Tomado del Libro: " Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa".
págs. 143-145
Libro bíblico número 28: Oseas
• CONTENIDO DE OSEAS
• POR QUÉ ES PROVECHOSO
Libro bíblico número 28: Oseas
Escritor: Oseas
Dónde se escribió: Samaria (Distrito)
Cuándo se completó: Después de 745 a.E.C.
Tiempo que abarca: Antes de 804–después de 745 a.E.C.
A LOS últimos 12 libros de las Escrituras Hebreas se les llama comúnmente “los profetas menores”. La expresión “los profetas pequeños”, que es común en Alemania, parecería más apropiada, pues estos libros de ninguna manera son menores en importancia, aunque el volumen de todos juntos no es tan extenso como el de Isaías o el de Jeremías por sí solo. En la Biblia hebrea se les consideraba un solo volumen llamado “Los Doce”. Es probable que se les haya coleccionado juntos para conservarlos, puesto que un solo rollito podría haberse perdido fácilmente. Como sucede en el caso de cada uno de estos 12 libros, el primero lleva el nombre de su escritor, Oseas, cuyo nombre es una forma abreviada de Hosaya, que significa “Salvado por Jah; Jah Ha Salvado”.
2 En el libro que lleva su nombre no se dice mucho acerca de Oseas, excepto que era hijo de Beerí. Sus profecías se relacionan casi exclusivamente con Israel, y solo de paso se menciona a Judá; aunque Oseas no menciona a Jerusalén, hace 37 referencias por nombre a la tribu dominante de Israel, Efraín, y 6 referencias a la capital de Israel, Samaria.
3 El primer versículo 1:1 del libro nos dice que Oseas fue profeta de Jehová por un tiempo excepcionalmente largo, desde cerca del fin del reinado del rey Jeroboán II de Israel hasta dentro del reinado de Ezequías de Judá. Es decir, desde, a más tardar, 804 a.E.C. hasta después de 745 a.E.C., no menos de 59 años. Sin duda, el tiempo en que sirvió de profeta se extiende por algunos años dentro de los reinados de Jeroboán II y Ezequías. Durante ese período Amós, Isaías, Miqueas y Oded también fueron fieles profetas de Jehová. (Amós 1:1; Isa. 1:1; Miq. 1:1; 2 Cró. 28:9.)
4 Se confirma la autenticidad de la profecía porque se cita de ella en varias ocasiones en las Escrituras Griegas Cristianas. Jesús mismo citó Oseas 10:8 al pronunciar juicio sobre Jerusalén: “Entonces comenzarán a decir a las montañas: ‘¡Caigan sobre nosotros!’, y a las colinas: ‘¡Cúbrannos!’”. (Luc. 23:30.) Hay una cita parcial de este mismo pasaje en Revelación 6:16. Mateo cita Oseas 11:1 al mostrar el cumplimiento de la profecía: “De Egipto llamé a mi hijo”. (Mat. 2:15.) La profecía de Oseas sobre la restauración de todo Israel se cumplió por el hecho de que muchos del reino de diez tribus se unieron a Judá antes de que Judá fuera al cautiverio, y sus descendientes estuvieron entre los que volvieron después del destierro. (Ose. 1:11; 2 Cró. 11:13-17; 30:6-12, 18, 25; Esd. 2:70.) Desde los tiempos de Esdras el libro ha ocupado su debido lugar en el canon hebreo como “la palabra de Jehová por Oseas”. (Ose. 1:2.)
5 ¿Por qué envió Jehová a Oseas como profeta suyo a Israel? Debido a la infidelidad de Israel y su contaminación con la adoración de Baal, lo cual violaba el pacto de Jehová. Israel había llegado a ser un pueblo agrícola en la Tierra Prometida, pero al mismo tiempo no solo había adoptado el modo de vivir de los cananeos, sino también su religión, que incluía la adoración de Baal, un dios que era símbolo de las fuerzas reproductivas de la naturaleza. En los días de Oseas, Israel se había apartado por completo de la adoración de Jehová y participaba en un ceremonial desenfrenado de borrachera que incluía relaciones inmorales con prostitutas de templo o religiosas. Israel atribuyó la prosperidad a Baal. Fue desleal a Jehová, se hizo indigna de él, y por eso tenía que ser disciplinada. Jehová le iba a mostrar que sus posesiones materiales no provenían de Baal, y por eso envió a Oseas a advertir a Israel lo que significaría el que no se arrepintiera. Israel afrontó su período más terrible después que murió Jeroboán II. Hubo un reinado de terror en el cual varios gobernantes fueron asesinados, y que continuó hasta que los habitantes de Israel fueron llevados cautivos a Asiria en 740 a.E.C. Durante aquel tiempo dos facciones lucharon entre sí: una que procuraba aliarse con Egipto y otra que buscaba una alianza con Asiria. Ninguna de ellas confiaba en Jehová.
6 El estilo de escritura de Oseas es revelador. Con frecuencia es tierno y afectuoso en su fraseología y recalca la bondad amorosa y la misericordia de Jehová. Oseas habla extensamente sobre cada señal pequeña de arrepentimiento que ve. En otras ocasiones su lenguaje es abrupto e impulsivo. Lo que le falta en ritmo, lo compensa en fuerza y vigor. Expresa sentimientos muy profundos, y cambia rápidamente de pensamientos.
7 Al comienzo de su carrera como profeta, a Oseas se le mandó que tomara “una esposa de fornicación” (1:2). Ciertamente Jehová hizo esto con un propósito. Israel había sido para Jehová como una esposa que se había hecho infiel al cometer fornicación. No obstante, él sería amoroso con ella y trataría de recobrarla. Gómer, la esposa de Oseas, podía ser una ilustración exacta de esto. Lo que se da a entender es que después del nacimiento de su primer hijo ella le fue infiel a Oseas, y parece que los demás hijos que tuvo fueron producto de su adulterio (2:5-7). El relato indica esto cuando declara que ella “le dio a luz [a Oseas] un hijo” pero no hace referencia alguna al profeta con relación al nacimiento de los otros dos hijos (1:3, 6, 8). El capítulo 3, versículos 1-3, parece indicar que Oseas volvió a tomar como esposa a Gómer al comprarla como si fuera una esclava, y esto cuadra con el hecho de que Jehová volviera a aceptar a su pueblo después que este se arrepintió de su adulterio.
8 Al reino norteño de diez tribus de Israel, a quien se dirigen principalmente las palabras de la profecía de Oseas, también se le conocía como Efraín, según el nombre de la tribu dominante del reino. A través del libro el nombre Efraín se intercambia con el de Israel.
CONTENIDO DE OSEAS
9 Se ilustra el adulterio de Israel (1:1–3:5). La “esposa de fornicación” de Oseas le da un hijo, Jezreel. Después ella tiene otros dos hijos: una hija, Lo-ruhamá, que significa “[A Ella] No Se Le Mostró Misericordia”, y un hijo, Lo-ammí, que significa “No Mi Pueblo”. Jehová dio estos dos nombres para indicar que ‘ya no mostraría misericordia de nuevo a la casa de Israel’ y para recalcar que los rechazaba a todos como pueblo Suyo (1:2, 6, 9). Sin embargo, los hijos de Judá e Israel, como “hijos del Dios vivo”, han de ser juntados a unidad bajo un solo cabeza “porque grande será el día de Jezreel” (1:10, 11). El pueblo de Dios volverá a Jehová y lo aceptará como esposo después que se haya limpiado de la adoración adúltera de Baal (2:16). Jehová protegerá a Israel y se comprometerá con ella para tiempo indefinido en justicia, en derecho, en bondad amorosa, en misericordias y en fidelidad. De acuerdo con el nombre Jezreel (que significa “Dios Sembrará Semilla [Simiente]”), Jehová promete: “Ciertamente la sembraré como semilla para mí en la tierra, [...] y ciertamente diré a los que no son mi pueblo: ‘Tú eres mi pueblo’; y ellos, por su parte, dirán: ‘Tú eres mi Dios’” (2:23). Como una esposa que se arrepiente de su adulterio, ‘Israel volverá y ciertamente buscará a Jehová su Dios, y a David su rey’ (3:5).
10 Juicios proféticos contra Efraín (y Judá) (4:1–14:9). El primer versículo del capítulo 4 presenta el marco de circunstancias en que se dan las siguientes advertencias proféticas: “Jehová tiene una causa judicial con los habitantes de la tierra, porque no hay verdad ni bondad amorosa ni conocimiento de Dios en la tierra”. ¿Qué resultado tendrá esta condición? “Porque el conocimiento es lo que tú mismo has rechazado, yo también te rechazaré de servirme como sacerdote; y porque sigues olvidando la ley de tu Dios, yo me olvidaré de tus hijos, aun yo”, dice Jehová (4:1, 6). El espíritu mismo de fornicación ha hecho que Israel se vaya vagando. Israel y Judá —asemejadas a rameras— tendrán que rendir cuentas, pero buscarán a Jehová cuando se encuentren en “grave aprieto” (5:15).
11 Oseas suplica al pueblo: “Regresemos de veras a Jehová, porque [...] él nos sanará”. Jehová se deleita en bondad amorosa y conocimiento divino más bien que en sacrificios y holocaustos, pero la bondad amorosa de Efraín y Judá es “como el rocío que se va temprano” (6:1, 4). Efraín es “como una paloma simple sin corazón”. El pueblo acude a Egipto y Asiria por ayuda en vez de acudir a Jehová (7:11). Eso significa ¡ay! para ellos. ¿Por qué? Están holgazaneando, tramando lo que es malo, traspasando el pacto de Jehová y transgrediendo Su ley. “Porque es viento lo que siguen sembrando, y un viento de tempestad es lo que segarán” (8:7). Jehová recordará el error de ellos y les pedirá cuentas por sus pecados. “Llegarán a ser fugitivos entre las naciones” (9:17). Israel es una vid que degenera y cuyo corazón se ha hecho hipócrita. En vez de sembrar semilla con justicia y segar según la bondad amorosa, Israel ha arado iniquidad y ha segado injusticia. “De Egipto llamé a mi hijo”, recuerda Jehová (11:1). Sí, Él amó a Israel desde su niñez, pero Israel lo ha rodeado con mentira y engaño. Jehová aconseja: “A tu Dios debes volver, guardando bondad amorosa y justicia; y que haya un esperar en tu Dios constantemente” (12:6).
12 En el capítulo 13 Oseas resume todo lo que ha pasado antes respecto a la promesa temprana de Israel y el cuidado tierno de Jehová, así como lo olvidadiza que es Israel y cómo se vuelve finalmente contra Jehová la nación. Jehová declara: “Procedí a darte un rey en mi cólera, y lo quitaré en mi furor” (13:11). Pero después habrá restauración: “De la mano del Seol los redimiré; de la muerte los recobraré. ¿Dónde están tus aguijones, oh Muerte? ¿dónde está tu poder destructor, oh Seol?” (13:14). Con todo, el destino de la Samaria rebelde ciertamente será horrible.
13 El libro concluye con la súplica conmovedora: ‘Vuelve, sí, oh Israel, a Jehová tu Dios, porque has tropezado en tu error. Busca perdón, y ofrece en cambio los toros jóvenes de tus labios. Jehová te mostrará misericordia y amor. Llegará a ser como rocío refrescante para ti, y florecerás como el lirio y el olivo’. El sabio y discreto entenderá estas cosas: “Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos son los que andarán en ellos; pero los transgresores son los que tropezarán en ellos” (14:1-6, 9).
POR QUÉ ES PROVECHOSO
14 El libro de Oseas fortalece la fe en las profecías inspiradas de Jehová. Todo lo que Oseas profetizó respecto a Israel y Judá se realizó. Israel fue abandonada por las naciones vecinas idólatras que habían sido sus amantes y segó el viento de tempestad de la destrucción a manos de Asiria en 740 a.E.C. (Ose. 8:7-10; 2 Rey. 15:20; 17:3-6, 18.) No obstante, Oseas había predicho que Jehová mostraría misericordia a Judá y la salvaría, pero no por poder militar. Esto se cumplió cuando el ángel de Jehová mató a 185.000 de los asirios que amenazaban a Jerusalén. (Ose. 1:7; 2 Rey. 19:34, 35.) Sin embargo, Judá estuvo incluida en el juicio de Oseas 8:14: “Y ciertamente enviaré fuego en sus ciudades, y este tendrá que devorar las torres de habitación de cada una”, una predicción que tuvo un terrible cumplimiento cuando Nabucodonosor desoló a Judá y Jerusalén en 609-607 a.E.C. (Jer. 34:6, 7; 2 Cró. 36:19.) Las muchas profecías de restauración de Oseas se cumplieron cuando Jehová unió a Judá e Israel y estas ‘subieron del país’ de su destierro en 537 a.E.C. (Ose. 1:10, 11; 2:14-23; 3:5; 11:8-11; 13:14; 14:1-9; Esd. 2:1; 3:1-3.)
15 Las referencias que hacen a la profecía de Oseas los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas también son muy provechosas para nosotros hoy. Por ejemplo, al considerar la resurrección Pablo da una aplicación impresionante a Oseas 13:14: “Muerte, ¿dónde está tu victoria? Muerte, ¿dónde está tu aguijón?”. (1 Cor. 15:55.) Al destacar la bondad inmerecida que Jehová expresa hacia los vasos de misericordia, Pablo cita de Oseas 1:10 y 2:23: “Es como él dice también en Oseas: ‘A los que no son pueblo mío llamaré “pueblo mío”, y a la que no era amada, “amada”; y en el lugar donde se les dijo: “Ustedes no son mi pueblo”, allí serán llamados “hijos del Dios vivo”’”. (Rom. 9:25, 26.) Pedro parafrasea estos mismos pasajes de Oseas al decir: “Porque en un tiempo ustedes no eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; eran aquellos a quienes no se había mostrado misericordia, pero ahora son aquellos a quienes se ha mostrado misericordia”. (1 Ped. 2:10.)
16 Así se ve que la profecía de Oseas no solo se cumplió en el regreso de un resto en los días de Zorobabel, sino también en el recogimiento misericordioso que ha efectuado Jehová de un resto espiritual de personas que han llegado a ser ‘hijos amados del Dios vivo’. Oseas vio por inspiración los requisitos que estos deberían satisfacer. No es presentar una apariencia de adoración con ceremonia formal, sino, como se expresa en Oseas 6:6 (lo cual Jesús mencionó en Mateo 9:13 y Mt 12:7): “En bondad amorosa me he deleitado, y no en sacrificio; y en el conocimiento de Dios más bien que en holocaustos”.
17 La ilustración de la esposa adúltera que de manera tan vívida se representó en la propia vida de Oseas muestra que Jehová abomina a los que se apartan de él para volverse a la idolatría y la adoración falsa, y cometen así adulterio espiritual. Cualquiera que haya tropezado y cometido un error debe volver a Jehová, mostrar arrepentimiento genuino y ‘ofrecer en cambio los toros jóvenes de sus labios’. (Ose. 14:2; Heb. 13:15.) Estas personas pueden regocijarse con el resto de los hijos espirituales de Israel en el cumplimiento de la promesa de Oseas 3:5, que se relaciona con el Reino: “Después los hijos de Israel volverán y ciertamente buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y ciertamente vendrán retemblando a Jehová y a su bondad en la parte final de los días”.