¡DESPERTAD! MAYO DE 2013
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AYUDA PARA LAS FAMILIAS | LA CRIANZA DE LOS HIJOS
Los hijos y la disciplina
EL PROBLEMA
En casa, los celulares tienen que estar apagados a las nueve de la noche, pero esta semana encontró dos veces a su hija mandando mensajes de texto pasada la medianoche. Su hijo sabe que la hora de llegada es a las diez de la noche, pero ayer llegó de nuevo después de las once.
Es cierto que sus hijos desobedecieron. Sin embargo, usted necesita averiguar por qué parece que lo están haciendo deliberadamente. Lo que pudiera parecer rebeldía descarada tal vez sea algo mucho menos grave.
LAS CAUSAS
Límites poco claros. Algunos adolescentes desobedecen las reglas de sus padres para ver hasta qué punto pueden salirse con la suya. Por ejemplo, si los padres dicen que cierta acción tendrá ciertas consecuencias, el joven pudiera desobedecer para ver si los padres cumplen su palabra. ¿Significa eso que se está convirtiendo en un rebelde incorregible? No necesariamente. Los jóvenes tienden a desobedecer las reglas cuando los límites son poco claros o cuando sus padres no son firmes a la hora de cumplir lo prometido.
Falta de flexibilidad. Algunos padres intentan controlar al hijo fijándole una cantidad interminable de reglas. Cuando el joven desobedece, se enfadan y le imponen aún más reglas. Pero eso solo empeora las cosas. El libro Parent/Teen Breakthrough, que trata sobre cómo eliminar las barreras entre padres y adolescentes, explica: “Cuanto más trata uno de controlar a su hijo, más se resiste él. [...] Es como querer untar mantequilla fría en una rebanada de pan: cuanta más fuerza se aplica, más se rompe el pan”.
La disciplina es muy útil. A diferencia de castigar, que comunica la idea de hacer sufrir, disciplinar significa básicamente “instruir, enseñar”. ¿Y cómo puede usted enseñar a su hijo adolescente a cumplir sus reglas?
LO QUE PUEDE HACER
Sea claro. Los adolescentes deben entender claramente lo que se espera de ellos y lo que pasará si desobedecen. (Principio bíblico: Gálatas 6:7.)
Sugerencia: Anote las reglas que ha fijado en casa, y pregúntese si son demasiadas, muy pocas, o si algunas ya no son necesarias. Conforme su hijo se vaya haciendo más responsable, tal vez pueda cambiar algunas.
Sea constante. Su hijo pudiera confundirse si la semana pasada se salió con la suya y esta, por hacer algo parecido, tiene que sufrir las consecuencias. (Principio bíblico: Mateo 5:37.)
Sugerencia: Trate de que las consecuencias estén relacionadas con el tipo de “delito”. Por ejemplo, si el muchacho llega a casa más tarde de la hora señalada, podría imponerle una hora de llegada más temprana.
Sea razonable. Demuestre que es flexible dándole a su hijo más libertad conforme se la vaya ganando. (Principio bíblico: Filipenses 4:5.)
Sugerencia: Siéntese con su hijo y dialoguen sobre las reglas. Hasta podría dejar que él opinara sobre qué debería hacerse si no las cumple. Los adolescentes están mucho más dispuestos a obedecer cuando se les permite participar en la creación de las reglas.
Fomente su desarrollo personal. No se centre solo en conseguir que su hijo obedezca reglas, sino en que forme bien su conciencia. (Vea el recuadro “Ayúdele a desarrollar una personalidad agradable.”) (Principio bíblico: 1 Pedro 3:16.)
Sugerencia: Busque ayuda en la Biblia, la mejor fuente de instrucción que existe. Sus sabios consejos dan “sagacidad a los inexpertos” y “conocimiento y capacidad de pensar al joven” (Proverbios 1:1-4).