Unicornio de anil perdido,
no iluminas tampoco en mi casa,
ni alivias el llanto que pasa
el insomnio de un pecho alarido.
Tu azul se me pierde con ala
y lo atrapo afanosa en un verso
que escapa del hombre perverso,
por lo menos aquí en esta sala.
Animal tan escaso en la brizna.
Animal que te escapas y vuelves
del desierto, la estepa, las nieves,
de la lluvia o de tierna llovizna.
Juguete que tuve y lo vendo
como aquel que regala la luna,
como aquel que no tuvo aceituna
y ahora cae de lleno en lo horrendo.
Piedra bella que Dios me ofrecio.
Unicornio,suave peluche,
que me exige valor y que luche
contra manchas, pues nunca eligio.
Oye, mito, estoy sola, muy sola
y ni tu te acuestas conmigo.
Donde estas esta noche, mi amigo,
que no tengo flauta, consola.
Donde estas, enanito travieso,
que solias hacerle cosquilla
a mi lecho, a mi piso, a mi silla
cuando eras la flor de mi hueso.
Que le importa tu trote o tu vuelo
al imago del siglo indecente
que mintio perfeccion inminente
siendo burdo el presunto consuelo.
A que vida remota tu asciendes
dejandome aqui, en esta muerte,
si yo quise ilusa otra suerte
y esa estrella fugaz que tu enciendes.
Aqui estoy, Unicornio, sin voz,
sin palabra, sin canto, sin fuego.
Vuelve pronto, lo ruego, lo ruego.
Ya tu ausencia es atroz.