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Monday, February 18, 2008

La Creche:


Por: Diana Margarita Cantón


La Creche fue mi primera institución macrosocial educativo-deformativa.

Debo haber estado en ella entre los tres y cuatro años de edad,por lo que calculo fue entre 1956-57.


En realidad a los pocos meses tuvieron que sacarme por mi rechazo manifiesto.Así de criatura dócil pasé a conducta díscola entre los tres a los 6 años (por lo menos),pues ésto dejó una secuela.


La Creche la resolvió a mi madre para mi Matilde Otaño,la prima de mi padre cuando mi progenitora decidió trabajar en la calle.Cosa que formalmente hizo pocas veces en su vida.


Es una mujer hacendosa,pero prefiere la casa compartida cuando podía con algún pequeño negocio,casi siempre clandestino o prohibido como buscar cosas en la vega para revender,hacer cremas,duros fríos o paleticas de frutas en su refrigerador(cuando lo tuvo)para vender,etc.


De las trabajadoras de la Creche solo recuerdo el apodo de una de ellas,La Gallega,que era la que me obligaba a comer unos caldos y sopas de vegetales y carnes muy nutritivos,pero a los cuales no estaba acostumbrada.


Esto junto a que mi padre también en casa me imponía a veces la alimentación,me desarrolló la terquedad que manifestaba botando la comida masticada para abajo de la mesa,cerrando la boca,llorando y hasta comiendo tierra en el patio y los jardines,pese a las reprimendas adultas.


Por suerte para las que me educaban-deformaban apenas recuerdo sus rostros,y mucho menos sus nombres ni direcciones(si están aún vivas).
La tragedia nuestra se iniciaba a las 6 a.m con un baño de agua fría(una ducha)


.A todos nos enjabonaban a la vez hasta la cara,nos restregaban y uno a uno nos enjuagaban y secaban lentamente.Una verdadera tortura!.No era suficiente levantarse temprano,vestirse apresuradamente e ir a pie desde Santa Rosa y Los Cuatro Caminos hasta La Alameda por la Calle Garmendía después de cruzar Alfredo Porta,con un frío,sin los mejores abrigos muchas veces.


En el patio jugábamos,pero siempre con el temor a los castigos en el cuarto oscuro y al cuarto de las papas del antiguo hospital,convertido ya en Escuela Normal para Maestros que bautizamos como la casita de Dios.


Dicen que allí hacían las autopsias antes.Pero para nosotros era una especie de Santuario o Trono desde la distancia.


Quizás era nuestra esperanza de justicia quien nos llevaba a aquella fantasía infantil.Veíamos las muchachas con sus sayas de listas blancas denunciando el año en la carrera.


Eran las futuras maestras desde lejos.Afuera,en la calle las pandillas de muchachos y sus broncas que tan bien describe Fidel Valverde en su novela Yerbabuena.


El día de Reyes Magos fue una gran desilusión:solo me tocó un juego de rompecabezas de cartón,mientras otros tuvieron bicicletas,muñecas...Mi padre sobre todo protestó mucho delante de mi por la desigualdad social.


Mi madre más conforme:"A caballo regalao,no se le mira el colmillo,Tití".


Los juguetes de la Creche,los rutinarios,ni los recuerdo apenas.Sé que habían unas tendederas llenas de ropa lavada al sol y una lavandería y quizás algunos botes y aparatos de diversiones.


Por fín mi madre dejó de trabajar y fui feliz al menos hasta los cinco años.

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