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Friday, December 14, 2012

Del Cardenal cubano Ortega.

Tomado del blog Asopazco.


La última jugada del Cardenal

16 mayo, 2011 por pazmnieto









(5-15-11-11:00AM)





Por Armando Valladares



La Iglesia no debe inmiscuirse en política- esa es la respuesta que hemos recibido desde siempre cuando reclamamos por una actitud de la Iglesia frente a la tiranía cubana. La hipocresía y justificación de los defensores de cualquier canallada que haga la jerarquía de la Iglesia Católica se les hará dificil ahora encontrar un argumento para justificar la gestión del Cardenal Ortega frente a la Comunidad Europea en favor, abiertamente, del régimen de los Castro.



Este propósito, el de levantar la posición común europea contra Cuba,fue iniciado con el canciller Roque (hoy defenestrado), el canciller español Moratinos y el Cardenal Jaime Ortega Alamino. No fue fácil convencer a Raúl Castro que durante meses no aceptaba la propuesta de su entonces canciller.



Consistía el plan en lograr algo importantísimo para la tiranía cubana: un cambio en la posición comun europea que seguía viendo a la isla como violador de los derechos humanos y eso frenaba y hacía imposible ningún tipo de ayuda a Cuba. A Moratinos se le ocurrió que la tiranía cubana tuviera un gesto que le sirviera al gobierno español como asidero para plantear a la Comunidad europea el cese de esa posición común. Y ese gesto era la liberación de algunos de los prisioneros políticos, no todos por supuesto.



¿Qué esperaba Moratinos con eso? Pues que Raúl Castro lo “premiara” descongelando unos trescientos veinticinco millones de euros que las autoridades cubanas, habían congelado a inversionistas españoles.



Lo increible de esta situación es que NADIE en el gobierno cubano prometió semejante recompensa. Moratinos, de no muchas luces, suponía que era imposible si España conseguía eliminar la posición europea, que su amigo Raúl Castro le dijera que no cuando planteara lo de la entrega de los 325 millones de euros. Esa conclusión es una prueba más de la demostrada estupidez y desconocimiento de la actuación de los comunistas que tiene el ex-canciller español.





Y ¿Qué pinta en todo esto Jaime Ortega? Pues, es como un catalizador, es la gestión de una institucion respetable que daba a todo este plan un toque de sensibilidad, que pretendía quitar a la misma todo cariz político y que se viera como un gesto humanitario y sobre todo no debe olvidarse, que la mayoría de los prisioneros para liberar eran los del grupo de los 75, los de Payá Sardiñas, el disidente favorito de la Iglesia en Cuba.



Ortega sería el encargado de hablar con los presos y convencerlos para que aceptaran irse a España. Esta misión tenía menos probabilidades de éxito si lo trataba el gobierno y ahí entra el Cardenal en una colaboracián más con los órganos represivos cubanos.

Ortega en su papel de embajador oficioso de la tiranía llamaba por teléfono a los prisioneros, los visitaba, trató de convencer a los que no querían abandonar la isla a que lo hicieran y ante la actitud firme de algunos, hasta llegó a amenazarlos veladamente y los presionó chantajeándolos sentimentalmente con los familiares para que se fueran. Les mintió en cuanto a como iban a tratarlos en España. Llegó a decirles que si no aceptaban su oferta, se quedarían para siempre en las prisiones. Varios de estos ex-presos me contaron esto que escribo aquí, cuando me entrevisté con ellos en varias ocasiones en Madrid.



Raúl Castro exigió a MORATINOS—que hacía lo que Raúl Castro le pidiera—que los prisioneros que salieran para España lo harían como inmigrantes, no como exiliados políticos, porque Cuba partía del principio de que no tenía prisioneros políticos y por ello España no podía recibirlos como tales. El gobierno español aceptó esta exigencia. Y así fue. Los desterrados que llegaron a Madrid, no recibieron el estatus de exiliados políticos, fueron tratados como cualquier otro inmigrante. El argumento canallesco de Moratinos en declaraciones públicas fue que si les hubiesen dado el estatus de prisioneros políticos, acorde a la convención de Ginebra, no podrían hacer declaraciones políticas y que él había querido que ellos pudieran hacerlas…el cinismo de Moratinos no tenía límites.

Como todo esto fracasó estrepitosamente, porque los ex-prisioneros denunciaron toda la maniobra y se presentaron ante la Comunidad Europea pidiendo se mantuviera la posición común, la jugada final, la carta sacada de la manga acaban de jugársela: Ortega, ya a cara descubierta, sin un átomo de pudor por lo que está haciendo, como colaborador oficial de la tiranía se presenta ante la Comunidad Europea. Es la última gestión desperada que le ha exigido Raúl Castro (que lo tiene bien agarrado por el cuello) para conseguir lo que no pudieron con el plan anterior. Pero sus cómplices, los de la Seguridad del Estado de Cuba, le enturbian sus argumentos en defensa de “los cambios” que ha realizado Raúl Castro y el Día de las Madres, muere el disidente Juan Wilfredo Soto. Agentes de la Policía Política, en el Parque Leoncio Vidal en la provincia de Santa Clara, en plena vía pública le revientan el páncreas a patadas.

A veces me pregunto ¿qué se hará con este Cardenal Jaime Ortega Alamino, el día que termine la tiranía y llegue la hora de la Justicia? En Polonia casi una decena de curas trabajaban para la KGB, en Checoslovaquia también los hubo…Pienso que la colaboración pública con la tiranía cubana como es esta y otras tantas que hemos conocido del cardenal Ortega, pueden ser solo la punta del iceberg de su colaboración con la tiranía de su propia Patria. Un día conoceremos lo que está bajo el nivel del agua.