Viernes 24 de abril
Llegué a tener envidia de los jactanciosos, cuando veía la mismísima paz de los inicuos (Sal. 73:3).
En cierto momento de su vida, Asaf —el escritor del Salmo 73— se desanimó espiritualmente. Observó la prosperidad material de los inicuos y se fijó en que, según las apariencias, estaban contentos con su vida y no sufrían ninguna calamidad. No acababa de entender por qué a los malos parecía irles tan bien mientras que los justos padecían tantos sufrimientos. Aquel fiel de la antigüedad terminó comprendiendo lo que les espera a los malvados: Jehová al final les ajustará las cuentas (Sal. 73:17-19). En su debido momento, Jehová cumplirá sin falta su propósito de eliminar de la Tierra la maldad y las injusticias que esta provoca (Sal. 37:9). Y este es un hecho en el que ningún cristiano leal debería dejar de meditar. No podemos perder de vista que Jehová va a acabar con quienes se opongan a su voluntad y va a recompensar a los que vivan en armonía con ella (Sal. 11:4-7). w07 15/8 1:9-12
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