El reloj se detuvo aquella tarde
en un pueblo sin catedral alguna
Espera que vuelva a echarlo a andar
una mañana en que la lluvia
desnuda me haga regresar al horizonte
No sé si pueda dar la hora
con la pereza de la ausencia
Necesito volver a comenzar
en el misterio del agua
y comprobar que anda con un compás mejor
Sé que aguardarás en la arena
junto al reloj de sol
porque la esperanza
nunca queda a la espalda
Siempre se divisa en el mar
Es un caballo que trota entre las olas
Que viene de muy lejos
en el polvo de la espuma
y en él cabalga una mujer.
(Escrito en 1986 y publicado en Canteras Organo de los Talleres Literarios en la Casa de La Cultura Pedro Junco de Pinar del Río, Cuba, por Raúl Tortosa y su equipo de asesores).
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