño
de peces voladores
y excursionistas asombrados.

Ahora los huevos ya reposan
bajo ramas en las aguas
detrás de los cristales,
y son como el misterio
y la ignorancia.

Ahora hay grillos verdaderos
sin  palmares
y la tarde pulsa
sus violines.

Ahora tocas las pinturas rupestres
y el arroyo nos canta
cual juglares.

Ahora ignoras erosiones.

Ahora la chimenea está dormida
bajo el gajo de granada
y los pájaros danzan
el festín.

Ahora el lecho del río
es transparente
y me miro en él
como en tus ojos
que se cansan.


Ahora los muchachos no se hamacan
ni se lanzan al vacío del verano,
ni hay multicolores balsas
río abajo.

Ahora hay más frío y más olvido.

Ahora la montaña es más
vértigo y más billes.

Ahora el río es más
limpio, más suave
y más discreto.
Ahora es más difícil
y más bello.

Ahora el río es más hombre
y menos vil.

Ahora las ruinas son monstruosas,
tan duras como el hierro
en las cabillas.

Ahora los hongos se han dormido
y tú te vences bajo el árbol.

Ahora los perros me enternecen
y aquellos globos no seducen.

Ahora las hojas me doblegan
y el agua se lleva otro verano
hacia los mares.

Ahora el bosque es el monte,
piedras es.

Ahora la estufa es de ladrillos,
piedra es.

Ahora no hay hambre,
ni tejares, "ni sauce, ni ciprés".

Ahora el horno no es caliente,
es la colmena sin rosal.

Ahora el otoño se quiere suicidar,
pero hay más pájaros y amor.

Ahora el árbol
es el banco, el mirador, el escritorio.
Es luz.

Ahora hay recuerdos para muertos,
hay tarjas y honores,
parabienes.

Ahora hay babosa en el camino
y tú la salvas noblemente.

Ahora hallaste el trillo,
aquel sendero,
aquella alfombra.

Ahora bajamos pavimento
y buscas codornices
en bien privadas propiedades
que se antojan nogales y milagros.

Ahora un bilingue nos descubre
y resulta enseñar
y amar también las aves.

Ahora retornar se impone
para volver a la pantalla
sin las nueces.

Ahora está nublado el patio
de palomas rabiches, codornices.

Ahora las fresas las tropiezo
y no en helados,Microclimas, Oscars...


Hace rato no tuve
una Vuelta a Cuba
de gusanos.

Hace rato
que somos el otoño
en el Norte,
en Occidente.

Ahora la rosa de otoño
en mi ventana
es el amor eterno,
Primavera.