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Tuesday, June 15, 2010

El Martí que adora una joven cubana:

Por: Yoani Sánchez.

Otro Pepe

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Yo tenía 19 y él había muerto cien años antes. En la escuela, nos aterrábamos cuando en los exámenes de gramática ponían a analizar una de sus complejas oraciones. Nos habían repetido tantas veces que José Martí era el “autor intelectual del asalto al cuartel Moncada” que hasta lo imaginábamos de cuerpo presente en aquella madrugada de disparos y muertos. En las vallas políticas, sus sentencias –sacadas de contexto– ataviaban una ciudad sumida en las miserias del Período Especial. Recuerdo que ironizábamos con algunas de ellas, al estilo de “la pobreza pasa: lo que no pasa es la deshonra” que habíamos trasmutado en “la pobreza pasa, la que no pasa es la 174”, en alusión al autobús que conectaba el Vedado con La Víbora.

No faltaron los desinformados que culparon al Apóstol por lo que ocurría y durante los días de apagones y de poquísima comida le propinaban a sus bustos de yeso diversos castigos. La excesiva tergiversación del ideario martiano –readaptado según las conveniencias del poder– hizo que decenas de mis colegas de aula le dieran un portazo definitivo a su obra. Sólo un exiguo grupo de aquellos adolescentes nos mantuvimos leyendo su poesía de amor o sus versos libres, preservando así para nosotros otro Pepe, más humano, más cercano. Estaba yo por ese entonces en el Instituto Pedagógico que –como trampolín– me permitiría pasar a estudiar Filología o Periodismo, dos profesiones que él había ejercido magistralmente. Allí me presentaban a un señor de rostro enérgico al que había que adorar sin rebatir, definido oficialmente como el inspirador de lo que vivíamos.

En los días cercanos al aniversario cien de su muerte se me ocurrió redactar un pequeño editorial para el boletín que hacíamos varios estudiantes. Con el nombre de Letra a Letra, la publicación se armaba con poemas, análisis literarios y una sección dedicada a los gazapos lingüísticos que se escuchaban en los pasillos de la facultad de Español y Literatura. Escribí unas breves y apasionadas líneas donde decía que formábamos parte de “otra generación del centenario” a la que le correspondía salvar a la patria de “otros peligros”. Aquella pequeñísima transgresión de la norma instituida para interpretar al héroe nacional terminó con el cierre del modesto periódico y mi primer encuentro con “los muchachos del aparato”. Sólo ellos estaban capacitados para desentrañar y esgrimir su escritura, parecían querer decirme con aquella soterrada advertencia, pero yo sonreía para mis adentros: ya conocía otro Martí, más indomable, más rebelde.

Nota: Este post intenté mandarlo ayer. pero no fue posible.

"Yo no me muero como viví": ( Testimonio):





Testimonio basado en entrevista del hermano Raúl Sáenz, de México y Texas, residente en Oregon, Estados Unidos actualmente, y que estudió la Biblia con el hermano de Cuba: Rafael Martín.

Por: Diana Margarita Cantón Martínez.

-Qué la llevó, hermana, a dudar de la existencia de Dios?.

-Dudé de la existencia de Dios desde la infancia porque nací y me crié en Cuba en un hogar dividido, inestable, con creencias mezcladas, donde no había una Biblia, no se asistía casi nunca a una iglesia.
Mis padres no eran practicantes ni consecuentes con ninguna religión ni tampoco con el ateismo; de modo que no recibí una guía de ellos para aceptar con convicción a Dios. Me inclinaba a cuestionarme quién había creado a Dios?.Aunque en los años 50 los testigos predicaban en mi calle y me llevaban las revistas La Atalaya a casa, y yo las hojeaba, miraba imágenes, leía títulos, subtítulos, fragmentos; y mi abuela materna tenía el libro " De paraíso perdido a paraíso recobrado" y me explicaba y contaba relatos bíblicos que le enseñaba la hermana Filomena.
Mi madre siempre creyó en la existencia de Dios y aunque trataba de inculcarlo , nos protegía a la vez de que tuviéramos problemas por ello en la sociedad que nos tocó. Y mi padre que fue socialista y comunista en su juventud, pronto se desilusionó al no ver correspondencia entre lo que leyó y la realidad.
Ya en la adolescencia, a los trece años, me separé de mi familia; me fui a estudiar becada en La Habana, a más de tres horas de camino en ómnibus de mi hogar, y en una época en que ya el transporte era pésimo y podías demorarte hasta un día moviéndote después de largas colas y trasbordos.Esto hizo que fuera a Pinar del Río a veces sólo cada dos o tres meses y preferentemente en vacaciones escolares, por lo que empecé a recibir con más fuerza y sistematicidad el adoctrinamiento comunista que daba gloria y honra a los patriotas, héroes, mártires de la revolución, guerreros y dirigentes en el poder, en vez de a un Dios verdadero, espiritual. Mi padre me enseñó el mito de Martí ; la escuela, los libros me lo alimentaron, y esa fue una base sólida en la ética y estética que siempre tuve. La sociedad me inclinó después a Fidel, y sobre todo al Che Guevara. Yo estuve en la Velada Solemne después de su muerte, y quise ser como él. Creí en el hombre nuevo y me llegué a sentir la mujer nueva.

-Cómo influyó esa opinión en su actitud ante el futuro, hermana?.

-A los 16 años ya era profesora de Historia y a los 21 de Marxismo Leninismo. Trabajé 27 años enseñando a otros el Materilismo Dialéctico, el ateismo, el evolucionismo, el papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, la conquista del fuego, la lucha de clases, las revoluciones sociales, la dictadura del proletariado y esas cosas, en las que llegué a creer sinceramente. Cifré mi fe, mi confianza, mis esperanzas en un gobierno humano, en un proyecto socialista y comunista; ese era el futuro paradisiaco con el que soñaba. De la Biblia sólo había leído muy joven por curiosidad literaria e inclinación personal, en Ceiba del Agua, Génesis y Revelación, el principio y el fín, sin entender mucho, por cierto. La primera biblia que recuerdo haber visto era la de mi abuela paterna que fue creyente cristiana muy convencida, pero no practicante y después fidelista. La segunda aquella que quizás obtuve prestada en una biblioteca escolar. No lo tengo muy claro.

-Qué la convenció de que Dios existe y de que se preocupa por usted?.

-Llegué a la conclusión de que Dios si existe como Creador universal y de que se preocupa por mi, lentamente. Fue un proceso que se desencadenó imperceptiblemente desde 1986 con la Perestroika, la Glasnot, la caída del Muro de Berlín, el desmoronamiento del Campo Socialista en Europa del Este y de la Unión Soviética en 1989. Por ese tiempo, mi hermano que se hacía evangélico, me leía libros como Eclesiastés.
Esa crisis económica, política y social mundial del comunismo y su repercusión en Cuba con el llamado "Período Especial en Tiempo de Paz", las revistas Sputniks y Tiempos Nuevos procedentes del viejo continente que leí, los propios discursos de Gorvachov y de Fidel Castro y mi interacción en los Talleres Literarios, en el Ministerio de Cultura, las revistas Caimán Barbudo, de la Unión de Escritores de Cuba .. que leía, los eventos literarios, artísticos, políticos, educacionales, teóricos a los que asistía y mi propia práctica social que se hizo cada vez más insoportable en mis condiciones concretas, se unieron para descubrirme y ser descubierta como disidente o contestataria, sobre todo después de 1994.
Entonces me predicaron los testigos de Jehová informalmente en el hospital psiquiátrico en que acompañaba a mi hermano, y me llegó justo a tiempo ese mensaje de salvación, cuando empezaba a percatarme de la injusticia social reinante y del no cumplimiento real de las promesas de aquel gobierno humano, del que empezaba a decepcionarme poco a poco.Estaba ya leyendo el libro de Job, y me identifiqué mucho con él, me veía reflejada en aquel contexto infernal junto a aquellos seres indefensos.
Cuando llegué a casa, lo conté delante de mi hija, y me confesó que estudiaba la Biblia hacía tiempo a escondidas con una hermanita de 13 años y 6to Grado de escolaridad, y yo permití que lo hicieran en mi presencia para observarlas, pensando que no me influiría. Así empecé a leer ávidamente las publicaciones de ellos, a hacer preguntas, a conversar informalmente sobre estos temas, y ya en el 95 asistí a mi primera Asamblea, creo que de Circuito, y después a algunas reuniones.Tenía un conflicto, pues todavía creía en el gobierno humano, pero a la vez tenía dudas de la existencia de un Creador.
En el 96 me expulsaron de la Universidad y del Partido Comunista.Paralelamente seguía con mis luchas políticas, apelando a todas las instancias u oponiéndome al gobierno, y estudiaba la Biblia profunda y seriamente, en su totalidad. Sufrí mucha marginación, exclusión, burlas, humillaciones y privaciones, y me estresé y deprimí bastante, y los hermanos siempre me consolaron y animaron con textos de Mateo, Lucas, Romanos...y me hicieron ver que si Jehová cuidaba de las plantas, las flores del campo, los gorriones, cómo no iba a cuidar de nosotros, de mi, de mi familia?.Y eso me ayudó a acercarme a Jehová , que me ha sostenido, y cuyo nombre he dado a conocer hasta a mis censores y verdugos.
En 1998 ya tenía un estudio formal y regular de la Biblia con Surisaday Acosta, que reside actualmente en Tampa, La Florida, Estados Unidos.
Con el tiempo emigré de mi país, ya decepcionada y desilusionada de todos los Proyectos humanos, donde vi traiciones y muchas vilezas y a la vez sacrificios humanos que han llegado actualmente a que algunos hayan dado su salud y su vida por ideales políticos que ya yo no tengo.Haber huido de Cuba ha favorecido mi progreso espiritual en un clima de mayor libertad de conciencia, al menos hasta hoy.

-Cómo le ha beneficiado, hermana Ruiz, haberse reconciliado con Dios?

-He obtenido muchas bendiciones al reconciliarme con Dios, hermano:
Me bauticé como cristiana testigo de Jehová el 16 de octubre del 2005 en Meridian, Idaho, Estados Unidos.
Empecé el Precursorado Regular en el 2006.
Hice la primera Escuela de Precursores en Pasco, Washington ( Estado) en el 2007.
Mi esposo estudia la Biblia y está presente aquí hoy en esta Asamblea de Distrito en Kennewick.
Actualmente tengo varias revisitas y tres estudios bíblicos a los que enseño la verdad de que Dios es Jehová, nuestro Creador.
Y soy parte de esta gran hermandad mundial con esperanza de vida eterna, aquí representada por ustedes.