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Saturday, January 03, 2015

Capítulo X ( Continuación) de Parte 4 "Yo, Berta" de novela de Ficción "La Violación" de Diana Margarita Cantón Martínez ( Ruiz):

Hasta se empezó a rumorar paranoicamente?, por broma y o  con razón que casi todos los gueys y no gueys  "culturosos" eran agentes del G2. Los había coroneles, generales y hasta Comandantes ( poetas, pintores, escultores, escritores, periodistas, cantantes, profesores,...). Después hasta resultó que empezaron a llegar a Miami bien parados, sin tener jamás que lavar ni un plato para sobrevivir, ni ir a una factoría ni nada de eso y hasta sin hablar Inglés.
 Llegaban a la Ciudad del Sol con visas por cinco años y entraban y salían del Caimán cada vez que querían,sin miedo ninguno. Llegaban con las maletas cargadas y nadie se metía con ellos. Y si los apresaban era por unas horas. Y venían a Miami a dar Conferencias, entrevistas, a hablar por la radio y la televisión, a dar Conciertos y Recitales, a dar clases en las Universidades, a investigar, a pasear por Miami Beach y hasta por Hawai...porque había "un intercambio cultural", científico, pedagógico y hasta ideológico y político porque definitivamente el comunismo tenía que empezar por Estados Unidos porque era el país donde las fuerzas productivas estaban más desarrolladas y había una base económica real para tal utopía del Moro 2.Ya dominaban Facebook, Twitter, Google, You Tube y todas las Tecnologías del capitalismo desarrollado.
Mientras tanto la mayoría del exilio o del destierro seguíamos muriéndonos de la añoranza por viajar a la tierra natal con garantías y seguridad real. Algunos que se equivocaron fueron a parar por años a las mazmorras del Tirano de la Dicta nada blanda y o murieron casualmente atropellados por carros hasta de caballos y por bicicletas o simplemente acucillados por presuntos delincuentes comunes.Pero esas cosas sucedieron después que yo me morí de sida en Miami. Lo que ocurre es que desde otra dimensión yo observo el final de esta novela.
Mi Hermana es un poco terca y no se acaba de adaptar para sobrevivir. Ahora no es roja escarlata, sino amiga de los "gusanos rosados", sí, de unos que dicen ser opositores pacíficos, moderados; que quieren cambios graduales, un diálogo pactado con el gobierno cubano, una transición a la democracia y un mayor respeto a todos los derechos humanos, incluídos los civiles y los políticos. Yo no entiendo nada de política, ni me interesó nunca, yo salí a mi madre; pero me parece que Fidel y Raúl Castro se mueren en su trono apoyados por una cofradía internacional porque en mi Patria "el que no apunta, banquea". Por eso yo me largué a tiempo de esa asquerosidad de país. Ese rey o emperador condecora sus chibatos hasta sin que ellos mismos lo sepan o lo quieran. Y tienen esta gran nación ya invadida. Son más astutos que Ulises y tienen dentro el caballo de Troya instalado.
Mi abuela lo decía que Fidel era el Rey del Sur y Estados Unidos el Rey del Norte y que por ahí vendría el fín del mundo y que antes habría muchos terremotos, hambrunas, pestes, guerras, incluso en esta gran potencia donde cualquiera puede poner aunque sea un pequeño negocito y prosperar si trabaja de verdad.
No creo que Hermana sirva ni para la política, ni para la Guerra; es más que su novela completa se la voy a tener que escribir yo un día , si no se espabila. Que siga con ese candor, creyendo en todos los cuentos de camino que le hacen y ella se cree.
Hermana debe aprender a hablar menos para no transgredir tanto. Nadie es tan honesto ni tan bobo. Tiene que refrenar sus labios-como le enseñó Filomena a abuela.Tiene que aplicar los Proverbios y toda la Sabiduría de Jehová y Jesucristo. Es cierto que yo no la apliqué tampoco porque nunca pude dejar el alcohol, las hierbas, la fornicación, las telenovelas, el cigarro y otras cosas malas del mundo; pero no quiero saber nada de ninguna cochina política, ni de religiones que me esclavicen, jamás "pondré escaleras a nadie" para que suba a cuenta mía.
Seguí durante años enviando cariño y bendiciones a los míos en Cubita la bella cada vez más desbaratada y apocalíptica, en mi nombre y en el nombre de mis hijos, a los que traté de inculcar mis sentimientos desde la lejanía de un exilio gravoso y cruento.Insistí incansablemente con Hermana y no recibía ni una letra. Reconocía que había sido para mí como mi propia madre, como una madre inigualable, insustituible, ejemplar, independientemente de nuestras diferencias en la manera de pensar, sentir, actuar y ver la vida.
Por eso le escribía:
 
Por tu manera virtuosa e ingenua quizás, de clasificar el pedacito de vida que nos ha tocado vivir, hemos sido siempre dos polos opuestos, y sin embargo, jamás este contraste te incitó a deportarme; y segura estoy de los grandes esfuerzos que hiciste siempre por acatarme a tu medio, que aunque en sentido general, era mejor que el mío, Susana, por repetidas ocasiones te defraudé...Ojalá en esta vida no existieran las malditas fronteras que nosotros, los hombres, hemos creado.
No te imaginas cuánto se anhela lo de uno y a los nuestros en estas circunstancias, en las que solo leves esperanzas aplacan nuestras inquietudes; esta cruel distancia que a veces nos fatiga, va consiguiendo demostrar de qué forma se quiere y se admira todo lo de uno arrebatado por un destino impropuesto.
No es esta carta una muestra de fracaso, no, categóricamente puedo asegurarte que si un paso he dado firme en esta vida, ha sido dejar atrás todo lo pasado y hacer un Nuevo camino, como el actual, crèeme, es como morirse y nacer de nuevo.
En ocasiones, cuando tengo tiempo, me pongo a estudiar mi sitio, mis compañías, mis tareas; en fín, todo lo que hoy me rodea, y sabes qué es lo único que me arranca la paz y la calma?: la inmensa soledad y la ausencia de ustedes, tan importantes para mí.
Tengo mis hijos, mi esposo y mi padre junto a mí, pero no puedo conformarme; aún faltan elementos: es como si hubieran muerto casi!.
Claro, sería absurdo, loco, pensar en reunirlos a todos aquí. PARA QUE REMONTARSE TAN ALTO?. Pero es inútil querer evitarlo, al menos en el pensamiento. A veces , cuando las cosas no llegan al campo de la realidad, nos queda el Consuelo de soñarlas, aunque nuestro despertar sea triste y doloroso, casi como un velorio, un entierro, como aquel de nuestro hermano Raciel.
Es como en la remota Infancia o la Adolescencia soñar con la reconciliación de nuestros padres, o como con rescatar el primer gran amor fallido, frustrado de la primera juventud, tal vez perdido por nuestra intolerancia, por nuestra inmadurez, o por los prejuicios del mundo; es como soñar con la resurrección de nuestro hermanito querido.