Camagüey, ¡fuera puercos y caballos!
DetallesPublicado el Viernes, 14 Diciembre 2012 07:01 Por Wilfredo Cancio Isla . inShare.0Powered by Agenzia Web
Por Alejandro Rodríguez*
Entre las medidas sanitarias que el gobierno toma en Camagüey para limpiar un poco el maltratado cuadro citadino, se comenta hoy la retirada de los animales de corral de los patios de las casas.
Ya la gente no podrá criar caballos, cerdos, gallinas y patos, chivos y carneros en sus hogares de ciudad. Esto llegaba al límite de que había quienes tenían puercos en balcones de edificios multifamiliares y clarias en tanques de agua para beber… incluso supe de un puerco que engordaba tranquilamente dentro del tanque roto de una azotea común.
A fin de cuentas la crianza de bichos en patios nunca alivió el problema de la comida… que el hambre ya va a ser casi una cosa cultural… (la Agricultura Urbana también me parece un sinsentido pero bueno… este post es de bichos y no de yerbas…) Por tanto la decisión me parece correcta. Ojalá a alguien con poder se le ocurra asimismo prohibir la circulación de coches de tracción animal por la carretera central: cuando uno anda en bicicleta debe esquivar decenas de cagajones de caballo en la mencionada vía.
La gente parece asumir con agrado las medidas favorables a la higiene, y a veces hasta bromea con ellas: un jodedor del barrio le dijo a otro esta mañana que limpiara bien la bandeja de su jaula de bijiritas no fuera a ser que se la mandaran a retirar también del paisaje urbano.
Igual escuché que el reparto Villa Mariana estaban vendiendo cerdos en pie a 8 pesos la libra… un precio bastante barato comparado con el anterios de entre 10 y 12 pesos.
Sin embargo, tal como yo lo veo, no son solo puercos y caballos de verdad los animales que ensucian el suelo camagüeyano. Otro tipo de bichos dañan y estorban más…
Un caballo puede ser perfectamente quien se limpia las manos ante los atracos de la oferta y la demanda en el incipiente mercado cuentapropista de bienes y servicios. Si el poder adquisitivo ciudadano fuera diferente no habría tal necesidad, pero con los niveles actuales de solvencia de la gente no puedo entender que esto será para el bien colectivo.
Un puerco es, definitivamente, quien infla informes económicos para maquillar sus manejos extraños en las empresas por ahí, y puerco más quien lo sabe y no actúa porque seguramente se salpica en medio de tanta mojazón…
Puerco quien permitió que se construyeran miles de anexos ilegales en los edificios y ahora firma con una facilidad del carajo las órdenes de demolición.
Caballo el que censura un crítico documental independiente e interrumpe el acceso de su realizador a la Educación Superior.
Puerco el que habla de igualdad y producción de alimentos “para el pueblo” y luego se come sin dolor alguno toda la carne de vaca que le ponen en una mesa sueca de chequeo de emulación de alguna instancia del Ministerio de la Agricultura.
A un caballo no le tiembla el casco para aplastar una cuartilla bien redactada. Y a un cerdo se le da bien eso de cagar con torcidas interpretaciones el sudor mental de una generación entusiasta con ganas de enderezar su país.
A estos puercos y caballos YO los prefiero lejos de Camagüey, lejos de Cuba, lejos de las ciudades y lejos también de los campos. Por mí que se espanten, que se pudran en la nada, que se vayan con sus cascos y pezuñas hasta la mismísima Antártida a fundar allí su Reino de la Torpeza, a comerse los unos a los otros y a imprimir sus huellas solo sobre hielo… para que se borren con el primer vientecito polar.
*Periodista cubano residente en Camagüey. Este artículo fue publicado en su blog Alejo3339