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Thursday, May 13, 2010

Poema de Diana Margarita Cantón:

"Porque una cosa necia de Dios es más sabia que los hombres, y una cosa débil de Dios es más fuerte que los hombres." ( 1ro de Corintios, 1:25).

"Necia y débil".
Por: Diana Margarita Cantón Martínez.

Hambrienta de pan y de palabra
anduve siempre,
adorando e idolatrando
al indebido,
rindiendo servicio
sagrado y sacrificio
voluntario
al impostor,
siguiendo tradiciones
esperadas,
aislada de todo
lo de afuera,
contaminada
de mi misma,
con corazón maltrecho
de intestino
y de cloaca,
llena de prejuicio
y razonar inicuo,
en sepulcro
blanco, hermoso
y de apariencia justa,
escondiendo mi serpiente
y víboras,
llena de huesos
y de inmundos muertos,
llena mi casa de hipocresía
y desafuero,
aunque buscara
desde niña
"la luz de la verdad,"
y la ciudad en el Turquino.
Mas el Maligno
me extraviaba
y acusaba los
hermanos potenciales.
Mis Islas
aguardaban la Ley
y la Justicia.
Mis ojos ciegos
obviaron fusilados,
prisioneros, perseguidos
prematuros,
calabozos,
detenidos ,
sentados en la oscuridad.
Buscaba el Libro
y el nombre prohibidos
y la gloria no estaba
en el grano de maíz,
y la alabanza fue
a la imagen esculpida
en la Infancia.
Y el templo fue
un embuste
de rabinos
fabricantes
de samaritanas
tropicales.
Estuve en la fuente
de Jacob
pidiendo agua viva,
buscando la verdad
que fuera de verdad,
buscando el espíritu
imparcial, la aprobación,
muy temerosa,
espantada de tanta
mercancía
y de palomas negras,
del templo clamando
látigo y volcaduras.
Vi claro
estar en la cueva
atónita,
buscando otra enseñanza,
bien auténtica.
Remitiéndome a la casa
de mi Padre
de todo corazón.
Sólo allí
podrán hallarme con frecuencia
para aliviar mis derechos dolores
de injusticias proscriptas.
Trato de adorar con celo y valor,
sin profanar el templo real,
de hablar y oir lenguaje puro
y adorar con pureza lo besable.
Cuando no soy ni de Pablo,
ni de Apolos, ni de Cefas,
ni bauticé ni a Crispo, ni a Gayo,
ni a Estéfanas,
ni siquiera a Eleonor,
ni a Berenice....
No fui sabia,
ni siquiera inteligente,
ni buene escriba, ni disputadora.
Pedí señales.
Fui la tonta, la necia
aspirando a salvación.
Fui débil
haciéndome la fuerte
entre los hombres.
Soy fuerte,
aunque parezca débil.
Me confieso.
Ruego mis aceites.
Oro, canto Salmos
con vigor.
Sano.
Jehová me levanta
y espero me perdone.
Que no llueva, Dios,
al menos por un tiempo,
cubran la multitud
de mis pecados.