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Friday, January 25, 2013

El libro de Josué:

Tomado de Perspicacia p.133 del Volumen 2 WWW.j.w.org/es

 LIBRO DE Josué:




Este libro de la Biblia es un eslabón fundamental en la historia de los israelitas, pues muestra cómo se cumplieron las promesas de Dios a los patriarcas Abrahán, Isaac y Jacob. Es probable que el libro abarque un período de más de veinte años (1473-c.1450 a. E.C.). En él se habla de la conquista de Canaán, a la que siguió la distribución de la tierra, y concluye con los discursos que Josué dirigió a los israelitas para animarlos a que se mantuviesen fieles a Jehová.



El hecho de que el libro contenga nombres antiguos de algunas ciudades (Jos 14:15; 15:15), instrucciones detalladas y cómo se llevaron a cabo, indica que el escritor vivió al tiempo de producirse los acontecimientos que se registran. (Véanse como ejemplos Jos 1:11-18; 2:14-22; 3:2–4:24; 6:22, 23.) Asimismo, el escritor se presenta como contemporáneo de Rahab de Jericó, y por lo tanto como testigo ocular. (Jos 6:25.)



Autenticidad. Sin embargo, hay quien opina que los hechos narrados en el libro no son verídicos. Este punto de vista está basado principalmente en la suposición de que como los milagros mencionados en el libro son ajenos a la experiencia humana reciente, no podrían haber ocurrido. Esta opinión pone en duda el poder de Dios para efectuar milagros —o incluso su propia existencia—, así como la veracidad del escritor. Si este adornara su relato con hechos ficticios y además se presentara a sí mismo como un testigo ocular, sería culpable de engaño deliberado. Sería totalmente ilógico pensar que un testigo falso escribiese un libro que honra a Dios como Aquel que cumple su Palabra (Jos 21:43-45), que anima a mantenerse fieles a Él (Jos 23:6-16; 24:14, 15, 19, 20, 23) y reconoce abiertamente los fallos de Israel. (Jos 7:1-5; 18:3.)



Nadie puede negar que la nación israelita existió y ocupó la tierra de la que se habla en el libro de Josué. De igual manera, no hay ninguna base válida para cuestionar la veracidad de dicho relato concerniente a cómo ocuparon la tierra de Canaán los israelitas. Ni los salmistas (Sl 44:1-3; 78:54, 55; 105:42-45; 135:10-12; 136:17-22); ni Nehemías (Ne 9:22-25); ni Esteban, el primer mártir cristiano (Hch 7:45); ni el discípulo Santiago (Snt 2:25); ni el apóstol Pablo, una persona instruida (Hch 13:19; Heb 4:8; 11:30, 31), dudaron de su autenticidad. Además, en 1 Reyes 16:34 se registra el cumplimiento de la maldición profética anunciada por Josué unos quinientos años antes, al tiempo de la destrucción de Jericó. (Jos 6:26.)



Su escritor. Algunos eruditos rechazan el punto de vista judío tradicional, según el cual Josué mismo escribió el libro, aunque reconocen que se escribió en el tiempo de Josué o en una fecha cercana. Su principal objeción es que algunos de los acontecimientos registrados en el libro de Josué también aparecen en el libro de Jueces, que comienza con las palabras: “Y después de la muerte de Josué”. (Jue 1:1.) Sin embargo, esta declaración de apertura no determina necesariamente el tiempo en el que ocurrieron todos los acontecimientos que se hallan en el relato de Jueces. Este libro no sigue un orden cronológico estricto, pues recoge un acontecimiento que claramente sucedió antes de la muerte de Josué. (Jue 2:6-9.) Por consiguiente, algunos sucesos, como la toma de Hebrón por Caleb (Jos 15:13, 14; Jue 1:9, 10), la de Debir por Otniel (Jos 15:15-19; Jue 1:11-15) y la de Lésem o Lais (Dan) por los danitas (Jos 19:47, 48; Jue 18:27-29), de igual manera pudieron haber ocurrido antes de la muerte de Josué. Incluso la acción de los danitas de levantar una imagen idolátrica en Lais podría encajar razonablemente en el tiempo de Josué. (Jue 18:30, 31.) En su exhortación final, Josué les dijo a los israelitas: “Quiten los dioses a quienes sus antepasados sirvieron al otro lado del Río y en Egipto, y sirvan a Jehová”. (Jos 24:14.) Si la idolatría no hubiese hecho ya acto de presencia, estas palabras habrían tenido poco sentido.



Lógicamente, pues, con la excepción de la conclusión, en la que se habla de su muerte, el libro puede atribuirse a Josué. Así como Moisés había registrado los acontecimientos de su vida, era lo propio que Josué hiciera lo mismo. Por eso, el libro que lleva su nombre dice: “Entonces Josué escribió estas palabras en el libro de la ley de Dios”. (Jos 24:26.)



No se contradice. Hay quien tiene la impresión de que el libro se contradice cuando por una parte dice que Josué sojuzgó toda la tierra, mientras que por otra menciona que quedaba una buena parte por conquistar. (Compárese con Jos 11:16, 17, 23; 13:1.) Pero estas discrepancias aparentes se resuelven fácilmente cuando se considera la conquista bajo dos aspectos diferentes. Primero, la guerra nacional dirigida por Josué, que acabó con el poder de los cananeos, y, segundo, la acción individual y tribal necesaria para alcanzar una ocupación completa de la tierra. (Jos 17:14-18; 18:3.) Es probable que mientras Israel guerreaba en otras partes, los cananeos volvieran a establecerse en ciudades como Debir y Hebrón, de manera que fuese necesario recuperarlas, bien por medio de una acción individual o por la intervención de una tribu. (Compárese Jos 11:21-23 con Jos 14:6, 12; 15:13-17.)



[Recuadro en la página 133]



PUNTOS SOBRESALIENTES DE JOSUÉ



Registro de cómo Jehová dio la tierra de Canaán a Israel, en cumplimiento del juramento que había hecho a sus antepasados



Acontecimientos de las primeras dos décadas siguientes a la muerte de Moisés al final del período que pasó Israel vagando por el desierto



Josué prepara a Israel para entrar en Canaán, envía espías (1:1–2:24)



Jehová comisiona a Josué para que introduzca a los israelitas en la tierra



Josué manda que el pueblo se prepare para cruzar el Jordán



Envía espías para que inspeccionen la tierra y la ciudad de Jericó



Cuando están en Jericó, Rahab los esconde, y se le promete que a ella y a todos los de su casa que obedezcan las instrucciones que se les den, se les salvará de la venidera destrucción de Jericó



Israel cruza el río Jordán sobre suelo seco (3:1–5:12)



El pueblo se santifica en preparación para cruzar el Jordán



Los sacerdotes que llevan el Arca pisan el agua primero; se represa el río milagrosamente un poco más arriba y los israelitas cruzan sobre suelo seco



Se toman doce piedras del río y se erigen en Guilgal en memoria del acontecimiento; se levantan otras doce piedras donde los sacerdotes habían plantado los pies en el río



Se circuncida a los varones israelitas nacidos en el desierto; se celebra la Pascua; cesa la provisión del maná e Israel empieza a comer el producto de la tierra



A la conquista de Jericó le sigue la derrota de Hai (5:13–8:35)



El príncipe angélico del ejército de Jehová se le aparece a Josué; Jehová le dice a Josué cómo tiene que luchar contra Jericó



Durante seis días seguidos los israelitas marchan una vez al día alrededor de la ciudad; el séptimo día marchan alrededor de ella siete veces; a la séptima vez el pueblo profiere un fuerte grito, los muros de Jericó caen y la ciudad es dada por entero a la destrucción



Acán toma para sí algo de lo que ha sido dado por entero a la destrucción



Debido a este pecado, Jehová retira su ayuda e Israel es derrotado en Hai; se descubre el pecado de Acán y tanto él como su casa son lapidados



El segundo ataque a Hai tiene éxito con la bendición de Jehová



Josué edifica un altar en el monte Ebal y lee la Ley al pueblo



Los gabaonitas piden la paz, mientras que otros pueblos sufren destrucción (9:1–12:24)



Cuando los habitantes de Gabaón se enteran de las victorias de Israel, se valen de una treta para que Josué celebre un pacto con ellos



Se alían cinco reyes para atacar a los gabaonitas, pero Israel acude en defensa de Gabaón; Jehová arroja grandes piedras de granizo, alarga milagrosamente las horas del día e Israel consigue una victoria completa



Los israelitas, mandados por Josué, toman ciudades en el SO. y el S.



Derrotan a una coalición de reyes en el N.



Reparto de la tierra entre las tribus de Israel (13:1–22:34)



Rubén, Gad y media tribu de Manasés reciben territorios al E. del Jordán



Caleb recibe Hebrón; las tribus de Judá y Efraín y la otra media tribu de Manasés reciben sus herencias por suerte



Se levanta el tabernáculo en Siló y se echan suertes para determinar las herencias de las demás tribus



Los levitas reciben cuarenta y ocho ciudades, trece de las cuales son sacerdotales; se apartan seis ciudades de refugio



Hombres de Rubén, Gad y media tribu de Manasés edifican un altar en el Jordán; su propósito es malentendido hasta que explican que se trata de un monumento en recuerdo de la fidelidad que le deben a Jehová



Josué insta a Israel a servir a Jehová fielmente (23:1–24:33)



Cuando Josué está avanzado en años, convoca una asamblea de los líderes de Israel y los exhorta a permanecer fieles a Jehová



En una asamblea en Siquem repasa la manera de actuar de Dios, anima a Israel a temer a Jehová y a servirle solo a Él; el pueblo expresa su determinación de ser fiel y reitera su compromiso pactado



Josué muere