Cae la primera y tenue lluvia otoñal
sobre la tierra de nuestra piel desnuda.
Me traes una cerveza fina
y sobra la mujer en tu cocina,
que se sumerge en lo virtual.
Sombras nada más entre tus recuerdos y los míos.
Y somos felices entre tantos detalles de aceitunas.
Entre cactus, flores de ausencia y tunas.
Entre lo sublime y los impíos.
Conquistas mis montes y oquedades
y las palomas del cariño se revelan
desde los pies a la cabeza adolorida.
Y vas despacio y de punta a punta
por cada ribera de mi vida .
Dueño de todo y de nada te me juntas
porque eres aquel que en mis ojos
detiene, palpita y se rebela
adorando, rechazando
el misterioso Hades.
Esta tarde veo llover nostalgia
por Nelson Ned....y Manzanero
y es feliz y eterno el prisionero
desatado en tu boca y en su magia.