La práctica de dar regalos de Navidad no está basada en lo que hicieron los magos, como ya vimos.
Ellos no llegaron cuando Jesús nació en el pesebre. Además, no se dieron regalos unos a otros, sino que los dieron al niño Jesús, en armonía con lo que se acostumbraba en aquel entonces al visitar a personas notables.
The Encyclopedia Americana declara: "Durante las saturnales...predominaba el banquetear, y se intercambiaban regalos"(1977, tomo 24, pág. 299).
En muchos casos, esto representa el espíritu del dar navideño..el intercambio de regalos.
Pero el espíritu que se refleja en dicha costumbre de dar regalos no trae verdadera felicidad, porque viola principios cristianos( Véase Mateo 6:3-4 y 2 Corintios 9:7).
Sí, las dádivas de misericordia han de ser tan en secreto que nuestra mano izquierda no sepa lo que hizo nuestra mano derecha para que nuestro Padre Jehová nos pague en secreto.
En estas celebraciones se hacen regalos a veces obstentosos del medio de vida y dejan arruinados por quedar bien con los demás. Cuando demos un regalo debe ser porque nos nazca del corazón, no de mala gana ni obligado porque Dios ama"al dador alegre".
Recuerdo los intercambios de regalos en Cuba que no se decía eran para festejar la Navidad (vedada por el sistema político) , pero que se hacían en diciembre agazapándose en el día del Maestro o la Jornada del Educador, recuerdo las colectas forzadas para los banquetes y orgías que en una ocasión fueron para despedir a Dinorah Cardoso, una gran trabajadora y profesora de Filosofía también, y cambiaron la fecha tantas veces que al final la excluyeron a ella( que era la festejada) y a todas las mujeres.
Los varones festejaron y brindaron por Dinorah, Diana, Magdalena...y todas las féminas ausentes y sus panzas engordaron más de lo habitual en aquel tiempo. Eso ocurrió en el Instituto Superior Pedagógico de Pinar del Río. Fue un hecho real.
Ciertamente el cristiano debe dar regalos a otras personas en cualquier época del año, las veces que quiera, a quien quiera, para mostrar su amor al prójimo y ser feliz siendo dadivoso.
Según el lugar donde los niños vivan, se les dice que reciben los regalos de Santa Claus, San Nicolás, Papá Noel, Pére Noél, Knecht Ruprecht, los reyes magos, el duende Jultomten( o Julenissen) , o una bruja llamada la Befana(The World Book Encyclopedia, 1984, tomo 3, pág. 414). Por supuesto, ninguno de esos cuentos es realmente verídico ni cultiva en los niños un respeto por la verdad el relatarles tales cosas, ni honran dichas prácticas a Jesucristo, quien enseñó que a Dios hay que adorarlo con espíritu y verdad (Juan 4:23-24).
Recuerdo que la falsedad de Melchor, Gaspar y Baltazar(los reyes magos) la descubrí primero porque unos caballos se hicieron del baño frente a mi casita de la calle Santa Rosa un cinco de enero y deduje que los camellos lo hacían diferente( mi padre me había dicho que habían sido ellos para convencerme de su existencia, y lo que alimentó más mi duda siendo niña, pero a los 10 años los reyes sólo trajeron libritos de cuentos y lápices de colores a mi hogar en El Fénix, yo estaba despierta con mi madre y vi a mi Rey entrar con sus dádivas. Pero gracias a esa mentira leí Simbad El Marino, Alibabá y los 40 Ladrones y muchos cuentos orientales joyas de la Literatura Infantil y Universal donde encontré "la verdad de las mentiras", pero no la verdad de Jehová.