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Sunday, May 11, 2014

Espíritu de sacrificio:

Mantengamos un espíritu de sacrificio

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“Si alguien quiere venir en pos de mí, repúdiese a sí mismo.” (MATEO 16:24)
1. ¿Por qué fue Jesús un ejemplo perfecto de espíritu de sacrificio?
JESÚS fue un ejemplo perfecto de espíritu de sacrificio. Cuando estuvo en la Tierra, sacrificó sus propios deseos y su comodidad para hacer lo que Dios quería (Juan 5:30). Él fue fiel a Dios, hasta cuando lo colgaron en un madero y lo mataron. Así demostró que estaba dispuesto a sacrificar todo por otros (Filipenses 2:8).
2. a) ¿Cómo demostramos que tenemos espíritu de sacrificio? b) ¿Por qué debemos tenerlo?
2 Si somos discípulos de Jesús, debemos tener su mismo espíritu de sacrificio. ¿Y qué es tener espíritu de sacrificio? Es estar dispuestos a renunciar a nuestros deseos para ayudar a otros. En cierto sentido, es lo contrario a ser egoístas (lea Mateo 16:24). Si tenemos este espíritu, los sentimientos y las preferencias de los demás serán más importantes que los nuestros (Filipenses 2:3, 4). Pero ¿por qué debemos tener espíritu de sacrificio? Jesús enseñó que sus verdaderos discípulos se reconocerían por su amor cristiano (Juan 13:34, 35). Y este amor hace que se sacrifiquen por los demás. Así que no se puede servir a Dios sin tener espíritu de sacrificio. En todo el mundo nuestros  hermanos demuestran este espíritu de sacrificio. ¡Y cuánto nos beneficia esto!
3. ¿Qué podría hacernos perder el espíritu de sacrificio?
3 ¿Hay algo que puede hacernos perder poco a poco el espíritu de sacrificio? Sí, nuestra tendencia a ser egoístas. Pensemos en Adán y Eva. Ella fue egoísta porque quiso ser como Dios, y él fue egoísta porque prefirió agradar a Eva antes que a Dios (Génesis 3:5, 6). El Diablo consiguió que ellos dejaran de servir a Dios. Y desde entonces siguió intentando que el resto de la gente también fuera egoísta. ¡Hasta lo intentó con Jesús! (Mateo 4:1-9.) Hoy día ha engañado a la mayoría de las personas para que sean egoístas. Y si no tenemos cuidado, el egoísmo de este mundo también podría influir en nosotros (Efesios 2:2).
4. a) ¿Podemos eliminar nuestra tendencia a ser egoístas? b) ¿Qué preguntas contestaremos en este artículo?
4 El egoísmo es como el óxido. El aire y la lluvia pueden hacer que una estructura de hierro empiece a oxidarse. Pero si no queremos que el óxido se extienda y al final haga caer toda la estructura, tenemos que hacer algo. Pasa algo parecido con la imperfección y la tendencia a ser egoístas. Aunque no podemos eliminarlas, tenemos que luchar contra ellas. Si no, pueden hacer que perdamos nuestro espíritu de sacrificio (1 Corintios 9:26, 27). Pero ¿cómo podemos saber si nos estamos volviendo egoístas? ¿Y qué podemos hacer para aumentar nuestro espíritu de sacrificio? Veamos.

LA BIBLIA NOS AYUDA A VER SI NOS ESTAMOS VOLVIENDO EGOÍSTAS

5. a) ¿En qué se parece la Biblia a un espejo? (Vea el dibujo del principio del artículo.) b) Si queremos usar la Biblia para ver si nos estamos volviendo egoístas, ¿qué no podemos hacer?
5 La Biblia se parece a un espejo. El espejo nos permite ver si necesitamos corregir nuestro aspecto. Y la Biblia nos permite ver si necesitamos corregir nuestra personalidad (lea Santiago 1:22-25). Claro, el espejo solo nos sirve si lo usamos bien. Si nos miramos deprisa, quizás no veamos lo que está mal. Y si nos miramos desde un lado y no de frente, quizás veamos a otra persona y no a nosotros. Lo mismo pasa con la Biblia. Si queremos usarla para ver si nos estamos volviendo egoístas, no podemos leerla deprisa ni usarla para ver los defectos de otra persona.
La Biblia nos permite ver si necesitamos corregir nuestra personalidad
6. ¿Cómo persistimos en la ley perfecta de la Palabra de Dios?
 6 Podemos leer la Biblia todos los días y, aun así, no ver que nos estamos volviendo egoístas. ¿Por qué? La Biblia lo explica. Cuando Santiago habló del hombre que mira su rostro en un espejo, no estaba hablando de un hombre que se mira de cualquier manera, sino de uno que examina su rostro con cuidado. Aun así, hace algo mal. Después de mirarse en el espejo, “se va e inmediatamente olvida qué clase de hombre es”. En otras palabras, no hace nada para corregir los defectos que ve. En cambio, el hombre que tiene éxito no solo “mira con cuidado en la ley perfecta”, sino que también “persiste en ella”. Esto quiere decir que este hombre no olvida la ley perfecta de la Palabra de Dios, sino que se esfuerza por obedecerla. Jesús destacó esta misma idea cuando dijo: “Si permanecen en mi palabra, verdaderamente son mis discípulos” (Juan 8:31).
7. ¿Cómo podemos usar la Biblia para luchar contra el egoísmo?
7 La Biblia nos ayuda a luchar contra el egoísmo. Si la leemos con atención, veremos lo que necesitamos corregir. Pero no basta con leerla, también debemos pensar en lo que leemos. Para eso, tenemos que estudiarla con profundidad. Debemos tratar de imaginar lo que leemos y preguntarnos: “¿Qué haría yo en esta situación? ¿Haría lo que está bien?”. Pero lo más importante es que después debemos tratar de poner en práctica lo que hemos leído (Mateo 7:24, 25). Veamos dos ejemplos que nos ayudarán a no perder el espíritu de sacrificio: el rey Saúl y el apóstol Pedro.

EL MAL EJEMPLO DEL REY SAÚL

8. ¿Cómo era Saúl cuando se convirtió en rey de Israel? ¿Cómo lo demostró?
8 El ejemplo del rey Saúl nos enseña que el egoísmo puede hacernos perder el espíritu de sacrificio. Cuando Saúl se convirtió en rey de Israel, era modesto y humilde y no se creía mejor que los demás (1 Samuel 9:21). ¿Cómo lo demostró? Por su forma de reaccionar cuando algunos israelitas criticaron que él fuera rey. Saúl podía haberlos castigado, porque Jehová lo había elegido a él como rey. Pero decidió no hacerlo (1 Samuel 10:27). También demostró que era humilde cuando se dejó guiar por el espíritu de Dios en una guerra contra los ammonitas. Y cuando ganó, reconoció que había sido gracias a Jehová (1 Samuel 11:6, 11-13).
9. ¿Cómo empezó Saúl a hacerse egoísta?
9 Pero Saúl empezó a pensar en sí mismo y en lo que él quería. Y en vez de luchar contra el orgullo y el egoísmo, dejó que estos defectos crecieran en él como el óxido. Como resultado, dejó de obedecer a Jehová. Por ejemplo, en una guerra contra los amalequitas, Dios le mandó que destruyera todas las riquezas de sus enemigos. Pero Saúl se quedó con ellas. Además, Saúl mandó que le hicieran un monumento (1 Samuel 15:3, 9, 12). Cuando  el profeta Samuel le dijo que a Jehová no le gustaba lo que había hecho, Saúl puso excusas. Habló de lo que había hecho bien, pero no reconoció lo que había hecho mal. En vez de eso, le echó la culpa a otros (1 Samuel 15:16-21). Además, demostró que le importaba más su reputación que su amistad con Dios (1 Samuel 15:30). Pues bien, usemos el ejemplo de Saúl como un espejo y veamos qué tenemos que hacer para no perder el espíritu de sacrificio.
10, 11. a) ¿Qué nos enseña el ejemplo de Saúl? b) ¿Qué podemos hacer para no parecernos a Saúl?
10 El ejemplo de Saúl nos enseña dos cosas. Primero, aprendemos que no debemos confiarnos y pensar que nunca vamos a perder el espíritu de sacrificio. Debemos esforzarnos constantemente por mantenerlo (1 Timoteo 4:10). No olvidemos que al principio Saúl hacía las cosas como Dios quería. Pero como no se esforzó por rechazar las ideas egoístas que empezó a tener, acabó desobedeciendo a Dios y perdiendo su amistad.
11 Segundo, aprendemos que no debemos centrarnos solo en lo que hacemos bien y olvidarnos de lo que tenemos que mejorar. Sería como mirar en un espejo cómo nos queda una prenda de vestir nueva y no darnos cuenta de que tenemos la cara manchada. Puede que no seamos tan orgullosos ni confiados como Saúl. Aun así, no queremos acabar pareciéndonos a él. Para evitarlo, debemos luchar contra cualquier cosa que indique que nos estamos volviendo egoístas. Y si nos corrigen, no debemos poner excusas o echarles la culpa a otros, como hizo Saúl. Al contrario, debemos hacer caso a los consejos que nos den (lea Salmo 141:5).
No debemos centrarnos solo en lo que hacemos bien y olvidarnos de lo que tenemos que mejorar
12. Si cometemos un pecado grave, ¿por qué debemos demostrar espíritu de sacrificio?
12 Recordemos que a Saúl le importaba  más su reputación que su amistad con Jehová. Y por salvar su reputación, dejó de ser amigo de Jehová. Por eso, si cometemos un pecado grave, no hagamos como Saúl. Demostremos que tenemos espíritu de sacrificio y pidamos ayuda aunque nos dé vergüenza (Proverbios 28:13; Santiago 5:14-16). Veamos un ejemplo. Un hermano comenzó a ver pornografía cuando tenía 12 años y siguió haciéndolo a escondidas durante más de 10 años. Cuenta que le costó decírselo a su esposa y a los ancianos. Pero cuando por fin lo hizo, sintió que le quitaban un gran peso de encima. Reconoce que decepcionó a algunos de sus amigos cuando dejó de ser siervo ministerial. Pero él dice: “Sé que ahora Jehová está más contento con mi servicio que cuando veía pornografía, y lo que él piense es lo único que de verdad importa”.

EL BUEN EJEMPLO DE PEDRO

13, 14. ¿Qué ejemplos demuestran que Pedro tenía que esforzarse para no ser egoísta?
13 El apóstol Pedro demostró que tenía espíritu de sacrificio cuando estaba con Jesús (Lucas 5:3-11). Aun así, tuvo que esforzarse para no volverse egoísta. Una vez se molestó mucho cuando Santiago y Juan le pidieron puestos importantes en el Reino de Dios a Jesús. Tal vez creía que él merecía un puesto importante, porque Jesús ya había dicho que él tendría un privilegio especial (Mateo 16:18, 19). ¿Qué hizo Jesús? Les dijo a Santiago, Juan, Pedro y a los demás apóstoles que no fueran egoístas ni actuaran como si fueran mejores que sus hermanos (Marcos 10:35-45).
14 Pero esa no fue la única vez que Pedro demostró que tenía que esforzarse para no ser egoísta. Cuando Jesús dijo que los apóstoles lo abandonarían durante un tiempo, Pedro dijo que él sería el único que no lo abandonaría (Mateo 26:31-33). Pedro confiaba demasiado en sí mismo. Pero esa misma noche demostró que le faltaba espíritu de sacrificio. Por miedo a morir, negó tres veces conocer a Jesús (Mateo 26:69-75).
15. ¿Por qué nos anima el ejemplo de Pedro?
15 Es verdad que Pedro fue egoísta algunas veces. Pero su ejemplo nos anima porque fue capaz de mejorar gracias a su esfuerzo y a la ayuda del espíritu santo de Dios. Con el tiempo aprendió a controlarse y demostró espíritu de sacrificio (Gálatas 5:22, 23). Así pudo aguantar situaciones difíciles que antes quizás no habría aguantado. Por ejemplo, cuando Pablo lo corrigió delante de otra gente, Pedro fue humilde (Gálatas 2:11-14). Y después no le guardó rencor a Pablo ni pensó que había manchado  su reputación. Siguió llamando “amado hermano” a Pablo (2 Pedro 3:15). El ejemplo de Pedro nos ayuda a mejorar nuestro espíritu de sacrificio.
Pablo corrigiendo a Pedro delante de otros
¿Qué hizo Pedro cuando lo corrigieron? ¿Habríamos hecho lo mismo nosotros? (Vea el párrafo 15)
16. ¿Cómo podemos demostrar espíritu de sacrificio en situaciones difíciles?
16 Pensemos en cómo reaccionamos en situaciones difíciles. Una vez metieron a Pedro y los apóstoles en la cárcel y los golpearon por predicar. ¿Cómo se sintieron? Estaban orgullosos de “sufrir deshonra” por ser seguidores de Jesús (Hechos 5:41). Cuando nos persigan, nosotros también podemos aprovechar para imitar a Pedro y demostrar el mismo espíritu de sacrificio que Jesús (lea 1 Pedro 2:20, 21). También podemos demostrar este espíritu cuando nos corrijan los ancianos. En vez de ofendernos, seamos humildes como Pedro (Eclesiastés 7:9).
Cuando nos persigan, podemos aprovechar para demostrar el mismo espíritu de sacrificio que Jesús
17, 18. a) ¿Qué deberíamos preguntarnos sobre nuestras metas? b) ¿Qué podemos hacer si notamos que nos hemos puesto metas por razones un poco egoístas?
17 El ejemplo de Pedro también nos ayuda a ponernos metas en nuestro servicio a Jehová. Queremos esforzarnos por conseguir esas metas demostrando espíritu de sacrificio. Claro, debemos tener cuidado y no ponernos metas solo para ser importantes. Por eso, preguntémonos: “¿Por qué quiero mejorar? ¿Por qué quiero hacer más para Jehová? ¿Es porque quiero que me alaben o que me den más autoridad, como Santiago y Juan?”.
18 Tal vez notemos que nos hemos puesto algunas metas por razones un poco egoístas. En ese caso, pidámosle a Jehová que nos ayude a corregir nuestra actitud y nuestros sentimientos. Y luego esforcémonos para honrar a Jehová y no a nosotros mismos (Salmo 86:11). Otra opción es ponernos metas que no llamen la atención sobre nosotros mismos. Quizás podríamos esforzarnos por mejorar alguna cualidad cristiana que nos cuesta demostrar. Es posible que nos preparemos muy bien para subir a la plataforma, pero quizás no nos guste limpiar el Salón del Reino. En ese caso, podríamos hacer lo que sugiere Romanos 12:16 (léalo).
No olvidemos que todos somos imperfectos
19. Cuando vemos nuestros defectos en el espejo de la Biblia, ¿qué podemos hacer para no desanimarnos?
19 Cuando nos miramos con atención en el espejo de la Biblia, podemos desanimarnos al ver defectos como el egoísmo. Si nos pasa eso, recordemos lo que dice Santiago 1:25. Allí se habla de un hombre que tuvo éxito. Pero ¿por qué tuvo éxito? No se dice cuánto tardó en corregir sus defectos ni si los corrigió todos. Lo que sí se dice es que siguió estudiando “la ley perfecta” y obedeciéndola. El hombre recordó los defectos que vio en el espejo y siguió esforzándose por mejorar. Lo mismo podemos hacer nosotros. Así que seamos positivos y no olvidemos que todos somos imperfectos (lea Eclesiastés 7:20). Jehová quiere ayudarnos igual que ha ayudado a muchos otros cristianos. Si seguimos los consejos de la Biblia y no perdemos el espíritu de sacrificio, Dios estará contento con nosotros y nos bendecirá.