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Saturday, March 09, 2013

Novela La Violación ( Inédita y Ficción):

Novela La Violación:

Diana Margarita en Diana Margarita Cantón Martínez ( Ruiz ) - Hace 7 minutos


 
Por: Diana Margarita Cantón Martínez.
 
 Capítulo: En aquel mismo parquecito de 3ra y 42:
 
 "En 1984 se decidieron a iniciarme el proceso político y me tuvieron un año de aspirante.Había sido baja natural de la Juventud Comunista y estaban parados los procesos a intelectuales y de pronto los abrieron. Preferían crecer con los obreros entonces.Yo quería ser militante( de corazón).
 Salí electa gracias a los profesores negros y humildes Clement y Paco ( amigos de época) que se batieron por mí. Ellos fueron el nuevo dúo de Crecimiento. Clement me había recomendado tres años atrás para trabajar en el Departamento de Marxismo-Leninismo de la Universidad Pedagógica. De estudiante iba siempre a Concursos, Eventos Científicos, investigaba...y ellos dijeron:

-Nosotros respondemos por ella. Si nos traiciona, nos hacemos responsables.

Hubo quienes se comprometieron por mí aceptando dar informes o verificaciones favorables-sobre todo de 1976 al 80 porque de lo de atrás no había dudas o era difícil dar con la gente.
Un día supe que Clement dijo a alguien:
 
-Acabo de leer " Los disidentes". Vi el nombre de Normita y sus fotos. Esos son los disidentes que nosotros mismos fabricamos.
 
No sé exactamente por qué lo dijo. Ni si realmente lo dijo?. Pero llegué a la disidencia y a la oposición política gracias a los extremismos y la intolerancia de los comunistas de abajo y sobre todo de los de arriba, y sobre todo por sus trampas satánicas para manipularme.
Empezaron a crear mitos sobre mi de que "tenía problemas ideológicos", " era del G2", " loca", "contrarrevolucionaria", " espía del imperio", "agente de la CIA"...Y una mentira que se repite tanto crea al menos la duda y a veces hasta te puede proteger-como a David, o hacerte mucho daño.

En aquel mismo Parquecito de 3ra y 42 recuerdo haber visto antes a mi caballero medieval galanteando a Celia, una profesora de Español que estudió antes conmigo, de Guane ella-como Juan, que era de Tenería, de la clase terrateniente. Pero eso de que era Juan lo deduje, porque aún nadie me lo había presentado, solo la conocía de vista casi a ella y me pareció que andaban de novios.
Ya en plena relación un día Juan me dijo:

-Sabes, Celia, una novia que tuve, me la dejó en la mano en una posada de Marianao. Total, era lo mismo entrar y no hacer nada, que entrar y hacer el amor.

Parece que a ella-al menos esa vez-se le encendió la mente y el corazón figurativo-más que la carne-y no perdió la virginidad ni fornicó.
Pero el enfoque de Juan entonces me resultó novedoso, interesante y hasta doctoral; aún no había leído el poema de Nicolás Guillén sobre la falsa pureza de dos novios que se masturban en vez de acostarse juntos en una posada. Y mucho menos había leído la Biblia. De lo que más sabía era de mitología griega y de Historia Antigua y de Cuba, además de mucha Poesía cubana del Siglo XIX. Sabía bastante de José Martí al que leía desde los siete años gracias a mi Padre que me lo inculcaba y al que trataba de imitar hasta que se volvió "gusano", borracho y o loco. Oía bastantes discursos de Fidel Castro y ya conocía " El socialismo y el hombre en Cuba" de Ernesto Che Guevara. El profesor de la carrera pedagógica nos hizo leerlo, analizarlo profundamente y debatirlo. Admiré tanto a ese profesor y sus enseñanzas que aunque no me enamoré de él-creo que hice que mi mamá se enamorara de él inconscientemente y hasta fuera una vez a conocerlo, despertando profundos celos en mi padrastro.Yo hasta me burlaba diciéndole:

-Vamos a ver al Profe para que lo conozcas-y mi padrastro se encendía de celos.

Juan dio continuidad a aquellas enseñanzas revolucionarias y comunistas regalándome, o más bien prestándome un librito rojo titulado " Cuatro Documentos" de aquel que debía ser nuestro paradigma de ideas, conducta, vida: "el Guerrillero Heroico".
El librito tenía además las virtudes de haber sido un regalo de María Caridal ("La Gorda"), profesora de Inglés y esposa de Osvaldo Dorticós Torrado: Presidente de la República revolucionaria, el cual aún no se había suicidado. Ellos vivían muy cerca de la escuela de Juan donde también trabajó la Señora, y tenían el sello personal de quien me lo dio: sus subrayados y algunas cruces y notas.
Enseguida Juan me envolvió con que él también había sido guerrillero- en no recuerdo qué lugar de Suramérica, me habló de su participación en los sucesos de República Dominicana y no podían faltar sus gloriosas historias sobre su primer gran Amor con quien tuvo un hijo que jamás conocí. Su guerrillera ( para mí anónima) creo que murió en una accción.
Los adolescentes de nuestra generación, muchos o varios, nos deslumbrábamos con esas anécdotas, pues queríamos protagonizarlas de algún modo-o al menos admirar a los que eran capaces de desplegar tales niveles de altruismo. Así se alimentaba nuestra rebeldía y espíritu libertario. Queríamos "ser como el Che", "el modelo mejor", "ser internacionalistas"-aunque no fuéramos proletarios,-en vez de ser como nosotros mismos o como Jesucristo, Dios, Jehová, de alguna manera.
En lo personal esas aventuras no eran mi prioridad porque mi guerra siempre fue intelectual, ideológica, cultural, y mis armas: los libros, los papeles, las pizarras, las tizas, los lápices, los lapiceros-cuando habían-y alguna máquina de escribir vieja, rara, escasa, ajena, perdida, vendida. La primera me la prestaron en 1971 y la usaba como propia.