Martes 28 de diciembre de 1993.
Ayer volví a casa de Mima. Fidel estácalmado. quedaron él y mi madre en pasar el 31 de diciembre con nosotros en casa. Le llevarán la comida a Cheo que se quedará cuidando la casa, la yegua, el cochino y demás modestas propiedadesEl viernes llevé a mi hermano a casa de mi amiga, la poeta Yaína Guzmán, para que la aconsejara en lo de sus visitaciones espirituales que la están perturbando.Dijo que eran diabólicas, que no se trataba de ningún muerto, que eso tenía que ver con una nueva religión que ya estaba entrando en Cuba: La Nueva Era. La mamá de Yaína, Tita, pensó que trataba de ligarlos. Se lo comentó a ella. Supone que por ejercer yo realmente una gran influencia espiritual sobre mi amiga que me ve como hermana y que me ha confesado que hubiera querido ser mi hija, supone absurdamente que la puedo manejar y que obedece ciegamente todos mis consejos, sin decidir por sí misma sus acciones.Parece que teme que su hija se empate con un loco, cuando ella misma casi lo es y cuando su propia hija avanza peligrosamente hacia ese destino sino la ayudan.
Me di cuenta del talento, inteligencia, sensibilidad y fragilidad de la poeta desde que la descubrí a los 13 años casada con Carlos, un hijo de Esperanza, una señora que cuidó a mi hija cerca de dos años. Logré que entrara en mi Taller Literario y que estudiara hasta el nivel medio superior en la Facultad Obrero-campesina, una vez que por cuenta propia decidió romper su desastroso matrimonio impuesto por fatales circunstancias. Empezó a tratarse con mi psicólogo y nos hicimos todos muy amigos bajo el ala de la poesía. En esos asuntos a veces si me hizo caso, pero en los amorosos hizo casi siempre lo contrario de lo que yo consideraba que le podía convenir más.
Mi amiga ya va por cinco relaciones y ha tenido grandes tropiezos y dificultades que han dañado a sus hijos y a ella misma.
Fidel jamás me ha manifestado interés por ella que no es su ideal ni ético ni estético ni espiritual en general y eso es lo que más valora él de 1987 hacia acá.
Con mi hermano tengo menos afinidad que con mi amiga; ella me admira y me cree más. Mi hermano es muy inteligente y espiritual, pero piensa y siente muy diferente a mi. Tiene otros valores.
Lunes 3 de enero de 1994.
El 31 lo pasamos maravillosamente. Mi esposo Luis mató un puercoque estaba engordando a la mitad con su cuñado Juanito en el Kilómetro seis y medio de la Carretera a San Juan y Martínez. Estaba grande. Invité a Mima y a Fidel. Vinieron. Mi hermano aceptó tomarse una cerveza y no se puso bravo por la música de la grabadora que trajo mi amigo el titiritero Carlos Piñero. Conversó animadamente con todos.Dice Mima que Fidel ha mejorado desde el otro día en que la invadió el espíritu santo de Dios y oró por él.
Pipo le escribió a Mima de Miami. Ella dice que la carta está muy bonita, autocrítica, esperanzadora. Leí la anterior a Fidel donde dice que él y Maritza son los Cenicientos y que a mi me enviarán algunos dólares después, porque yo puedo esperar un poco más. No les he vuelto a escribir desde hace meses. A mi no me llega ninguna carta de respuesta de ellos. No sé si todas llegaron. El momento no me parece oportuno para volver a escribirles, es asunto tal vez de orgullo, seguro de convicción, aunque violé la política después de doce siglos de silencio de elefantes- como dije en algún verso. Ahora que puedo? , no deseo hacerlo, tal vez más adelantel lo haga otra vez.
Mis hijos Geobani y Dunia no me han dicho nada más sobre escribir ellos. Las tre o cuatro cartas que escribí a mi hermana y padre las hice antes de la dolarización del país, antes de las decisiones pol►1ticas oficiales y después de lo que interpreté como amistad entre Fidel Castro y Macnamara, el exministro de Defensa de Kénedy, en la Crisis de Octubre de 1962. Lo esencial que me llevó a tomar esa decisión fue de carácter emocional(la operación y gravedad de mi padre, con el cual jamás tuve ruptura emotiva, sentimental, sino política). Por eso y porque no he recibido respuestas de mis cartas, ahora no quiero volver a escribir, podría parecer que lo hago por causas materiales, y no es así. Ahora noté cierta ironía en la carta última de mi padre a mi hermano, es tal vez muy sutil, pero la capté y me molestó.Supongo que mis cartas llegaron, al menos la mayoría, por lo que dicen las últimas de mi padre a los demás. Mi hermana envió 50 dólares a mi mamá y Pipo 50 a Fidel.Andaba con los zapatos rotos y Mima me regaló unas chancletas plásticas que le costaron 2 dólares y 20 centavos..
Luis(Willy) el 31 compró 10 cervezas en 200 pesos. Había guayabita, ron de gualfarina y todo lo esencial para cenar: carne, arroz,frijoles, tomate, lechuga, papas, yucas, dulce de toronja, de guayaba en barra y pudín de chocolate.Carlos cenó con nosotros y Willy le regaló yucas a Pablo, el instructor de teatro de la Casa de Cultura y un pedazo de carne a Mima y al vecino Rodolfo. Mima se llevó además una cantina de comida cocinada para Cheo. La pasamos de lo más bien. Bailamos con los Van Van, Roberto Carlos, Los Pasteles Verdes y hasta con Silvio Rodríguez. Esto fue después que Mima y Fidel se fueron porque desde que se hicieron religiosos activos no les gustan estas pachangas.
Continuará con el ingreso de mi hermano en el Hospital Psiquiátrico Provincial de Guanito el martes 11 de enero de 1994.
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