El vende unos libritos para niños.
Regala unas migajas
a los heridos y a los mutilados.
El sigue con los bolsillos llenos.
Pero la guerra sigue.
Pero los muertos siguen
en los blancos sepulcros,
pese a su gloria negra.
El otro no lava los pies a nadie,
pero pide perdón al pisoteado guey.
Pero la trampa sigue.
Pero la muerte sigue.
Pero el odio sigue.
Pero hay cruces en mares
y en las ajenas tierras
de sauces y cipreses ausentes.
Pero hay jehovases muertos.
Pero hay hijos sin padres
y nietos sin abuelos
y correos truncos
y teléfonos mudos
y amigos sepultados
y soledad por siempre
y lejanía viva.