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Friday, May 29, 2009

Para gustar a las muchachas:

.Ten buenos modales.
.Presta mucha atención a tu higiene y apariencia personal. Es muy importante tu olor.
.Aprende a conversar.
.Aprende a preguntar y a escuchar qué le agrada a cada una de ellas?.
.Respeta sus decisiones.
.Regala flores, poemas y tarjetas con mensajes breves y sinceros.
.Trátala bien.
.Comunícate.
.Ten un buen sentido del humor.

Consejos para sentirse mejor:

.Haga ejercicios para que le levanten el ánimo y le alivie la depresión.
.Aprenda a dominar su mente.
.Cambie sus hábitos alimenticios(deje de comer "comida basura"), físicos y mentales.
Tome mucha agua.
.Vea menos televisión.
.No lea novelas inmorales.
.Estudie y medite diariamente en la Biblia, sus relatos y enseñanzas.
.Ore incesantemente a Jehová por medio de Cristo.
.Dedique su tiempo a actividades saludables como ayudar y enseñar a otros las cosas buenas que aprenda.
Escriba un diario personal o haga un blog en el que no revele a extraños datos peligrosos.
.Si padece de depresión clínica, trastorno bipolar u otro problema mental, consulte a su Doctor.

Consejos para vivir mejor:

."La ley de Jehová es perfecta, hace volver(o revitaliza) el alma...Las órdenes de Jehová son rectas, hacen regocijar el corazón:el mandamiento de Jehová es limpio, hace brillar los ojos".(Salmo 19:7-8).
.Debemos"limpiarnos de toda contaminación de la carne y del espíritu"(2 Corintios 7:1).Dejemos los hábitos inmundos, enfermizos y mortíferos.
.Aceptemos el apoyo profesional y espiritual.
.Hay casos en que los pacientes sólo se alivian con fármacos muy fuertes y potencialmente adictivos; eso es muy diferente a tomarlos por placer o aficción.(Proverbios 31:6).
.Busque la ayuda de Dios en Oración: "No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo, por oración y ruego..., dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales"(Filipenses 4:6-7).(Salmo 94:19). Las consolaciones divinas"acarician el alma".
.No se odie a sí mismo, pida ayuda a Jehová, sea lo que sea. Usted puede cambiar, sanarse.(Santiago 5:15). Jehová lo levantará y lo perdonará. Evite recaidas.Soporte las malas rachas.
.Si es preciso, ingrese en un Centro de Tratamiento, al menos por un tiempo.Confíe en Jehová, el Dios de todo Consuelo.Recupere su tranquilidad y alegría y gozo de vivir.

La permisividad:

Algunos jóvenes ingieren drogas porque sus padres le consienten todo. "El muchacho que se deja a rienda suelta causará verguenza a su madre"(Proverbios 29:15)
Aunque los hijos se quejan de las restricciones, en el fondo las agradecen porque los hacen sentirse amados y protegidos.
Ponga normas equilibradas y un buen ejemplo(Efesios 6:4).
Que su Sí , signifique Sí, y su No,No. Sea siempre consecuente y firme cuando sea necesario(Santiago 5:12).
Pero si descubre que su hijo consume drogas o abusa de fármacos, consulte un médico. Dejar una adicción no es fácil.
Si ya se reune con los Testigos de Jehová, pida ayuda a los Ancianos para que los ayuden en la recuperación de su hijo.

El estrés:

En estos tiempos, la presión por sobresalir es muy fuerte, y los padres a veces empeoran las cosas exigiéndoles a sus hijos más de la cuenta.
Deben considerar sus puntos fuertes y débiles, su individualidad.
Poner ante ellos metas realistas y ayudarlos a alcanzarlas.
No hacer comparaciones despectivas respecto a hermanos, amigos, compañeros...que los desanimen o los lleven a la depresión.
Dar el afecto y la comprensión en el hogar para que no traten de buscarlos en otra parte.
Crear un ambiente que fomente el desarrollo espiritual de la familia, leyendo la Biblia y otras publicaciones con sus hijos."Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual"(Mateo 5:3)

Jóvenes adictos en potencia:

CARACTERISTICAS:

.Antecedentes familiares de drogadicción o abuso de sustancias adictivas.
.Depresión o baja Autoestima,
.Inadaptación social y falta de Amigos.
.Carencia de energías; dificultades para dormir.
.Agresividad o rebeldía contra la Autoridad.

El modelo mejor:

Viernes 29 de mayo
Yo les he puesto el modelo, que, así como yo hice con ustedes, ustedes también deben hacerlo (Juan 13:15).
Jesús siempre puso en práctica lo que enseñaba, dejando así un buen ejemplo para los padres. Por tanto, los padres que quieren infundir en sus hijos amor por Jehová deben predicar con el ejemplo (1 Juan 3:18). El ejemplo que den los padres es importantísimo. Veamos por qué. ¿Cómo llegaron ellos a amar a Dios? Observando el ejemplo de Jesús. De igual modo, los hijos aprenderán a amar a Jehová imitando a sus padres. Recordemos que las compañías pueden tener dos efectos en el niño: o lo fortalecen, o “echan a perder [sus] hábitos útiles” (1 Cor. 15:33). Pues bien, durante buena parte de su vida —en especial durante sus primeros años—, los amigos más íntimos e influyentes del niño son sus padres. De ahí que estos deban preguntarse: “¿Soy una buena ‘compañía’ para mi hijo? ¿Lo motiva mi ejemplo a cultivar ‘hábitos útiles’? ¿Qué ejemplo le doy en cuestiones fundamentales como la oración y el estudio de la Biblia?”.

La Obediencia de Cristo:

Jueves 28 de mayo
[Cristo] aprendió la obediencia por las cosas que sufrió (Heb. 5:8).
Jesucristo está muy capacitado para su labor como Rey del Reino celestial de Dios. Él había pasado muchísimo tiempo junto a su Padre haciendo su voluntad, actuando como “obrero maestro” (Pro. 8:22-31). Y cuando Jehová dispuso que viniera a la Tierra, Jesús lo aceptó de buena gana. Una vez aquí, se centró en hablar a la gente sobre la soberanía y el Reino de Jehová. De hecho, nos dejó un magnífico ejemplo de sumisión absoluta a dicha soberanía (Mat. 4:17; 6:9). Jesús sufrió persecución y finalmente fue ejecutado. Además, durante su ministerio pudo ver el lamentable estado en que se halla la humanidad. Las experiencias que tuvo durante su vida en la Tierra lo ayudaron a ser más comprensivo y misericordioso. Él conoció de primera mano las circunstancias que afectan a la humanidad. Podía compadecerse de quienes sufrían y entender mejor cuánto necesitaban que él acudiera en su auxilio (Mat. 9:36; 11:28-30; Heb. 2:17, 18; 4:14-16).