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Saturday, January 12, 2013

Preocupación por situación del preso Raúl Rodríguez Soto:

.Maritza Cantón: Hay Margot cuentame de Adela, como debe de estar con lo del hijo Dios mio?



....Diana ( Margot),Fidel, Jesus María López, Geobani López a los tres años de edad, mi hermana Maritza Cantón...( la bloguista).


Adela Soto Alvarez.
Mabel, esposa de Raulito.Dama de Apoyo de las Damas de Blanco y lider del Movimiento 10 de Diciembre.

Comportémonos como uno de los menores.

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Comportémonos como “uno de los menores”

 “El que se porta como uno de los menores entre todos ustedes es el que es grande.” (LUC. 9: 48)



BUSQUE LAS RESPUESTAS

¿Qué nos ayudará a portarnos como “uno de los menores”?

¿En qué sentidos es “grande” el que se porta como “uno de los menores”?

¿Cómo podemos manifestar humildad en nuestro matrimonio, en la congregación y en nuestra relación con el prójimo?

1, 2. ¿Qué lección les dio Jesús a sus apóstoles, y por qué?



TRANSCURRÍA el año 32. Mientras Jesús se hallaba en el distrito de Galilea, surgió una disputa entre los apóstoles. El Evangelio de Lucas explica lo que sucedió: “Entró entre ellos un razonamiento sobre quién de ellos sería el mayor. Jesús, conociendo el razonamiento de sus corazones, tomó a un niñito, lo puso a su lado, y les dijo: ‘Cualquiera que reciba a este niñito sobre la base de mi nombre, a mí me recibe también, y cualquiera que me recibe a mí, recibe también al que me envió. Porque el que se porta como uno de los menores entre todos ustedes es el que es grande’” (Luc. 9:46-48). Con paciencia pero con firmeza, Jesús les recalcó la necesidad de ser humildes.



2 ¿Encajaba aquella lección con los valores de los judíos del siglo primero, o iba en contra de la tendencia general? Una reconocida obra de consulta señala lo siguiente sobre los criterios sociales de la época: “En cualquier situación, constantemente surgía el tema de quién era el más importante, y dar a cada cual la debida honra era una cuestión prioritaria y una fuente de continua preocupación” (Theological Dictionary of the New Testament [Diccionario teológico del Nuevo Testamento]). Así pues, Jesús animó a sus apóstoles a ser diferentes de sus contemporáneos.



3. a) ¿Qué significa portarse como “uno de los menores”, y por qué no siempre es fácil? b) ¿Qué preguntas vamos a contestar?



3 La palabra griega que se traduce “uno de los menores” se aplicaba a la persona humilde, modesta, insignificante o de escaso prestigio e influencia. Jesús se valió de un niño para inculcarles a sus apóstoles la necesidad de ser humildes y modestos, y su exhortación es tan válida para los verdaderos cristianos de hoy como lo fue para los del siglo primero. Ahora bien, no siempre es fácil portarnos como “uno de los menores”, al menos en ciertas circunstancias. La tendencia humana al orgullo puede llevarnos a querer ser más que los demás. Si nos dejamos influir por la competitividad que nos rodea o por el espíritu del mundo, podríamos volvernos engreídos, combativos o manipuladores. ¿Qué nos ayudará a comportarnos como “uno de los menores”? ¿En qué sentidos “el que se porta como uno de los menores [...] es el que es grande”? ¿Y en qué campos de la vida debemos esforzarnos por manifestar humildad? Veamos.



“LA PROFUNDIDAD [...] DE LA SABIDURÍA Y DEL CONOCIMIENTO DE DIOS”

4, 5. ¿Cuál es un modo de cultivar humildad? Dé un ejemplo.



4 Un modo de cultivar humildad es comparar nuestra insignificancia con la grandeza de Jehová. La Biblia indica que “no se puede escudriñar su entendimiento” (Is. 40:28). Pablo destacó así su esplendor: “¡Oh la profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán inescrutables son sus juicios e ininvestigables sus caminos!” (Rom. 11:33). Aunque el ser humano ha aprendido muchísimo en los dos mil años que han pasado desde que se escribieron estas palabras, la exclamación del apóstol sigue siendo cierta. Sin importar cuánto sepamos, nos sentimos diminutos al comprender que aún nos queda una infinidad de cosas que aprender sobre Jehová, sus creaciones y su forma de ser y actuar.



5 Reconocer que los caminos de Dios están más allá de nuestra comprensión nos ayuda a vernos como “uno de los menores”. Eso fue lo que le sucedió a Leo, * quien de joven sentía fascinación por la ciencia. Debido a su deseo de conocer lo máximo posible sobre el universo, estudió Astrofísica y llegó a esta importante conclusión: “Vi que es muy improbable que las teorías científicas actuales por sí solas nos permitan entender totalmente el universo”. Así que decidió estudiar Derecho. Llegó a ser fiscal de distrito y juez. Andando el tiempo, él y su esposa estudiaron la Biblia con los testigos de Jehová, abrazaron la verdad y dedicaron su vida a Dios. Con sus antecedentes, ¿qué ayudó a Leo a comportarse como “uno de los menores”? Él responde sin dudar: “Darme cuenta de que, sin importar cuánto averigüemos sobre Jehová y el universo, aún hay mucho por descubrir”.





Jehová nos honra con el privilegio de predicar las buenas nuevas

6, 7. a) ¿Qué extraordinario ejemplo de humildad nos da Jehová? b) ¿Cómo nos hace grandes la humildad de Jehová?



6 Otro factor que nos ayuda a ser humildes es que Jehová mismo lo es. Recordemos que “somos colaboradores de Dios” (1 Cor. 3: 9). En efecto, a pesar de su incomparable grandeza, Jehová nos honra dándonos la oportunidad de efectuar nuestro ministerio usando su Palabra, la Biblia. Aunque es Dios quien hace crecer las semillas que plantamos y regamos, nos concede el privilegio de trabajar con él (1 Cor. 3:6, 7). ¡Qué extraordinario ejemplo! Sin duda, la humildad divina nos motiva a comportarnos como “uno de los menores”.



7 Esta cualidad de Jehová le causó una honda impresión a David. Por eso le cantó: “Tú me darás tu escudo de salvación, y tu humildad es lo que me hace grande” (2 Sam. 22:36). El salmista consideraba que cualquier grandeza que él tuviera en Israel se debía a que Dios era humilde, pues condescendía —o se dignaba — a prestarle atención (Sal. 113:5-7). Y nuestro caso no es diferente. A fin de cuentas, ¿qué cualidad, capacidad o privilegio tenemos que no hayamos recibido de Jehová? (1 Cor. 4: 7.) Entonces, ¿por qué es “grande” quien se comporta como “uno de los menores”? En parte, porque llega a ser un siervo de Jehová más valioso (Luc. 9:48). Reflexionemos en esta idea.



“EL QUE SE PORTA COMO UNO DE LOS MENORES [...] ES GRANDE”

8. ¿Cómo influye la humildad en nuestra actitud hacia la organización de Jehová?



8 Para estar satisfechos en la organización de Dios y apoyar la congregación, es imprescindible ser humildes. Así lo ilustra el caso de una joven llamada Petra, quien se crió en una familia de Testigos. Su actitud individualista la llevó a alejarse de la congregación. Años después volvió a asistir a las reuniones, y hoy está feliz de formar parte de la congregación de Jehová y de apoyarla. ¿Qué es lo que ha cambiado? Ella explica: “Para sentirme a gusto en la organización de Dios, me hacía falta entender y cultivar dos cualidades vitales: la humildad y la modestia”.



9. ¿Cómo ve el cristiano humilde el alimento espiritual que recibe, y por qué esa actitud lo hace más útil?



9 El cristiano humilde agradece de corazón todo lo que procede de Jehová, como el alimento espiritual. Es un aplicado estudiante de la Biblia y un lector entusiasta de las revistas La Atalaya y ¡Despertad! Como muchos otros siervos fieles de Dios, suele leer las publicaciones nuevas antes de guardarlas en su biblioteca. Al demostrar su aprecio y su humildad leyendo y estudiando las publicaciones cristianas, progresa espiritualmente, de modo que Jehová puede utilizarlo más de lleno en su servicio (Heb. 5:13, 14).



10. ¿Cómo podemos comportarnos como “uno de los menores” en la congregación?



10 Veamos otro sentido en el que se considera “grande” a quien se comporta como “uno de los menores”. Los ancianos de todas las congregaciones han sido nombrados siguiendo la guía del espíritu santo. Ellos se encargan de organizar actividades espirituales como las reuniones de congregación, el ministerio del campo y el pastoreo. Cuando somos humildes y apoyamos su labor, contribuimos al gozo, la paz y la unidad de la congregación (léase Hebreos 13:7, 17). Y si Jehová nos ha otorgado el honor de servir como ancianos o siervos ministeriales, debemos estarle humildemente agradecidos.



11, 12. ¿Qué nos hará más valiosos para la organización de Jehová, y por qué?



11 Quien se comporta como “uno de los menores” es “grande” —es decir, más valioso para la organización de Jehová — porque su humildad lo convierte en un siervo de Dios bueno y útil. Jesús tuvo que inculcarles humildad a sus discípulos porque algunos se dejaron arrastrar por el espíritu de la época. Según indica Lucas 9:46, discutieron “sobre quién de ellos sería el mayor”. ¿Y nosotros? ¿Podríamos también comenzar a creernos mejores que nuestros hermanos en la fe o que la gente en general? A muchas personas de este mundo las mueve el orgullo y el egoísmo. Nosotros debemos diferenciarnos de ellas comportándonos con humildad. Si así lo hacemos y damos prioridad a la voluntad de Jehová, seremos una compañía más edificante para nuestros hermanos cristianos.



12 La exhortación de Jesús a comportarnos como “uno de los menores” es una poderosa motivación para esforzarnos por demostrar humildad en todos los campos de la vida. Centrémonos en tres de ellos.



ESFUÉRCESE POR SER COMO “UNO DE LOS MENORES”

13, 14. ¿Cómo pueden los cónyuges comportarse como “uno de los menores”, y qué efecto tendrá esto en su matrimonio?



13 En su matrimonio. Hoy día, muchas personas se preocupan tanto por exigir sus derechos que no les importa si con ello pisotean los de los demás. En cambio, la persona humilde adopta la actitud que Pablo recomendó: “Sigamos tras las cosas que contribuyen a la paz y las cosas que sirven para edificación mutua” (Rom. 14:19). Quien se comporta como “uno de los menores” procura estar en paz con todo el mundo, en especial con su amado cónyuge.



14 Por ejemplo, una pareja tal vez no tenga los mismos gustos a la hora de elegir cómo pasar su tiempo libre. Puede que el esposo quiera quedarse en casa leyendo tranquilamente un libro, pero la esposa prefiera ir a un restaurante o visitar a unos amigos. A ella le será más fácil respetar a su esposo si ve que es humilde y toma sinceramente en cuenta sus preferencias en vez de centrarse únicamente en lo que a él le interesa. Y él amará y valorará mucho más a su esposa si ve que no se empeña en salirse con la suya, sino que presta atención a sus deseos. Cuando ambos se comportan como “uno de los menores”, su matrimonio se fortalece (léase Filipenses 2:1-4).



15, 16. ¿Qué recomendó David en el Salmo 131, y cómo debe esto influir en nuestra actitud en la congregación?



15 En la congregación. En el mundo, muchas personas solo piensan en obtener lo que quieren, y obtenerlo ya. La paciencia se les agota enseguida, y esperar les resulta insoportable. En nuestro caso, comportarnos como “uno de los menores” nos ayuda a esperar en Jehová (léase Salmo 131:1-3). Si somos humildes y pacientes, recibiremos muchos beneficios: seguridad, consuelo, satisfacción y la bendición divina. ¡Con razón animó David a los israelitas a que aguardaran la intervención de Jehová!



16 Esperar humildemente en Jehová puede servirle también a usted de mucho consuelo (Sal. 42: 5). Quizá desee hacer más para ayudar a la congregación y por eso “está procurando alcanzar un puesto de superintendente” (1 Tim. 3:1- 7). Como es obvio, debe hacer todo lo que razonablemente pueda para que el espíritu santo lo ayude a cultivar las cualidades necesarias. Pero ¿y si parece que el proceso está siendo más lento en su caso que en el de otros? Si usted es “uno de los menores”, esperará con paciencia y seguirá sirviendo con gozo a Jehová, contento de realizar cualquier tarea que le asignen.



17, 18. a) ¿Cuáles son los beneficios de pedir disculpas y de estar dispuestos a perdonar? b) ¿Qué recomienda Proverbios 6:1-5?



17 En su relación con el prójimo. A la mayoría de la gente le resulta muy difícil disculparse. En cambio, los siervos de Dios demuestran que son humildes admitiendo sus errores y pidiendo perdón. Además, están dispuestos a perdonar a quienes los ofenden. El orgullo divide y enfrenta a las personas, pero el perdón promueve la paz entre todos nuestros hermanos.



18 Los cristianos también demostramos humildad disculpándonos de corazón cuando las circunstancias nos impiden cumplir con algún compromiso que hayamos adquirido. Aunque tal vez no seamos los únicos culpables, si somos humildes, estaremos dispuestos a admitir nuestra parte de responsabilidad (léase Proverbios 6:1-5).





¿En qué ocasiones puede usted portarse como “uno de los menores”?



19. ¿Por qué motivos agradecemos que las Escrituras nos animen a portarnos como “uno de los menores”?



19 ¡Qué agradecidos estamos de que las Escrituras nos animen a portarnos como “uno de los menores”! Aunque no siempre nos resulte fácil, si reconocemos nuestra insignificancia en comparación con la grandeza del Creador y apreciamos su humildad, podremos cultivar esta hermosa cualidad. Así seremos siervos de Jehová más útiles y valiosos. Por tanto, seamos siempre como “uno de los menores”.



^ párr. 5 Se han cambiado los nombres.







ANTE URGENTES GESTIONES DE SU ESPOSA PRISIONERO DEPONE HUELGA DE HAMBRE A PUNTO DE LA MUERTE.


FOTO. MABEL GONZALEZ ALFONSO, VICE PRESIDENTA DEL MOV DE DH 10 DE DICIEMBRE


Por Gloria Pérez- 
(vocera del Mov de DH 10 de diciembre)

LA HABANA. (MDH)- Mabel Gonzalez Alfonso, vicepresidenta del Movimiento de DH 10 de diciembre informó que se personó en horas de la mañana del 11 de enero ante el oficial de guardia del penal  de mayor seguridad conocido por el Combinado del Este en la Habana para solicitar hablar urgentemente con el Jefe del mismo Tte Coronel Vargas, con el objetivo de qué incidiera urgentemente  en la huelga de hambre que comenzó su esposo el prisionero político Raúl Rodríguez Soto el día anterior para exigir los derechos del beneficio extrapenal que le dijeron había sido denegado.

El oficial antes mencionado la atendió después de cuatro horas de espera, y le aseguró que ellos desconocían de tal denegación, que iban a investigar el caso en las altas esferas de cárceles y prisiones, Tribunales, y otros,  a ver qué había sucedido con tal medida. Pero que inmediatamente el recluso tenía que suspender la huelga de hambre, por sus condiciones críticas de salud, y que ellos no podían permitir otro muerto más. 

Afirmó que este oficial le aseguró que la medida extrapenal de Rodríguez Soto está presentada por el penal junto a una veintena más, y que aun no han recibido respuestas de ninguno de los casos.

Mabel Gonzalez Alfonso, dijo que ante las palabras del oficial y totalmente escéptica se remitió al tribunal provincial de Artemisa donde fue juzgado su esposo el prisionero político Raúl Rodríguez Soto, Presidente del Mov de DH 10 de diciembre y después de mucho burocratismo una de las secretarias del recinto jurídico le dio la denegación de una medida extrapenal presentada en el año 2007, situación que molesto profundamente a la señora Gonzalez, puesto que toda esta confusión no solamente da muestras del mal trabajo que está realizando un tribunal, donde todo debe estar vigente y a la hora de emitir una respuesta debe expresarse en tiempo y forma y con la responsabilidad requerida en estos casos.

Lo cierto fue que según parece, si detrás no existe algo que ella no conoce hasta el momento, todo ha sido un mal trabajo del tribunal provincial de Artemisa, y  de quien le dio tal noticia, distorsionada y fuera de la realidad. 

Equivoco, por llamarle de alguna manera, dijo,… todo esto fue lo que puso al borde de la muerte a su esposo el prisionero Rodríguez Soto, quien estuvo 24 horas sin ingerir alimento, ni agua, con el objetivo de morir ante tanto engaño y frustración.

Por lo que de no haber sido por su actuación frente al jefe del penal, hubiera sido un muerto más en las cárceles de Castro, pues  hubo que reanimarlo al borde de un paro respiratorio en el hospital del propio Combinado donde se encuentra muy delicado de salud desde hace 6 meses. …Después de este suceso que pudo ser lamentable no aparecen los culpables… Añade.

Raúl Rodríguez Soto extingue una larga condena, en condiciones delicadas de salud, con múltiples enfermedades degenerativas, y de criterio operatorio, sometido a una silla de ruedas desde el 2008,  y con cifras elevadas de glucosa en sangre, lo que ha degenerado su organismo lentamente y lo ha puesto en condiciones críticas, por lo que es de inmediato cumplimiento el otorgamiento de la medida extrapenal como lo establece el código penal vigente en casos como este, para que pueda salvar su vida.

Por lo que; A nombre del pueblo cubano, de los presos políticos y de conciencia , y sus familiares, de los miembros del Movimiento de Derechos Humanos 10 de diciembre, de su esposa, madre, hijos, y hermanos,  agradecemos cualquier gestión que pueda hacerse por la pronta liberación de este prisionero.

Cuál es el nombre de Dios?

PUBLICADO EN la Revista La Atalaya de Enero de 2013 en WWW.j.w.org/es






PREGUNTAS SOBRE LA BIBLIA

 ¿Cuál es el nombre de Dios?

Todos nuestros familiares tienen un nombre. Hasta las mascotas tienen el suyo. ¿No sería razonable que Dios tuviera nombre? En la Biblia se utilizan varios títulos para referirse a Dios, entre ellos Todopoderoso, Señor Soberano y Creador. Pero él también tiene un nombre propio. (Lea Isaías 42:8.)



En muchas traducciones de la Biblia, el nombre propio de Dios aparece en Salmo 83:18. Por ejemplo, la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras vierte este versículo como sigue: “Tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra”.



¿Por qué debemos usar el nombre de Dios?

Dios desea que usemos su nombre. Cuando hablamos con nuestros amigos íntimos, nos dirigimos a ellos por su nombre. ¿No deberíamos hacer lo mismo al dirigirnos a Dios? Además, Jesucristo nos animó a usar el nombre de Dios. (Lea Mateo 6:9; Juan 17:26.)



Ahora bien, para ser amigos de Dios hace falta más que solo saber su nombre. ¿Cómo es Dios? ¿Es posible acercarse a él? La respuesta la encontrará en la Biblia.



Abel, el primer mártir, todavía habla.



Tomado de la Revista La Atalaya de enero de 2013 en WWW.j.w.org/es

EJEMPLOS DE FE



“Aunque murió, todavía habla”

 ABEL contemplaba su rebaño de ovejas que pastaba tranquilamente en la ladera al atardecer. Entonces, miró a la distancia, mucho más allá de sus ovejas, a donde se veía un leve resplandor. Él sabía que allí estaba una espada envuelta en llamas que giraba y giraba sin cesar, bloqueando el camino al jardín de Edén. Sus padres habían vivido allí, pero ahora ni ellos ni nadie más podía entrar. Imagínese a Abel, con el cabello un tanto alborotado por la brisa, alzando los ojos al cielo y pensando en su Creador. ¡Cuánto deseaba que algún día se cerrara la brecha entre el hombre y Dios!



Abel, el segundo hijo de Adán, nos está hablando hoy. ¿Puede usted oírlo? Tal vez le parezca que eso es imposible, pues murió hace mucho tiempo. Sus restos se convirtieron en polvo hace casi sesenta siglos. Además, la Biblia nos enseña que los muertos “no tienen conciencia de nada en absoluto” (Eclesiastés 9:5, 10). Y no solo eso, sino que en las Escrituras no aparece ni una sola palabra pronunciada por Abel. ¿Cómo puede entonces hablarnos?



Inspirado por Dios, el apóstol Pablo dijo lo siguiente sobre Abel: “Por [medio de] ella, aunque murió, todavía habla” (Hebreos 11:4). ¿Por medio de qué sigue hablando? Por medio de su fe. Abel fue el primer ser humano que cultivó esa hermosa cualidad. Tuvo una fe tan ferviente y profunda que su ejemplo continúa vivo. Si estudiamos su ejemplo y nos esforzamos por imitarlo, es como si él realmente nos estuviera hablando.



Pero ¿qué podemos aprender de Abel y su fe si se dice tan poco de él en la Biblia? Veamos.



EL MUNDO EN EL QUE SE CRIÓ

Abel nació casi al principio de la historia humana. Siglos después, Jesús dijo que había vivido en el tiempo de “la fundación del mundo” (Lucas 11:50, 51). Todo indica que con el término mundo Jesús se estaba refiriendo al conjunto de los seres humanos que tienen la esperanza de ser redimidos, o rescatados, del pecado. Aunque Abel fue el cuarto ser humano de la historia, al parecer fue el primero a quien Dios consideró redimible. * Es evidente que Abel no se crió en el mejor de los ambientes.



Aunque el mundo acababa de empezar, la familia humana ya vivía circunstancias muy lamentables. Adán y Eva seguramente eran muy bien parecidos y dinámicos; habían sido perfectos y habían tenido ante sí la perspectiva de vivir para siempre. Pero habían cometido un grave error, y lo sabían: se habían rebelado contra Jehová Dios y por eso habían sido desterrados de su hogar paradisíaco, el jardín de Edén. Por anteponer sus deseos a todo lo demás —incluso a las necesidades de sus hijos—, perdieron la perfección y la vida eterna (Génesis 2:15–3:24).



La vida de Adán y Eva fuera del jardín era muy dura. Con todo, cuando les nació su primer hijo, lo llamaron Caín, que significa “Algo Producido”, y Eva exclamó: “He producido un hombre con la ayuda de Jehová”. Tal vez pensaba en la promesa que Jehová había hecho en el jardín. Él había profetizado que cierta mujer produciría una “descendencia” que destruiría al ser malvado que los había descarriado (Génesis 3:15; 4:1). ¿Creía Eva que ella era la mujer de la profecía y que Caín era la “descendencia” prometida? En ese caso, estaba muy equivocada.



Es más, si ella y Adán inculcaron esa idea en Caín durante su crianza, lo único que consiguieron fue alimentar su orgullo imperfecto. Con el tiempo, Eva dio a luz a su segundo hijo, pero no encontramos expresiones tan pretenciosas acerca de él. Lo llamaron Abel, que posiblemente significa “Exhalación” o “Vanidad” (Génesis 4:2). ¿Quería decir la elección de ese nombre que sus expectativas eran menos ambiciosas, que no esperaban tanto de Abel como de Caín? Quizás, pero no podemos saberlo a ciencia cierta.



Sea como fuere, los padres de hoy pueden aprender mucho de los errores de aquellos primeros padres. ¿Alimentarán con sus palabras y acciones el orgullo, la ambición y las tendencias egoístas de sus hijos? ¿O les enseñarán a amar a Jehová Dios y buscar su amistad? Lamentablemente, Adán y Eva no cumplieron con su responsabilidad. Pero de todas formas, había esperanza para sus hijos.



¿DE DÓNDE OBTUVO SU FE ABEL?

Al ir creciendo los dos muchachos, Adán seguramente les enseñó a efectuar los trabajos necesarios para alimentar y cuidar a la familia. Caín optó por la agricultura y Abel se hizo pastor de ovejas.



Pero Abel hizo algo mucho más importante: con los años fue cultivando fe, esa hermosa cualidad de la que después escribió el apóstol Pablo. ¿De dónde obtuvo la fe en Jehová si no la veía en ningún ser humano? Su fe posiblemente se asentaba sobre tres sólidas bases. Analicémoslas.



La creación de Jehová.

Es cierto que Jehová había pronunciado una maldición contra el suelo, el cual produciría espinos y cardos y sería muy difícil de cultivar. Aun así, la tierra daba con generosidad para el sustento de la familia de Abel. Además, Dios no maldijo a las aves, los peces y demás animales; ni las montañas, los lagos, los ríos y los mares; ni el cielo, las nubes, el Sol, la Luna y las estrellas. Dondequiera que Abel miraba, veía prueba del profundo amor y la inmensa sabiduría y bondad de Jehová Dios, el Creador de todas las cosas (Romanos 1:20). Y cada vez que meditaba agradecido en la creación y las cualidades de Dios, su fe se fortalecía.



Seguramente Abel dedicó tiempo a reflexionar en asuntos espirituales. Imagíneselo cuidando de su rebaño. La vida de un pastor exigía caminar mucho. Conducía a sus mansas ovejas por montañas y valles, a través de ríos..., siempre buscando la hierba más verde, los mejores abrevaderos y los lugares de descanso más protegidos. Las ovejas parecían ser las más indefensas de todas las criaturas de Dios, como si hubiesen sido creadas con la necesidad de que el hombre las guiara y protegiera. ¿Se daba cuenta Abel de que él también necesitaba guía, protección y cuidado de Alguien mucho más sabio y poderoso que cualquier ser humano? Seguro que en sus oraciones incluía reflexiones de este tipo, y con ello su fe siguió aumentando.



Contemplar la creación dio a Abel base sólida para tener fe en un Creador amoroso



Las promesas de Jehová.

Adán y Eva tuvieron que haberles contado a sus hijos lo que ocurrió en el jardín de Edén y por qué fueron expulsados de allí. Así que Abel tenía mucho en que meditar.



Jehová dijo que el suelo estaría maldecido, y Abel podía ver claramente el cumplimiento de esas palabras en los espinos y cardos que crecían. Jehová predijo, además, que Eva sufriría dolores en los embarazos y los partos. Y seguro que cada vez que Eva iba a tener un hijo, Abel se daba cuenta de que esa predicción también se cumplía. Jehová previó que Eva sentiría una necesidad desequilibrada de recibir la atención y el amor de su esposo, y que Adán, a su vez, la dominaría. Y no hay duda de que Abel presenció en más de una ocasión esta lamentable realidad. Vez tras vez comprobó que todo lo que Jehová dice se cumple. Por tanto, disponía de buenas razones para tener fe en la promesa de Dios sobre la “descendencia” que un día corregiría los males que se originaron en el jardín de Edén (Génesis 3:15-19).



Los siervos de Jehová.

Dentro de su familia, Abel no encontró a nadie que fuera un buen ejemplo. Pero los seres humanos no eran las únicas criaturas inteligentes que había en la Tierra en aquel tiempo. Cuando Adán y Eva fueron expulsados del jardín de Edén, Jehová se aseguró de que ni ellos ni ninguno de sus descendientes pudieran entrar en aquel Paraíso terrenal. Para vigilar la entrada, apostó allí a unos querubines —ángeles de muy alto rango— y “la hoja llameante de una espada” que giraba continuamente (Génesis 3:24).



Imagínese a Abel, de niño, mirando a aquellos querubines materializados en cuerpos humanos. No hay duda de que la apariencia de esos ángeles reflejaba su inmenso poder. Y la espada que echaba llamas y giraba sin cesar también sería sobrecogedora. ¿Vio alguna vez que los querubines se aburrieran y abandonaran su puesto? No. Día y noche, año tras año, década tras década..., aquellas inteligentes y poderosas criaturas se mantuvieron en su lugar. Abel pudo ver que Jehová Dios tenía siervos justos y perseverantes. En los querubines vio una clase de lealtad y obediencia a Jehová que no veía en su familia. Seguro que el ejemplo de estos ángeles fortaleció su fe.





Durante toda su vida, Abel vio que los querubines eran siervos leales y obedientes de Jehová



Al meditar en la creación, las promesas divinas y el ejemplo de los siervos de Dios, la fe de Abel se fortalecía cada vez más. ¡Cuánto aprendemos de él! Es como si nos estuviera hablando. Y ¡qué animador puede ser para los jóvenes saber que es posible llegar a tener verdadera fe en Jehová Dios, sin importar lo que haga su familia! Con las maravillas de la creación que nos rodean, la Biblia completa a nuestra disposición y un sinnúmero de ejemplos humanos de fe, ¿qué impide que tengamos una fe sólida?



POR QUÉ FUE SUPERIOR EL SACRIFICIO DE ABEL

A medida que la fe de Abel iba creciendo, también crecía su deseo de demostrarla con obras. Pero ¿qué podría darle al Creador del universo un simple ser humano? Dios no necesitaba regalos ni ayuda de ningún hombre. Sin embargo, Abel llegó a comprender una gran verdad: si le ofrecía a Jehová lo mejor que tenía y con el motivo adecuado, su amoroso Padre celestial lo aceptaría con gusto.



De modo que decidió ofrecerle a Dios algunas ovejas de su rebaño. Para ello escogió las primeras y mejores crías y las ofreció, incluidas las partes que él consideraba más selectas, a saber, “sus trozos grasos”. Por su parte, Caín también quería conseguir la bendición y el favor de Dios, y por eso preparó una ofrenda de sus cosechas. Pero su motivación no era como la de su hermano, y la diferencia se hizo obvia cuando presentaron sus ofrendas.





Abel ofreció su sacrificio con fe, Caín no

Posiblemente ambos utilizaron altares y fuego para hacer sus ofrendas, y tal vez las presentaron a la vista de los querubines, que en aquel tiempo eran los únicos representantes de Dios en la Tierra. El relato dice que Jehová “miraba con favor a Abel y su ofrenda”, aunque no indica cómo lo demostró (Génesis 4:4). ¿Por qué lo miraba con agrado?



¿Era por la ofrenda en sí? Abel ofreció la vida de unos corderos y derramó su preciada sangre. Siglos después, Dios usó el sacrificio de un cordero sano, sin defectos, para representar el sacrificio de su propio Hijo perfecto, “el Cordero de Dios” (Juan 1:29; Éxodo 12:5-7). Aunque, obviamente, Abel desconocía mucha de esa información.



Una cosa sí es segura: ofreció lo mejor que tenía. Jehová no solo aprobó la ofrenda, sino también al hombre que la presentó, pues se la presentó motivado por el amor que le tenía y la fe que había depositado en él.



El caso de su hermano fue distinto. Jehová “no miraba con ningún favor a Caín ni su ofrenda” (Génesis 4:5). No es que la clase de ofrenda fuera inadecuada, pues siglos después la ley de Moisés permitiría ofrecer a Jehová productos de la tierra (Levítico 6:14, 15). El problema era Caín, ya que la Biblia dice que “sus propias obras eran inicuas” (1 Juan 3:12). Tal como les ocurre a muchos hoy, parece que Caín pensaba que bastaría con una muestra superficial de devoción. Su falta de fe en Jehová y de amor por él se hizo patente enseguida por su reacción.



Cuando Caín vio que no se había ganado el favor de Dios, ¿trató de aprender del ejemplo de su hermano? No. Hervía de odio contra Abel. Jehová vio lo que estaba ocurriendo en su corazón y razonó pacientemente con él. Le advirtió que si seguía así, acabaría cometiendo un grave pecado, pero también le dijo que si cambiaba, recibiría “ensalzamiento”, es decir, su aprobación (Génesis 4:6, 7).



Lamentablemente, Caín no hizo caso de la advertencia divina. Invitó a su hermano menor a que lo acompañara al campo, y este aceptó confiado. Una vez allí, lo atacó y lo asesinó (Génesis 4:8). En cierto sentido, Abel llegó a ser el primero en sufrir persecución religiosa, el primer mártir. Murió, sí, pero aquel no fue el final de su historia, ni mucho menos.



La sangre de Abel clamaba a Jehová, como si le estuviera suplicando que lo vengara, que hiciera justicia. Y Dios respondió castigando al malvado Caín por el asesinato (Génesis 4:9-12). Hoy, Abel nos está hablando mediante su ejemplo de fe. Probablemente vivió unos cien años, pocos en comparación con lo mucho que vivía la gente de su época. Pero los aprovechó bien y murió sabiendo que contaba con el amor y la aprobación de su Padre celestial (Hebreos 11:4). De modo que podemos tener la certeza de que está seguro en la infinita memoria de Jehová, a la espera de resucitar en un paraíso terrestre (Juan 5:28, 29). ¿Estará usted allí para recibirlo? Sí, siempre y cuando haga todo lo posible por escuchar la voz de Abel e imitar su sobresaliente fe.

La verdadera libertad.






Tomado de la Atalaya de Enero 2013.

LA BIBLIA LES CAMBIÓ LA VIDA



“¡Por fin he encontrado la verdadera libertad!”

Relatado por Brian Hewitt



REPRODUCIR EN AÑO DE NACIMIENTO: 1981

PAÍS: ESTADOS UNIDOS

OTROS DATOS: HIJO PRÓDIGO

MI PASADO:

Nací en Moundsville, una tranquila ciudad a orillas del río Ohio, en el norte de Virginia Occidental (Estados Unidos). Éramos cuatro hermanos —tres chicos y una chica—, de los cuales yo era el segundo; así que en casa no había un instante de aburrimiento. Mis padres eran personas honradas y trabajadoras que amaban al prójimo; no éramos ricos, pero siempre tuvimos lo necesario. Como testigos de Jehová, ellos hicieron todo lo posible por inculcarnos los principios de la Biblia desde la niñez.



No obstante, para cuando llegué a la adolescencia, mi corazón ya había empezado a alejarse de las enseñanzas que había recibido. No estaba seguro de que seguir los principios bíblicos pudiera producirme satisfacción. Para mí, la felicidad dependía de ser completamente libre. Así que dejé de asistir a las reuniones cristianas. Mi hermano mayor y mi hermana siguieron mis pasos. Nuestros padres hicieron lo imposible por ayudarnos, pero, en nuestra rebeldía, rechazamos su ayuda.



Poco me imaginaba entonces que la libertad que tanto anhelaba me haría caer en las garras de la adicción. Un día, cuando regresaba a casa de la escuela, un amigo me ofreció un cigarrillo y se lo acepté. A partir de ese momento fui cayendo en muchas otras prácticas destructivas como el consumo de drogas, el abuso del alcohol y la conducta inmoral. Con el paso de los años probé drogas más duras y acabé esclavizado a varias de ellas. Llegué al punto de vender droga para pagar mis adicciones.



Por más que trataba de acallar la conciencia, esta me repetía vez tras vez que mi forma de vivir no era buena. Pero yo me decía: “Es demasiado tarde, el daño ya está hecho”. ¡Cuántas veces me sentí solo y deprimido pese a estar rodeado de gente en fiestas y conciertos! En ocasiones recordaba lo decentes y buenos que eran mis padres y me preguntaba cómo había podido caer tan bajo.



CÓMO LA BIBLIA ME CAMBIÓ LA VIDA:

Yo me daba por perdido, pero no todos opinaban igual. En el año 2000, mis padres me invitaron a una asamblea de distrito de los testigos de Jehová. Aunque sin mucho entusiasmo, acepté la invitación. Y para mi sorpresa, mis dos hermanos que también se habían alejado hicieron lo mismo.



En la asamblea recordé que un año antes había estado en ese mismo lugar para un concierto de rock. El contraste me tocó el corazón. Cuando asistí al concierto, había basura por todas partes y el ambiente estaba cargado de humo de cigarrillo. La mayoría de los asistentes eran desagradables y el mensaje de la música, deprimente. En cambio, en la asamblea estaba rodeado de personas felices que me recibieron con los brazos abiertos aunque no las había visto en años. El lugar estaba limpio y el mensaje era alentador. Ver los buenos efectos que produce la verdad bíblica hizo que me preguntara por qué tuve que rechazarla (Isaías 48:17, 18).



“La Biblia me dio las fuerzas para dejar de consumir y vender drogas y convertirme en un miembro productivo de la sociedad”



Enseguida decidí volver a la congregación cristiana. Lo mismo hicieron mis hermanos, conmovidos también por lo que vivieron en aquella asamblea. Los tres aceptamos clases de la Biblia.



Un pasaje que me caló hondo fue el de Santiago 4:8: “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes”. Comprendí que, si deseaba acercarme a Dios, tendría que limpiar mi vida. Además de otros cambios era necesario que dejara el cigarrillo, las drogas y el alcohol (2 Corintios 7:1).



Rompí con mis viejas amistades y las reemplacé por nuevos amigos que adoraban a Jehová. Alguien que me ayudó mucho fue el anciano de la congregación con quien estudié la Biblia. Me llamaba por teléfono y me visitaba para saber cómo me iba. Hasta el día de hoy es uno de mis mejores amigos.



En la primavera del 2001, mi hermano, mi hermana y yo nos bautizamos como testigos de Jehová. Imagínese la felicidad de mis padres y de mi hermano menor —que se había mantenido fiel— cuando al fin nuestra familia estuvo unida en la adoración de Jehová.



QUÉ BENEFICIOS HE OBTENIDO:

Antes pensaba que los principios bíblicos eran demasiado restrictivos, pero ahora los veo como una valiosísima protección. La Biblia me dio las fuerzas para dejar de consumir y vender drogas y convertirme en un miembro productivo de la sociedad.



Tengo el honor de ser parte de una hermandad mundial compuesta de personas que adoran y sirven unidamente a Jehová y se aman de corazón (Juan 13:34, 35). Entre ellas encontré a alguien que ha sido una bendición muy especial: mi esposa, Adrianne, a la que amo y respeto profundamente. Ambos nos sentimos muy felices de servir juntos al Creador.



En lugar de llevar una vida egoísta, ahora soy evangelizador de tiempo completo y me dedico a enseñar a la gente los beneficios de seguir la Palabra de Dios. Esta labor voluntaria me produce una felicidad incomparable. Puedo decir con total convicción que la Biblia me ha cambiado la vida. ¡Por fin he encontrado la verdadera libertad!



Las has revelado Dios a los pequeñuelos.

LA ATALAYA ENERO DE 2013

ACÉRQUESE A DIOS

“Las has revelado a los pequeñuelos”

 ¿Quisiera saber la verdad acerca de Dios? ¿Quién es? ¿Qué le gusta y qué no? ¿Cuál es su voluntad? En su Palabra, la Biblia, Jehová nos revela toda la verdad acerca de sí mismo. Sin embargo, no cualquiera que lea la Biblia puede comprender esa verdad. ¿Por qué? Porque ese es un privilegio que no todo el mundo recibe. Veamos lo que explicó Jesús sobre el particular. (Lea Mateo 11:25.)



Este versículo comienza de la siguiente manera: “En aquella ocasión Jesús tomó la palabra y dijo”. Lo que iba a decir probablemente estuviera motivado por lo que acababa de ocurrir: él había reprendido a los habitantes de tres ciudades galileas por su indiferencia ante las obras poderosas que había realizado allí (Mateo 11:20-24). Pero ¿cómo era posible que alguien viera los milagros de Jesús y no quisiera seguirlo? La reacción de la gente obedecía a su terquedad de corazón (Mateo 13:10-15).



Jesús sabía que para comprender la verdad espiritual contenida en la Biblia hacen falta dos cosas: la ayuda de Dios y una buena actitud de corazón. Como dice Mateo 11:25, él exclamó: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos”. ¿Ve ahora por qué decimos que comprender la verdad acerca de Dios es un privilegio que él concede? Jehová, el “Señor del cielo y de la tierra”, tiene el derecho de esconderla o revelarla según su voluntad soberana. Pero no lo hace de manera arbitraria o caprichosa. Entonces, ¿qué criterio sigue?



Jehová concede su favor a los humildes, no a los altivos (Santiago 4:6). Él oculta la verdad a “los sabios e intelectuales”, las personas instruidas del mundo que por su orgullo y excesiva confianza en sí mismas creen que no necesitan su ayuda (1 Corintios 1:19-21). En cambio, la da a conocer a “los pequeñuelos”, los que acuden a él con un corazón sincero, que son humildes como niños (Mateo 18:1-4; 1 Corintios 1:26-28). El Hijo de Dios conoció ambos tipos de personas. Muchos líderes religiosos orgullosos y muy instruidos no captaron el sentido de su mensaje, mientras que humildes pescadores sí lo hicieron (Mateo 4:18-22; 23:1-5; Hechos 4:13). Al mismo tiempo, hubo individuos ricos y cultos que demostraron sincera humildad y lo siguieron (Lucas 19:1, 2, 8; Hechos 22:1-3).



Volvamos a la pregunta que planteamos al comienzo: “¿Quisiera saber la verdad acerca de Dios?”. Como vimos, él no favorece a los que se consideran sabios desde el punto de vista del mundo, sino a los que son despreciados por ellos. Si usted estudia la Palabra de Dios con una buena actitud de mente y corazón, podrá contarse entre las personas a quienes él hace un valiosísimo regalo: la oportunidad de entender la verdad sobre él. Comprender dicha verdad le dará mayor sentido a su existencia ahora y lo pondrá en camino a la verdadera vida, la vida eterna en el cercano nuevo mundo de justicia que Dios ha prometido (1 Timoteo 6:12, 19; 2 Pedro 3:13). *



El fin del mundo.

PUBLICADO EN Revista La Atalaya de Enero de 2013 en WWW.j.w.org/es



TEMA DE PORTADA: ¿DEBEMOS TEMER EL FIN DEL MUNDO?

El fin del mundo: temor, fascinación y frustración

REPRODUCIR EN ¿Qué siente al pensar en el 21 de diciembre del 2012, fecha del calendario maya en que, según muchos, acontecería un cambio mundial? Dependiendo de lo que haya esperado, puede que sienta alivio, decepción o indiferencia. ¿Fue esa una más de tantas predicciones equivocadas sobre el fin del mundo?



¿Y qué piensa del “fin del mundo” del que habla la Biblia? (Mateo 24:3, Biblia de Jerusalén.) Hay quienes temen que la Tierra sea quemada. Otros sienten fascinación por las imágenes catastrofistas del fin del mundo. Y muchos sencillamente están cansados de oír que el fin está cerca. Pero ¿no serán estos sentimientos una reacción a los relatos fantásticos más bien que a la verdad bíblica?



Tal vez le sorprenda saber lo que la Biblia dice realmente sobre el tema. En sus páginas nos da razones para anhelar la llegada del fin del mundo; también reconoce que podemos frustrarnos si nos parece que se demora. Por eso, lo invitamos a examinar las respuestas de las Escrituras a cuatro preguntas que la gente suele hacerse.

¿Será quemada la Tierra?

LA BIBLIA RESPONDE: “[Dios] ha fundado la tierra sobre sus lugares establecidos; no se le hará tambalear hasta tiempo indefinido, ni para siempre” (SALMO 104:5).



La Tierra no será destruida por fuego ni por ningún otro medio; la Biblia enseña que será el hogar eterno de la humanidad. Salmo 37:29 dice: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella” (Salmo 115:16; Isaías 45:18).



Cuando Dios creó la Tierra, dijo que todo “era muy bueno”, y este sigue siendo su sentir (Génesis 1:31). Él no piensa destruirla; más bien, promete “causar la ruina de los que [la] están arruinando” y evitar que le causen daño permanente (Revelación [Apocalipsis] 11:18).



Pero quizás le venga a la mente lo que dice 2 Pedro 3:7: “Los cielos y la tierra que existen ahora están guardados para fuego”. ¿No indica este pasaje que la Tierra será quemada? Bueno, la Biblia utiliza a veces los términos cielos, tierra y fuego de manera simbólica. Por ejemplo, Génesis 11:1 cuenta que “toda la tierra continuaba siendo de un solo lenguaje”. Es obvio que aquí “tierra” se refiere a la humanidad.



Los cielos, la tierra y el fuego mencionados en 2 Pedro 3:7 también tienen un significado simbólico, como lo demuestra el contexto. Los versículos 5 y 6 hacen referencia al Diluvio de Noé. El mundo de aquel tiempo fue destruido, pero nuestro planeta no desapareció. La “tierra” que desapareció fue la sociedad violenta, y los “cielos” fueron las personas que la gobernaban (Génesis 6:11). Lógicamente, lo que el versículo 7 predice es la aniquilación total —representada por el “fuego”— de la sociedad perversa y de sus gobiernos corruptos.


¿Qué ocurrirá cuando llegue el fin del mundo?

LA BIBLIA RESPONDE: “El mundo va pasando, y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 JUAN 2:17).



“El mundo” que tiene que pasar no es la Tierra, sino los seres humanos que no hacen la voluntad de Dios. Tal como un cirujano le saca un tumor canceroso a un paciente para librarlo de la muerte, Dios eliminará de la Tierra a los malvados para que los buenos puedan disfrutar al máximo de la vida (Salmo 37:9). En realidad, “el fin del mundo” es algo bueno.



Algunas traducciones de la Biblia nos ayudan a ver “el fin del mundo” de esta manera positiva al traducir dicha expresión por “la conclusión del sistema de cosas [o de la era, Biblia Textual]” (Mateo 24:3). Si tanto el hombre como la Tierra seguirán existiendo después del fin, ¿no es lógico que se inicie una nueva era, un nuevo sistema de cosas? La Biblia contesta afirmativamente, pues habla del “sistema de cosas venidero” (Lucas 18:30).



Jesús llamó a esa época futura “la renovación de todas las cosas”. Él hará que la humanidad viva en las condiciones que Dios quería en un principio (Mateo 19:28, Dios habla hoy, 2002). Entonces podremos disfrutar de las siguientes bendiciones:



 Una Tierra convertida en paraíso con seguridad y prosperidad para todos (Isaías 35:1; Miqueas 4:4).

 Trabajo útil y gratificante (Isaías 65:21-23).

 La curación de todas las enfermedades (Isaías 33:24).

 La recuperación de la juventud (Job 33:25).

 La resurrección de los muertos (Juan 5:28, 29).

Si hacemos la voluntad de Dios, no tendremos por qué temer el fin del mundo; al contrario, anhelaremos fervientemente su llegada.



¿Está realmente cerca el fin del mundo?

LA BIBLIA RESPONDE: “Cuando vean suceder estas cosas, sepan que el reino de Dios está cerca” (LUCAS 21:31).



En el libro The Last Days Are Here Again (Los últimos días han vuelto), el profesor Richard Kyle escribió que “los cambios inesperados y el caos social crean el ambiente propicio para que se multipliquen las predicciones del fin del mundo”. Y esto es así particularmente si los cambios y el caos parecen no tener explicación.



Sin embargo, los profetas de la Biblia que escribieron sobre el fin del mundo no lo hicieron con el objetivo de explicar situaciones desconcertantes. Fueron inspirados por Dios para describir las condiciones que indicarían un fin inminente del mundo. Fíjese en algunas de tales profecías y juzgue por usted mismo si se están cumpliendo o no.



 Guerras, hambres, terremotos y epidemias de enfermedades mortales (Mateo 24:7; Lucas 21:11).

 Aumento notable de los delitos (Mateo 24:12).

 El hombre arruinaría la Tierra (Revelación 11:18).

 Personas amantes de sí mismas, del dinero y los placeres, pero no de Dios (2 Timoteo 3:2, 4).

 Desintegración de la familia (2 Timoteo 3:2, 3).

 Indiferencia general hacia las pruebas de la cercanía del fin (Mateo 24:37-39).

 Predicación de las buenas nuevas del Reino de Dios por todo el planeta (Mateo 24:14).

Como dijo Jesús, “todas estas cosas” serían la señal de que se acerca el fin del mundo (Mateo 24:33). Para los testigos de Jehová, las pruebas son convincentes; por eso predicamos nuestra fe en 236 países y territorios.



¿Son las expectativas equivocadas sobre el fin del mundo una razón para creer que nunca vendrá?

LA BIBLIA RESPONDE: “Cuando los hombres estén diciendo: ‘¡Paz y seguridad!’, entonces destrucción repentina ha de sobrevenirles instantáneamente, como el dolor de angustia a la mujer encinta; y no escaparán de ninguna manera” (1 TESALONICENSES 5:3).



La Biblia asemeja la destrucción del mundo al inicio del parto: los dolores de la madre son inevitables y comienzan de repente. Asimismo, el período que culmina en el fin pudiera compararse a un embarazo, pues la futura madre ve cada vez más señales de que pronto nacerá su bebé. Y aun si eso no ocurre en la fecha calculada por el médico, ella sabe que está por dar a luz. Pues bien, las expectativas equivocadas sobre el fin no cambian los síntomas inconfundibles de que vivimos en “los últimos días” (2 Timoteo 3:1).



“Si la señal es tan obvia, ¿por qué hay tanta gente que no la reconoce?”, quizás se pregunte usted. Por irónico que parezca, la Biblia predijo que cuando el fin estuviera cerca muchos no harían caso de las pruebas. En vez de prestar atención a los cambios radicales que tendrían lugar en los últimos días, se burlarían diciendo: “Desde el día en que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3:3, 4). Dicho de otro modo, aun cuando la señal de los últimos días sería clara, muchos la ignorarían (Mateo 24:38, 39).



Este artículo contiene solo unas cuantas pruebas bíblicas de que el fin está cerca. * ¿Quisiera saber más? En ese caso, lo invitamos a solicitar a los testigos de Jehová un curso bíblico gratuito. Lo puede recibir en su hogar, en otro lugar de su conveniencia o hasta por teléfono. Su único costo es el tiempo que le tomará, pero los beneficios no tienen precio.



^ párr. 39 Para más detalles, lea el capítulo 9, “¿Vivimos en ‘los últimos días’?”, del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?, editado por los testigos de Jehová.



¿HAN DADO LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ FECHAS EQUIVOCADAS PARA EL FIN?

Los testigos de Jehová hemos tenido expectativas equivocadas sobre cuándo vendrá el fin. Tal como los discípulos de Jesús del siglo I, a veces hemos creído que vendría en cierta fecha, pero esta no correspondía con el horario de Dios (Lucas 19:11; Hechos 1:6; 2 Tesalonicenses 2:1, 2). Con todo, opinamos igual que Alexander H. Macmillan, un Testigo con muchos años de experiencia, que dijo: “Aprendí que debemos reconocer nuestros errores y continuar examinando la Palabra de Dios para conseguir más esclarecimiento”.



Entonces, ¿por qué seguimos insistiendo en que el fin está cerca? Porque nos tomamos muy en serio las palabras de Jesús: “Sigan mirando, manténganse despiertos”. La otra alternativa sería dejar que él nos encontrara “durmiendo”, lo que impediría que nos ganáramos su favor (Marcos 13:33, 36).



Ilustrémoslo con un ejemplo. Puede ser que un guarda forestal vea desde su torre de vigilancia que una pequeña espiral de humo asciende en el horizonte y dé una voz de alarma, pero que esta resulte falsa. No obstante, su actitud vigilante podría salvar muchas vidas en otra ocasión.



Del mismo modo, nosotros hemos tenido expectativas equivocadas sobre cuándo vendrá el fin. Pero nos interesa más obedecer a Jesús y salvar vidas que evitar las críticas. Él nos mandó que “diéramos testimonio cabal”, y esto nos obliga a advertir acerca del fin (Hechos 10:42).



Creemos que si bien es importante estar pendientes de cuándo vendrá el fin, es más importante aún estar convencidos de que vendrá y actuar en consecuencia. Aunque el fin se demore desde nuestro punto de vista, nos mantenemos a la expectativa, pues Habacuc 2:3 nos asegura: “Sin falta se realizará. No llegará tarde”.