Creemos que honrar la bandera con saludos y reverencias, a menudo mientras se entona un himno, es un acto de culto que atribuye la salvación a la patria y a sus líderes, en vez de a Dios(Isaías 43:11, 1 Cor 10:14, 1 Juan 5:21).
Entre los reyes que recibieron una veneración así figura Nabucodonosor de Babilonia.
Decidido a demostrar ante sus súbditos su majestad y religiosidad, el poderoso monarca erigió una colosal estatua y ordenó que todos se inclinaran ante ella mientras se interpretaba una especie de himno.
Pero tres hebreos íntegros en su adoración exclusiva a Jehová-Sadrac, Mesac y Abednego-se negaron a honrar la imagen, a riesgo de sufrir la pena de muerte(Daniel, Capítulo 3).
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