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Monday, September 14, 2009

De la actualidad cubana( Diálogo con la Parienta):

-Prima,COMO ESTAS?
-AQUI HAY 1 CALOR Q ES 1 LOCURA MAS TODA LA Q YA TENEMOS
-Yo estoy muy bien, prima. Dime de ustedes?

-MIMA ESTO ESTA DE MADRE MUCHOS VIRUS Y ENFERMEDADES
Y FUMIGAN Y NADA, SOBREVIVEN LOS MOSQUITOS Y NOSOTROS NO.
-Pero y ustedes ahi como van(en la casa)?

-BIEN LA CONJUNTIVITIS MEJOR AUNQUE TENGO AL HIJO Y AL NIETO CON FIEBRE PARECE DE LA GRIPE
EN TODOS LOS HOGARES EXISTE ALGUN FAMILIAR ENFERMO
ESTO ES GENERAL
-yo tambien tengo gripe, pero bastante controlada con medicamentos

-AQUI VAS AL MEDICO Y TE DICEN Q SON VIRUS Q PASAN A X TIEMPO Q REPOSO Y AGUA
-PRIMA SOMOS LOS PRIVILEGIADOS DEL PLANETA SOLO NECESITAMOS AGUA PARA CURARNOS

-Lo peor son los huesos y la edad(56) y trabajando en un restaurante;podr ás imaginarte;pero tengo proyectos de negocios a ver si levanto y los visito allá algún día...

-amiga cuidate yo se q tienen q trabajar mucho pero tu salud 1

-si, me cuidaré

-no te creas yo tengo 47 y los dolores en las manos y en las piernas a veces me mata
prima cuidate rebiso mi correo para desconectarme
nos saludamos y nos cuidamos
-ok
-besos
y espero con ansiedad poder reconocernos.

-Ok. Revisa tu correo y mis envios...



-ok
yo tambien te envie algo muy bonito bueno para mi
chao
cuidateeeeeeeee
-precioso lo que me mandaste;gracias ...
-muaaaaaaaaaaa
-cuidate

-cuidate tu.besos;chao....
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Jesús puede protegernos( Tomado de Aprendamos del Gran Maestro):


Capítulo 33
Jesús puede protegernos
CUANDO Jesús creció y supo cómo Jehová lo había protegido en su niñez, ¿piensas que le oró para darle las gracias?... ¿Qué crees que les dijo a María y José al enterarse de que le habían salvado la vida llevándolo a Egipto?...
Por supuesto, Jesús ya no es un bebé y tampoco vive en la Tierra como entonces. Sin embargo, ¿te has dado cuenta de que en nuestros días parece que para algunas personas Jesús solo es un bebé acostado en un pesebre?... En muchos lugares se representa a Jesús de esa manera, sobre todo durante la época de Navidad.
Aunque Jesús ya no está en la Tierra, ¿crees que sigue vivo?... Sí, Dios lo resucitó, y ahora es un Rey poderoso en el cielo. Pero ¿cómo piensas que puede proteger a sus siervos?... Cuando Jesús vivía en la Tierra, demostró que podía proteger a quienes lo amaban. Veamos cómo lo hizo en cierta ocasión, mientras estaba en una barca con sus discípulos.
Era casi de noche. Jesús había pasado todo el día enseñando al lado del mar de Galilea, que es un gran lago de unos veinte kilómetros de largo y doce kilómetros de ancho. Entonces les dijo a sus discípulos: “Pasemos al otro lado del lago”. Así que se subieron a una barca y comenzaron a cruzarlo. Jesús estaba tan cansado que se fue a la parte de atrás y se acostó sobre una almohada. Enseguida se durmió profundamente.
Los discípulos se quedaron despiertos para mantener el rumbo de la barca. Todo iba bien hasta que, de repente, se levantó un viento fuerte. Cada vez soplaba con más furia, y el mar se agitaba más y más. Las olas daban contra la barca, y esta empezó a llenarse de agua.
Los discípulos tenían miedo de que la barca se hundiera. Mientras tanto, Jesús seguía durmiendo tranquilamente en la parte de atrás. Por fin, los discípulos lo despertaron y le dijeron: ‘Maestro, Maestro, sálvanos, vamos a morir en esta tormenta’. Al oír aquello, Jesús se levantó y les ordenó al viento y al mar: ‘¡Silencio! ¡Cállense!’.
El viento dejó de soplar de inmediato, y el mar se calmó. Los discípulos estaban sorprendidos, pues nunca antes habían visto nada igual. Se decían unos a otros: “¿Quién, realmente, es este, porque ordena hasta a los vientos y al agua, y le obedecen?” (Lucas 8:22-25; Marcos 4:35-41).
Y tú, ¿sabes quién es Jesús?... ¿De dónde le viene su gran poder?... Los discípulos no deberían haber tenido miedo mientras Jesús estaba con ellos, pues él no era un hombre como los demás. Podía hacer cosas maravillosas que resultaban imposibles para cualquier otra persona. Voy a contarte algo que hizo durante otra tormenta parecida.
Sucedió algún tiempo después. Un día, al atardecer, Jesús les dijo a sus discípulos que tomaran una barca, cruzaran hasta la otra orilla y lo esperaran allí. Entonces se marchó solo a la montaña, pues era un lugar tranquilo donde podía orar a su Padre, Jehová Dios.
Los discípulos se subieron a la barca y comenzaron a navegar. Sin embargo, al rato empezó a soplar el viento, cada vez con más fuerza. Ya se había hecho de noche. Los hombres recogieron la vela y se pusieron a remar, pero no avanzaban mucho porque el fuerte viento soplaba en dirección contraria. La barca subía y bajaba entre grandes olas, y le seguía entrando más y más agua. Los discípulos luchaban por llegar a la orilla, pero no lo conseguían.
Jesús llevaba ya bastante rato a solas en la montaña. Entonces, cuando vio que sus amigos estaban en peligro en medio del gran oleaje, bajó hasta la orilla del mar. Como quería ayudarlos, comenzó a caminar hacia ellos sobre el mar agitado.
¿Qué pasaría si tú intentaras caminar sobre el agua?... Te hundirías y podrías ahogarte. Pero Jesús es diferente porque tiene poder especial. Para llegar hasta la barca, tuvo que recorrer una gran distancia. Por eso, cuando los discípulos lo vieron acercarse caminando sobre las aguas, ya casi había amanecido. Los hombres no podían creer lo que veían. Se asustaron tanto que se pusieron a gritar. Entonces, Jesús les dijo: “Cobren ánimo, soy yo; no tengan temor”.
En cuanto Jesús se subió a la barca, la tormenta se detuvo. Los discípulos estaban sorprendidos de nuevo. Se inclinaron ante Jesús y le dijeron: “Verdaderamente eres Hijo de Dios” (Mateo 14:22-33; Juan 6:16-21).
¿No habría sido maravilloso vivir en aquella época y ver cómo Jesús hacía esos milagros?... ¿Sabes por qué los hizo?... Porque amaba a sus discípulos y quería ayudarlos. Además, quiso mostrar el gran poder que tenía entonces y que utilizaría en el futuro como Gobernante del Reino de Dios.
Hoy en día, Jesús también emplea su poder a menudo para proteger a sus seguidores cuando Satanás trata de impedir que hablen a otras personas del Reino de Dios. Sin embargo, no lo usa para evitar que sus discípulos se enfermen ni para curarlos. Hasta los apóstoles de Jesús murieron con el tiempo. Santiago, el hermano de Juan, fue asesinado, y a Juan lo metieron en prisión (Hechos 12:2; Revelación [Apocalipsis] 1:9).
En nuestros días ocurre lo mismo. Sin importar si sirven a Jehová o no, todas las personas se enferman y mueren. Pero pronto, cuando Jesús gobierne como Rey del Reino de Dios, todo será diferente. Nadie tendrá motivos para sentir temor nunca más, porque Jesús utilizará su poder para bendecir a todos los que le obedezcan (Isaías 9:6, 7).
Otros textos que muestran el gran poder de Jesús, a quien Dios ha hecho Gobernante de su Reino, son Daniel 7:13, 14; Mateo 28:18, y Efesios 1:20-22.
[Ilustraciones de la página 172]
¿Qué es Jesús para ti: un rey poderoso, o un bebé indefenso?
[Ilustración de la página 173]
¿Qué les está diciendo Jesús al viento y al mar?
[Ilustración de la página 174]
¿Por qué hacía milagros Jesús?
[Ilustración de la página 176]
¿Cómo protege Jesús a sus seguidores hoy en día?.

El Ministerio:


“Sigue vigilando el ministerio que aceptaste en el Señor”
“Sigue vigilando el ministerio que aceptaste en el Señor, [para] que lo cumplas.” (COL. 4:17.)
LOS cristianos tenemos una enorme responsabilidad hacia las personas que nos rodean, pues las decisiones que tomen ahora significarán vida o muerte para ellas cuando llegue “la gran tribulación” (Rev. 7:14). El libro bíblico de Proverbios nos dice: “Libra a los que están siendo llevados a la muerte; y a los que van trastabillando a la matanza, ¡oh, que los retengas!”. ¡Qué palabras tan impactantes! Lo cierto es que si no cumplimos con la responsabilidad de informar a la gente sobre la decisión que debe tomar, se nos podría considerar culpables de su muerte. De hecho, ese pasaje bíblico añade: “En caso de que digas: ‘¡Mira! No sabíamos de esto’, aquel mismo que está avaluando los corazones, ¿no lo discernirá?, y aquel mismo que está observando tu alma, ¿no lo sabrá, y ciertamente pagará al hombre terrestre conforme a su actividad?”. Está claro que los siervos de Jehová no podremos excusarnos diciendo que “no sabíamos” del peligro con que se enfrenta hoy la humanidad (Pro. 24:11, 12).
2 Como Jehová valora la vida, insta a sus siervos a hacer todo lo que puedan por salvar al mayor número posible de personas. Todos los ministros de Dios debemos dar a conocer el mensaje de salvación que contiene la Biblia. Nuestra labor se parece a la del vigilante que da la alarma para avisar de algún peligro inminente. No queremos que la sangre de quienes perezcan ‘esté sobre nuestras cabezas’ (Eze. 33:1-7). Por lo tanto, es fundamental que sigamos esforzándonos por “predica[r] la palabra” (léase 2 Timoteo 4:1, 2, 5).
3 Este artículo explica cómo vencer los obstáculos que pudieran entorpecer nuestro ministerio y cómo ayudar a un mayor número de personas. El siguiente muestra cómo cultivar el arte de enseñar a fin de transmitir las verdades vitales de la Palabra de Dios. Y el tercero habla de los alentadores resultados que están obteniendo los proclamadores del Reino en todo el mundo. Pero antes de analizar esos temas, repasemos las razones por las que son tan críticos los tiempos en los que nos ha tocado vivir.
¿Por qué vive sin esperanza tanta gente?
4 Los sucesos mundiales indican que vivimos en “la conclusión del sistema de cosas” y que el fin está muy cerca. La humanidad enfrenta las terribles condiciones que, según Jesús y sus discípulos, servirían para identificar “los últimos días”. Entre los “dolores de angustia” que nos afligen se encuentran las guerras, el hambre y los terremotos. Además, por todas partes reinan el egoísmo, la rebeldía y la falta de respeto a Dios. Ciertamente, estos son “tiempos críticos, difíciles de manejar”, incluso para quienes tratamos de seguir las normas bíblicas (Mat. 24:3, 6-8, 12; 2 Tim. 3:1-5).
5 Sin embargo, la inmensa mayoría de la gente ignora el verdadero significado de los sucesos mundiales. Por eso muchos están sumamente preocupados por su seguridad y la de sus familias o quedan destrozados cuando sufren la pérdida de un ser querido u otras desgracias. Como no saben exactamente por qué suceden estas cosas ni cuál es la solución, viven sin esperanza (Efe. 2:12).
6 “Babilonia la Grande”, el imperio mundial de la religión falsa, no ha sido de mucho consuelo. Al contrario, con “el vino de su fornicación” ha dejado a la humanidad tambaleante, confundida espiritualmente. Como si de una prostituta se tratara, ha seducido y controlado a “los reyes de la tierra”. Y además se ha valido de doctrinas falsas y prácticas espiritistas para conseguir que las masas se mantengan sumisas a sus amos políticos. De este modo, la religión falsa ha obtenido gran poder e influencia, pero a costa de rechazar por completo la verdad religiosa (Rev. 17:1, 2, 5; 18:23).
7 Jesús dijo que la mayoría de la gente va por el camino ancho que conduce a la destrucción (Mat. 7:13, 14). Algunas personas se encuentran en ese camino porque han rechazado deliberadamente lo que enseña la Biblia. Pero muchas otras están en él porque han sido engañadas, se les ha hecho creer que ese es el modo de vivir que complace a Dios. Pues bien, puede que haya quienes cambien si se les muestran las razones que da la Biblia para hacerlo. Pero los que permanezcan en Babilonia la Grande y sigan rechazando las normas bíblicas no sobrevivirán a “la gran tribulación” (Rev. 7:14).
Sigamos predicando “sin cesar”
8 Jesús dijo que sus seguidores darían a conocer las buenas nuevas del Reino y harían discípulos (Mat. 28:19, 20). Para los verdaderos cristianos, participar en la predicación es una manera fundamental de demostrar su lealtad a Dios y su fe. Eso explica por qué los primeros discípulos de Jesús no dejaron de predicar ni siquiera cuando sufrieron oposición. Más bien, le pidieron a Jehová que les diera fuerzas para seguir “hablando [su] palabra con todo denuedo”. Él les respondió llenándolos de espíritu santo, y así pudieron hablar la palabra de Dios con valor (Hech. 4:18, 29, 31).
9 ¿Se desanimaron los discípulos cuando la oposición se tornó violenta? De ningún modo. Veamos qué ocurrió. Los líderes religiosos judíos, irritados por la labor evangelizadora de los apóstoles, los arrestaron, los amenazaron y hasta los azotaron. Aun así, ellos “continua[ron] sin cesar enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús”, pues tenían claro que debían “obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres” (Hech. 5:28, 29, 40-42).
10 La mayoría de los siervos de Dios de la actualidad no sufrimos palizas ni somos encarcelados por predicar las buenas nuevas. Sin embargo, todos encaramos algún tipo de prueba o dificultad. Por ejemplo, puede que nuestra conciencia educada por la Biblia nos impulse a actuar de un modo que no esté bien visto por la gente o que llame la atención por ser diferente a lo habitual. Los compañeros de trabajo y de estudios o los vecinos tal vez piensen que somos raros porque basamos nuestras decisiones en los principios bíblicos. No obstante, su reacción no debe desanimarnos. En este mundo sumido en la oscuridad espiritual, los cristianos tenemos que “resplandece[r] como iluminadores” (Fili. 2:15). Quizás haya personas sinceras que vean nuestras buenas obras, reconozcan su valor y, como resultado, den gloria a Jehová (léase Mateo 5:16).
11 Es indudable que necesitamos valor para predicar sin cesar el mensaje del Reino. Algunas personas, entre ellas familiares, intentarán desanimarnos recurriendo a la burla o a otros métodos (Mat. 10:36). Al apóstol Pablo, por ejemplo, lo azotaron en varias ocasiones por cumplir fielmente con su ministerio. Pero veamos cómo reaccionó: “Después de primero haber sufrido y de haber sido tratados insolentemente [...], cobramos denuedo por medio de nuestro Dios para hablarles las buenas nuevas de Dios con mucho luchar” (1 Tes. 2:2). No debió de ser fácil para Pablo seguir predicando las buenas nuevas después de que lo detuvieron, le quitaron casi toda la ropa, lo golpearon con varas y finalmente lo echaron en prisión (Hech. 16:19-24). ¿Por qué continuó predicando con valor? Porque, por encima de todo, deseaba cumplir la comisión de predicar que Dios le había encomendado (1 Cor. 9:16).
12 Otra de las razones por las que pudiéramos perder el entusiasmo es que la gente sea indiferente al mensaje del Reino o casi nunca esté en su casa. ¿Qué podemos hacer si pasa esto en nuestro territorio? Podemos armarnos de valor y dar más testimonio informal. Además, tal vez tengamos que hacer algunos cambios en nuestro horario de predicación o concentrar nuestros esfuerzos en los lugares donde encontremos a más personas (compárese con Juan 4:7-15; Hechos 16:13; 17:17).
13 Otras dificultades a las que muchos se enfrentan son la vejez y la mala salud, las cuales limitan su participación en la obra de predicar. Si a usted le sucede así, no se desanime. Jehová conoce muy bien sus limitaciones y valora mucho todo lo que puede hacer (léase 2 Corintios 8:12). Sin importar cuál sea el problema que encare —oposición, indiferencia al mensaje o mala salud—, haga todo lo posible dentro de las circunstancias por dar a conocer las buenas nuevas (Pro. 3:27; compárese con Marcos 12:41-44).
‘Sigamos vigilando nuestro ministerio’
14 El apóstol Pablo tomó con mucha seriedad su ministerio y exhortó a sus hermanos en la fe a hacer lo mismo (Hech. 20:20, 21; 1 Cor. 11:1). En una ocasión dirigió esa exhortación a alguien en particular, a un cristiano llamado Arquipo. En su carta a los Colosenses, Pablo escribió: “Digan a Arquipo: ‘Sigue vigilando el ministerio que aceptaste en el Señor, [para] que lo cumplas’” (Col. 4:17). No sabemos ni quién era Arquipo ni cuáles eran sus circunstancias, pero está claro que había aceptado un ministerio. Si nosotros nos hemos dedicado a Jehová, también hemos aceptado un ministerio. ¿Lo ‘vigilamos’ o examinamos de continuo para asegurarnos de que lo estamos cumpliendo?
15 Antes de bautizarnos dimos el paso de dedicar nuestra vida a Jehová mediante una ferviente oración, y así demostramos que estábamos resueltos a cumplir su voluntad. De modo que hacemos bien en preguntarnos: “¿De verdad es lo más importante en mi vida cumplir la voluntad de Dios?”. Es posible que tengamos varias responsabilidades bíblicas, como la de proveer lo necesario para nuestra familia; si así es, Jehová espera que las atendamos (1 Tim. 5:8). Pero ¿cómo utilizamos el tiempo y las energías restantes? ¿Cuál es nuestra prioridad en la vida? (Léase 2 Corintios 5:14, 15.)
16 ¿Eres un joven que ya ha dedicado su vida a Jehová? ¿Tienes alrededor de 18 años y ya has terminado tus estudios o estás a punto de hacerlo? Es probable que aún no tengas responsabilidades familiares importantes. Si así es, ¿qué piensas hacer con tu vida? Puesto que le has prometido a Jehová que harás su voluntad, ¿qué decisiones te ayudarán a lograrlo? Muchos jóvenes han organizado sus asuntos a fin de ser precursores, y tal decisión les ha brindado muchas satisfacciones (Sal. 110:3; Ecl. 12:1).
17 Por otra parte, puede que usted sea un adulto joven que trabaje a tiempo completo y que tenga pocas obligaciones aparte de la de mantenerse a sí mismo. Sin duda disfruta de participar en las actividades de la congregación al grado que se lo permite su horario. Pero ¿pudiera sentir aún más felicidad? ¿Ha pensado en aumentar su participación en el ministerio? (Sal. 34:8; Pro. 10:22.) En algunos territorios queda todavía mucho por hacer para llevar el mensaje de la verdad a todas las personas. ¿Pudiera hacer ciertos cambios en su vida para ampliar su servicio? Por ejemplo, ¿le es posible mudarse a una zona donde se necesiten más proclamadores del Reino? (Léase 1 Timoteo 6:6-8.)
18 Veamos el ejemplo de Kevin y Elena, un matrimonio joven de Estados Unidos. Como toda pareja de recién casados de su área, Kevin y Elena creían que tenían que comprarse una casa, y así lo hicieron. Los dos trabajaban de tiempo completo, lo que les permitía llevar un estilo de vida cómodo. Sin embargo, entre el trabajo y todas las tareas de la casa, les quedaba poco tiempo para el servicio del campo. En un momento dado se dieron cuenta de que estaban dedicando casi todo su tiempo y energías a sus posesiones. Pero al ver lo feliz que era una pareja de precursores que llevaba una vida sencilla, decidieron cambiar sus prioridades en la vida. Tras orarle a Jehová para que los guiara, vendieron la casa y se mudaron a un apartamento. Elena empezó a trabajar menos horas y se hizo precursora. Animado por las buenas experiencias de su esposa en el ministerio, Kevin dejó su empleo de tiempo completo y también emprendió el precursorado. Algún tiempo después se fueron a servir a un país sudamericano donde hay gran necesidad de predicadores del Reino. “Siempre hemos sido un matrimonio feliz —dice Kevin—, pero desde que nos estamos esforzando por alcanzar metas espirituales, nuestra felicidad es aún mayor.” (Léase Mateo 6:19-22.)
19 La predicación de las buenas nuevas es la obra más importante que se realiza hoy en la Tierra (Rev. 14:6, 7). ¿Por qué? Porque contribuye a la santificación del nombre de Jehová (Mat. 6:9). Además, el mensaje bíblico mejora la vida de las personas y puede llevarlas a la salvación. De hecho, todos los años hay miles de personas que responden a este mensaje. Ahora bien, tal como preguntó el apóstol Pablo: “¿Cómo [...] oirán sin alguien que predique?” (Rom. 10:14, 15). Es muy difícil, ¿verdad? Así pues, ¿por qué no se resuelve a hacer todo lo posible por cumplir su ministerio?
20 Hay otra forma de ayudar a la gente a entender el significado de estos tiempos críticos y las consecuencias de las decisiones que tomen. ¿Cuál es? Mejorar nuestras habilidades como maestros. En el artículo siguiente se explicará cómo lograrlo.
[Nota]
Se han cambiado los nombres.
¿Qué respondería?
• ¿Qué responsabilidad tenemos los cristianos hacia nuestro prójimo?
• ¿Cómo podemos vencer los obstáculos que entorpecen nuestra predicación?
• ¿Cómo podemos cumplir el ministerio que hemos aceptado?
[Preguntas del estudio]
1, 2. ¿Qué responsabilidad tenemos los cristianos hacia nuestro prójimo?
3. ¿Qué temas se tratarán en este artículo de estudio y en los dos siguientes?
4, 5. ¿Qué condiciones enfrenta la humanidad, y cómo reaccionan muchos?
6. ¿Por qué no ha podido ayudar “Babilonia la Grande” a la humanidad?
7. ¿Qué futuro aguarda a la mayoría de las personas, pero cómo se las puede ayudar?
8, 9. ¿Cómo reaccionaron los cristianos del siglo primero cuando sufrieron oposición, y por qué?
10. ¿Qué pruebas encaramos hoy los cristianos, pero qué resultado puede tener nuestra buena conducta?
11. a) ¿Cómo reaccionan algunas personas ante la predicación? b) ¿Qué clase de oposición experimentó Pablo, y cómo reaccionó?
12, 13. ¿A qué dificultades se enfrentan algunos cristianos y cómo han intentado vencerlas?
14. ¿En qué aspecto fue Pablo un ejemplo para sus hermanos en la fe, y qué consejo dio?
15. ¿Qué demostramos al dedicarnos a Jehová, y qué preguntas surgen?
16, 17. ¿Qué posibilidades pueden analizar los cristianos jóvenes o los que tienen pocas obligaciones?
18. ¿Qué cambios hizo una pareja joven en su vida, y cuáles han sido los resultados?
19, 20. ¿Por qué es la predicación de las buenas nuevas la obra más importante que se realiza hoy?
[Ilustración de la página 5]
Se necesita valor para predicar cuando se afronta oposición
[Ilustración de la página 7]
¿Qué puede hacer si predica en territorios donde casi nadie está en su casa?.