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Friday, October 15, 2010

Tomado del blog de Gaspar El Lugareño:

LA NARRATIVA CUBANA EN EL SIGLO XXI

Félix García Acosta  (Felo)
Foto: Mario Martínez Delgado
Francisco López SachaHoy continuamos la serie de entrevistas sobre el tema que da nombre al título, con Francisco López Sacha, narrador, ensayista y profesor de arte. Ha publicado la novela El cumpleaños del fuego, los textos de relatos Análisis de la ternura, descubrimiento del azul, y Las división  de las aguas; La Nueva Cuentística Cubana y Pastel Flameante, ambos de ensayo. Mereció el Premio Juan Rulfo en el año 2000 y el Alejo Carpentier, en el 2003 con Dorado Mundo.                         
F/ Se dice que la narrativa del siglo XXI comienza en los años 80 o 90 del XX. ¿Cuál es su parecer sobre eso y cómo explicaría semejante fenómeno?
L.S/ Los años, las décadas, los siglos, son el tablero de ajedrez sobre el que juegan las fichas, y todo su movimiento es aleatorio. Por ejemplo, la verdadera narrativa cubana moderna comenzó en 1942 con la edición de "La luna nona y otros cuentos", de Lino Novás Calvo. A tantos años de aquel prodigio todavía estamos en deuda con su autor. Por eso no debe extrañarnos que la actual narrativa cubana tenga sus bases y algunos de sus criterios veinte años atrás. Los años ’80 abrieron un paréntesis que aún no se ha cerrado y establecieron un tipo de relato muy abierto que iba desde el realismo más simple hasta la experimentación más desenfrenada. Nuestra generación incluyó la sutil inocencia de un Carlos Calcines y el demonio de un Guillermo Vidal. Los ’90, en cambio constituyeron una revolución de alcance insospechado. De allí salió la fuerza de la narrativa femenina, la narrativa gay, el realismo sucio, el minimalismo, el minicuento, que son propiedades heredadas por los más jóvenes narradores cubanos. Ellos viven ahora mismo un proceso de atomización y lo que estaba en el margen ahora está en el centro. De ahí la sensación que acompaña a tu pregunta, la sensación de una continuidad.
F/ Existe, me parece, una cierta tendencia por parte de la crítica a analizar o estudiar las nuevas promociones de escritores de narrativa de  ficción y a su obra, desde el punto de vista  temático, llegando a obviar en ocasiones los recursos técnicos utilizados en su trabajo. Se ve qué se dice, olvidando un poco el cómo lo hacen. ¿Qué piensa usted de eso?
L.S/ Por fortuna, no toda la crítica ha valorado su objeto de estudio con tales criterios. Tengo la impresión de que los mejores críticos de narrativa (Ambrosio Fornet, Salvador Redonet, Alberto Garrandés, Arturo Arango, Leonardo Padura) han hecho precisamente lo contrario. Sus estudios tiene en alta estima los aportes estilísticos y composicionales de la narrativa, y no puede ser de otro modo. Tanto el plano de sentido como el plano de la expresión tiene un grado de coherencia tal que no es posible separarlos, salvo para una valoración metodológica. El reino de la forma y el contenido, aquellas arcaicas e insuficientes categorías hegelianas, ha terminado al fin. El tema es un desprendimiento del sentido y este se compone dentro de la estructura argumental, dentro del asunto, dentro del carácter y las acciones del personaje. Y todo es escritura, composición, estilo, técnica, procedimientos para contar. Hubo tiempo en que se hablo de asuntos, de anécdotas, de cuentos de milicianos y bandidos, cuentos de becados, cuentos de balseros, cuentos de jineteras, lo cual era una manera muy torpe de clasificar. Eso demuestra, entre otras cosas, que nos queda una larga, profunda, desigual pelea para alcanzar las herramientas de una verdadera dimensión crítica.
                                          Continuará