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Sunday, February 16, 2014

Novela de Ficción La Violación Capítulo 53: "Los papelazos".


"Pero no vayan a pensar que el desmontaje de este Segundo Gran Amor fue cosa fácil. No, acabó casi a los siete años de comenzar, totalmente frío, aunque sin odio. Del Sol creyó ilusamente que podría volver cuando quisiera.
 Ni amigos fuimos más realmente tampoco, aunque para los asuntos de los hijos, siempre le avisé y conté con su apoyo relativo. La última vez "se le puso la carne de gallina" con lo que le conté de Danilo y enseguida se movilizó ante tan grave problema. Le dio el pecho, no lo puedo negar.Pero cuando murió estaban bien disgustados.
Si hoy nuestros hijos son lo que son y están donde están y como están, la responsabilidad es nuestra también y no solo del Gobierno, ni de Satanás, ni de los demonios, ni de los amigos que se echaron. Es de nuestra generación, de nuestras circunstancias y de nosotros mismos y nuestras manchas. Estuvo condicionado lo que fuimos, pero también fuimos una generación loca, "torcida", "aviesa", violada.
Cuando supe de la infidelidad de Del Sol, el mundo se me vino encima, me llené de celos y rencor. Los papelazos fueron grandes. Misleivis y yo nos embarazamos a la par, ella por poco se suicida dándose fuego en una palangana con alcohol y yo tomándome una botella de salfumán de limpiar el baño. Estuve a punto de escribirle al Jefe quejándome, pero hubiera sido inútil, no me habrían hecho caso. Yo era mujer.
 Pude retenerlo, pero no , era más grande mi orgullo que mi amor, mi verguenza que mi pena. Lo intenté y competía con ella marcándolo también.Supe de un belorio de un pariente de mi esposo y allá fui para agarrarlo con la amante y hablar con los dos, después de ir días antes al remoto Occidente en un taxi a buscar a la mujer y traer a otra que se llamaba igual para pasearla por el barrio porque todavía no sabía que era linda y bien joven la verdadera agente secreta. Ridiculeces que hacemos los amantes!.Quería ridiculizarlos y me ridiculicé yo misma y gasté mi dinero.
 Una noche de carnavales nos emborrachamos, bailamos, y cuando todo iba mejor, la cosa paró en violencia doméstica ya en la casa, y hasta los niños arriba quizás se percataron, y su primo bajó a ver lo que ocurría y trajo alcohol para que me lo pusiera.Yo lo ofendí en su hombría moral, pero la interpretó biológica, y me cayó a piñazos por la cabeza y la nuca, y me pasé días con dolores hasta en la garganta. No pudimos estar más en la cama. Y mi madre me convenció para que interrumpiera el nuevo embarazo, "pues llena de más hijos a dónde iba a parar?".
Solo tomaba leche y empecé a fumar y me puse más flaca que en la adolescencia del sufrimiento y el dolor.Me bajó demasiado la autoestima.
 Así intenté después ahogar esos sentimientos exhibiendo el botín de guerra que me regaló otro combatiente de la Guerra de Angola, al que el Partido Comunista obligó a divorciarse de su mujer y separarse por tanto de sus hijos porque le corrieron la infidelidad conyugal de ella en su larga ausencia. El me confesó que habían hecho los dos lo mismo, pero que " la casada era ella".Nos conocimos en el cine Payret y allí le prometí traerle un disco de la Pequeña Compañía inglesa que se puso de moda entonces.A Del Sol le conté todo y hasta me perdonó por amor, por los hijos o porque estábamos ya "en paz". Pero me acusaba a toda hora, me sacaba el traje blanco, la cofia y todos "los favores"? recibidos.
A nuestros hijos mutuos no le tocó casi nada de su botín de guerra propio; los pullovers, los relojes, las grabadoras..., casi todo lo que trajo, incluídos sus pañuelos de seda, fueron a ser heredados por Misleivis y todos sus hijos presentes y futuros.
Entonces sí decidí de verdad rehacer? mi vida."