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Friday, January 25, 2013

Para la Escuela del Ministerio Teocrático:

Para: del 28 de enero al 1ro de febrero del 2013.
Asignación #2 en Sala 2da del Salón del Reino. Tiempo: 5 minutos.

Título: Cuáles fueron "las buenas palabras"o promesas de Jehová que Josué vio cumplirse?.

Cántico 115: Exito en tu camino Josué 1:8


Marco de Circunstancias: #6: Estudio Bíblico en etapa avanzada.

-Diana: Hola, Candy, Cómo estás?.
-Candy: Muy bien. Y tú?.
-Diana: Muy bien también gracias a Jehová.
Mira, aquí te traigo tu Diccionario Inglés-Español  Español-Inglés, que tan útil me fue para mi Test de Ciudadanía americana. Gracias por tu ayuda, Candy.
-Candy: Por nada, Diana. Que Jehová me pague!.
-Diana: Así es. Pero, cómo te ha ido en tu Estudio Personal?.
-Candy: Muy bien, Mas tengo algo en que quisiera profundizar, y es en Josué, porque va a nacerme un nuevo nieto y quisiera ponerle ese nombre..
-Diana: Y sabes lo que significa?.
-Candy: No, ayúdame, por favor, tú también.
-Diana: Con mucho gusto. Mira, léelo tú misma en este libro " Perspicacia para comprender las Escrituras", Volumen 2, página 130.
-Candy: Lee p. 130, párrafo 3, columna derecha.
-Diana: Qué entendiste?.
-Candy: Sí, aquí dice claramente que Josué significa : Jehová es Salvación.
-Diana: Así es, pero me gustaría ahondar contigo en Cuáles fueron algunas de " las buenas palabras" o promesas de Jehová que Josué vio cumplirse?.
-Candy: Oh, sí, me parece muy interesante!.
-Diana: Sí, Candy, lo es. Primero debes saber que el Libro de Josué muestra cómo se cumplieron las promesas de Dios a los Patriarcas Abrahán, Isaac y Jacob. En él se habla de la conquista de Canaán , a la que siguió la distribución de la Tierra y concluye con los discursos que Josué dirigió a los israelitas para animarlos a que se mantuvieran fieles a Dios.
Pero me gustaría que viéramos algunos textos bíblicos que ejemplifican esas " buenas palabras" o promesas de Jehová.
Busca, por favor, y lee Josué, Capítulo 1, versículos del 1 al 3.
-Candy: Lee Josué 1: 1-3.
-Diana: Muy bien. Pero, qué entendiste?.
-Candy: Sí, aquí Jehová Dios le está diciendo a Josué que se levante, cruce el Río Jordán con el pueblo de Israel y vayan a la Tierra Prometida a Moisés, y que se la dará a ellos, aunque ya él estaba muerto.
-Diana: Muy bien, Candy. Ahora te leeré yo Josué, Capítulo 3, versículo 7. ( Lee Diana).
Dime, qué punto captaste?.
-Candy: Pues que la grandeza de Josué ante los israelitas se la dio Jehová mismo y que aquí le promete  a Josué que estará con él, como estuvo antes con Moisés. Además nos enseña que debemos confiar en que Dios no nos fallará si somos fieles y que solo él puede salvarnos, no nosotros mismos ni los demás.-sin Dios.
-Diana: Excelente razonamiento, Candy. Pero lee ahora Josué  4: 21 hasta el 24.
- Candy: Lee Josué 4: 21-24.
-Diana: Qué entendiste?.
-Candy: Muy bonitas  lecciones: enseñar  a los hijos y nietos de los Relatos Bíblicos. Aquí vemos  que fue Jehová quien permitió estos milagros de cruzar el Jordán sobre tierra seca, como antes secó el Mar Rojo para salvar a su pueblo. Vemos la fortaleza de Jehová y su poder y que solo a él debemos temer y no a los hombres por poderosos que parezcan.
-Diana: Te felicito, Candy, por comprender tan bien la Palabra de Dios. Pienso que la seguirás transmitiendo y explicando maravillosamente a tus niños, incluido este nuevo nieto que está por llegar: Josué.
Lee, por último, Josué 23: 14.
-Candy: Lee Josué 23:14.
-Diana: Qué te hace pensar?.
-Candy: Que " las Buenas Palabras" o promesas de Jehová nunca fallan, y que entonces también hayan " palabras malas" de Jehová.
-Diana: Así es, pero de eso hablaremos el próximo jueves.

Silvio y Chile:

Terrorismo de Derecha:

Terrorismo de Izquierda:

Tomado de Baracutey Cubano.

jueves, enero 24, 2013


Cuba y Chile. Nieta del tirano Raúl Castro, hija del terrorista chileno.Juan Lisímaco Gutiérrez Fischmann alias “el Chele”, “Diego” o “comandante Gabriel” uno de los principales acusados por el asesinato del Senador chileno Jaime Guzmán







Tomado de http://cubaaldescubierto.com/?p=3448





Nieta de Raúl Castro, hija de terrorista chileno.





Por Luis Dominguez

enero 23, 2013









Raúl Castro Ruz, actual dictador cubano, vivió bajo el mismo techo que terrorista chileno por 6 años mientras que este volvía a Chile para cometer actos terroristas.





Raúl Castro Ruz, visitara Chile los días 26, 27 y 28 de este mes, y me parece importante mostrar como Raúl Castro al igual que Fidel Castro tienen sus manos manchadas de sangre chilena.





La relación de Raúl Castro con el terrorismo en Chile, va tan cerca como su propia nieta, Gabriela Gutiérrez Castro, hija de Juan Lisimaco Gutiérrez Fischmann, Alias “El Chele” y Mariela Castro Espín, hija de Raúl Castro. Los tiempo que Juan y Mariela pasaron casados, vivieron en el mismo edificio de apartamentos de siete pisos que Raúl Castro, en avenida 26 numero 525, entre Zapata y 35, en el Nuevo Vedado.





Juan Lisímaco Gutiérrez Fischmann (* Santiago de Chile, 28 de diciembre de 1957) alias “el Chele”, “Diego” o “comandante Gabriel” fue uno de los fundadores del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), en 1983 y pieza importante de su estructura, tanto por su preparación militar en Cuba, como por su experiencia en la Revolución Sandinista en Nicaragua, y uno de los principales acusados por el asesinato del Senador Jaime Guzmán.





A pesar de que el gobierno cubano lo ha negado formalmente a la justicia chilena, todo indica que Juan Gutiérrez Fischmann sigue viviendo en Cuba.[1] En la actualidad se encuentra prófugo y es el último integrante de la cúpula frentista que queda en libertad tras las detenciones de Mauricio Hernández Norambuena en el 2002 y Galvarino Apablaza en el 2004.





En 2008, una solicitud de prescripción en el caso Guzmán por parte de su defensa fue rechazada por el ministro Mario Carroza, sobre la base de que aún no ha declarado en la causa.





Finalmente, el 14 de septiembre del 2009, la Corte Suprema revoca la orden de detención que pesaba al frentista por sus crímenes ya que, por el tiempo en que ha pasado los crímenes en los cuales habría sido implicado, estaban prescritos ante la justicia.





Juan Lisímaco Gutiérrez Fischmann (* Santiago de Chile, 28 de diciembre de 1957) alias “el Chele”, “Diego” o “comandante Gabriel” fue uno de los fundadores del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), en 1983 y pieza importante de su estructura, tanto por su preparación militar en Cuba, como por su experiencia en la Revolución Sandinista en Nicaragua, y uno de los principales acusados por el asesinato del Senador Jaime Guzmán.





A pesar de que el gobierno cubano lo ha negado formalmente a la justicia chilena, todo indica que Juan Gutiérrez Fischmann sigue viviendo en Cuba.[1] En la actualidad se encuentra prófugo y es el último integrante de la cúpula frentista que queda en libertad tras las detenciones de Mauricio Hernández Norambuena en el 2002 y Galvarino Apablaza en el 2004.





En 2008, una solicitud de prescripción en el caso Guzmán por parte de su defensa fue rechazada por el ministro Mario Carroza, sobre la base de que aún no ha declarado en la causa.





Finalmente, el 14 de septiembre del 2009, la Corte Suprema revoca la orden de detención que pesaba al frentista por sus crímenes ya que, por el tiempo en que ha pasado los crímenes en los cuales habría sido implicado, estaban prescritos ante la justicia.





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El Cobarde Asesinato De Jaime Guzman













El 1º de abril de 1991, cuando abandonaba el Campus Oriente de la Universidad Católica luego de impartir su clase de Derecho Constitucional, Jaime Guzmán fue asesinado por un comando terrorista de izquierda. Cabe mencionar que una semana antes, había votado en contra de una reforma constitucional que otorgó al Presidente la facultad para indultar terroristas.



El Honorable y respetado Senador, don Jaime Guzmán Errázuriz, fue alevosamente ultimado por dos delincuentes de la banda terrorista del FMR el 1 de abril de 1991 Raúl Escobar Poblete y Ricardo Palma Salamanca, en la entrada principal del campus oriente de la Universidad Católica, ubicado en Avenida Battle y Ordoñez con Regina Pacis, en Nuñoa, minutos después de haber terminado sus clases de Derecho Constitucional.



A las 18:27 horas de ese día y cuando el Subaru Legacy del desafortunado Senador abandonaba el campus oriente de la Universidad por calle Battle y Ordoñez, en el semáforo que se encuentra al frente de la entrada principal, y aprovechando que el auto del parlamentario estaba detenido por la luz roja, se acercaron dos delincuentes a rostro descubierto,quienes a quemarropa y sin mediar aviso, cobardemente dispararon con armas automáticas en contra del indefenso fundador del partido Unión Demócrata Independiente. Los delincuentes dispararon sin descanso en contra el vehículo mientras éste se alejaba.

Raudamente corrieron , haciendo disparos al aire con el fin de espantar cualquier interferencia a la huida,dirigiéndose hacia calle Regina Pacis con Simón Bolívar donde los esperaba un taxi.



Este vehículo había sido robado en avenida Maraton el 29 de marzo de 1991 y proporcionado para la operación por el delincuente Miguel Angel Peña Moreno, "alias Simón".

El moribundo Senador fue trasladado en el mismo auto por su chofer, Luis Fuentes, hasta la sede del partido Unión Demócrata Independiente, en la calle Suecia, y de ahí al Hospital Militar, donde lamentablemente falleció cerca de las 21:30.



El vehículo utilizado por los delincuentes, un Opala de color negro, año 1980, patente HN-4808, escapó por calle Simón Bolívar al Oriente y luego por calle Brown Norte al sur, para ser posteriormente abandonado en el sector de Plaza Nuñoa, en la calle Manuel de Salas, frente al numero 65.

El libro de Josué:

Tomado de Perspicacia p.133 del Volumen 2 WWW.j.w.org/es

 LIBRO DE Josué:




Este libro de la Biblia es un eslabón fundamental en la historia de los israelitas, pues muestra cómo se cumplieron las promesas de Dios a los patriarcas Abrahán, Isaac y Jacob. Es probable que el libro abarque un período de más de veinte años (1473-c.1450 a. E.C.). En él se habla de la conquista de Canaán, a la que siguió la distribución de la tierra, y concluye con los discursos que Josué dirigió a los israelitas para animarlos a que se mantuviesen fieles a Jehová.



El hecho de que el libro contenga nombres antiguos de algunas ciudades (Jos 14:15; 15:15), instrucciones detalladas y cómo se llevaron a cabo, indica que el escritor vivió al tiempo de producirse los acontecimientos que se registran. (Véanse como ejemplos Jos 1:11-18; 2:14-22; 3:2–4:24; 6:22, 23.) Asimismo, el escritor se presenta como contemporáneo de Rahab de Jericó, y por lo tanto como testigo ocular. (Jos 6:25.)



Autenticidad. Sin embargo, hay quien opina que los hechos narrados en el libro no son verídicos. Este punto de vista está basado principalmente en la suposición de que como los milagros mencionados en el libro son ajenos a la experiencia humana reciente, no podrían haber ocurrido. Esta opinión pone en duda el poder de Dios para efectuar milagros —o incluso su propia existencia—, así como la veracidad del escritor. Si este adornara su relato con hechos ficticios y además se presentara a sí mismo como un testigo ocular, sería culpable de engaño deliberado. Sería totalmente ilógico pensar que un testigo falso escribiese un libro que honra a Dios como Aquel que cumple su Palabra (Jos 21:43-45), que anima a mantenerse fieles a Él (Jos 23:6-16; 24:14, 15, 19, 20, 23) y reconoce abiertamente los fallos de Israel. (Jos 7:1-5; 18:3.)



Nadie puede negar que la nación israelita existió y ocupó la tierra de la que se habla en el libro de Josué. De igual manera, no hay ninguna base válida para cuestionar la veracidad de dicho relato concerniente a cómo ocuparon la tierra de Canaán los israelitas. Ni los salmistas (Sl 44:1-3; 78:54, 55; 105:42-45; 135:10-12; 136:17-22); ni Nehemías (Ne 9:22-25); ni Esteban, el primer mártir cristiano (Hch 7:45); ni el discípulo Santiago (Snt 2:25); ni el apóstol Pablo, una persona instruida (Hch 13:19; Heb 4:8; 11:30, 31), dudaron de su autenticidad. Además, en 1 Reyes 16:34 se registra el cumplimiento de la maldición profética anunciada por Josué unos quinientos años antes, al tiempo de la destrucción de Jericó. (Jos 6:26.)



Su escritor. Algunos eruditos rechazan el punto de vista judío tradicional, según el cual Josué mismo escribió el libro, aunque reconocen que se escribió en el tiempo de Josué o en una fecha cercana. Su principal objeción es que algunos de los acontecimientos registrados en el libro de Josué también aparecen en el libro de Jueces, que comienza con las palabras: “Y después de la muerte de Josué”. (Jue 1:1.) Sin embargo, esta declaración de apertura no determina necesariamente el tiempo en el que ocurrieron todos los acontecimientos que se hallan en el relato de Jueces. Este libro no sigue un orden cronológico estricto, pues recoge un acontecimiento que claramente sucedió antes de la muerte de Josué. (Jue 2:6-9.) Por consiguiente, algunos sucesos, como la toma de Hebrón por Caleb (Jos 15:13, 14; Jue 1:9, 10), la de Debir por Otniel (Jos 15:15-19; Jue 1:11-15) y la de Lésem o Lais (Dan) por los danitas (Jos 19:47, 48; Jue 18:27-29), de igual manera pudieron haber ocurrido antes de la muerte de Josué. Incluso la acción de los danitas de levantar una imagen idolátrica en Lais podría encajar razonablemente en el tiempo de Josué. (Jue 18:30, 31.) En su exhortación final, Josué les dijo a los israelitas: “Quiten los dioses a quienes sus antepasados sirvieron al otro lado del Río y en Egipto, y sirvan a Jehová”. (Jos 24:14.) Si la idolatría no hubiese hecho ya acto de presencia, estas palabras habrían tenido poco sentido.



Lógicamente, pues, con la excepción de la conclusión, en la que se habla de su muerte, el libro puede atribuirse a Josué. Así como Moisés había registrado los acontecimientos de su vida, era lo propio que Josué hiciera lo mismo. Por eso, el libro que lleva su nombre dice: “Entonces Josué escribió estas palabras en el libro de la ley de Dios”. (Jos 24:26.)



No se contradice. Hay quien tiene la impresión de que el libro se contradice cuando por una parte dice que Josué sojuzgó toda la tierra, mientras que por otra menciona que quedaba una buena parte por conquistar. (Compárese con Jos 11:16, 17, 23; 13:1.) Pero estas discrepancias aparentes se resuelven fácilmente cuando se considera la conquista bajo dos aspectos diferentes. Primero, la guerra nacional dirigida por Josué, que acabó con el poder de los cananeos, y, segundo, la acción individual y tribal necesaria para alcanzar una ocupación completa de la tierra. (Jos 17:14-18; 18:3.) Es probable que mientras Israel guerreaba en otras partes, los cananeos volvieran a establecerse en ciudades como Debir y Hebrón, de manera que fuese necesario recuperarlas, bien por medio de una acción individual o por la intervención de una tribu. (Compárese Jos 11:21-23 con Jos 14:6, 12; 15:13-17.)



[Recuadro en la página 133]



PUNTOS SOBRESALIENTES DE JOSUÉ



Registro de cómo Jehová dio la tierra de Canaán a Israel, en cumplimiento del juramento que había hecho a sus antepasados



Acontecimientos de las primeras dos décadas siguientes a la muerte de Moisés al final del período que pasó Israel vagando por el desierto



Josué prepara a Israel para entrar en Canaán, envía espías (1:1–2:24)



Jehová comisiona a Josué para que introduzca a los israelitas en la tierra



Josué manda que el pueblo se prepare para cruzar el Jordán



Envía espías para que inspeccionen la tierra y la ciudad de Jericó



Cuando están en Jericó, Rahab los esconde, y se le promete que a ella y a todos los de su casa que obedezcan las instrucciones que se les den, se les salvará de la venidera destrucción de Jericó



Israel cruza el río Jordán sobre suelo seco (3:1–5:12)



El pueblo se santifica en preparación para cruzar el Jordán



Los sacerdotes que llevan el Arca pisan el agua primero; se represa el río milagrosamente un poco más arriba y los israelitas cruzan sobre suelo seco



Se toman doce piedras del río y se erigen en Guilgal en memoria del acontecimiento; se levantan otras doce piedras donde los sacerdotes habían plantado los pies en el río



Se circuncida a los varones israelitas nacidos en el desierto; se celebra la Pascua; cesa la provisión del maná e Israel empieza a comer el producto de la tierra



A la conquista de Jericó le sigue la derrota de Hai (5:13–8:35)



El príncipe angélico del ejército de Jehová se le aparece a Josué; Jehová le dice a Josué cómo tiene que luchar contra Jericó



Durante seis días seguidos los israelitas marchan una vez al día alrededor de la ciudad; el séptimo día marchan alrededor de ella siete veces; a la séptima vez el pueblo profiere un fuerte grito, los muros de Jericó caen y la ciudad es dada por entero a la destrucción



Acán toma para sí algo de lo que ha sido dado por entero a la destrucción



Debido a este pecado, Jehová retira su ayuda e Israel es derrotado en Hai; se descubre el pecado de Acán y tanto él como su casa son lapidados



El segundo ataque a Hai tiene éxito con la bendición de Jehová



Josué edifica un altar en el monte Ebal y lee la Ley al pueblo



Los gabaonitas piden la paz, mientras que otros pueblos sufren destrucción (9:1–12:24)



Cuando los habitantes de Gabaón se enteran de las victorias de Israel, se valen de una treta para que Josué celebre un pacto con ellos



Se alían cinco reyes para atacar a los gabaonitas, pero Israel acude en defensa de Gabaón; Jehová arroja grandes piedras de granizo, alarga milagrosamente las horas del día e Israel consigue una victoria completa



Los israelitas, mandados por Josué, toman ciudades en el SO. y el S.



Derrotan a una coalición de reyes en el N.



Reparto de la tierra entre las tribus de Israel (13:1–22:34)



Rubén, Gad y media tribu de Manasés reciben territorios al E. del Jordán



Caleb recibe Hebrón; las tribus de Judá y Efraín y la otra media tribu de Manasés reciben sus herencias por suerte



Se levanta el tabernáculo en Siló y se echan suertes para determinar las herencias de las demás tribus



Los levitas reciben cuarenta y ocho ciudades, trece de las cuales son sacerdotales; se apartan seis ciudades de refugio



Hombres de Rubén, Gad y media tribu de Manasés edifican un altar en el Jordán; su propósito es malentendido hasta que explican que se trata de un monumento en recuerdo de la fidelidad que le deben a Jehová



Josué insta a Israel a servir a Jehová fielmente (23:1–24:33)



Cuando Josué está avanzado en años, convoca una asamblea de los líderes de Israel y los exhorta a permanecer fieles a Jehová



En una asamblea en Siquem repasa la manera de actuar de Dios, anima a Israel a temer a Jehová y a servirle solo a Él; el pueblo expresa su determinación de ser fiel y reitera su compromiso pactado



Josué muere



Josué

Tomado de Perspicacia para comprender Las Escrituras.

JOSUÉ




(forma abreviada de Jehosúa, que significa: “Jehová Es Salvación”).



1. Hijo de Nun; efraimita que sirvió a Moisés y más tarde fue nombrado su sucesor. (Éx 33:11; Dt 34:9; Jos 1:1, 2.) Las Escrituras describen a Josué como un caudillo denodado e impávido, convencido de la veracidad de las promesas de Jehová, obediente a la dirección divina y resuelto a servir fielmente a Jehová. Originalmente su nombre era Hosea, pero Moisés le llamó Josué o Jehosúa. (Nú 13:8, 16.) Sin embargo, el registro bíblico no revela exactamente cuándo se le cambió el nombre a Josué.



Lidera la lucha contra los amalequitas. En 1513 a. E.C., cuando los israelitas estaban acampados en Refidim, poco después de ser liberados milagrosamente de la fuerza militar egipcia en el mar Rojo, los amalequitas los atacaron sin que hubiese mediado provocación alguna. Moisés nombró a Josué comandante en la lucha contra ese pueblo. Con la buena dirección de Josué y el apoyo divino, los israelitas vencieron al enemigo. Después Jehová decretó que a su debido tiempo los amalequitas deberían ser completamente aniquilados y dio orden a Moisés de que lo pusiera por escrito y se lo informara a Josué. (Éx 17:8-16.)



Servidor de Moisés. Después, en el monte Sinaí, es probable que Josué, como servidor de Moisés, fuese uno de los setenta hombres de mayor edad que tuvieron el privilegio de presenciar una visión magnífica de la gloria de Jehová. Más tarde, acompañó a Moisés parte del camino hacia el monte Sinaí, pero no parece que entrara en la nube, ya que solo se le mandó a Moisés que lo hiciese. (Éx 24:9-18.) Tanto él como Moisés permanecieron en el monte Sinaí cuarenta días y cuarenta noches. Al final de este período, mientras descendía del monte Sinaí con Moisés, Josué tomó por un “ruido de batalla” el canto de Israel relacionado con su adoración idolátrica del becerro. Sin duda compartió la indignación de Moisés cuando vio el becerro de oro y quizás hasta le ayudó a destruirlo. (Éx 32:15-20.)



Al participar en el culto de becerros, los israelitas quebrantaron el pacto solemne que habían hecho con Jehová Dios. Este pudo ser el motivo por el que Moisés sacó su tienda (la “tienda de reunión”) de la zona donde acampaba el pueblo, ya que Jehová todavía no les había perdonado su pecado y por lo tanto ya no estaba en medio de Israel. Quizás para evitar que los israelitas entraran en la tienda de reunión en condición inmunda, Josué permanecía allí cada vez que Moisés iba al campamento israelita. (Éx 33:7-11; 34:9.)



Posteriormente, cuando debido a las murmuraciones del pueblo Moisés sintió que su carga era demasiado pesada, Jehová le mandó que escogiese 70 ancianos para ayudarle. Estos ancianos tenían que ir a la tienda de reunión, pero dos de ellos, Eldad y Medad, debieron tener alguna razón para quedarse en el campamento. Cuando el espíritu de Dios vino sobre las 68 personas congregadas en la tienda de reunión, Eldad y Medad también empezaron a comportarse como profetas en el campamento. Rápidamente se lo informaron a Moisés. Josué, sintiendo celos por su señor, instó a Moisés a que los detuviera. Ya que Eldad y Medad al parecer habían recibido el espíritu sin la mediación de Moisés, Josué debió pensar que esto restaba autoridad a su señor. Pero Moisés corrigió a Josué diciéndole: “¡Quisiera yo que todo el pueblo de Jehová fueran profetas, porque Jehová pondría su espíritu sobre ellos!”. (Nú 11:10-29; compárese con Mr 9:38, 39.)



Espía la Tierra Prometida. Cierto tiempo después, los israelitas acamparon en el desierto de Parán. Desde allí Moisés envió a doce hombres a espiar la Tierra Prometida, entre los que se hallaba Josué (Hosea o Jehosúa). Cuarenta días más tarde, únicamente Josué y Caleb presentaron un buen informe. Los otros diez espías descorazonaron al pueblo, aduciendo que Israel nunca podría derrotar a los poderosos habitantes de Canaán, lo que dio lugar a toda clase de murmuraciones en el campamento. Josué y Caleb rasgaron sus vestiduras e intentaron aquietar los temores del pueblo, advirtiéndole que no se rebelase. Pero sus valerosas palabras, que reflejaban completa confianza en el poder de Jehová para cumplir su palabra, fueron en vano. De hecho, “toda la asamblea habló de lapidarlos”. (Nú 13:2, 3, 8, 16, Nú 13:25–14:10.)



Debido a su rebelión, Jehová sentenció a los israelitas a vagar por el desierto cuarenta años, hasta que murieran todos los varones registrados de veinte años de edad para arriba (sin incluir a los levitas, que no fueron registrados para deberes militares como los otros israelitas; Nú 1:2, 3, 47). Los únicos varones registrados que entrarían en la Tierra Prometida serían Josué y Caleb, mientras que los diez espías infieles morirían por un azote de parte de Jehová. (Nú 14:27-38; compárese con Nú 26:65; 32:11, 12.)



Nombrado sucesor de Moisés. Hacia el fin del período durante el que Israel anduvo errante por el desierto, Moisés y Aarón también perdieron el privilegio de entrar en la Tierra Prometida por no santificar a Jehová cuando proveyó agua milagrosamente en Qadés. (Nú 20:1-13.) Por lo tanto, Jehová mandó a Moisés que nombrara a Josué como su sucesor. Delante del nuevo sumo sacerdote, Eleazar, el hijo de Aarón, y ante la asamblea de Israel, Moisés colocó sus manos sobre Josué. Aunque se le nombró sucesor de Moisés, Josué no sería semejante a él en el aspecto de conocer a Jehová “cara a cara”. No se pasó a Josué toda la dignidad de Moisés, sino solo la que necesitaría para tener el respeto de la nación. En lugar de la comunicación tan directa de la que Moisés había podido disfrutar con Jehová, como si fuera “cara a cara”, Josué tenía que consultar al sumo sacerdote, a quien se le había confiado el Urim y el Tumim, mediante los cuales se podía averiguar la voluntad divina. (Nú 27:18-23; Dt 1:37, 38; 31:3; 34:9, 10.)



Por mandato divino, Moisés le dio ciertas instrucciones y estímulo a Josué para que desempeñase su comisión con toda fidelidad. (Dt 3:21, 22, 28; 31:7, 8.) Cuando estuviese cerca el tiempo de su muerte, Moisés tendría que colocarse junto con Josué en la tienda de reunión. Allí Jehová comisionaría a Josué y confirmaría el nombramiento que con anterioridad había hecho Moisés cuando le había impuesto las manos. (Dt 31:14, 15, 23.) Más tarde, Josué participó de algún modo en escribir y enseñar a los israelitas la canción que Moisés había recibido por inspiración. (Dt 31:19; 32:44.)



Las actividades del sucesor de Moisés. Después de la muerte de Moisés, Josué se preparó para entrar en la Tierra Prometida. Mandó oficiales con el fin de que dieran instrucciones a los israelitas de que se prepararan para cruzar el Jordán al cabo de tres días; a los gaditas, los rubenitas y la media tribu de Manasés les recordó su obligación de ayudar en la conquista de la tierra, y envió dos hombres a explorar Jericó y las cercanías. (Jos 1:1–2:1.)



Cuando los dos espías regresaron, los israelitas partieron de Sitim y acamparon cerca del Jordán. Al día siguiente, Jehová detuvo milagrosamente el Jordán, lo que permitió que la nación cruzase en terreno seco. Para conmemorar este suceso, Josué colocó doce piedras en medio del lecho del río y doce en Guilgal, el primer campamento de Israel al O. del Jordán. También hizo cuchillos de pedernal para circuncidar a todos los varones israelitas que nacieron en el desierto. De ese modo, unos cuatro días después ya estaban en condición apta para observar la Pascua. (Jos 2:23–5:11.)



Después, mientras estaban cerca de Jericó, Josué se encontró con un príncipe angélico, de quien recibió instrucciones en cuanto al procedimiento que debían seguir para tomar aquella ciudad. Josué actuó en consecuencia, y después de dar a Jericó por entero a la destrucción, pronunció una maldición profética sobre su futuro reedificador, predicción que se cumplió más de quinientos años después. (Jos 5:13–6:26; 1Re 16:34.) Luego subió contra Hai. Al principio las fuerzas israelitas, compuestas por unos 3.000 hombres, fueron derrotadas, pues Jehová había retirado su ayuda debido a la desobediencia de Acán al apropiarse de parte del despojo de Jericó. Después que el pueblo lapidó a Acán y su casa por su pecado, Josué tendió una emboscada a las fuerzas de Hai y redujo la ciudad a un montículo desolado. (Jos 7:1–8:29.)



Hecho esto, toda la congregación de Israel, sus mujeres, niños y residentes forasteros, fueron a las cercanías del monte Ebal. Josué edificó allí un altar según las especificaciones de la Ley. La mitad de la congregación se puso de pie enfrente del monte Guerizim y la otra mitad enfrente del monte Ebal, y Josué les leyó la “ley, la bendición y la invocación de mal”. “Resultó que no hubo ni una sola palabra de todo lo que Moisés había mandado que Josué no leyera en voz alta.” (Jos 8:30-35.)



Cuando volvieron a su campamento en Guilgal, Josué y los principales de Israel recibieron la visita de unos mensajeros gabaonitas. Como reconocieron que Jehová luchaba por los israelitas, los gabaonitas se valieron de un ardid para conseguir celebrar un pacto de paz con Josué. Sin embargo, una vez que se descubrió el engaño, Josué los hizo esclavos. La noticia de lo que habían hecho los gabaonitas llegó hasta Adoni-zédeq, el rey de Jerusalén, quien, junto con otros cuatro reyes cananeos, emprendió una expedición punitiva contra ellos. En respuesta al llamamiento por ayuda de los gabaonitas, Josué partió de Guilgal y anduvo toda la noche. Jehová luchó a favor de Israel en defensa de los gabaonitas, y así demostró que no desaprobaba el pacto que se había hecho anteriormente con ellos. Una granizada milagrosa ocasionó más bajas enemigas que la propia guerra. Jehová incluso escuchó la voz de Josué y prolongó las horas de luz de ese día para completar la victoria. (Jos 9:3–10:14.)



Después de esta victoria concedida por Dios, Josué prosiguió con la captura de Maquedá, Libná, Lakís, Eglón, Hebrón y Debir, y así quebrantó el poder de los cananeos en las regiones meridionales. Luego, los reyes cananeos del N., acaudillados por Jabín, el rey de Hazor, reunieron sus fuerzas en las aguas de Merom para luchar contra Israel. Aunque Josué se enfrentaba con caballos y carros, Dios le animó para que no cediera al temor. Jehová volvió a conceder la victoria a los israelitas. Josué, siguiendo instrucciones, desjarretó los caballos, quemó los carros del enemigo e incendió la ciudad de Hazor. (Jos 10:16–11:23.) De este modo, en un período de unos seis años (compárese con Nú 10:11; 13:2, 6; 14:34-38; Jos 14:6-10), derrotó a treinta y un reyes y subyugó grandes secciones de la Tierra Prometida. (Jos 12:7-24; MAPA, vol. 1, pág. 737.)



Había llegado el tiempo para distribuir a cada tribu una parte de la tierra. La distribución empezó en Guilgal bajo la supervisión de Josué, del sumo sacerdote Eleazar y de otros diez representantes nombrados por Dios. (Jos 13:7; 14:1, 2, 6; Nú 34:17-29.) Cuando se situó el tabernáculo en Siló, se continuó repartiendo la tierra por suertes desde allí. (Jos 18:1, 8-10.) Josué recibió la ciudad de Timnat-sérah, en la región montañosa de Efraín. (Jos 19:49, 50.)



Advertencia final a los israelitas y muerte. Hacia el final de su vida, Josué reunió a los ancianos de Israel, cabezas, jueces y oficiales, para aconsejarles que sirvieran a Jehová fielmente y prevenirles de las consecuencias de la desobediencia. (Jos 23:1-16.) También reunió a toda la congregación de Israel, repasó la relación que Jehová había mantenido con sus antepasados y con la nación, y les instó a que sirvieran a Jehová. Josué dijo: “Ahora, si es malo a sus ojos servir a Jehová, escójanse hoy a quién quieren servir, si a los dioses a quienes sirvieron sus antepasados que estaban al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra están morando. Pero en cuanto a mí y a mi casa, nosotros serviremos a Jehová”. (Jos 24:1-15.) A continuación los israelitas reafirmaron su pacto de obediencia a Jehová. (Jos 24:16-28.)



Josué murió a la edad de ciento diez años, y fue enterrado en Timnat-sérah. Su lealtad inquebrantable a Jehová tuvo un buen efecto, pues “Israel continuó sirviendo a Jehová todos los días de Josué y todos los días de los ancianos que extendieron sus días después de Josué”. (Jos 24:29-31; Jue 2:7-9.)



2. Propietario de un campo en Bet-semes donde se depositó y expuso el Arca sagrada después que los filisteos la devolvieron. (1Sa 6:14, 18.)



3. Jefe de Jerusalén del tiempo del rey Josías. Parece que los lugares altos de adoración falsa estaban ubicados cerca de la residencia de Josué, pero Josías los demolió. (2Re 23:8.)



4. Hijo de Jehozadaq. El primer sumo sacerdote que sirvió a los israelitas repatriados después de su regreso del exilio en Babilonia. (Ag 1:1, 12, 14; 2:2-4; Zac 3:1-9; 6:11.) En los libros bíblicos de Esdras y Nehemías se le llama Jesúa. (Véase JESÚA núm. 4.)



Lectura precisa:


Tomado del Libro Benefíciese de La Escuela del Ministerio Teocrático.


 lección 1 pág. 83-pág. 85
Lectura precisa

Lección 1



Lectura precisa



¿Qué implica?



Leer en voz alta exactamente lo que está escrito; no omitir palabras ni letras, ni cambiar un término por otro; pronunciar las palabras de forma correcta; tener en cuenta los signos de puntuación y los acentos gráficos.



¿POR QUÉ ES IMPORTANTE?



Leer con esmero y corrección es un factor fundamental para transmitir la verdad bíblica con exactitud.



LAS Escrituras afirman que la voluntad de Dios es que personas de toda clase “lleguen a un conocimiento exacto de la verdad” (1 Tim. 2:4). Por consiguiente, el deseo de comunicar tal conocimiento exacto debe influir en el modo como leemos la Palabra de Dios en voz alta.



Es importante que tanto los jóvenes como los mayores leamos bien la Biblia y las publicaciones basadas en ella. Como testigos de Jehová, tenemos la responsabilidad de transmitir el conocimiento de Jehová y de sus caminos, lo que a menudo implica leer a una persona o a un grupo reducido. En el círculo familiar también efectuamos ese tipo de lectura. La Escuela del Ministerio Teocrático brinda a hermanos y hermanas de todas las edades la oportunidad de recibir orientación destinada a mejorar su lectura en voz alta.



Todos debemos tomar muy en serio la lectura pública de las Escrituras, sea ante unas pocas personas o ante la congregación. Además de haber sido divinamente inspirada, la Biblia “es viva, y ejerce poder, [...] y puede discernir pensamientos e intenciones del corazón” (Heb. 4:12). La Palabra de Dios contiene un conocimiento valiosísimo que no puede obtenerse de ninguna otra fuente. Ayuda a la persona a conocer al único Dios verdadero y a cultivar una buena relación con él, así como a hacer frente a los problemas de la vida. Explica, asimismo, cómo conseguir vida eterna en el nuevo mundo de Dios. Por consiguiente, deberíamos hacer todo lo posible por ser buenos lectores de la Biblia (Sal. 119:140; Jer. 26:2).



Cómo leer con precisión. La buena lectura comprende muchos aspectos, el primero de los cuales es la precisión. Hay que esforzarse por leer exactamente lo que está escrito, sin saltarse palabras ni letras, ni confundir términos parecidos.



Para leer las palabras de la forma correcta, usted debe entender primero el contexto, lo cual exige una cuidadosa preparación. Conforme vaya desarrollando la habilidad de mirar hacia adelante y seguir el hilo de las ideas, logrará leer con mayor precisión.



La puntuación y los acentos gráficos son elementos importantes del lenguaje escrito. La primera reproduce las pausas y su duración, así como la entonación. En algunos idiomas, si no se varía el tono cuando la puntuación lo requiere, puede convertirse una pregunta en una afirmación o cambiarse el sentido por completo. Claro está que a veces la función de los signos de puntuación es principalmente gramatical. En cuanto a los acentos y otros signos diacríticos, en muchas lenguas es imposible leer de forma precisa si no se les presta cuidadosa atención, pues modifican el sonido representado por las letras. Para que su lectura tenga sentido, es fundamental que conozca bien las normas de puntuación y acentuación de su idioma. Recuerde que el objetivo es transmitir ideas, y no pronunciar palabras solamente.



La habilidad de leer con precisión se adquiere con la práctica. Lea cada párrafo repetidas veces hasta que no cometa ningún error, y solo entonces pase al siguiente. Por último, intente leer varias páginas seguidas sin omitir, repetir ni pronunciar mal ninguna palabra. Una vez logrado lo anterior, pida a alguien que lo escuche y le indique si se equivoca.



En algunas zonas del mundo, los problemas de la vista y la iluminación deficiente dificultan la lectura. Si se puede hacer algo para vencer estos obstáculos, no cabe duda de que la persona adquirirá mayor destreza.



A los hermanos que son buenos lectores quizá se les conceda con el tiempo el privilegio de leer en público la información del Estudio de Libro de Congregación y del Estudio de La Atalaya. No obstante, para cumplir bien ese cometido, no basta con pronunciar las palabras correctamente. Si desea ser un lector público eficaz en la congregación, debe cultivar buenos hábitos en su lectura personal. Con ese fin, tiene que comprender que cada término desempeña un papel en la oración. Si hace caso omiso de varios de ellos o los lee mal, aunque sea para sus adentros, no captará el mensaje o este le llegará distorsionado. Otra de las razones por las que se cometen errores es que no se tienen en cuenta las reglas de acentuación ni el contexto. Esfuércese por entender el significado de cada vocablo en su entorno lingüístico. Repare también en cómo afecta la puntuación al sentido de la oración. Por otra parte, recuerde que normalmente las ideas se comunican mediante grupos de palabras. Fíjese en estos, de modo que cuando lea en voz alta, en vez de pronunciar las palabras una por una, las agrupe en unidades mayores, constituyan o no una oración completa. Para transmitir conocimiento exacto en la lectura pública es importante entender con claridad lo que se lee.



El apóstol Pablo escribió a un anciano cristiano con experiencia: “Continúa aplicándote a la lectura pública” (1 Tim. 4:13). Es obvio, por tanto, que todos podemos mejorar en este aspecto.



CÓMO LEER CON PRECISIÓN



Practique una y otra vez en voz alta.



Pida a alguien que lo escuche y le indique los errores que cometa.



Oblíguese a leer con esmero en su estudio personal.



En lugar de leer las palabras una por una, aprenda a agruparlas.



EJERCICIO: Después de prepararse bien, pida a un amigo o familiar que siga en la Biblia su lectura de un pasaje de los capítulos 5 a 7 de Mateo y que lo interrumpa cada vez que 1) omita una palabra, 2) pronuncie mal un término o lo cambie de orden, o 3) pase por alto algún acento gráfico, o un signo de puntuación que exija una pausa o un cambio de tono. Conviene que el ejercicio dure al menos diez minutos y que lo realice dos o tres veces.



[Recuadro de la página 84]



SIGNOS DE PUNTUACIÓN



El punto (.) señala una pausa larga en la lectura.



La coma (,) indica por lo general una pausa breve en el interior de la oración.



El punto y coma (;) marca una pausa inferior a la del punto pero superior a la de la coma.



Los dos puntos (:) representan una pausa intermedia entre la de la coma y la del punto. Preceden a las enumeraciones y citas textuales.



Los signos de exclamación (¡ !) enmarcan oraciones caracterizadas por una elevación enfática del tono de la voz.



Los signos de interrogación (¿ ?) delimitan oraciones que se distinguen generalmente por una línea melódica, o entonación, con final ascendente.



Las comillas (“ ”, ‘ ’ y « ») enmarcan citas y términos usados con un sentido especial, que en algunas ocasiones se resaltan con un cambio de tono o con pausas.



La raya, o guión largo (—), cuando se usa para encerrar incisos o aclaraciones, por lo general requiere un cambio ligero de tono o ritmo.



Los paréntesis ( ) y los corchetes [ ] aíslan palabras que se leen en un tono algo más bajo. No es preciso leer las remisiones entre paréntesis ni imprimir un tono más grave a las palabras entre corchetes que completan el sentido del texto.



Desvío de la verdad por cuentos falsos:

Texto del viernes, 25 de enero de 2013




Viernes 25 de enero

Apartarán sus oídos de la verdad, puesto que serán desviados a cuentos falsos (2 Tim. 4:4).

¿Qué cuentos pudieran engañar a los desprevenidos? En sentido amplio, la expresión “cuentos falsos” es aplicable a cualquier mito o mentira de carácter religioso. ¿Qué efecto pueden tener estas falsedades? La Biblia señala que, por culpa de ellas, las personas “apartarán sus oídos de la verdad” (2 Tim. 4:3). Satanás, que se hace pasar por “ángel de luz”, utiliza astutamente la religión falsa para embaucar a la gente (2 Cor. 11:14). Las iglesias presentan como cristianas doctrinas que en realidad se basan en leyendas y mentiras, por ejemplo, la Trinidad, la inmortalidad del alma y los tormentos del infierno. También promueven festividades como la Navidad y la Semana Santa, que contienen muchas costumbres en apariencia inofensivas, pero que están tomadas de la mitología y el paganismo. Para que no nos engañen con cuentos como esos, sigamos en todo momento esta exhortación: “Sepárense —dice Jehová—, y dejen de tocar la cosa inmunda” (2 Cor. 6:14-17). w11 15/7 2:11

Nacimiento de Cristo Jesús:

Texto del jueves, 24 de enero de 2013


◀◀semana ◀día hoy día▸ semana▸▸

➤ es13 pág. 14 Enero

Jueves 24 de enero

Gloria en las alturas a Dios, y sobre la tierra paz entre los hombres de buena voluntad (Luc. 2:14).

Ha caído la noche. Los pastores se encuentran a campo raso, vigilando sus rebaños. De repente, se sobresaltan al ver que aparece a su lado el ángel de Jehová y que los envuelve la luz de la gloria divina. Escuchemos el emocionante anuncio que les hace este mensajero celestial: “No teman, porque, ¡miren!, les declaro buenas nuevas de un gran gozo que todo el pueblo tendrá, porque les ha nacido hoy un Salvador, que es Cristo el Señor” (Luc. 2:8-14). Efectivamente, había nacido un niño que llegaría a ser el Mesías. Y podían encontrarlo en un establo de un pueblo cercano, acostado en un pesebre. De súbito se juntó con el ángel “una multitud del ejército celestial” que alabaron a Dios con las palabras del texto de hoy. Ahora bien, ¿cómo podrían los pastores aprender más sobre el Mesías y convencer a otras personas de que aquel niño era el elegido para serlo, tal como señaló el ángel? Examinando las profecías de las Escrituras Hebreas que hablaban del Mesías y observando cómo se cumplían durante la vida del niño. w11 15/8 1:1, 2