LA ATALAYA MAYO DE 2013
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Los desastres naturales: ¿prueban que Dios sea cruel?
LO QUE DICEN ALGUNOS: “Dios es quien provoca los desastres naturales porque él gobierna el mundo; de modo que es cruel”.
LO QUE DICE LA BIBLIA: “El mundo entero [está] en el poder del inicuo” (1 Juan 5:19). Según las Escrituras, el “inicuo”, o maligno, es Satanás (Mateo 13:19; Marcos 4:15). ¿Es esa una idea descabellada? Piense en esto: si Satanás tiene poder sobre el mundo, puede influir en los seres humanos para que sean egoístas, codiciosos y miopes como él. ¿No ayudaría eso a explicar por qué manejan tan mal el medio ambiente? Muchos expertos advierten que dicha acción puede influir en los desastres naturales, sea provocándolos, empeorándolos o haciéndonos más vulnerables a ellos.
Y ¿por qué ha dejado Dios que el Diablo tenga tanto poder? Para responder esta pregunta tenemos que ir al comienzo de la historia. Nuestros primeros padres se rebelaron contra Dios —es decir, lo rechazaron como gobernante— y desde entonces casi toda la humanidad ha hecho lo mismo. Con esa elección, el mundo entero se ha puesto en manos del enemigo de Dios, Satanás. Por eso, Jesús lo llamó “el gobernante del mundo” (Juan 14:30). Pero no gobernará para siempre.
Jehová, * por su parte, no ve con indiferencia el dolor que Satanás ocasiona. Todo lo contrario. Por ejemplo, la Biblia dice cómo se sintió al ver el sufrimiento de la nación de Israel: “Durante el tiempo de toda la angustia de ellos le fue angustioso a él” (Isaías 63:9). En su infinita misericordia, ha decidido acabar con el cruel gobierno de Satanás, y lo hará pronto. Además, ha coronado a su justo Hijo, Jesucristo, para que sea rey por la eternidad.
QUÉ SUPONE ESO PARA NOSOTROS: Satanás no ha protegido a la gente de los efectos catastróficos de los fenómenos naturales, pero Jesús sí lo hará. Cuando estuvo en la Tierra, él protegió a sus discípulos durante una violenta tempestad. La Biblia explica: “Reprendió al viento y dijo al mar: ‘¡Silencio! ¡Calla!’. Y el viento se apaciguó, y sobrevino una gran calma”. Asombrados, los discípulos se decían unos a otros: “¿Quién, realmente, es este, porque hasta el viento y el mar le obedecen?” (Marcos 4:37-41). Ese hecho nos da base para confiar en que Jesús protegerá a toda la humanidad obediente durante su reinado (Daniel 7:13, 14).